Una nueva visión del problema de Kant. Los libros de Hinton. El
"sentido del espacio" y su evolución. Un sistema para desarrollar el
sentido de la cuarta dimensión por medio de ejercicios con cubos de diferentes
colores. El concepto geométrico del espacio. Tres perpendiculares. ¿Por qué son
sólo tres? ¿Todo lo existente puede ser medido mediante tres perpendiculares?
Hechos físicos y metafísicos. Signos de la existencia. La realidad de las
Ideas. La evidencia Insuficiente de la existencia de la materia y del
movimiento. Materia y movimiento son sólo conceptos lógicos, como
"bien" y "mal".
Ya dije que Kant planteó un problema, pero no ofreció su solución ni
indicó modo alguno de resolverlo. Y tampoco ninguno de los comentaristas,
intérpretes, seguidores u oponentes conocidos de Kant halló esta solución o el
camino hacia ella.
Encuentro la primera vislumbre de una comprensión
correcta del problema de Kant, y los primeros indicios de un camino posible
hacia su solución, en los intentos de un nuevo enfoque del estudio de este
problema del espacio y del tiempo, conectado con la idea de la "cuarta
dimensión" y la idea de las dimensiones superiores en general. Los libros
del escritor inglés C. H. Hinton, A new Era of Thought y The Fourth
Dimensión, contienen un interesante análisis de lo mucho que se ha
hecho en esta dirección. (3)
Entre
otras cosas, Hinton dice que los comentarios sobre las ideas de Kant se ocupan
habitualmente sólo de su aspecto negativo; es decir, el hecho
de que podemos percibir las cosas a través de los sentidos, sólo en tiempo y
espacio, se considera como un obstáculo, impidiéndonos ver a qué se parecen
realmente las cosas en si mismas, no permitiéndonos conocerlas como son en
realidad, imponiéndoles algo que no les pertenece, algo que las excluye de
nosotros.
Pero [dice Hinton], si la afirmación de Kant la
tomamos como es simplemente [sin ver en la percepción espacial un impedimento para
la percepción correcta y nos decimos que aprehendemos por medio del espacio,
entonces es igualmente aceptable considerar nuestro sentido del espacio] no
como una condición negativa que nos impida aprehender al mundo, sino como un
medio positivo por el que la mente aterra su experiencia [o
sea, por medio del cual aprehendemos al mundo].
En tantos libros en los que se trata el tema hay
cierto aire de desaliento — como si esta aprehensión del espacio fuera una
especie de velo que nos excluyese de la naturaleza. Pero no hay necesidad de
adoptar este sentimiento... [Debemos reconocer] el hecho de que es por medio
del espacio que aprehendemos lo que existe. El espacio es el instrumento de la
mente.
Muy
a menudo, una afirmación que parece ser muy profunda y abstrusa y difícil de
captar, es simplemente la forma dentro de la cual los pensadores profundos
arrojaron una observación muy simple y práctica. Y por ahora, contemplemos la
gran doctrina del espacio de Kant desde un punto de vista práctico, y llega a
esto: es importante desarrollar el sentido del espacio, pues éste es el medio
por el cual pensamos acerca de cosas reales.
Ahora bien, de acuerdo con Kant [continúa Hinton],
el sentido del espacio o la intuición del espacio, es el poder más fundamental
de la mente. Pero en ninguna parte encuentro una educación sistemática y
completa del sentido del espacio... Se la deja para que se organice por
accidente... [Empero, un desarrollo especial del sentido del espacio hace
perfectamente claro y simple] una serie total de nuevos conceptos...
Fichte. Schelling, Hegel desarrollaron ciertas
tendencias de Kant y escribieron libros notables.
Pero los verdaderos sucesores de Kant son Gauss y
Lobatchewski.
Pues si nuestra intuición del espacio es el medio
por el cual aprehendemos, entonces se colige que hay
diferentes géneros de intuiciones del espacio... Esta intuición del espacio
deberá ser matizada, por así decirlo, por las condiciones (de la actividad
mental) del ser que la usa...
