Universo

Universo

martes, 20 de junio de 2017

Sephirah Kjokmah

CAPITULO XVI.- KJOKMAH, EL SEGUNDO SEPHIRAH


TITULO : Kjokmah, Sabiduría (Hebreo Chet, Kaph, Mem, Hé)
IMAGEN MÁGICA : Una figura Masculina con barba.
SITUACIÓN EN EL ÁRBOL : A la cabeza de la Columna de la
Misericordia, en el Triángulo Supremo.
TEXTO YETZIRATICO : El Segundo Sendero se llama el de la Inteligencia Iluminadora: es la Corona de la Creación, el Esplendor de la Unidad que la iguala. Está exaltado sobre toda cabeza, y los cabalistas lo llaman Segunda Gloria.
TÍTULOS DADOS A KJOKMAH : Poder de Yetzirah, Ab, Abba, Padre
Supremo, Tetragrammaton   Yod del Tetragrammaton.
NOMBRE DIVINO : Jehovah (Yejovah)
ARCÁNGEL : Ratziel.
ORDEN ANGÉLICO : Auphanim, Ruedas.
CHAKRA MUNDANO : Mazloth, el Zodíaco.
EXPERIENCIA ESPIRITUAL :Visión de Dios cara a cara.
VIRTUD : Devoción.
VICIO :   
CORRESPONDENCIA EN EL MICROCOSMOS: El lado izquierdo de la cara.
SÍMBOLOS : El Lingam. El Falo. El Yod del Tetragrammaton. La
vestidura de Gloria interna. El Pedestal o piedra. La Torre. El
Cetro de Poder, en alto. La línea recta.
CARTAS DE TAROT : Los cuatro dos.
Dos de Bastos : Dominio
Dos de Copas : Amor.
Dos de Espadas: Paz Restablecida.
Dos de Oros : Cambio Armonioso.
COLOR EN ATZILUTH : Azul suave puro.
" BRIAH: Gris.
" YETZIRAH: Gris perla iridiscente.
" ASSIAH : Blanco moteado de rojo, azul y amarillo.

Cada fase de la evolución comienza por un estado de fuerza inestable, y procede por medio de la organización al equilibrio. Una vez realizado el equilibrio, ya no puede lograrse ningún desenvolvimiento ulterior, hasta que se pierda nuevamente la estabilidad y se pase por otra fase de fuerzas en conflicto. Como ya hemos visto, Kether es el punto que se formula en el vacío. De acuerdo con la definición de Euclides, el punto tiene posición, pero carece de dimensión. Sin embargo, si concebimos un punto moviéndose o extendiéndose en el espacio, tenemos la línea. La naturaleza de la organización y evolución de los Tres Supremos dista tanto de nuestra experiencia, que sólo nos es posible concebirla simbólicamente; pero si concebimos que el Punto Primordial, que es Kether, se extiende en la línea que constituye a Kjokmah, obtendremos una representación alegórica tan perfecta, como podemos esperar en nuestro actual estado de desenvolvimiento.
        El flujo de energía representado por la línea recta o el cetro de poder, en alto, es esencialmente dinámico en realidad, es el dinamismo primario, ya que no podemos concebir la cristalización de Kether en el espacio, como un proceso dinámico; participa más bien de lo estático, ya que es la limitación de lo informe y de lo libre, dentro de los moldes de la forma, por más tenue y sutil que esa forma pueda parecer a nuestro ojos.
        Una vez que ha alcanzado los límites de la organización de dicha forma, el flujo incesante de la fuerza del Inmanifestado trasciende sus limitaciones y requiere nuevas modalidades de desenvolvimiento, estableciendo así nuevas relaciones y equilibrios. Kjokmah es justamente ese flujo de fuerza inorganizada e incompensada; y como Kjokmah es un Sephirah dinámico, haremos bien en considerarlo como cable conductor por donde pasa la energía, más que un receptáculo donde se almacena la fuerza.
