CAPITULO
XVII BINAH.- EL TERCER SEPHIRAH
TITULO : Binah, Entendimiento. (Hebreo: Beth, Yod, Num,He)
IMAGEN
MÁGICA: Una mujer madura. Una matrona.
SITUACION
EN EL ARBOL : A la cabeza del Pilar de la Severidad en el Triángulo Supremo.
TEXTO
YETZIRATICO : La Tercera Inteligencia se llama la Inteligencia Santificante, el
Fundamento de la Sabiduría Primordial; también se la denomina la Creadora de la
Fe, y sus raíces están en Amén. Es la Madre de la Fe, de donde emana la fe.
TITULOS
DADOS A BINAH : Ama, la Madre Obscura y Estéril, Aima, la Madre Resplandeciente
y Fecunda. Kjorsia, el Trono, Marah, el Gran Mar.
NOMBRE
DIVINO : Yejovah Elohim.
ARCANGEL
: Tzaphkiel.
ORDEN
ANGÉLICO: Aralim, Tronos.
CHAKRA
MUNDANO : Shabbathai, Saturno.
EXPERIENCIA
ESPIRITUAL : Visión del dolor.
VIRTUD
: Silencio.
VICIO
: Avaricia.
CORRESPONDENCIA
EN EL MICROCOSMOS: El lado derecho del rostro.
SIMBOLO
: El Yoni, El Kteis. Vesica Piscis. La Copa o el Cáliz. La vestidura externa
que oculta.
CARTAS
DEL TAROT : Los cualtro Tres.
Tres
de Bastos : Afirmación de la fuerza.
Tres
de Copas : Abundancia.
Tres
de Espadas: Amargura, dolor, pesadumbre, infortunio.
Tres
de Oros : Trabajos materiales.
COLOR
EN ATZILUTH : Carmesí.
"
" BRIAH: Negro.
"
" YETZIRAH: Marrón obscuro.
"
" ASSIAH: Gris moteado de rosa.
I
Binah
es el tercer miembro del Triángulo Supremo y el trabajo de explicarlo quedará
bastante simplificado porque podemos estudiarlo a la luz de Kjokmah, que es lo
que equilibra en el Pilar opuesto del Arbol. Nunca es posible comprender un
Sephirah si lo consideramos aparte de su posición en el Arbol, porque su
posición indica sus corresponencias cósmicas. Lo vemos en perspectiva por así decirlo,
y podemos deducir de donde procede y adónde va, que influencias intervienen en
su creación y cómo contribuye al plan de todas las cosas en conjunto.
Binah
representa la potencia femenina del Universo, como Kjokmah representa la
masculinidad. Como ya hemos notado, son Positivo y Negativo: Fuerza y Forma.
Cada potencia encabeza su respectivo Pilar, estando Kjokmah a la cabeza del
Pilar de la Misericordia y Binah en el de la Severidad. Podría creerse que esta
es una distribución antinatural, porque la Madre Suprema debería presidir la
Misericordia, y la Fuerza Masculina del Universo, la Severidad. Pero no podemos
sentimentalizar estas cosas; estamos tratando de principios cósmicos y no de
personalidades, y los mismos símbolos que sirven para representarlos, pueden
darnos una percepción interna de los mismos si abrimos los ojos. Freud no se
habría opuesto a que se atribuyeran a Binah el Pilar de la Severidad, porque él
tendría mucho que decir sobre la imagen de la madre Terrible.
Kether,
Eheith, Yo Soy, el Ser Puro, Omnipotente, pero inactivo, y cuando cierto flujo
de actividad emana de él, entonces lo llamamos Kjokmah. Es esa corriente
descendente de actividad pura que constituye la fuerza dinámica del universo y
toda energía pertenece a esta categoría.
Debemos
recordar que los Sephiroth son estados, no lugares. Cuando se produce un estado
de ser puro e incondicionado, sin partes ni actividades, pertenece a Kether.
Así es como podemos ir clasificando nuestras ideas del Universo Manifestado sin
necesidad de sacar ningún objeto de su lugar en la Naturaleza, tal como se aparece
a nuestro entendimiento. En otras palabras, dondequiera que veamos la energía
pura en función, sabemos que la fuerza que actúa es de Kjokmah. Esto nos
permite ver la identidad intrínseca de toda clase de fenómenos que a primera
vista parecen estar totalmente desvinculaldos entre sí. El sistema cabalístico
nos permite atribuirlos a los diferentes Sephiroth de acuerdo con su tipo, y
correlacionarlos en el sistema correspondiente ya mencionado. Este es el método
que la mente subconsciente sigue automáticamente, y el ocultista ejercita su
mente consciente para utilizarlo, Incidentalmente podemos citar el hecho de que
cuando los individuos operan directamente desde lo subconsciente, como ocurre
en las creaciones artísticas, en la locura y estado de sueño y trance, siguen
este sistema.
Podrá
parecer extraño al lector que esta disgresión referente a Kjokmah la hagamos en
el capítulo dedicado a Binah, pero sólo a la luz de su polaridad con Kjokmah
puede comprenderse a Binah, e igualmente tendremos mucho que agregar a nuestras
explicaciones concernientes a Kjokmah ahora que tenemos a Binah con quien compararlo.
Cada par de opuestos arroja mucha luz sobre el otro y es incomprensible por sí
solo.
Volviendo
a Binah. Los cabalistas dicen que fue emanado por Kjokmah. Trataremos de
explicar esto con otras palabras. Es una enseñanza oculta que según creemos
concuerda con las investigaciones de Einstein, aunque no poseemos los
conocimientos necesarios para correlacionar sus descubrimientos con las doctrina
esotéricas, que la fuerza no se mueve nunca en línea recta, sino que describre
una curva tan vasta como el Universo mismo y, por lo tanto, retorna al final al
punto de donde partió, aunque sobre un arco superior, porque el Universo ha ido
progresando en el intervalo. Por consiguiente, la fuerza que así procede, dividiéndose
y subdividiéndose y moviéndose en ángulos tangenciales, llegará eventualmente a
un estado de tensiones equilibradas, o a alguna forma de estabilidad, una
estabilidad que en el curso del tiempo tiende a ser nuevamente destruída en
razón de nuevas fuerzas que han sido emanadas y manifestadas y que introducen
nuevos factores que es necesario incluir en el ajuste general.
