CAPITULO XVI.- KJOKMAH, EL SEGUNDO SEPHIRAH
TITULO : Kjokmah, Sabiduría (Hebreo Chet, Kaph, Mem, Hé)
IMAGEN MÁGICA : Una figura Masculina con barba.
SITUACIÓN EN EL ÁRBOL : A la cabeza de la Columna de la
Misericordia, en el Triángulo Supremo.
TEXTO YETZIRATICO : El Segundo Sendero se llama el de la
Inteligencia Iluminadora: es la Corona de la Creación, el Esplendor de
la Unidad que la iguala. Está exaltado sobre toda cabeza, y los
cabalistas lo llaman Segunda Gloria.
TÍTULOS DADOS A KJOKMAH : Poder de Yetzirah, Ab, Abba, Padre
Supremo, Tetragrammaton Yod del Tetragrammaton.
NOMBRE DIVINO : Jehovah (Yejovah)
ARCÁNGEL : Ratziel.
ORDEN ANGÉLICO : Auphanim, Ruedas.
CHAKRA MUNDANO : Mazloth, el Zodíaco.
EXPERIENCIA ESPIRITUAL :Visión de Dios cara a cara.
VIRTUD : Devoción.
VICIO :
CORRESPONDENCIA EN EL MICROCOSMOS: El lado izquierdo de la cara.
SÍMBOLOS : El Lingam. El Falo. El Yod del Tetragrammaton. La
vestidura de Gloria interna. El Pedestal o piedra. La Torre. El
Cetro de Poder, en alto. La línea recta.
CARTAS DE TAROT : Los cuatro dos.
Dos de Bastos : Dominio
Dos de Copas : Amor.
Dos de Espadas: Paz Restablecida.
Dos de Oros : Cambio Armonioso.
COLOR EN ATZILUTH : Azul suave puro.
" BRIAH: Gris.
" YETZIRAH: Gris perla iridiscente.
" ASSIAH : Blanco moteado de rojo, azul y amarillo.
Cada fase de la evolución comienza por un estado de fuerza
inestable, y procede por medio de la organización al equilibrio. Una
vez realizado el equilibrio, ya no puede lograrse ningún
desenvolvimiento ulterior, hasta que se pierda nuevamente la
estabilidad y se pase por otra fase de fuerzas en conflicto. Como ya
hemos visto, Kether es el punto que se formula en el vacío. De acuerdo
con la definición de Euclides, el punto tiene posición, pero carece de
dimensión. Sin embargo, si concebimos un punto moviéndose o
extendiéndose en el espacio, tenemos la línea. La naturaleza de la
organización y evolución de los Tres Supremos dista tanto de nuestra
experiencia, que sólo nos es posible concebirla simbólicamente; pero si
concebimos que el Punto Primordial, que es Kether, se extiende en la
línea que constituye a Kjokmah, obtendremos una representación
alegórica tan perfecta, como podemos esperar en nuestro actual estado de
desenvolvimiento.
El flujo de energía representado por la línea recta o el cetro de
poder, en alto, es esencialmente dinámico en realidad, es el dinamismo
primario, ya que no podemos concebir la cristalización de Kether en el
espacio, como un proceso dinámico; participa más bien de lo estático,
ya que es la limitación de lo informe y de lo libre, dentro de los
moldes de la forma, por más tenue y sutil que esa forma pueda parecer a
nuestro ojos.
Una vez que ha alcanzado los límites de la organización de dicha
forma, el flujo incesante de la fuerza del Inmanifestado trasciende sus
limitaciones y requiere nuevas modalidades de desenvolvimiento,
estableciendo así nuevas relaciones y equilibrios. Kjokmah es
justamente ese flujo de fuerza inorganizada e incompensada; y como
Kjokmah es un Sephirah dinámico, haremos bien en considerarlo como
cable conductor por donde pasa la energía, más que un receptáculo donde
se almacena la fuerza.
Kjokmah no es un Sephirah organizador sino el Gran Estimulador del
Universo. Binah, el Tercer Selphirah, recibe de Kjomah su influjo o
emanación, siendo Binah el Primero de los Sephiroth organizadores y
estabilizadores. Es imposible comprender aisladamente cualquiera de los
Sephiroth apareados: hay que considerar a ambos a la vez. Por tanto,
para poder comprender a Kjokman, tendremos que decir algo acerca de
Binah. Notemos, pues, que Binah está asignado al Planeta Saturno y se
le llama la Madre Superior.
En Binah y Kjokmah tenemos a los arquetipos positivos y negativos,
la Masculinidad y Femineidad primordiales, establecidas cuando ningún
rostro contemplaba a otro rostro, y la manifestación era aún
incipiente. De este Par de Opuestos Primarios es de donde surgen los
Pilares del Universo, entre los cuales está tejido el velo de la
Manifestación.