Mediante un análisis notable, los grandes geómetras
antes mencionados mostraron que el espacio no está limitado como parecería
informárnoslo la experiencia corriente, sino que somos enteramente capaces de
concebir diferentes géneros de espacio. (4)
Hinton ideó un complicado sistema para educar y
desarrollar el sentido del espacio por medio de ejercicios con una serie de
cubos de diferentes colores. Los libros ya mencionados se consagran a exponer
este sistema. En mi opinión, los ejercicios de Hinton son interesantes desde el
punto de vista teórico pero pueden tener significación práctica solamente en
aquellos casos en los que las personas tengan la misma constitución mental que
Hinton.
Según Hinton, su sistema de ejercicios mentales
debe conducir primero de todo, al desarrollo de la habilidad para visualizar
cosas, no como el ojo las ve, o sea no en perspectiva, sino como son
geométricamente; por ejemplo, deben enseñarle a uno a visualizar el cubo desde
todos los lados a la vez. Si adquirimos esta habilidad de visualización, no en
perspectiva, a su vez deberíamos ampliar grandemente los límites de la
actividad de nuestra consciencia, creando de ese modo nuevos conceptos e
intensificando nuestra capacidad para extraer analogías.
Kant estableció el hecho de que una expansión del
conocimiento bajo las condiciones existentes de percepción no nos acercará más
a las cosas en sí mismas. Pero hay teorías que afirman que, si se lo desea, es
posible cambiar las condiciones mismas de percepción y, de este modo, enfocar
la esencia real de las cosas. En los libros antes mencionados, Hinton intenta
reunir las bases científicas de tales teorías.
Nuestro espacio, como pensamos en él
corrientemente, lo concebimos limitado — no en extensión, sino en cierto modo
que sólo puede comprenderse cuando pensamos en nuestros métodos para medir
objetos espaciales. Encontramos que hay sólo tres direcciones independientes en
las que un cuerpo puede medirse: deberá tener altura, largo y anchura, pero no
tiene más que estas dimensiones. Sí en él se tomara cualquier otea medida, se
halla-ría que esta nueva medida estaría compuesta por las viejas medidas.
Es imposible hallar en el cuerpo un punto al que no
pudiera llegarse viajando en combinaciones de las tres direcciones ya tomadas.
¿Pero, por qué el estado debe limitarse a tres
direcciones independientes?
Los geómetras descubrieron que no hay razón de por
qué los cuerpos deberían estar así limitados. Objetivamente, todos los cuerpos
que podemos medir están así limitados. De modo que llegamos a esta conclusión:
que el espacio que usamos para concebir objetos ordinarios del mundo se limita
a tres dimensiones.
Pero podría ser posible que haya seres que vivan en
un mundo tal que conciban un espacio de cuatro dimensiones...
Es posible decir mucho acerca de un espacio de
dimensiones superiores a las nuestras, y elaborar analíticamente muchos
problemas que los sugieran. Pero, ¿podremos concebir un espacio
tetradimensional del mismo modo en que concebimos nuestro propio espacio?
¿Podremos pensar en un cuerpo de cuatro dimensiones como una unidad que tenga
propiedades, del mismo modo que pensamos en un cuerpo que tenga una figura
definida en el espacio con el que estamos familiarizados?
Realmente, no hay más dificultad en concebir
figuras tetradimensionales, cuando marchamos por la senda correcta, que en
concebir la idea de figuras sólidas, y tampoco existe misterio alguno acerca de
ello.
Cuando se adquiere la facultad [de aprehender en las
cuatro dimensiones] — o más bien, cuando se la introduce en la consciencia,
pues existe en todos deforma imperfecta— se abre un nuevo horizonte. La mente
adquiere un desarrollo de energía, y en este uso de un espacio más amplio como modalidad del pensamiento, se
abre un sendero usando esa misma verdad que, cuando Kant la expresó por primera
vez. parecía cerrar la mente dentro de límites tan estrechos. Nuestra
percepción está sujeta a las condiciones de estar en el espacio. Pero el
espacio no está limitado como pensarnos al principio.
El próximo paso después de haber formado esta
facultad de concebir un espacio más amplio, es investigar la naturaleza y ver
qué fenómenos han de explicarse mediante las relaciones tetradimensionales...
El pensamiento de los siglos pasados usó el
concepto de un espacio tridimensional, y por ese medio clasificó muchos
fenómenos y obtuvo reglas para ocuparse de asuntos de gran utilidad práctica.