Este
estado de estabilidad producido por la interacción de las fuerzas operantes,
llega a un equilibrio estable que constituye la base de la forma, como podemos
ver en el que no es otra cosa que una constelación de electrones, cada uno de
los cuales es un vórtice o remolino. La estabilidad así lograda, que, debe
notarse cuidadosamente, es un estado y no una cosa en sí misma, es lo que los
cabalistas llaman Binah, el Tercer Sephirah. Dondequiera se produce o existe un
estado de tensiones recíproca que han llegado a la estabilidad, los cabalistas
lo denomina Binah. Por ejemplo , el átomo, que para todos los fines prácticos
constituye la unidad estable del Plano Físico, es la manifestación del tipo de
fuerza llamado Binah. Todas las organizaciones sociales sobre las cuales pesa
abrumadoramente la mano muerta del estancamiento, como, por ejemplo, la
civilización china antes de la revolución o nuestras fosilizadas universidades,
se dice que están bajo la influencia de Binah. A Binah se le atribuye el Dios
Griego Kronos, Saturno. Se observará la importancia que se da al tiempo y a la
edad en estas instituciones propias de Binah: sólo los cabellos blancos o
grises son venerables; la capacidad cuenta poco o nada, lo que quiere decir que
tan sólo los que son semejantes a Kronos pueden tener éxito.
Binah,
la Gran Madre, algunas veces denominada Marah, el Gran Mar, es, por supuesto,
la Madre de Toda la Vida. Ella es la matriz arquetípica a través de la cual
todo viene a la manifestación. Todo lo que provea una forma para ser utilizada
por la vida, es un vehículo de Ella. Sin embargo, debe recordarse que la vida confinada
en una forma, aunque ésta le permita organizarse y desenvolverse, es muchísimo
menos libre de lo que era cuando carecía de limitaciones, aunque tampoco
estuviera organizada, en su propio plano. Incorporarse en una forma significa,
ni más ni menos, que el principio del fin de la vida. Es una limitación y un encarcelamiento;
es una sujeción a una constricción. El cuerpo limita a la vida, la aprisiona
pero, no obstante, le permite organizarse. Desde el punto de vista de la fuerza
libre, la encarcelación es una forma de extinción. La forma disciplina a la fuerza
con una severidad sin misericordia.
El
espíritu desencarnado es inmortal; no hay nada en él que pueda envejecer o
morir. Pero el espíritu encarnado ve la muerte en el horizonte tan pronto como
alborea el día. Entonces podemos ver cuán terrible parece ser la Gran Madre
cuando aprisiona la libérrima fuerza moviente dentro de la disciplina de la
forma. Ella es la muerte de la dinámica actividad de Kjokmah; la fuerza de
Kjokmah muere al fluir en Binah. La forma es la disciplina de la fuerza; por
eso Binah está a la cabeza del Pilar de la Severidad.
Podemos
concebir que tuvo lugar la Primera Noche Cósmica, el Primer Pralaya o primer
reposo de la Manifestación, cuando el Triángulo Supremo encontró la estabilidad
y el equilibrio de las fuerzas, con la emanación de Binah. Antes todo era
dinámico, todo era acrecentamiento y expansión. Pero al iniciarse la
manifestación de Binah se produjo una intertensión y estabilización y el libre
flujo dinámico se detuvo.
El
entrelazamiento y consiguiente estabilidad es inevitable en un Universo cuyas
líneas de fuerza se mueven en curva. Y si observamos cómo el estado de Binah
era la consecuencia inevitable del reinado de Kjokmah en un Universo curvilíneo
podemos ver que el tiempo debe pasar por épocas en que bien sea Binah o Kjokmah
los que predominen. Antes de que las líneas de fuerza hubieran completado su
circuito del Universo Manifestado y conmenzaran a retornar sobre sí mismos y
entrelazarse, todo era Kjokmah y el dinamismo no tenía restricción alguna.
Después que Binah y Kjokmah, como primer Par de Opuestos, hubieron encontrado
su equilibrio, todo desde entonces perteneció a Binah y la estabilidad fue
inmutable; pero Kether, el Gran Emanador, continúa manifestando al Gran
Inmanifestado; la fuerza fluye en el Universo y la suma de energías aumenta.
Este flujo de fuerza rompe el equilibrio a que se había llegado cuando Kjokmah
y Binah actuando y reactuando recíprocamente crearon un estado de equilibrada
tensión y se detuvieron. Entonces comienza otra vez la acción y la reacción, y
la fase de Kjokmah, en la que la fuerza dinámica predomina, se sobrepone al
estado estático de Binah y prosigue el ciclo nuevamente, alcanzándose un nuevo equilibrio
entre los Pares de Opuestos, pero muchísimo más completo que el anterior, sobre
un arco o espira más elevada, según se denomina evolutivamente, sólo para ser
destruído más tarde, conforme el flujo de Kether rompa la balanza en favor del principio
kinético en.
Así,
pues, se verá si Kether es la fuente de todo ser y lo concebimos como supremo
bien, como inevitablemente tiene que ser, y si la naturaleza de Kether es
kinética o motriz, toda su influencia se inclina siempre a Kjokmah, y, por lo
tanto, Binah, el opuesto de Kjokmah, perpetuo opositor a los impulsos
dinámicos, tiene que ser considerado como el enemigo de Dios, el Mal. Saturno‑Satán
es; una transición facil y lo mismo es Tiempo‑Muerte‑Diablo. En las religiones ascéticas
tales como el Cristianismo y el Budismo se encuentra la idea de que la mujer es
la raíz de todo mal, porque ella es la que sujeta al hombre a la vida de la
forma, por el deseo que inspira. Ellos consideran la materia como la antinomia
del espíritu, en una dualidad eterna o insoluble. El Cristianismo se encuentra
pronto para reconocer la naturaleza herética de esta creencia cuando se le
presenta bajo la forma de Antinomianismo, pero no se da cuenta de que sus
propias enseñanzas y prácticas son igualmente antinomianistas cuando consideran
la materia como enemigo del espíritu y que, como tal, debe ser vencido y aniquilado.