Como ya hemos notado, el Árbol de la Vida es un representación
diagramática del Universo, en la que los aspectos positivo y negativo,
masculino y femenino, están representados por los Pilares laterales de
la Misericordia y de la Severidad Podría parecer muy extraño, a quien
no esté familiarizado con estas cosas que el Pilar de la Misericordia
sea atribuído a la columna Masculina o Positiva, y en cambio, el Pilar
de la Severidad, corresponda a la Columna Femenina. Pero cuando nos
damos cuenta de que el tipo de fuerza dinámica masculina es el que
estimula y provoca la evolución, mientras que el tipo de fuerza
femenina es el que construye las formas, se verá que esa denominación es
muy adecuada, porque la forma que se construye a su hora debe ser
dejada atrás y pierde su utilidad, convirtiéndose en un obstáculo e
inconveniente para el progreso de la vida evolucionante, provocando la
disolución y desintegración que ultérrimamente lleva a la muerte. El
Padre es el Dador de Vida, pero la Madre es la Dadora de la Muerte, ya
que su matriz es la puerta por donde se penetra en la materia y por
intermedio de la cual la vida es aprisionada por la forma. Ninguna
forma puede ser ni infinita ni eterna; el nacimiento lleva implícita la
muerte.
Entre esos dos aspectos bipolares de la Manifestación el Padre y
la Madre Supremos se va tejiendo el velo de la Vida. Las almas van y
vienen como la corredera de un telar. Y en nuestras vidas individuales,
en nuestro ritmos fisiológicos, en la historia del nacimiento y caída
de las naciones, podemos observar la misma periodicidad rítmica.
En este primer par de Sephiroth, tenemos la clave del sexo: el par
de opuestos biológicos de la Masculinidad y de la Femineidad. Pero esta
paridad de opuestos no solamente es de tipo, sino que también se
produce en el tiempo, y tenemos épocas alternantes en nuestras vidas,
en nuestros procesos fisiológicos y en la historia de las naciones,
durante las cuales prevalece la actividad o la pasividad, la
construcción o la destrucción. El conocimiento de la periodicidad de
estos ciclos es parte del secreto celosísimamente guardado por los
iniciados de la antigua sabiduría que puede ser descubierto astrológica
y cabalísticamente.
La imagen mágica de Kjokmah y los símbolos que se le asignan,
contienen esa idea. La imagen mágica es la de un hombre con barba para
indicar su madurez; el padre que ha dado pruebas de su virilidad, y no
el hombre aún virgen e inocente. El lenguaje simbólico habla
claramente: el lingam de los indúes y el falo de los griegos son los
órganos masculinos generadores en sus respectivos idiomas. La piedra
vertical, la torre o el cetro en alto todos ellos son símbolos del mismo
miembro viril.
Sin embargo, no debe suponerse que Kjokmah es un símbolo fálico o
sexual, y nada más. Genuinamente, es un símbolo primario o positivo,
porque la virilidad es una forma de la fuerza dinámica, así como la
femineidad es una forma de energía estática, latente, potencial, hasta
que se imparte el estímulo necesario. El todo es mayor que cada una de
sus partes; Kjokmah y Binah son TODOS de los cuales el sexo es sólo un
parte. Al comprender las relaciones que el sexo tiene con las fuerzas
polarizadoras en conjunto, encontramos la clave para la debida
comprensión del sexo, y, entonces, podemos comparar los principios
Cósmicos con las enseñanzas de psicología y moral. También llegamos
entonces a comprender cómo es que la mente subconsciente del ser humano
puede representar al sexo bajo la forma de innumerables símbolos
distintos, como lo demuestra Freud, y por qué es posible la sublimación
del instinto sexual como lo pretenden los moralistas. La manifestación
es, pues, sexual, en cuanto se produce siempre en términos pares de
opuestos, siendo el sexo cósmico y espiritual a la vez, porque tiene
sus raíces en los Tres Supremos. Tenemos que aprender a no disociar la
flor aérea de su raíz terrestre, porque la flor separada de su raíz se
marchita y muere, y sus simientes quedan estériles; mientras que la
raíz, segura en la Madre Tierra, puede producir flores y más flores, y
llevar sus frutos hasta la completa madurez. La naturaleza es mucho más
grande y verdadera que la ética convencional que generalmente, no es
más que tabú y totem. Felices los pueblos cuya moralidad sea la
expresión de las leyes de la naturaleza, porque vivirán vidas
armoniosas, aumentarán, se multiplicaran y poseerán la tierra y
desgraciados los pueblos cuya moralidad no sea más que un sistema
salvaje de tabús destinados a propiciarse a una divinidad imaginaria
como Moloch, porque pronto caerán en el vicio, el pecado y la
esterilidad. E igualmente desgraciados son los pueblos y las personas
cuya moralidad ultraja la santidad de los procesos naturales y, al
arrancar la flor, no prestan consideración alguna al fruto, porque
pronto verán sus cuerpos enfermos y todo su Estado se contaminará.