El sendero que se abre inmediatamente ante nosotros en el futuro es el de
aplicar el concepto del espacio tetradimensional a los fenómenos de la
naturaleza, y de investigar lo que podrá averiguarse por este nuevo medio de
aprehensión.
Para expandir nuestra aprehensión es
importante separar lo más distantemente posible los autoelementos,
o sea, los elementos personales introducidos por nosotros en todo lo
que aprehendemos, de aquello que está siendo aprehendido, para
que nuestra atención no se distraiga (en nosotros) de las propiedades de lo que
realmente percibimos.
Sólo "librándonos" de los
"autoelementos" de nuestra percepción "nos colocamos en una
posición en la que podemos proponer preguntas sensatas". Sólo
"librándonos de la noción de su movimiento circular alrededor de la tierra"
lo sea, alrededor de nosotros: un autoelemento] "preparamos nuestro camino
para estudiar al sol".
Lo peor de un autoelemento [de la percepción], es
que nunca imaginamos su presencia hasta que nos libramos de él.
[A fin de entender qué significa el autoelemento en
nuestra percepción], imaginémonos trasladados de repente a otra parte del
universo, y que allí encontramos seres inteligentes y entablamos con ellos una
conversación.
Si les dijéramos que provenimos de un mundo y les
describiéramos al sol diciéndoles que es un cuerpo brillante y caliente que se
desplaza alrededor de nosotros, replicarían: Nos habéis dicho algo del sol.
pero también algo de vosotros.
En consecuencia, si deseamos conocer
algo del sol, en primer lugar debemos desembarazamos del autoelemento introducido
en nuestra aprehensión del sol por el movimiento alrededor de éste por parte de
la tierra, en la que estamos.
"Una de nuestras serias piezas de
trabajo" en la educación y el desarrollo del sentido del espacio será
libramos de los autoelementos en el conocimiento del orden [de los
objetos]". Todavía no está determinada por completo la relación de nuestro
universo, o de nuestro espacio, con el espacio tetradimensional.
La relación real exigirá mucho estudio para
captarla, y entonces nos parecerá tan natural como nos parece ahora la posición
de la tierra entre los demás planetas.
Los estudios del... ¡orden] yo los dividiría en dos
clases: los que crean la facultad del orden, y los que la usan y ejercitan. La
matemática la ejercita, pero no pienso que la cree; y por desgracia, en
matemática como ahora a menudo se la enseña, al alumno se lo lanza de repente
dentro de un vasto sistema de símbolos [sin recibir la posibilidad de captar su
significado y su importancia].
De las posibles unidades que servirán [para el
estudio del orden], tomo el cubo; y me encontré con que siempre que tomé
cualquier otra unidad me equivoqué, confundí y perdí el camino. Con el cubo no
se marcha muy rápidamente, pero todo es perfectamente evidente y sencillo, y se
erige en un todo del que cada parte es evidente...
Nuestro trabajo será. pues, éste: un
estudio, por medio de cubos, de los hechos del orden. Y el proceso de
aprendizaje será un activo proceso de montar realmente los cubos. De este
modo... ponemos... /a la mente/ en contacto con la naturaleza. (5)
Ahora bien, tomando en consideración todo lo que se
ha dicho, tratemos de establecer exactamente cómo entendemos aquellos aspectos
de nuestra percepción de los que habla Kant.
¿Qué es el espacio?
Tomado como un objeto, o sea, visualizado como
fuera de nuestra consciencia, el espacio es para nosotros la forma del
universo o la forma de la materia en el universo.
El espacio posee extensión infinita en todas las
direcciones. Pero al mismo tiempo, podemos medirlo en tres direcciones
independientes solamente: largo, ancho y alto. A estas direcciones las llamamos
dimensiones del espacio y decimos que nuestro espacio posee tres dimensiones,
que es tridimensional.
Con dirección
Independiente significamos, en este caso. una línea que está en
ángulos rectos respecto de otra.
Nuestra
geometría (o sea, la ciencia de medir la tierra, o la materia en el espacio)
conoce sólo tres de tales líneas que están simultáneamente en ángulos rectos
una con otra y no son paralelas en relación de una con otra.
¿Por qué sólo hay tres, y no diez o quince?
Esto no los sabemos.
Además, es significativo otro hecho: en virtud de
alguna misteriosa cualidad del universo, o debido a las limitaciones de nuestro
aparato mental, no podemos visualizar más de tres perpendiculares.