Esta infortunada creencia ha causado tantos sufrimientos a la humanidad en los
países cristianos, como las guerras y las pestes.
La
Cábala enseña una sabia doctrina. Según ella todos los Sephiroth son sagrados,
tanto Malkuth como Kether; Gueburah el Destructor, como Chesed el Preservador.
Reconoce que el ritmo es la base de la vida y que no existe un progreso como un
único movimiento hacia adelante. Si comprediéramos bien estas cosas, nos
ahorraríamos muchísimos sufrimientos, porque contemplaríamos cómo las dos fases
Kjokmah y Binah, se suceden la una a la otra, tanto en nuestras vidas como en
la vida de las naciones, y entonces comprenderíamos el profundo significado de
las palabras de Shakespeare cuando dice:
There is a tide in the affairs of men
Which taken at the flood leads on to fortune.
(Existe una
marea en los asuntos de los hombres, que si se toma
cuando sube lo lleva a uno a la fortuna)
Binah
es la raíz primordial de la materia, pero el pleno desenvolvimiento de ésta no
se logra sino en Malkuth, el Universo Material. Hemos visto repetidamente en el
curso de nuestro estudios que los Tres Supremos tienen sus expresiones especializadas
en un arco inferior, en uno u otro de los seis Sephiroth que constituyen el
Microposopos. De éstos se dice repetidas veces que tienen sus raíces en la
tríada Superior o que son sus reflejos, todo lo cual tiene un significado
profundo y trascendental. Binah se vincula con Malkuth como la raíz al fruto.
Esto lo indica claramente el texto Yetzirático de Malkuth en el que dice:
"Ella está sentada en el trono de Binah". Por este motivo es
imposible una atribución de los dioses de otros panteones a los diferentes
Sephiroth, en forma inflexible y definida. Aspectos de Isis se pueden encontrar
en Binah, Netzach, Yesod y Malkuth; y aspectos de Osiris, en Kjokmah, Kjesed y
Tiphareth. En la mitología griega esto resulta muchisimo más claro porque se
dan a los distintos dioses títulos descriptivos. Por ejemplo, Diana, la diosa
Lunar, la cazadora virginal, era adorada en Efeso como la diosa de los
múltiples pechos; Venus, la diosa de la belleza femenina y del amor, tenía un templo
donde era adorada como la Venus barbada. Todas estas cosas nos enseñan muchas
verdades importantes; nos enseñan a buscar el principio que está tras toda
multiforme manifestación y a comprender que asumen diferentes formas en los
distintos niveles. La vida no es tan simple y vacía como uno, creería a primera
vista.
II
El
significado de los nombres hebreos correspondientes al segundo y tercer
Sephiroth son : Sabiduría y Entendimiento, y ambos se encuentran curiosamente
contrabalanceados como si la distinción entre estos dos nombres fuera de
capital importancia. La Sabiduría nos sugiere la idea del conocimiento
acumulado de infinitas series de imágenes recogidas por nuestra memoria; pero
el Entendimiento nos sugiere la idea de poder penetrar en su significado, de
poder percibir su esencia y su interrelación, lo que no está necesariamente
implícito en la Sabiduría, tomada como conocimiento intelectual. De esa manera
obtenemos un concepto de una extensa serie, una cadena de ideas asociadas, en
relación con Kjokmah, lo que concuerda con el símbolo de la línea recta.
Con
respecto a la Comprensión, surge en nosotros la idea de la síntesis, de la
percepción significativa que se produce cuando las ideas se relacionan entre
sí, y, metafísicamente hablando, se superponen unas a otras en una serie evolucionante
que va de lo denso a lo sutil. Es así como la noción del principio formador Binah
retorna a nuestra mente.
Estos
son los caminos sutiles de las operaciones mentales, que podrán parecer meras
fantasías al que no esté acostumbrado a los métodos utilizados por el Iniciado;
pero el psicoanalista los comprende y aprecia en su justo valor, ocurriendo lo
mismo con el poeta que eleva hacia las nubes el vuelo de su imaginación.
El
Sepher Yetzirah destaca la idea de la fé nacida del entendimiento, de la comprensión,
la cual, a su vez, es hija de Binah, siendo ésta la única ubicación adecuada
para la fe. Un cínico la describió un día como "el poder de creer en lo
que sabemos es ilusión", lo que, en verdad, parecería ser una definición
bastante exacta, especialmente para los espíritus mediocres, incultos,frutos de
la disciplina sectaria y carentes de la luz mística. Pero, a la luz de la
conciencia mística , podemos definir la fe como el resultado consciente de
experiencias supraconscientes que no pueden ser expresadas en términos de nociones
cerebrales, experiencias de las que la personalidad normal no está muy segura,
aunque pueda experimentar sus efectos, y a veces con gran intensidad; las
reacciones emocionales que entonces sufre, quedan fundamental y permanentemente
modificadas por ella.
A
la luz de esta definición vemos que la fe, en efecto, debe encontrar sus raíces
en Binah, el Entendimiento, el principio sintético de la conciencia, porque hay
un aspecto corpóreo de la conciencia, como igualmente lo hay de la substancia;
aspecto que consideraremos detalladamente cuando lleguemos al estudio de Hod, el
Sephirah básico del Pilar de Binah, la Severidad. Así vemos nuevamente cómo se
concatenan los Sephiroth y la iluminación que resulta al observar sus mutuas
vinculaciones.
La
afirmación de que las raíces de Binah están en Amén se refiere a Kether, porque
uno de sus títulos es Amén. Esto indica claramente que, siendo emanado de
Kjokmah, Binah tiene su origen mucho más arriba, y que conviene buscarlo en la
fuente de toda existencia, tal como surge del No Ser, lo Inmanifestado, fuente
oculta tras los velos de la Existencia Negativa. Este concepto esta claramente formulado
en un texto del Sepher Yetzirah que, hablando de Kjesed y de las fuerzas
espirituales, dice : "Todas emanan una de otra en virtud de la emanación
primordial, de la Corona Altisima: Kether".