        Kjokmah no es un Sephirah organizador sino el Gran Estimulador del Universo. Binah, el Tercer Selphirah, recibe de Kjomah su influjo o emanación, siendo Binah el Primero de los Sephiroth organizadores y estabilizadores. Es imposible comprender aisladamente cualquiera de los Sephiroth apareados: hay que considerar a ambos a la vez. Por tanto, para poder comprender a Kjokman, tendremos que decir algo acerca de Binah. Notemos, pues, que Binah está asignado al Planeta Saturno y se le llama la Madre Superior.
     En Binah y Kjokmah tenemos a los arquetipos positivos y negativos, la Masculinidad y Femineidad primordiales, establecidas cuando ningún rostro contemplaba a otro rostro, y la manifestación era aún incipiente. De este Par de Opuestos Primarios es de donde surgen los Pilares del Universo, entre los cuales está tejido el velo de la Manifestación.
        Como ya hemos notado, el Árbol de la Vida es un representación diagramática del Universo, en la que los aspectos positivo y negativo, masculino y femenino, están representados por los Pilares laterales de la Misericordia y de la Severidad Podría parecer muy extraño, a quien no esté familiarizado con estas cosas que el Pilar de la Misericordia sea atribuído a la columna Masculina o Positiva, y en cambio, el Pilar de la Severidad, corresponda a la Columna Femenina. Pero cuando nos damos cuenta de que el tipo de fuerza dinámica masculina es el que estimula y provoca la evolución, mientras que el tipo de fuerza femenina es el que construye las formas, se verá que esa denominación es muy adecuada, porque la forma que se construye a su hora debe ser dejada atrás y pierde su utilidad, convirtiéndose en un obstáculo e inconveniente para el progreso de la vida evolucionante, provocando la disolución y desintegración que ultérrimamente lleva a la muerte. El Padre es el Dador de Vida, pero la Madre es la Dadora de la Muerte, ya que su matriz es la puerta por donde se penetra en la materia y por intermedio de la cual la vida es aprisionada por la forma. Ninguna forma puede ser ni infinita ni eterna; el nacimiento lleva implícita la muerte.
       Entre esos dos aspectos bipolares de la Manifestación  el Padre y la Madre Supremos  se va tejiendo el velo de la Vida. Las almas van y vienen como la corredera de un telar. Y en nuestras vidas individuales, en nuestro ritmos fisiológicos, en la historia del nacimiento y caída de las naciones, podemos observar la misma periodicidad rítmica.
        En este primer par de Sephiroth, tenemos la clave del sexo: el par de opuestos biológicos de la Masculinidad y de la Femineidad. Pero esta paridad de opuestos no solamente es de tipo, sino que también se produce en el tiempo, y tenemos épocas alternantes en nuestras vidas, en nuestros procesos fisiológicos y en la historia de las naciones, durante las cuales prevalece la actividad o la pasividad, la construcción o la destrucción. El conocimiento de la periodicidad de estos ciclos es parte del secreto celosísimamente guardado por los iniciados de la antigua sabiduría que puede ser descubierto astrológica y cabalísticamente.
        La imagen mágica de Kjokmah y los símbolos que se le asignan, contienen esa idea. La imagen mágica es la de un hombre con barba para indicar su madurez; el padre que ha dado pruebas de su virilidad, y no el hombre aún virgen e inocente. El lenguaje simbólico habla claramente: el lingam de los indúes y el falo de los griegos son los órganos masculinos generadores en sus respectivos idiomas. La piedra vertical, la torre o el cetro en alto todos ellos son símbolos del mismo miembro viril.