Pero decimos que el espacio es infinito. En
consecuencia, puesto que la primera condición del infinito es la
infinitud en todas las direcciones y en todos los aspectos
posibles, debemos dar por sentado que el espacio tiene una cantidad infinita de
dimensiones, o sea, dar por sentada la posibilidad de una cantidad infinita de
líneas perpendiculares y no paralelas una con otra. Y además, tenemos que dar
por sentado que, por alguna razón conocemos solamente tres de
estas líneas.
Este es el aspecto en el que la cuestión de las
dimensiones superiores se presenta a nuestra consciencia ordinaria.
A pesar de todo, puesto que somos incapaces de
construir más de tres perpendiculares, estamos obligados a admitir que, aunque
la tridimensionalidad de nuestro espacio sea meramente condicional, lo limitado de
nuestro espacio respecto de las posibilidades geométricas es un hecho
incuestionable. Pero por supuesto, si estas propiedades del espacio son creadas
por ciertos atributos que nos pertenecen, entonces se colige que la limitación
está también en nosotros mismos.
No Importa de qué dependa esta limitación, el hecho
es que existe. Un punto dado puede ser el vértice de sólo ocho tetraedros
independientes. Desde un punto dado sólo pueden trazarse tres líneas
perpendiculares y no paralelas.
Partiendo de esto, determinamos la dimensionalidad
del espacio mediante el número de líneas que es posible trazar en él, las cuales
estarían en ángulos rectos una respecto de la otra. En una línea no puede haber
una perpendicular, o sea, otra línea. Es espacio
unidimensional. En una superficie, son posibles dos perpendiculares. Es espacio
bidimensional. En el "espacio", hay tres perpendiculares. Es espacio
tridimensional.
La
Idea de la cuarta dimensión surgió del supuesto de que, además
de las tres dimensiones conocidas por nuestra geometría, existe una cuarta.
Inaccesible y desconocida para nosotros por alguna razón, o sea, que además de
las tres perpendiculares que conocemos es posible una cuarta
perpendicular misteriosa. En la práctica, este supuesto se basa en la
consideración de que el mundo contiene muchas cosas y fenómenos acerca de
cuya existencia real no puede haber duda. pero que trascienden
cabalmente la medición en largo, ancho y alto, y están, por decirlo así, fuera
del espacio tridimensional.
Podemos
tomar como realmente existente aquello que produce cierta
acción, tiene ciertas funciones, representa la causa de algo más. Lo que
no existe no puede producir acción alguna, no tiene función,
no puede ser causa. Pero hay diferentes géneros de existencia. Está la
existencia física, reconocida por acciones y funciones de cierta índole; y está
la existencia metafísica, reconocida por sus acciones y funciones.
Una
cosa existe, y la idea del bien y del mal existe. Pero no
existen en el mismo sentido. Un mismo método de demostración de la existencia
no puede servir para demostrar la existencia de una casa y la existencia de una
idea. Una casa es un hecho físico, una idea es un hecho metafísica. Los
hechos tanto físicos como metafísicos existen, pero existen de
modo diferente. A fin de demostrar la idea de la división del bien
y del mal — o sea, un hecho metafísico— deberá demostrarse su posibilidad. Esto
será suficiente. Pero si demuestro que una casa, o sea un hecho físico, puede existir,
de ningún modo eso significa que realmente exista. Demostrar que un hombre
puede poseer una casa no es prueba de que realmente la posea.
Además,
nuestra relación con una idea y con una casa es muy diferente. Por medio de
cierto esfuerzo, puede destruirse una casa: la puede incendiar o demoler. La
casa cesará de existir. Pero trátese de destruir mediante esfuerzo una idea.
Cuanto más se luche contra ella, cuanto más se la discuta, refute y ridiculice,
esa idea más crecerá, se difundirá y cobrará fuerza. Por otro lado, el
silencio, el olvido, el no-hacer, la "no
resistencia" aniquilarán, o en todo caso debilitarán esa idea. Pero el
silencio, el olvido no perjudicarán a una casa ni a una piedra. Está claro que
la existencia de una casa y la existencia de una idea son existencias
diferentes.
Sabemos
muchísimo de existencias diferentes de ese tipo. Un libro
existe y el contenido de un libro existe. Las notos existen, y la música que
éstas contienen existe. Una moneda existe y el valor
de compra de una moneda existe. Una palabra existe y
la energía contenida en ella existe.