No
debemos confundirnos a este respecto por el hecho de que el texto yetzirático
declare a propósito de Geburah que Binah, el Entendimiento, emana de las
profundidades primordiales de Kjokmah, "pero de otra manera". En el
Ser Puro, sin forma e indiviso como es, existen tanto las posibilidades de la
fuerza como de la forma, pues donde existe un polo positivo se halla
necesariamente el aspecto complementario de un polo negativo. Kether está permanentemente
en estado de devenir. En efecto, un judío cabalista nos dijo que la verdadera
traducción de Eheieh, el Nombre divino de Kether, es "Yo seré" y no
"Yo soy". Este devenir constante no puede permanecer estático, sino que
debe rebosar y ponerse en actividad, actividad que no puede permanecer sin correlación,
sino debe organizarse. Es menester llegar a algún ajuste, intertensión o
equilibrio. Así, implícita en Kether, tenemos la potencialidad tanto de Kjokmah
como de Binah, porque es bueno repetir : los Santos Sephiroth no son cosas sino
estados, y contienen una mezcla de estos factores en su estructura, de manera que
todo el universo manifestado puede manifestarse acordemente en nuestra mente
cuando establecemos allí el jeroglífico del Arbol. En realidad, una vez que
formulamos y establecemos este jeroglífico, la mente lo usa en forma automática
y los fenómenos complejos de la existencia objetiva se ordenan por sí propios
en nuestro entendimiento. Es por esta razón que el estudiante del ocultismo que
trabaja en una escuela esotérica preparatoria tiene que aprender de memoria las
principales correspondencias de los Diez Santos Sephiroth, y no debe depender
para nada de las tablas de referencia. Muchas veces se ha objetado que esto
constituye una inútil perdida de tiempo y energía, y que las referencias de las
tablas de correspondencia tales como"777" es un método mejor. Pero la
experiencia ha demostrado que no es ése el caso, y que el esoterista que se
propone cumplir con la disciplina necesaria y la repite diariamente, de la
misma manera que los católicos rezan su rosario, encuentra su debida recompensa
por la iluminación que recibe, y cuando su mente clasifica automaticamente
todos los cambios innumerables de la vida mundana, ajustándolos sobre el Arbol,
revélasele su significado espiritual. Siempre debe recordarse que el empleo del
Arbol de la Vida no es meramente un ejercicio intelectual, sino un arte creado
en el sentido más alto de la palabra, y que las facultades van desenvolviéndose
en la mente, de la misma manera que la destreza y la técnica se desarrollan en
el escultor o en el músico con el ejercicio cotidiano.
El
texto Yetzirático se refiere específicamente a Binah como la Inteligencia
Santificadora. Santificar evoca la idea de algo sagrado y puesto aparte. La
Virgen María está íntimamente asociada con Binah, la Gran Madre, y de ese
concepto pasamos a la idea de aquello que da nacimiento a Todo, reteniendo
simultáneamente su virginidad, o sea, en otros términos, Aquello que no se
implica en la vida de sus creaciones, sino que permanece aparte y tras la base de
la manifestación, la substancia raíz de donde surge la materia; porque, aunque
ésta tenga sus raíces en Binah, sin embargo, la materia, tal como la conocemos,
es de un orden muy diferente del Sephirah Supremo, en cuya esencia existe.
Binah, la influencia primordial formativa, la madre de todas las formas, está
tras toda substancia manifiesta y más allá de ella; en otras palabras, es siempre
Virgen. La influencia creadora que está tras todo cuanto tiende a formar,
organizar, construir y curvar las líneas de fuerza para correlacionarlas y
alcanzar la estabilidad, eso es Binah.
Estos
dos Sephiroth básicos de la Tríada Suprema se llaman el Padre y la Madre, Abba
y Ama, y sus imágenes mágicas son las de un varón con barba y la de una
matrona, representando así, no la atracción sexual que prevalece en Netzach y
Yesod, representados por una doncella y un adolescente, sino por seres maduros
que se han unido y ya han engendrado. Tenemos siempre que distinguir entre la
atracción sexual específicamente magnética y la función de la reproducción,
pues no son la misma cosa, ni suquiera constituyen diferentes grados de la
misma. Aqui se halla oculta una verdad trascendental que consideraremos en
detalle a su debido tiempo.
Kjokmah
y Binah representan, pues, la virilidad y la femineidad esenciales, en sus
aspectos creadores. No son imágenes fálicas, aunque en ellos están las raíces
de toda fuerza vital. Nunca comprenderemos los aspectos más profundos del
esoterismo, a menos que comprendamos lo que realmente significa el falicismo.
No tiene nada que ver con las orgías de los templos de Afrodita, que fueron la
desgracia y la causa de la decadencia de las creencias paganas antiguas. Significa
que todo se apoya sobre el principio de la estimulación de la potencialidad
inerte por el principio dinámico que deriva directamente su energía de la
fuente de toda fuerza. En este concepto se hallan ocultas las claves de
inmensos conocimientos, y uno de los puntos más importantes de los Misterios.
Es evidente que el sexo representa uno de los aspectos de esta ley, y es
igualmente evidente que existen muchísimas otras aplicaciones que no son
sexuales. No debemos de ninguna manera permitir que nuestros prejuicios acerca
de lo que constituye el sexo o nuestros convencionalismos acerca de este tema
grandioso y vital, nos amedrenten o nos hagan retorceder ante este gran principio
de la estimulación o fecundación de lo inerte, pero potencialmente omnipotente,
por el principio activo y dinámico. Quien se encontrare inhibido por sus
prejuicios para estudiar la Verdad, no está en condiciones para afrontar los
Misterios sobre cuyos portales están escritas las palabras "Conócete a tí
mismo".
Ese
conocimiento no lleva a la impureza, porque ésta implica la falta de control
que permite a las fuerzas rebosar los límites que la misma Naturaleza les ha
impuesto. El que carece del control indispensable sobre sus propios instintos y
pasiones, está tan lejos de los Misterios como el que se halla inhibido por los
prejuicios y convencionalismos. Sin embargo, es necesario comprender claramente
que los Misterios no enseñan el ascetismo ni el celibato como condiciones
indispensables para la realización, porque no consideran que el espíritu y la
materia sean términos antinómicos e irreconciliables, sino, más bien,
diferentes niveles de la misma cosa. La pureza no consiste en la castración,
sino en saber mantener las distintas fuerzas en sus propios niveles sin permitir
que las unas invadan la esfera de las otras. Enseña que la frigidez y la
impotencia constituyen defectos tan serios como cualquier otro, debiendo ser
considerados como patologías sexuales, de la misma manera que la lujuria, la
que destruye su objeto y degrada.