        Sin embargo, no debe suponerse que Kjokmah es un símbolo fálico o sexual, y nada más. Genuinamente, es un símbolo primario o positivo, porque la virilidad es una forma de la fuerza dinámica, así como la femineidad es una forma de energía estática, latente, potencial, hasta que se imparte el estímulo necesario. El todo es mayor que cada una de sus partes; Kjokmah y Binah son TODOS de los cuales el sexo es sólo un parte. Al comprender las relaciones que el sexo tiene con las fuerzas polarizadoras en conjunto, encontramos la clave para la debida comprensión del sexo, y, entonces, podemos comparar los principios Cósmicos con las enseñanzas de psicología y moral. También llegamos entonces a comprender cómo es que la mente subconsciente del ser humano puede representar al sexo bajo la forma de innumerables símbolos distintos, como lo demuestra Freud, y por qué es posible la sublimación del instinto sexual como lo pretenden los moralistas. La manifestación es, pues, sexual, en cuanto se produce siempre en términos pares de opuestos, siendo el sexo cósmico y espiritual a la vez, porque tiene sus raíces en los Tres Supremos. Tenemos que aprender a no disociar la flor aérea de su raíz terrestre, porque la flor separada de su raíz se marchita y muere, y sus simientes quedan estériles; mientras que la raíz, segura en la Madre Tierra, puede producir flores y más flores, y llevar sus frutos hasta la completa madurez. La naturaleza es mucho más grande y verdadera que la ética convencional que generalmente, no es más que tabú y totem. Felices los pueblos cuya moralidad sea la expresión de las leyes de la naturaleza, porque vivirán vidas armoniosas, aumentarán, se multiplicaran y poseerán la tierra y desgraciados los pueblos cuya moralidad no sea más que un sistema salvaje de tabús destinados a propiciarse a una divinidad imaginaria como Moloch, porque pronto caerán en el vicio, el pecado y la esterilidad. E igualmente desgraciados son los pueblos y las personas cuya moralidad ultraja la santidad de los procesos naturales y, al arrancar la flor, no prestan consideración alguna al fruto, porque pronto verán sus cuerpos enfermos y todo su Estado se contaminará.
        En Kjokmah, pués, debemos ver tanto el Verbo Creador que dijo "Hágase la Luz", como el lingam de Siva o el falo que adoraban las bacantes. Tenemos que aprender a reconocer la fuerza dinámica y venerarla dondequiera que la veamos, porque su Nombre Divino es Yejovah (Jehovah) Tetragrammaton. La vemos en la cola desplegada del pavo real, y en la iridiscencia del cuello de la paloma; pero, igualmente, podemos escucharla en el aullido del gato en celo, o sentirla en la fetidez del macho cabrío. De la misma manera nos encontramos con ella en las aventuras colonizadoras de las más viriles épocas de nuestra historia, especialmente en las reinas Isabel y Victoria, !mujeres ambas! También la vemos en el hombre entregado ardorosamente a sus tareas, o a su profesión, para poder ganar lo necesario para la manutención de su hogar. Todos estos aspectos son igualmente modalidades de Kjokmah, cuyas denominaciones adicionalles son : Abba, Padre. En todas estas manifestaciones debemos ver el Padre, al dador de la Vida a los que no han nacido aún, así como también al macho en celo que va en busca de su hembra; es la única manera de obtener una verdadera perspectiva y comprensión de las cuestiones sexuales. La actitud de los victorianos, en su reacción contra las burdas enseñanzas de la Restauración, llegó prácticamente a nivel de las tribus más primitivas, las cuales, según nos cuentan los viajeros y exploradores, no relacionan en nada la unión sexual con el nacimiento de su progenie.
        Se dice que el color de Kjokmah es gris, y, en sus aspectos más elevados, gris perla iridiscente. En ello podemos ver el velamiento de la purísima luz blanca de Kether en su camino descendente que emana hacia Binah, cuyo color es negro.
        El chakra mundano o manifestación física directa de Kjokmah, se dice que es el zodíaco, llamado en hebreo Mazloth, con lo cual podemos ver que los antiguos rabbis conocían debidamente el proceso de la evolución de nuestro sistema solar.
        El texto Yetzirático asignado a Kjokmah es sumamete obscuro, como de costumbre; pero es posible entresacar de él algunas vislumbres muy ilustrativos. El Segundo Sendero como se denomina a Kjokmah se llama de la Inteligencia Iluminadora. Ya nos hemos referido al Verbo Creador que dijo : "Hagase la luz". Entre los símbolos asignados a Kjokmah en "777' (Mathers Crowley) figura la Túnica Gloriosa Interior, que es un término gnóstico. Conjuntamente, estas dos ideas nos conducen al concepto de la vida animadora, el espiritu que ilumina. Es la energía masculina la que en todos los planos implanta la chispa fecundante en el óvulo pasivo y transforma su latencia en crecimiento activo y en evolución. Es la fuerza dinámica de la vida, que es espíritu; la que anima la arcilla de la forma física, que es la Túnica Interior de Gloria que llevan todos los seres en quienes alienta la vida. La Fuerza encarnada en la forma y la forma animada por la fuerza es lo que significa la Inteligencia Iluminadora y la Túnica Interna de Gloria.