Por un lado, vemos una serie de hechos
físicos; por el otro, una serie de hechos metafísicas. Hay
hechos del primer género y hechos del segundo género; ambos existen, pero
existen de modo diferente.
Desde el corriente punió de vista
positivista parecerá muy ingenuo hablar del valor de compra de
una moneda separadamente de ésta; de la energía de una palabra separadamente de
ésta; del contenido de un libro separadamente de éste, y así
sucesivamente. Todos sabemos que ésta es sólo "una manera de hablar",
que en realidad el valor de compra, la energía de una
palabra, el contenido de un libro, no tienen existencia; son sólo
conceptos por medio de los cuales designamos una serle de fenómenos
de algún modo conectados con la moneda, la palabra y el libro, pero en realidad
muy separados de ellos. ¿Pero esto es así?
Decimos
no aceptar nada como datos y, en consecuencia, no debemos rechazar nada como
datos.
En
las cosas no sólo vemos un aspecto externo sino también un contenido interno.
Sabemos que este contenido interno constituye una parte inalienable de las
cosas, habitualmente su esencia principal. Y muy naturalmente nos preguntamos
dónde está y qué representa. Vemos que este contenido interior no está en
nuestro espacio. De modo que concebimos la idea de un "espacio
superior", que posee más dimensiones que el nuestro. Nuestro espacio llega
a ser entonces parte de un espacio superior, por decirlo así, o sea, empezamos
a suponer que conocemos, sentimos y medimos sólo una parte
del espacio, la parte que es medible en largo, ancho y alto.
Díjose antes que, por regla general, consideramos
al espacio como la forma del universo o la forma de la materia en el universo.
Para aclarar más esto: puede decirse que un "cubo" es la forma de la
materia en un cubo; una "esfera" es la forma de la materia en una
esfera; el "espacio" —una esfera infinita— es la forma de toda la
materia contenida en el universo.
En La Doctrina Secreta. H.P.
Blavatsky dice esto acerca del espacio:
El absurdo superficial de presumir que el espacio mismo es medible en
cualquier dirección es de poca consecuencia. La frase familiar [la cuarta
dimensión del espacio] sólo puede ser una abreviación de la forma mas completa
— la "cuarta dimensión de la materia, en el espacio"... El progreso
de la evolución puede destinarse a introducimos en nuevas características de la
materia. (6)
Pero la fórmula que define al "espacio" como la "forma de
la materia en el universo" sufre de un defecto, a saber, introduce el
concepto de la "materia", o sea, una incógnita.
Ya hablé del callejón sin salida de x = y,
y = x, al que conducen todos los intentos de definición física de la
materia. Las definiciones psicológicas conducen a lo mismo. En su célebre
libro The Physiology of the Soul. A. I. Hertzen dice:
Llamamos materia a todo lo que, directa o indirectamente, ofrece
resistencia al movimiento producido directa o indirectamente por nosotros,
manifestando en esto una notable analogía con nuestros estados pasivos. Y llamamos fuerza (movimiento) a lo que, directa o indirectamente,
comunica movimiento a nosotros o a otros cuerpos. manifestando en esto la
máxima semejanza con nuestros estados activos.
En consecuencia, "materia" y
"movimiento" son, por decirlo así, proyecciones de nuestros estados
activo y pasivo. Está claro que el estado pasivo sólo puede definirse por medio
del activo, y el activo por medio del pasivo. El resultado es una vez más dos
incógnitas que se definen entre sí.
E. Douglas Fawcett lo expresa muy bien cuando habla
de la materia en su artículo "Idealismo y el Problema de la
Naturaleza", en The Quest (abril de 1910):
La
Materia (como "Fuerza") no representa dificultad alguna. Lo sabemos
todo acerca de ella, por la muy buena razón de que la ' hemos inventado... La
"Materia" es una creación concebida por nosotros; un mero modo de
pensar acerca de los objetos sensibles; un sustituto mental de complejos hechos
concretos pero inmanejables...
Hablando estrictamente, la Materia existe solamente
como un concepto... A decir verdad, el carácter de la Materia, inclusive cuando
se trata sólo como un concepto es tan carente de evidencia que las personas, en
su mayoría, son Incapaces de decir exactamente qué significan con ella.