Todas
las relaciones de la existencia manifestada implican la acción de los
principios de Kjokmah y Binah, como el sexo constituye una representación
perfecta de ellos, es que fué utilizada por los antiguos, que no padecían de
nuestros pudores y timideces al respecto, y que tomaban sus metáforas acerca de
la reproducción con tanta libertad como nosotros tomamos ejemplos de la Biblia.
Para ellos la reproducción era un proceso sagrado, y cuando se referían a él lo
hacían con toda reverencia y no con impudor. Si realmente queremos comprender a
los antiguos, debemos estudiar sus enseñanzas sobre las fuerzas vitales y las
fuentes de la vida con el mismo espíritu que ellos lo hacían, pues nadie que no
esté cegado por prejuicios y por las tinieblas de sus problemas personales no
resueltos dejará de reconocer que nuestra actitud actual hacia la vida sería
mucho más sana y agradable si tuviera algo así como un fermento del buen
sentido y discernimientos del paganismo.
Los
principios de Masculinidad y Femeneidad manifestados en Kjokmah y Binah
representan más que simple polaridad positiva y negativa, activa y pasiva.
Kjokmah, el padre universal , es el vehículo que la fuerza primordial, la
manifestación inmediata de Kether. En realidad, es Kether mismo en acción,
porque los distintos Sephiroth no representan diferentres cosas, sino múltiples
funciones de la misma cosa : fuerza pura surgiendo a la manifestación desde el Gran
Inmanifestado oculto tras los Velos de la Existencia Negativa.
Kjokmah
en energía pura, lo mismo que la expansión de la gasolina dentro del cilindro
de combustión; es fuerza pura. Pero así como esta fuerza expansiva se perdería
si no hubiera una máquina a la cual trasmitiese su poder así también la energía
no dirigida de Kjokmah irradiaría en el espacio si no hubiese algo que
recibiera su impulso y lo utilizaría. Kjokmah estalla como la gasolina; Binah
es la cámara de combustión; Gueburah y Guedulah son los movimientos alternados
de los pistones.
Ahora
bien: la fuerza expansiva de la gasolina es energía pura, pero no haría mover
el coche. La organización constructiva de Binah es potencialmente capaz de
hacer marchar el coche, pero no puede hacerlo si no es puesta en movimiento por
la expansión de la energía acumulada en el vapor de gasolina. Binah es
potencialmente ilimitado, pero inerte. Kjokmah es energía pura ilimitada e infatigable,
pero incapaz de acción por sí propia, más que de irradiar en el espacio si no
hay nada que la detenga. Pero cuando Kjokmah opera sobre Binah, entonces su
energía se concentra y pone en acción. Cuando Binah recibe impulso de Kjokmah,
todas sus energías latentes quedan vitalizadas. En otras palabras: Kjokmah suministra
la energía, y Binah el motor.
III
Consideremos,
ahora, la masculinidad y la femineidad de este par de opuestos supremos, según
se expresan en el acto de la generación. Los espermatozoides tienen una vida
brevísima; son simples unidades de energía que, una vez exteriorizada, mueren.
Pero, aunque el mecanismo reproductor femenino, la matriz que gesta y los pechos
que alimentan son capaces de llevar esta vida que se le ha transferido y
desarrollarla hasta obtener una existencia independiente y propia; sin embargo,
toda esta maquinaria tan delicada permanece inerte hasta que el estímulo de la
fuerza de Kjokmah la pone en acción. La unidad reproductora femenina es omnipotencial,
pero inerte; la unidad reproductiva masculina es omnipotente, pero incapaz de
producir por sí propia el nacimiento.
Muchas
personas creen que porque la masculinidad y la femeneidad, tal como son conocidas
en el plano físico, sean principios físicos determinados por su estructura, que
lo potente y lo potencial están rígidamente sujetos a sus respectivos
mecanismos, pero esto constituye un error. Existe una alternación continua de
polaridad en todos los planos, con excepción del físico. Y hasta en los tipos primitivos
de la vida animal hay alternación en la polaridad, aun en el plano físico. En
los tipos superiores, y especialmente en los vertebrados, la polaridad se
determina como un accidente del nacimiento, salvo en los casos de anomalías
hermafroditas, que no pueden ser consideradas más que como casos patológicos, y
en los cuales sólo un sexo está realmente en actividad, sea cual fuere el aparente
desarrollo del otro. El conocimiento de esta perpetua alternación de la
polaridad es uno de los secretos más importantes de los Misterios, pero que en
absoluto consiste en la homosexualidad, perversión patológica de este hecho y
que acusa un desorden de los instintos sexuales, cuando no se comprende bien esta
ley de polaridad.
En
resumen, aunque el procedimiento de reproducción en el plano físico está
determinada en cada individuo por la configuración de su cuerpo, sus reacciones
espirituales no son tan estables porque el alma es bisexual. En otros términos,
en nuestra relaciones en la vida somos positivos o negativos, según sea las
circunstancias sean más fuertes o más débiles que nosotros. También en este
hecho se destaca que Netzach (Venus‑Afrodita) sea el Sephirah básico de la columna
de Kjokmah. Vemos, pues, que la naturaleza femenina demuestra diferente
polaridad en los distintos niveles, porque en Netzach es tan positiva y
dinámica como es estática en Binah.
Todo
esto no es sólo desconcertante intelectualmente, sino muy confuso moralmente; y
aun a riesgo de ser acusados de sostener tesis anormales, tenemos que tratar de
aclarar muy bien estas cosas, pues sus consecuencias prácticas son
trascendentales.
Dicen
los rabinos que cada Sephirah aparece como negativo en relación al superior del
cual emana, y positivo en relación al inferior que de él emana. He aquí lo que
nos da la clave: somos negativos en nuestras relaciones con lo que es de tipo
potencial superior al nuestro, y positivos con aquellos que es de un potencial
inferior. Esta es un relación que se halla en estado de perpetuo flujo y que
varía en cada punto de nuestros innumerables contactos con el medio en que
actuamos.