En Kjokmah, pués, debemos ver tanto el Verbo Creador que dijo
"Hágase la Luz", como el lingam de Siva o el falo que adoraban las
bacantes. Tenemos que aprender a reconocer la fuerza dinámica y
venerarla dondequiera que la veamos, porque su Nombre Divino es Yejovah
(Jehovah) Tetragrammaton. La vemos en la cola desplegada del pavo
real, y en la iridiscencia del cuello de la paloma; pero, igualmente,
podemos escucharla en el aullido del gato en celo, o sentirla en la
fetidez del macho cabrío. De la misma manera nos encontramos con ella en
las aventuras colonizadoras de las más viriles épocas de nuestra
historia, especialmente en las reinas Isabel y Victoria, !mujeres
ambas! También la vemos en el hombre entregado ardorosamente a sus
tareas, o a su profesión, para poder ganar lo necesario para la
manutención de su hogar. Todos estos aspectos son igualmente
modalidades de Kjokmah, cuyas denominaciones adicionalles son : Abba,
Padre. En todas estas manifestaciones debemos ver el Padre, al dador de
la Vida a los que no han nacido aún, así como también al macho en celo
que va en busca de su hembra; es la única manera de obtener una
verdadera perspectiva y comprensión de las cuestiones sexuales. La
actitud de los victorianos, en su reacción contra las burdas enseñanzas
de la Restauración, llegó prácticamente a nivel de las tribus más
primitivas, las cuales, según nos cuentan los viajeros y exploradores,
no relacionan en nada la unión sexual con el nacimiento de su progenie.
Se dice que el color de Kjokmah es gris, y, en sus aspectos más
elevados, gris perla iridiscente. En ello podemos ver el velamiento de
la purísima luz blanca de Kether en su camino descendente que emana
hacia Binah, cuyo color es negro.
El chakra mundano o manifestación física directa de Kjokmah, se dice
que es el zodíaco, llamado en hebreo Mazloth, con lo cual podemos ver
que los antiguos rabbis conocían debidamente el proceso de la evolución
de nuestro sistema solar.
El texto Yetzirático asignado a Kjokmah es sumamete obscuro, como de
costumbre; pero es posible entresacar de él algunas vislumbres muy
ilustrativos. El Segundo Sendero como se denomina a Kjokmah se llama de
la Inteligencia Iluminadora. Ya nos hemos referido al Verbo Creador
que dijo : "Hagase la luz". Entre los símbolos asignados a Kjokmah en
"777' (Mathers Crowley) figura la Túnica Gloriosa Interior, que es un
término gnóstico. Conjuntamente, estas dos ideas nos conducen al
concepto de la vida animadora, el espiritu que ilumina. Es la energía
masculina la que en todos los planos implanta la chispa fecundante en
el óvulo pasivo y transforma su latencia en crecimiento activo y en
evolución. Es la fuerza dinámica de la vida, que es espíritu; la que
anima la arcilla de la forma física, que es la Túnica Interior de
Gloria que llevan todos los seres en quienes alienta la vida. La Fuerza
encarnada en la forma y la forma animada por la fuerza es lo que
significa la Inteligencia Iluminadora y la Túnica Interna de Gloria.
El texto Yetzirático también llama a Kjokmah la Corona de la
Creación, significando que Kether es algo más bien externo al universo
manifestado, que implicado y absorbido en él. En realidad, es la fuerza
viril de Kjokmah la que da el impulso de la manifestación, y, de
consiguiente, es anterior a la manifestación misma. La voz del Logos
clamó "Hagase la Luz" mucho antes de que las aguas fueran separadas y
apareciera el firmamento. Esta idea se destaca aún más con la frase del
texto Yetzirático que, al hablar de Kjokmah, lo denomina Esplendor de
la Unidad, clara indicación de su afinidad con Kether, parangonándolo
con la Unidad más que con los planos de la forma dual. La palabra
Esplendor, como se emplea aquí, indica claramente una emanación o
irradiación, y nos induce a pensar que Kjokmah es la influencia emanante
del Ser Puro más que una cosa en sí; y esto nos conduce nuevamentge a
una mejor comprensión y entendimiento del sexo. Sin embargo, conviene
aclarar debidamente que la Esfera de Kjokmah no tiene nada que ver con
los cultos de la fertilidad como tales, salvo la masculinidad, la
fuerza dinámica en sí misma, dadora primaria de la vida e impulso de
toda manifestación. Aunque las manifestaciones superior e inferior de
la fuerza dinámica sean las mismas en esencia, se encuentran en niveles
distintos. Príapo no es idéntico a Yejovah; sin embargo, la raíz de
Príapo se encuentra en Yejovah, y la manifestación de Dios Padre, es
Príapo, como lo indica el hecho que los rabbis llamaban a Kjokmah Yod de
Tetragrammaton, y Yod es idéntico al lingam de esa fraseología.