Preséntase aquí una cuestión importante: materia
y fuerza son sólo conceptos lógicos, o sea, solamente
términos adoptados para designar una larga serie de hechos diversos. Para
nosotros, educados en la "física", es difícil entender esto. Pero en
realidad, ¿quién vio Jamás a la materia o a la fuerza?
Vemos cosas, vemos fenómenos. Jamás hemos visto ni veremos nunca a
la materia separadamente de la sustancia de la que está hecha
o en la que consiste una cosa dada. Y, una sustancia dada no
es materia, es modera, o hierro, o piedra. Del
mismo modo, nunca veremos a la fuerza separadamente de la acción. ¿Qué
significa esto? Significa que materia y fuerza son conceptos
tan abstractos como "valor" o "trabajo", como el
"valor de compra" de una moneda, como el
"contenido" de un libro. Significa que la materia es
la "sustancia con que están construidos los sueños". Y, tal como
nunca podremos tocar esta "sustancia", y sólo la vemos en sueños, de
igual modo nunca podremos tocar, ver ni fotografiar a
la materia física separadamente de las cosas. Perfecta o
imperfectamente, conocemos cosas y fenómenos, pero nunca conoceremos a la materia y
a la fuerza aparte de las cosos y los fenómenos.
La materia es un concepto tan abstracto
como la verdad, el bien o el mal.
La materia, o cualquier
parte de la materia, no puede introducirse en una retorta ni en un crisol, tal
como a las 'Tinieblas Egipcias" no se las puede vender en botellitas. Pero
dicen que a las "Tinieblas Egipcias" las venden, en forma de polvo
negro, en el Monte Athos o en otra parte, por lo que tal vez alguien también
vio a la materia después de todo.
A
fin de hallar el enfoque correcto de estas cuestiones es necesario tener cierta
preparación o gran sagacidad. Por desgracia, las personas se embarcan con
demasiada facilidad en discusiones acerca de cuestiones fundamentales sobre la
estructura del mundo.
Un hombre admite prestamente su
incompetencia en música o matemática superior, en el arte de bailar ballet,
pero siempre se reserva el derecho de tener una opinión y expresar
un juicio sobre cuestiones referentes a " principios fundamentales".
Es muy difícil conversar con tales personas.
Pues, ¿cómo se podrá contestar a un
hombre que lo mira a uno con perplejidad, tamborilea su dedo en la mesa y dice:
"Esto es materia, la conozco, la siento ¿Esto cómo puede
ser un concepto abstracto?" Es tan difícil contestarle como contestar al
hombre que dice: "¡Pero yo veo por mi mismo que el sol
sale y se pone!". Para volver a la cuestión del espacio, en todos los
acontecimientos no debemos introducir cantidades desconocidas en su definición.
Debemos definirlo con la ayuda de los dos datos que ya decidimos aceptar en el
comienzo mismo.
El mundo y nuestra vida interior son
los dos hechos que decidimos reconocer como existentes. Con el mundo
significamos la combinación de las causas de todas nuestras sensaciones en
general. Con el mundo material significamos la combinación de las causas de
una serie definida de sensaciones, las de la
vista, el oído, el tacto, el olfato, el gusto, las sensaciones de peso, masa. etc.
El espacio es una
propiedad del mundo o una propiedad de nuestra cognición del mundo. El espacio
tridimensional es una propiedad del mundo material o una
propiedad de nuestra percepción del mundo material.
De
modo que la cuestión es ésta: ¿cómo debemos enfocar el estudio del espacio?
3 Hinton
tiene dos libros separados: The Fourth Dimensión, y A New Era of
Thought; hay también tres libros de artículos populares y
ficción: Scientific Romances, donde expone las mismas ideas.
4 A New
Era Of Thought, de C. H. Hinton, Londres, George Alien & Unwin,
1910.
5 A New
Era Of Thought, de C. H. Hinton, Londres, George Alien & Unwin,
1910.
6 The Secret Doctrine, de
H.P. Blavatsky, Londres y Nueva York, Theosophical Publishing Society, 3a. ed.,
1893, tomo I, pág. 271. (La Doctrina Secreta. Ed. Kier S.A.,
Buenos Aires)
Fuente: Tertium Organum - P. D. Ouspensky. Capitulo 2.