En
la mayoría de los casos, las relaciones entre un hombre y una mujer no son
enteramente satisfactorias para ninguna de las partes, y deben, o resignarse a
una satisfacción incompleta en sus mutuas relaciones bajo el imperativo de la
presión religiosa o económicas, o suplementar su incompletamiento en otras
partes, con el resultado que vuelven a producirse las condiciones primitivas una
vez que la novedad ha perdido su atractivo. En esas circunstancias, se
observará que la culminación de la satisfacción sexual se halla sólo en la
novedad, la cual es algo que debe ser renovado constantemente, con el
consiguiente resultado desastroso para la economía sexual.
El
inconveniente reside en el hecho de que, mientras en el plano físico el macho
es quien imparte el estímulo que lleva a la reproducción , no comprende que, a
la vez, en los planos internos, en virtud de la ley de polaridad inversa, él es
negativo y en su completamiento emocional depende del estímulo que le imparte
la hembra. Depende de ella para su fertilidad emocional, como puede verse
fácilmente en el caso de las grandes mentalidades creadoras como Wagner o
Shelley.
El
matrimonio no implica dos mitades, sino cuatro cuartos que se unen en una
equilibrada armonía de fecundación recíprocra. Binah y Kjokmah están
balanceados por Hod y Netzach. El ser humano tiene que adorar tanto a diosas
como a dioses. Booz y Yakin son ambos Pilares del Templo, pero sólo de su unión
nace el equilibrio. Una religión sin diosas está a mitad del camino del
completo ateísmo. En la palabra ELOJIM (Elohim) encontramos la clave verdadera.
Elojim se traduce como "Dios" en las versiones autorizadas y revisadas
de la Biblia. En relidad debería traducirse "Diosas y Dioses", pues
es un nombre femenino con una terminación plural masculina. Este es un hecho
incontrovertible, al menos desde el punto de vista linguístico; y es de
presumir que los varios autores que integran los libros de la Biblia sabían
bien lo que decían, y no usaron esa forma peculiar y única sin muy buenas
razones. "Y el Espíritu de los Principios Masculino y Femenino se cernía
sobre la superficie de lo informe, y la Creación tuvo lugar". Si anhelamos
un equilibrio, en vez de nuestra condición actual de tensiones desiguales,
debemos rendir culto a Elojim y no a Yejovah.
El
culto de Yejovah en vez de Elojim es un poderoso impedimento para elevarnos a
los distintos planos, esto es, para lograr la conciencia de lo supranormal como
parte de nuestro bagaje normal, pues debemos estar preparados para cambiar de
polaridad conforme ascendamos de nivel, porque lo que es positivo en el plano
físico se torna negativo en el astral, y viceversa. Además, como en toda obra
culta es menester usar más de un plano, como en la evocación e invocación, o
sucesivamente, como cuando correlacionamos los niveles de conciencia en el
trabajo psíquico, el factor negativo debe tener siempre su lugar en nuestra
tarea, tanto subjetiva como objetivamente.
Esto
nos abre nuevos horizontes en el asunto. ¿Cuántas personas se dan cuenta que
sus almas son en absoluto bisexuales íntimamente, y que los distintos niveles
de conciencia operan como masulinos y femeninos en relación unos con otros?
Freud
declara que la vida sexual determina el tipo de toda la vida. Fundamentalmente
es probable que, por el contrario, la vida en conjunto determine el tipo de la
vida sexual; pero para los propósitos prácticos, su manera de establecer este
hecho es verdadera, porque si bien no es posible enderezar una vida sexual torcida
operando sobre el conjunto ‑por ejemplo, la riqueza ni la fama son una
compensación adecuada para la represión de ese instinto fundamental‑ , es muy
posible enderezar todo el resto de la vida, desentrañandola de toda vida
sexual. Esto es un hecho de experiencia práctica, y no ha menester ser
discutido a priori. Sin duda alguna, por esta razón y lo aprendido
prácticamente sobre las operaciones de la conciencia humana, es que los
antiguos hicieron del falicismo una parte tan importante de sus ritos. También
actualmente constituye un factor importante de los cultos modernos, pero el
reconocimiento del significado de esos símbolos empleados tradicionalmente ha
sido reprimido y eliminado de la conciencia de los fieles.
La
psicología de Freud suministra la clave del antiguo falicismo y abre las
puertas que conducen al Adytum de los Misterios. No hay manera de eludir este
hecho en el Ocultismo práctico por más desagradable que pueda parecer, y ello
explica el porqué de tantas operaciones mágicas que naufragan en la
esterilidad.
Estos
asuntos constituyen secretos recónditos de los Misterios, acerca de los cuales
nuestra época ha perdido por completo las claves; pero la experiencia de la
nueva psicología y su arte psiquíatrico han demostrado abundantemente la
solidez de la base en que los antiguos fundamentaban su culto al Principio
Creador y a la Fertilidad, convirtiéndolo en un rito importante de su vida religiosa.
Es una experiencia ya bien establecida y fuera de toda duda que la persona que
haya disociado de su conciencia los sentimientos sexuales en ningún nivel de la
vida logra asidero. Este es un hecho incontestable de la psicoterapia moderna.
En el trabajo oculto, la persona inhibida, reprimida sexualmente, se inclina
hacia las formas desequilibradas del psiquismo y de la mediumnidad y no sirve
para nada en las operaciones mágicas en las que el poder debe ser dirigido por
la voluntad. Esto no significa que una total represión o una total expresión
sea necesaria para el trabajo mágico, sino significa de la manera más expresa
que la persona que ha arrancado sus instintos naturales cuyas raíces están en
la Madre Tierra, en la conciencia de esa persona existe un abismo; por tanto,
no puede ser un canal apto para que descienda el Poder que, viniendo de los
planos superiores, llega hasta el plano físico.