Es curioso que el Sepher Yetzirah diga, con respecto a dos de los
Sephiroth, que ellos se encuentran exaltados sobre toda cabeza, lo cual
parece una afirmación contradictoria, pero en el hecho de que dicha
afirmación se haga con respecto a Kjokmah y Malkuth encontramos cierta
iluminación, si reflexionamos sobre su significado. Kjokmah es el Padre
Supremo, siendo Malkuth la Madre Inferior; y el mismo texto que la
declara exaltada sobre toda cabeza, agrega también que se sienta en el
Trono de Binah la Madre Superior, la parte negativa de Kjokmah. Ahora
bien: Kjokmah es la forma más abstracta de la fuerza, y Malkuth la más
densa de la materia; de manera que en esa declaración encontramos un
vislumbre de que cada uno de ese par de opuestos es la manifestación
suprema de su propio tipo, siendo ambos igualmente sagrados, aunque de
distinta manera.
Es necesario que distingamos entre el rito de la fertilidad, el rito
de la vitalidad y el de la Iluminación o Inspiración, que es la que
invoca y hace descender las lenguas flamígeras de Pentecostés. El culto
de la fertilidad busca, lisa y llanamente, la reproducción, sea de los
rebaños o de la progenie humana; pertenece a Yesod y no tiene nada que
ver con el culto de la vitalidad que corresponde a Netzach, la Esfera
de Venus Afrodita.
Esto está vinculado con ciertas enseñanzas esotéricas muy
importantes sobre las influencias vitalizadoras o magnéticas que los
sexos tiene entre sí, aparte por completo del intercambio físico, y de
las cuales nos ocuparemos cuando entremos a considerar la Esfera de
Venus: Netzach.
El rito de Kjokmah, si así puede llamárselo, se refiere al influjo
de la energía cósmica. Es amorfo, siendo el impulso puro de la Creación
dinámica; y siendo informe, la Creación a que de lugar puede asumir
cualesquiera de todas las formas. De ahí la posibilidad de sublimar la
Fuerza creadora, extrayéndola de su aspecto puramente priápico.
Que nosotros sepamos, no existe una magia ceremonial que corresponda
a ninguno de estos Tres Supremos. Sólo podemos ponernos en contacto
con ellos participando de su naturaleza esencial. Kether, el Ser puro,
lo podemos realizar o ponernos en su contacto sólo cuando alcanzamos la
naturaleza de Su existencia sin partes, atributos ni dimensiones. A
esta experiencia se la llama, por propiedad, Trance de la Aniquilación,
y los que pasan por ella se marchan con Dios y no vuelven más, porque
El se los ha llevado. Por tanto, la experiencia asignada a Kether es la
de la Unión Divina, y los que la experimentan entran en la Luz y no
vuelven más.
Para ponernos en contracto con Kjokmah tenemos que experimentar el
flujo de energía cósmica en su forma pura; una energía tan tremenda que
el ser humano mortal se funde y disgrega en ella. Cuenta la leyenda
que cuando Semele, la madre de Dionisio, vio a Zeus, su divino amante,
en forma divina con el rayo, ella se quemó y estalló, dando nacimiento a
su hijo prematuramente.
La experiencia espiritual asignada a Kether es la visión de Dios
cara a cara. Dios (Yejovah) dijo a Moises " No puedes contemplar Mi
rostro y sobrevivir".
Aunque la visión del Padre Divino desintegre a los mortales, como el
fuego, el Hijo Divino puede ser invocado mediante los ritos adecuados:
la Bacanalia, en el caso del hijo de Zeus, y la Eucaristía, en el caso
del hijo de Jehovah. Vemos, pues, que existe una forma inferior de la
manifestación, que nos muestra al Padre; pero este rito debe su
efectividad solamente al hecho de que del Padre Kjokmah, deriva su
Inteligencia Iluminadora, su Túnica Interior de Gloria.
El grado de iniciación correspondiente a Kjokmah, se dice que es de
Mago; y los instrumentos mágicos que se atribuyen a este grado son : el
Falo y la Túnica Interior de Gloria. Esto nos enseña que esos símbolos
tienen un significado microcósmico o psicológico, como también uno
místico y macrocósmico. La Vestidura Interior de Gloria debe
significar, seguramente, esa Luz interna que ilumina a todo ser humano
que viene al mundo, la visión espiritual merced a la cual el místico
discierne las cosas espirituales, la forma subjetiva de la
Inteligenncia Iluminadora a que se refiere el texto del Sepher Yetzirah.
El Falo o Lingam es uno de los instrumentos o armas mágicas del
iniciado que opera en el Grado de Kjokmah, lo que nos habla del
conocimiennto espiritual del sexo y del significado cósmico de la
polaridad que pertenecen a este grado. Quien sea capaz de ver bajo la
superficie, en cuestiones mágicas y místicas, no dejará de darse cuenta
de que la comprensión de la tremenda y misteriosa potencia que una de
sus manifestaciones llamamos "sexo" encierra la clave de un gran poder.