        El texto Yetzirático también llama a Kjokmah la Corona de la Creación, significando que Kether es algo más bien externo al universo manifestado, que implicado y absorbido en él. En realidad, es la fuerza viril de Kjokmah la que da el impulso de la manifestación, y, de consiguiente, es anterior a la manifestación misma. La voz del Logos clamó "Hagase la Luz" mucho antes de que las aguas fueran separadas y apareciera el firmamento. Esta idea se destaca aún más con la frase del texto Yetzirático que, al hablar de Kjokmah, lo denomina Esplendor de la Unidad, clara indicación de su afinidad con Kether, parangonándolo con la Unidad más que con los planos de la forma dual. La palabra Esplendor, como se emplea aquí, indica claramente una emanación o irradiación, y nos induce a pensar que Kjokmah es la influencia emanante del Ser Puro más que una cosa en sí; y esto nos conduce nuevamentge a una mejor comprensión y entendimiento del sexo. Sin embargo, conviene aclarar debidamente que la Esfera de Kjokmah no tiene nada que ver con los cultos de la fertilidad como tales, salvo la masculinidad, la fuerza dinámica en sí misma, dadora primaria de la vida e impulso de toda manifestación. Aunque las manifestaciones superior e inferior de la fuerza dinámica sean las mismas en esencia, se encuentran en niveles distintos. Príapo no es idéntico a Yejovah; sin embargo, la raíz de Príapo se encuentra en Yejovah, y la manifestación de Dios Padre, es Príapo, como lo indica el hecho que los rabbis llamaban a Kjokmah Yod de Tetragrammaton, y Yod es idéntico al lingam de esa fraseología.
        Es curioso que el Sepher Yetzirah diga, con respecto a dos de los Sephiroth, que ellos se encuentran exaltados sobre toda cabeza, lo cual parece una afirmación contradictoria, pero en el hecho de que dicha afirmación se haga con respecto a Kjokmah y Malkuth encontramos cierta iluminación, si reflexionamos sobre su significado. Kjokmah es el Padre Supremo, siendo Malkuth la Madre Inferior; y el mismo texto que la declara exaltada sobre toda cabeza, agrega también que se sienta en el Trono de Binah la Madre Superior, la parte negativa de Kjokmah. Ahora bien: Kjokmah es la forma más abstracta de la fuerza, y Malkuth la más densa de la materia; de manera que en esa declaración encontramos un vislumbre de que cada uno de ese par de opuestos es la manifestación suprema de su propio tipo, siendo ambos igualmente sagrados, aunque de distinta manera.
        Es necesario que distingamos entre el rito de la fertilidad, el rito de la vitalidad y el de la Iluminación o Inspiración, que es la que invoca y hace descender las lenguas flamígeras de Pentecostés. El culto de la fertilidad busca, lisa y llanamente, la reproducción, sea de los rebaños o de la progenie humana; pertenece a Yesod y no tiene nada que ver con el culto de la vitalidad que corresponde a Netzach, la Esfera de Venus Afrodita.
        Esto está vinculado con ciertas enseñanzas esotéricas muy importantes sobre las influencias vitalizadoras o magnéticas que los sexos tiene entre sí, aparte por completo del intercambio físico, y de las cuales nos ocuparemos cuando entremos a considerar la Esfera de Venus: Netzach.
        El rito de Kjokmah, si así puede llamárselo, se refiere al influjo de la energía cósmica. Es amorfo, siendo el impulso puro de la Creación dinámica; y siendo informe, la Creación a que de lugar puede asumir cualesquiera de todas las formas. De ahí la posibilidad de sublimar la Fuerza creadora, extrayéndola de su aspecto puramente priápico.