Sabemos
que se nos interpretará mal por nuestra franqueza en estos asuntos, pero si no
hay alguien que se atreva a adelantarse y a desafiar el odio que despierte
manifestando la verdad, ¿cómo podrían los verdaderos investigadores encontrar
el sendero que los lleva a los Misterios? ¿Tendríamos que mantener en la Logia
la actitud así llamada "victoriana", que ha sido abandonada por completo
fuera de su recinto? Alguien tiene que demoler los falsos dioses hechos a
imagen y semejanza de Mrs. Grundy. No obstante, creemos que las pérdidas que
podríamos sufrir en este concepto serían relativamente pequeñas, porque es
imposible cooperar ni enseñar a una persona que se asusta cuando le hablan
claramente. Y no se imagine el lector que le estamos invitando a quién sabe que
orgías fálicas, como quizás a alquien podría parecerle en su malicia, sino nos
estamos limitando sólo a señalar que la persona incapaz de asir el significado
de los cultos fálicos, desde el punto de vista psicológico, no tiene bastante
inteligencia ni puede servir de nada en los Misterios.
IV
Habiendo
ya prestado suficiente consideración a la elucidación del principio Binah
obrando en polaridad con Kjomah (de otra manera es incomprensible, pues es
esencialmente un principio de polaridad), consideraremos ahora el significado
del simbolismo atribuído al tercer Sephirah, que puede dividirse en dos
aspectos: el de la Gran Madre y el de Saturno, pues ambos atributos
corresponden a Binah. Es la poderosa Madre de todos los seres vivientes e,
igualmente, el Principio de la Muerte, pues la forma debe morir cuando ha cumplido
su misión. En los planos de la forma, la muerte y el nacimiento son el anverso
y el reverso de la misma moneda.
El
aspecto maternal de Binah se expresa en el título dado de Marah, el Mar. Es un
hecho curioso que se represente a Venus Afrodita naciendo de la espuma del mar,
y que la Virgen María sea llamada por los católicos "Stella Maris", la
Estrella del Mar. La palabra Marah, raíz del nombre María significa también
amargura; y la experiencia espiritual atribuida a Binah es la Visión del Dolor
o el Sufrimiento. Es una imagen que recuerda el cuadro de la Virgen llorando al
pie de de la cruz, con su corazón atravesado por siete puñales. También hace
recordar las enseñanzas de Buda que la vida es sufrimiento. La idea de la
sumisión al dolor y a la muerte está implícita en la idea del descenso de la
vida a los planos de la forma.
El
texto Yetzirático ya citado, cuando menciona a Malkuth, dice que es el Trono de
Binah. Uno de los títulos dados al tercer Sephirah es Kjorsia, el Trono; y los
ángeles asignados a este Sephirah son llamados Aralim, que signifca Tronos.
Ahora bien, un trono sugiere esencialmente la idea de una base estable, un
fundamento firme, sobre el que se sienta el Ser que tiene el Poder, y del cual
no puede ser movido. En realidad, el trono es como un yunque o bloque que
soporta la acción de retroceso, de la misma manera que el hombro del tirador
soporta el golpe de retroceso de su carabina. Los grandes cañones tienen unos
cimientos de concreto para resistir ese retroceso conforme deflagra el
explosivo que impulsa al proyectil, porque es indudable que la presión en la
culata del cañon debe ser igual a la ejercida en la base del proyectil cuando se
efectúa el disparo. Esta es una verdad que nuestras idealistas tendencias
religiosas tratan de olvidar, con el consiguiente debilitamiento e
invalidamiento de sus enseñanzas. Binah, Marah, la materia, es el yunque o
culata que presta su segura base a la fuerza vital.
De
la resistencia a la fuerza espiritual, como ya hemos notado, proviene la idea
implícita del Mal, tan injusta cuando se trata de Binah. Esto se ve claramente
cuando consideramos las ideas que surgen en relación con Saturno‑Cronos.
Saturno implica algo muy siniestro. Es el Gran Maléfico de los astrólogos, y
quien tenga una cuadratura de Saturno en su horóscopo lo considera como un aflicción
muy grave. En efecto, Saturno es el que resiste, el adversario pero también es
el estabilizador y probador que nos permite confiar nuestro peso a aquello que
no podría soprtarlo. Es un punto altamente sugestivo, que el Trigésimo segundo
Sendero (que va de Malkuth a Yesod y que es el primer Sendero del alma que se lanza
hacia lo alto) depende, según la tradición, de Saturno. Es el dios de la forma
más antigua de la materia. El mito griego de Cronos ‑nombre heleno del mismo
principio‑ lo considera uno de los Dioses más antiguos, esto es, de los Dioses
que crearon a los dioses.
Era
el padre de Júpiter ‑Zeus, quien se salvó de sus garras gracias a una astucia
de su madre, porque Saturno tenía la mala costumbre de devorar a sus hijos. En
este mito encontramos nuevamente la idea de que quien da la Vida es también el
dador de la Muerte. Como ya hemos visto, Saturno con su hoz se convierte fácilmente
en la Muerte con su guadaña. Es muy interesante notar todos estos
concatenamientos de ideas en relación con cada Sephirah, porque no podemos
dejar de ver como la mismas imágenes se presentan una y otra vez siguiendo el
curso de nuestras ideas, aunque, aparentemente, estén muy distantes de la
Madre, el Mar y el Tiempo.
Cada
planeta tiene una virtud y un vicio; en otras palabras, cada planeta, según los
astrólogos, puede estar bien o mal aspectado, en exilio o dignificado. No
podemos pasar por la vida sin notar que cada tipo de carácter tiene los vicios
de sus virtudes, esto es, que las virtudes llevadas al extremo se convierten en
vicios. Y así ocurre también con los siete Sephiroth planetarios: tienen sus aspectos
buenos o malos, según las proporciones en que se manifiesten. Cuando hay falta
de equilibrio debida a la fuerza desequilibrada de una particular,
experimentamos su mala influencia; por ejemplo: Saturno devoraba sus hijos. La
Muerte comienza a destruir la Vida, antes de que haya cumplido su función.
Ningún Sephirah puede ser total y exclusivamente maléfico, ni siquiera
Gueburah, que es la personificación de la destructividad. Todos son igualmente
indispensables en el esquema total del conjunto, y su influencia relativa,
buena o mala, depende del lugar que ocupen, del papel que desempeñen, el cual
no debe ser ni muy fuerte, ni muy débil, sino equilibrado. Demasiada poca influencia
en un Sephirah determinado, provoca un desequilibrio en su opuesto; demasiada
influencia, se convierte en un mal positivo: es una dosis venenosa.