No es por nada que las imágenes sexuales impregnan todas las visiones
del vidente, desde el Cantar de los Cantores hasta el Castillo Interior.
Por lo antedicho no debe deducirse, ni mucho menos, que estemos
abogando por los ritos orgíasticos como Sendero de Iniciación, sino
queremos decir que, sin la debida comprensión y entendimiento del
aspecto esotérico del sexo, el Sendero es un callejón sin salida. Freud
explicó claramentre la verdad a nuestra generación cuando indicó que
el sexo es la clave de la patología psicológica aunque cometió el error
de convertirla en la única clave de las nueve cámaras del alma humana.
Así como no puede existir la salud subconsciente si no hay armonía en
la vida sexual tampoco puede existir ninguna operación positiva y
dinámica en los planos de la supra consciencia, a menos que se
comprendan y observen rigurosamente las leyes de la polaridad. Para
muchos místicos que tratan de huir de la materia refugiándose en el
espiritu, estas palabras podrán parecer un poco duras; pero la
experiencia demostrará que son verdaderas. Por tanto, hay que decirlas,
aunque sean pocos los que las agradezcan.
El tremendo flujo descendente de las energías de Kjokmah, invocados
por medio del Nombre Divino de cuatro letras, ya del Yod macrocósmico
al Yo microcósmico, y allí es sublimado. A menos que la mente
subconsciente esté libre de disociaciones y represiones, y todas las
partes de la múltiples naturalezas humanas, debidamente coordinadas y
sincronizadas, ese flujo de fuerza puede provocar reacciones y síntomas
patológicos. Esta no quiere decir que quien invoca a Zeus sea, a la
vez, un adorador del Príapo, pero sí significa que nadie puede sublimar
una disociación. Cuando el canal está libre de obstrucciones, el flujo
descendente puede dar vuelta en el nadir y convertirse en un flujo
ascendente, factible de ser dirigido hacia cualquier esfera o canal que
se desee; pero, agrade o no, el hecho es que se trata de un flujo
descendente antes que pueda convertirse en uno ascendente; y si
nuestros pies no están firmes sobre la tierra elemental, estallaremos
como viejos odres de vino.
Todo ocultista práctico sabe que Freud ha dicho la verdad, aunque no
todas; pero no lo manifiestan por temor de ser acusados de falacismo o
de prácticas orgiásticas. Todas las cosas tienen su lugar debido,
aunque no en el Templo del Espíritu Santo; negarles su puesto es una
locura que la época victoriana debio pagar bien caro con una abrumadora
cosecha de psicopatologías.
Cuando operamos dinámicamente en cualquier plano, estamos actuando
en el Pilar derecho del Arbol y extraemos la energía primaria que
utilizamos, de la fuerza de Yod de Kjokmah. En este punto debemos
mencionar el hecho de que la correspondencia microcósmica de Kjokmah es
el lado izquierdo del rostro. La correspondencia macrocósmica y
microcósmica desempeñan un papel importantísimo en la práctica. El
macrocosmo u Hombre Mayor es, por supuesto, el Universo mismo, mientras
que el microcosmo es el humano individual. Se dice que éste es el único
ser que tiene una naturaleza cuádruple que corresponde exactamente a
los niveles del costado. A los ángeles les faltan los niveles
inferiores y a los animales, los superiores.
Las referencias que se hacen al microcosmos no deben ser tomadas
crudamente como si representaran las distintas partes del cuerpo
físico, porque tienen relación con el aura y las funciones de las
corrientes magnéticas de la misma; siempre debe tenerse presente, como
dice el Swami Vivekananda, que lo que en el hombre esta a la derecha se
encuentra a la izquierda en la mujer. Además, hay que recordar que lo
que es positivo en el mundo físico es negativo en el plano astral,
nuevamente positivo en el mental y negativo en el espiritual, como lo
indican los entrelazamientos de las dos serpientes, blanca y negra, que
forman el caduceo de Mercurio. Si se coloca este caduceo sobre el
árbol, cuando éste ha sido preparado para representar los cuatro mundos
de los cabalistas, se forma un jeroglífico que revela la operación de
la ley de Polaridad en relación con los distintos planos. Este es un
joroglífico importantísimo que rinde buenos frutos en la meditación.
De todo esto podemos deducir que cuando un alma se encuentra
encarnada en un cuerpo femenino funcionará negativamente en Assiah y
Briah, y positivamente en Yetzirah y Atziluth. En otras palabras, la
mujer, física y mentalmente, es negativa, pero psíquica y
espiritualmente es positiva, sucediendo lo contrario en el hombre. En
los iniciados hay una compensación considerable, porque cada uno
aprende la técnica necesaria con respecto a los métodos psíquicos,
positivos y negativos. La chispa Divina que constituye el núcleo de toda
alma viviente es, por supuesto, bisexual, y contiene aquélla. En las
almas más evolucionadas el aspecto comprensador está desarrollado por
lo menos hasta cierto punto. La mujer puramente femenina o el hombre
puramente masculino están hipersexualizados, juzgándolos por las normas
civilizadas, y sólo pueden encontrar un lugar apropiado en las
sociedades primitivas, en las que la fertilidad es la exigencia
primaria que la colectividad tiene respecto a sus mujeres, y la caza y
la guerra la constante ocupación de los hombres.
Esto tampoco quiere decir que las funciones físicas del sexo estén
pervertidas en el iniciado o que en algunas formas se altere la
configuración de su cuerpo. La Ciencia Esotérica enseña que la forma
física y el tipo racial que el alma asume en cada encarnación están
determinados por el destino o karma y que la vida tiene que ser vivida
de acuerdo con él. Es muy arriesgado para nosotros tratar de introducir
cambios en nuestro cuerpo físicos o tipo racial, y tenemos que
aceptarlo como base de nuestras operaciones, utilizando los sistemas
adecuados en cada caso. Hay ciertas operaciones y determinadas
actividades en una logia para las cuales es más indicado un cuerpo
masculino que uno femenino, y cuando hay que realizar trabajos
prácticos se eligen los operadores de acuerdo con su tipo. Pero cuando
se trata simplemente de realizar los rituales relativos al
ejercitamiento de un iniciado entonces se acostumbra dejar que cada uno
ocupe por turno los diferentes puestos para que así vaya aprendiendo a
manejar los distintos tipos de energías y se vaya equilibrando
debidamente.
Benjamín Kidd, en su estimulante obra "The Sciencie of Power"(La
Ciencia del Poder), señala que el tipo más elevado del ser humano que
pueda concebir es el que se aproxima al niño. En éste observamos el
tamaño relativamente enorme de la cabeza comparando con el peso del
cuerpo y que las caractéristicas sexuales secundarias apenas están
presentes. En forma modificada, encontramos las mismas tendencias en el
adulto civilizado. El tipo humano más elevado no es el del hirsuto
gorila ni el de la mujer de opulentos pechos. La tendencia de la
civilización es la de crear un tipo que se va aproximando a ambos sexos
en lo que concierne a las caracteristicas secundarias del mismo. ¿ Qué
porcentaje de varones civilizados podrían dejarse crecer una barba
realmente patriarcal? Sin embargo las caracteristicas sexuales
primarias deben mantenerse íntegramente, pues de lo contrario la raza
perecería rápidamente y no tenemos motivos alguno para suponer que así
es el caso aun entre nuestros más modernos epicenos que llenan los
tribunales de divorcio con pruebas abundantes de su rebosante
filoprogenitividad.
Podemos comprender perfectamente todas estas cosas cuando se las
coloca bajo la luz que arroja el Arbol. Los dos Pilares, el positivo de
Kjokmah y el negativo dle Binah, corresponden respectivamente a Ida y
Pingala del sistema Yogui. Estas corrientes magnéticas que circulan por
el aura, paralelas a la espina dorsal, se llaman las corrientes Solar y
Lunar. En las encarnaciones masculinas trabajamos principalmente con
la corriente solar, el fertilizador; y en las femeninas utilizamos
predominantemente las fuerzas Lunares. Si deseamos trabajar con la
fuerza opuesta a la que tenemos, debemos hacerlo utilizando nuestro
modo natural como base de la operación, reflejándola. El hombre que
quiere utilizar las fuerzas lunares tiene que emplear algún artificio
que le permita hacer que sus fuerzas solares naturales "reflejen", y la
mujer que desea utilizar las fuerzas solares emplea un procedimiento
mediante el cual puede enfocarlas en sí mismas y reflejarlas.
En el plano físico los sexos se unen; así el hombre que engendra un
hijo en la mujer, aprovechando las fuerzas lunares de ésta. La mujer,
por su parte, al desear crear y no pudiendo hacerlo por sí propia,
seduce al hombre mediante el poder del deseo, hasta que lo conquista, y
queda impregnada con sus fuerzas solares.
En las operaciones mágicas, el hombre o la mujer que desea utilizar
fuerzas de cáracter opuesto al que tiene su vehículo físico, lleva su
conciencia al plano en el cual éstas tengan la conciencia con la
polaridad deseada y ejecuta su obra desde allí. El sacerdote de Osiri
algunas veces usa los espíritus elementales para suplementar su propia
polaridad y las sacerdotisas de Isis invocan con el mismo fin las
influencias ángelicas.