La
virtud de Binah es el Silencio, y su vicio, la avaricia. Aquí vemos nuevamente
cómo se hace sentir la influencia de Saturno. Keats habla de "Saturno, el
de los cabellos grises, silencioso como una roca"; y en estas pocas
palabras el poeta evoca una imagen mágica de la edad primordial, el silencio y
la influencia de Saturno. En verdad, es uno de los dioses antiguos asociado al aspecto
mineral de la Tierra. Su trono se encuentra en las rocas más antiguas, sobre
las que no crece planta alguna.
Se
dice que el silencio es una de las virtudes más deseables en la mujer. Sea como
fuere, y sin poner en duda que su lengua es su arma más peligrosa, el silencio
indica receptividad. Si guardamos silencio, podemos escuchar y, por ende,
aprender; pero si hablamos, las puertas de nuestro espíritu permanecen
cerradas. La resistencia y la receptividad de Binah son sus mayores poderes; y
de estas virtudes surge el vicio provocado por su exceso: la avaricia, que niega
demasiado y retiene hasta lo más indispensable. Cuando este vicio prevalece,
necesitamos de la generosa influencia de Guedulah ‑ Gueburah (Júpiter‑Marte),
influencia que destruye al viejo dios, el devorador de sus propios hijos, e
instaura un nuevo reino.
Los
símbolos mágicos de Binah son el Yoni y la Vestidura Externa de Ocultación,
siendo este último un término gnóstico, y el primero una palabra hindú, que
significan los órganos sexuales femeninos en correspondencia negativa con el
falo masculino. El término "Kteis, menos conocido, es el equivalente
europeo. En los símbolos religiosos de la India, el Yoni y el Lingam aparecen
con suma frecuencia, porque la idea de la fuerza vital y de la virilidad son
los motivos principales de sus ritos.
La
idea de la Fertilidad es el motivo principal de los aspectos de Binah que se
manifiestan en el mundo de Assiah, sobre el plano físico. La vida no sólo anima
a la materia a fin de disciplinarla, sino que también surge de ella
triunfalmente, aumentada y multiplicada. El aspecto de la Fertilidad que
equilibra el aspecto Tiempo ‑ Muerte ‑ Limitación es esencial para nuestro
concepto de Binah. El Tiempo ‑ Muerte ciega con su guadaña el trigo de Ceres; ambos
son símbolos de Binah.
La
idea de la Vestidura Externa de Ocultación sugiere claramente la materia, así
como el esplendor envolvente de la Túnica Interna de Gloria del principio
vital. Estas dos ideas juntas nos suministran el concepto de cuerpo animado por
el espirítu : su Vestidura Interna de Gloria Espiritual, oculta a todos los
ojos por la Túnica Externa de la materia densa. Una y otra vez, al meditar
sobre estos misterios, encontramos nueva iluminación merced a la colección aparentemente
fortuita de símbolos asignados a cada Sephirah. Ya hemos visto en nuestros
estudios que ningún símbolo puede estar aislado y que toda penetración de la
intución y la imaginación sirve para revelar largas líneas de entrelazamiento
entre ellos.
Los
cuatro Tres del Tarot son las cartas asignadas a Binah, y en verdad que el
número tres está íntimamente asociado con la idea de la manifestación material.
Las dos fuerzas opuestas encuentran su expresión en una tercera, el equilibrio
entre ambas, que se manifiesta en un plano inferior al de los padres. El
triángulo es uno de los símbolos asignados a Saturno, como el dios de la
materia más densa, y el triángulo del Arte, como se lo llama, se emplea en las
ceremonias mágicas cuando la intención de las mismas es la de evocar y hacer
visible en el plano material algún espíritu. Para los otros modos de
manifestación, siempre se usa el círculo.
El
Tres de Bastos es el Señor de la Fuerza Establecida. Aquí tenemos nuevamente la
idea del poder equilibrado, tan característico de Binah. Los Bastos, como
podemos recordar, representan la fuerza dinámica de Yod. Esta fuerza, cuando se
encuentra en la Esfera de Binah, deja de ser dinámica para devenir consolidada.
Las
Copas son, esencialmente, la fuerza femenina, porque la Copa o el Cáliz es uno
de los símbolos de Binah, íntimamente vinculados con el Yoni en el simbolismo
esotérico. El Tres de Copas se encuentra, pues, en su debido lugar en Binah,
porque los dos juegos de simbolismo se esfuerzan mutuamente. El Tres de Copas,
que significa Abundancia, representa la Fertilidad de Binah, en su aspecto de
Ceres.
Al
Tres de Espadas, sin embargo, se lo llama Sufrimiento, y su símbolo, en el
juego de Tarot, es un corazón atravesado por puñales de la Virgen María, en el
simbolismo cristiano, y María es lo mismo que Marah, la Amargura, del Mar. ¡
Ave María Stella Maris !
Las
Espadas son, por supuesto, cartas de Gueburah y, como tal, representan al
aspecto destructivo de Binah, como Kali, la esposa de Siva, la diosa hindú de
la destrucción.
Los
Oros son cartas terrestres y, de consiguiente, se encuentran en armonía con
Binah, la madre de la forma. Por tanto, el Tres de Oros representa al Señor de
las Obras Materiales, o sea la actividad en el plano de la forma.
Se
observará que, así como los planetas ven reforzadas su acción cuando se hallan
en signos del Zodíaco que corresponden a su propia Casa. también las cartas del
Tarot, cuando el significado del Sephirah coincide con el espíritu de la
lámina, representa el aspecto activo de la influencia; pero cuando el Sephirah
y los símbolos representan influencias distintas, entonces la carta es maléfica.
Por ejemplo, la lámina de Espadas es de mal augurio cuando se halla en la
Esfera de Influencias de Binah.
Y,
finalmente, para resumir : Nos hemos extendido tanto con Binah, porque así
queda completo el Triángulo Supremo y el primero de los pares de opuestos.
Representa no sólo a sí propio, sino también el funcionamiento de ambos polos,
porque es imposible comprender ninguna unidad del Arbol salvo en relación con
otras unidades con las que interactúa y se equilibra. Kjokmah sin Binah y Binah
sin Kjokmah son incomprensibles, porque su par constituye una unidad funcional
y no ninguno de ellos separadamente.
Cábala Mística - Dion Fortune.
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