Como toda manifestación se produce de acuerdo con los pares de
opuestos, el principio de polaridad está siempre implícito no sólo en
el Macrocosmos, sino en el Microcosmos. Compréndiendolo y sabiendo cómo
aprovechar las potencialidades que ofrece, podemos elevar nuestros
poderes muy por encima de lo normal. También podemos utilizar el medio
circundante como yunque y descubrir las potentes fuerzas de Kjomah en
los libros, en las tradiciones raciales, en nuestra religión, en
nuestro amigos y asociados. Porque de todos ellos podemos recibir los
estímulos que fecundan y nos convierten en creadores, mental, emocional y
dinámicamente. Podemos hacer que en nuestro ambiente circundante actúe
como Kjokmah sobre nuestro Binah, o inversamente, operar como Kjokmah,
sobre su Binah. En los planos sutiles la polaridad no es fija, sino
sólo relativa. Lo que es más fuerte que nosotros es positivo con
respecto a nosotros mismos y nos torna automáticamente negativos a su
respecto. Si somos nosotros los más fuertes, en cualquier sentido, nos
hace positivo a ese respecto, pudiendo asumir entonces el papel
correspondiente. En todos los trabajos prácticos esta polaridad
fluídica, sutil, siempre fluctuante, es uno de los factores más
importantes, siempre que la comprendamos perfectamente y seamos capaces
de aprovecharla. Entonces podremos hacer cosas muy notables y poner
sobre una base muy distinta nuestras vidas y relaciones con nuestro
medio ambiente circundante.
Tenemos que aprender cuándo podemos funcionar como Kjokmah y
engendrar hijos en el mundo, y cuándo podemos actuar mejor como Binah y
hacer que nuestro medio ambiente nos fertilice y nos haga productivos.
No debemos olvidar jamás que fecundarse a sí propio implica la
esterilización en pocas generaciones y que es necesario seamos
fecundados una y otra vez por el medio en que estamos operando. Tiene
que haber un intercambio de polaridad entre nosotros y lo que nos
hayamos propuesto hacer, debiendo estar constantemente alerta para
encontrar las influencias polarizadoras, sea en la tradición, en los
libros o en los colaboradores de nuestra esfera de actividad, y hasta
en la misma oposición, los enemigos y antagonistas porque hay tanta
fuerza polarizante en un odio enconado como en el amor, siempre que
sepamos cómo usarla. Es necesario que recibamos estímulo si tenemos que
crear algo, aunque no sea más que vivir bien nuestra vida. Kjokmah es
el estímulo cósmico; todo lo que estimula pertenece a Kjokmah en la
clasificación del Arbol, y los sedantes a Binah. Obtenemos una
comprensión más profunda de este principio de polaridad cósmica cuando
estudiemos Binah, el Tercer Sephirah, porque apenas es posible
comprender los efectos de Kjokmah sin referirnos a su opuesto
polarizante con el cual funciona siempre. Por tanto, no llevaremos
nuestro estudio más adelante en este momento, sino que concluiremos
nuestra consideración de Kjokmah refiriéndonos a las cartas del Tarot
que se le atribuyen, y reanudaremos nuestra investigación sobre tema
tan significativo cuando Binah os haya proporcionado detalles
ulteriores.
III
Como lo hicimos notar en el capítulo referente a Kether, las cuatro series de láminas del Tarot corresponden a los cuatro elementos, y los cuatros ases representan las raíces de las potencias de dichos elementos. Los cuatro dos corresponden a Kjokmah y representan la operación polarizada de esos elementos en equilibrio armonioso. De ahí que todas las cartas del dos sean cartas de armonía.
El Dos de Bastos, que corresponde al elemento fuego, se llama el
Señor Dominador. Los bastos son esencialmente un símbolo fálico,
masculino, y se atribuyen a Kjokmah, de manera que podemos interpretar
esta carta como significativa de polarización: el positivo que ha
encontrado su pareja negativa y está en equilibrio. No hay antagonismo o
resistencia contra el Dominador, sino que es como si un pueblo
satisfecho aceptara contento su dominio, Binah, satisfecha acepta a su
esposo.
El Dos de Copa (Agua) se llama el Señor del Amor; aquí encontramos el concepto de la polarización armoniosa.
El Dos de Espada (Aire) es llamado el Señor de la Paz Restablecido,
indicando que la fuerza destructiva de la espada está en equilibrio
temporal.
El Dos de Oros (Tierra) se llama el Señor del Cambio Armonioso.
Aquí, como en las espadas, vemos una modificación de la naturaleza
esencial de la fuerza elemental merced a su polaridad opuesta,
produciendo nuevamente el quilibrio. La fuerza destructiva de las
espadas retorna a la paz, y la inercia, la resistencia terrestre, al
polarizarse por la influencia de Kjokmah, se convierte en ritmo
equilibrado.
Estas cuatro cartas indican la fuerza de Kjokmah sobre la polaridad,
esto es, el equilibrio esencial del poder tal como se manifiesta en
los Cuatro Mundos de los Cabalistas. Cuando aparecen en la adivinación
indican siempre poder en equilibrio. No señalan una fuerza dinámica,
como podría esperarse de Kjokmah, porque como éste es uno de los Tres
Supremos, su fuerza es positiva en los planos sutiles y
consiguientemente negativa en los planos de la forma. El aspecto
negativo de una fuerza dinámica se representa por el equilibrio, en la
polaridad. El aspecto negativo de una fuerza negativa se representa por
la destrucción, como podemos verlo, por ejemplo, en Kali, la terrible
esposa de Siva con su cinturón de cráneos danzante sobre el cuerpo de
su esposo.
Este concepto nos suministra la clave de otro de los múltiples
problemas del Arbol: el concerniente a la polaridad relativa de los
Sephiroth. Como ya hemos explicado, cada Sephirah es negativo en su
relación con los que le son superiores y de los cuales recibe el
influjo de sus emanaciones, y positivo con relación a los que le son
inferiores, sobre los que actúa así como su emanador. Sin embargo,
algunos de los pares de Sephiroth son más precisamente positivos o más
precisamente negativos en su naturaleza. Por ejemplo, Kjokmah es
positivo Positivo, y Binah un positivo Negativo. Kjesed un negativo
Positivo y Gueburah un negativo Negativo. Netzach (Venus) y Hod
(Mercurio) son considerados hermafroditas. Yesod (Luna) es un Positivo
negativo y Malkuth (Tierra) un negativo Negativo. Ni Kether ni
Tiphareth son predominantemente masculinos o femeninos. En Kether los
pares de Opuestos están latentes y no se han declarado o manifestado, y
en Tiphareth se encuentran en perfecto equilibrio.
Hay dos formas en que puede efectuarse la transmutación en el Arbol,
las cuales están indicadas por dos de los jeroglíficos que se
encuentran superpuestos a los Sephiroth; uno de ellos es el de los Tres
Pilares; y el otro el del Rayo Relampagueante. Ya hemos descripto los
Pilares; y el Rayo Relampagueante simplemente indica el orden de las
emanaciones de los Sephiroth, Zigzagueando de Kjokmah a Binah, de éste a
Kjesed, hacia adelante y atrás a través del Arbol. Si la transmutación
se efectúa de acuerdo con el Rayo Relampagueante, la fuerza cambia de
tipo; y si se hace según los Pilares, permanece del mismo tipo, en un
arco superior o inferior según sea el caso.
Esto podrá parecer muy complejo y abstracto, pero algunos ejemplos
servirán para demostrar que son muy simples y prácticos cuando se les
comprende bien. Tomemos el problema de la sublimación de las fuerzas
sexuales que tanto preocupa a los psico terapeutas y con respecto al
cual se habla mucho y no se dice nada. En Malkuth, que en el
microcosmos es el cuerpo físico , la fuerza sexual se expresa en
términos de óvulos y espermatozoides, en Yesod, que es el cuerpo
etérico, se manifiesta como magnetismo, con respecto al cual nada sabe
la ciencia o la psicología ortodoxa, pero sobre lo que tendremos mucho
que decir cuando tratemos del Sephirah correspondiente. Hod y Netzach
están en el plano astral; en Hod vemos que la energía sexual se
manifiesta en imágenes visuales, mientras que en Netzach su expresión
es bajo la forma de ese tipo peculiar de magnetismo que vulgarmente
denominamos "ese algo". En Tiphareth, el Centro Crístico, esa fuerza se
expresa como inspiración espiritual, iluminación, el despertar de la
conciencia superior. Si es de carácter positivo, se convierte en
inspiración Dionisíaca, una especie de ebriedad divina y si es
negativa, se transforma en el Amor Impersonal y Omniabarcante del
Cristo.
Cuando la transmutación se opera en los Pilares, quedamos
impresionados por la verdad que contiene la conocida frase francesa:
"Plus ga change plus c'est la meme chose" (cuando más cambia, tanto más
es la misma cosa). Kjokmah, dinamismo puro, estímulo puro, sin
expresión formal, se convierte en Kjesed, en el aspecto constructivo y
organizador de la evolución; anabolismo, en contradicción con el
catabolismso de Gueburah. En Kjesed la fuerza de Kjokmah se transforma
en esa peculiar forma sutilísima de magnetismo, que da el poder de
dirigir a los demás, y es la raíz de toda grandeza. Y similarmente, en
el Pilar Izquierdo, la fuerza restrictiva de Binah se convierte en el
destructivo Gueburah y en el productor de las imágenes mágicas,
Mercurio Hermes Toth.
De tiempo en tiempo los símbolos de la Ciencia Oculta se han ido
filtrando y convirtiendo en conocimiento público, pero los no iniciados
ignoran el sistema de disponer estos símbolos sobre el Arbol y no
saben aplicar los principios alquímicos de la transmutación y de la
destilación, en los cuales se encierran los verdaderos secretos acerca
de su uso.
La Cábala Mística - D. Fortune
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