        Que nosotros sepamos, no existe una magia ceremonial que corresponda a ninguno de estos Tres Supremos. Sólo podemos ponernos en contacto con ellos participando de su naturaleza esencial. Kether, el Ser puro, lo podemos realizar o ponernos en su contacto sólo cuando alcanzamos la naturaleza de Su existencia sin partes, atributos ni dimensiones. A esta experiencia se la llama, por propiedad, Trance de la Aniquilación, y los que pasan por ella se marchan con Dios y no vuelven más, porque El se los ha llevado. Por tanto, la experiencia asignada a Kether es la de la Unión Divina, y los que la experimentan entran en la Luz y no vuelven más.
        Para ponernos en contracto con Kjokmah tenemos que experimentar el flujo de energía cósmica en su forma pura; una energía tan tremenda que el ser humano mortal se funde y disgrega en ella. Cuenta la leyenda que cuando Semele, la madre de Dionisio, vio a Zeus, su divino amante, en forma divina con el rayo, ella se quemó y estalló, dando nacimiento a su hijo prematuramente.
        La experiencia espiritual asignada a Kether es la visión de Dios cara a cara. Dios (Yejovah) dijo a Moises " No puedes contemplar Mi rostro y sobrevivir".
Aunque la visión del Padre Divino desintegre a los mortales, como el fuego, el Hijo Divino puede ser invocado mediante los ritos adecuados: la Bacanalia, en el caso del hijo de Zeus, y la Eucaristía, en el caso del hijo de Jehovah. Vemos, pues, que existe una forma inferior de la manifestación, que nos muestra al Padre; pero este rito debe su efectividad solamente al hecho de que del Padre Kjokmah, deriva su Inteligencia Iluminadora, su Túnica Interior de Gloria.
        El grado de iniciación correspondiente a Kjokmah, se dice que es de Mago; y los instrumentos mágicos que se atribuyen a este grado son : el Falo y la Túnica Interior de Gloria. Esto nos enseña que esos símbolos tienen un significado microcósmico o psicológico, como también uno místico y macrocósmico. La Vestidura Interior de Gloria debe significar, seguramente, esa Luz interna que ilumina a todo ser humano que viene al mundo, la visión espiritual merced a la cual el místico discierne las cosas espirituales, la forma subjetiva de la Inteligenncia Iluminadora a que se refiere el texto del Sepher Yetzirah.
        El Falo o Lingam es uno de los instrumentos o armas mágicas del iniciado que opera en el Grado de Kjokmah, lo que nos habla del conocimiennto espiritual del sexo y del significado cósmico de la polaridad que pertenecen a este grado. Quien sea capaz de ver bajo la superficie, en cuestiones mágicas y místicas, no dejará de darse cuenta de que la comprensión de la tremenda y misteriosa potencia que una de sus manifestaciones llamamos "sexo" encierra la clave de un gran poder. No es por nada que las imágenes sexuales impregnan todas las visiones del vidente, desde el Cantar de los Cantores hasta el Castillo Interior.
      Por lo antedicho no debe deducirse, ni mucho menos, que estemos abogando por los ritos orgíasticos como Sendero de Iniciación, sino queremos decir que, sin la debida comprensión y entendimiento del aspecto esotérico del sexo, el Sendero es un callejón sin salida. Freud explicó claramentre la verdad a nuestra generación cuando indicó que el sexo es la clave de la patología psicológica aunque cometió el error de convertirla en la única clave de las nueve cámaras del alma humana. Así como no puede existir la salud subconsciente si no hay armonía en la vida sexual tampoco puede existir ninguna operación positiva y dinámica en los planos de la supra consciencia, a menos que se comprendan y observen rigurosamente las leyes de la polaridad. Para muchos místicos que tratan de huir de la materia refugiándose en el espiritu, estas palabras podrán parecer un poco duras; pero la experiencia demostrará que son verdaderas. Por tanto, hay que decirlas, aunque sean pocos los que las agradezcan.
        El tremendo flujo descendente de las energías de Kjokmah, invocados por medio del Nombre Divino de cuatro letras, ya del Yod macrocósmico al Yo microcósmico, y allí es sublimado. A menos que la mente subconsciente esté libre de disociaciones y represiones, y todas las partes de la múltiples naturalezas humanas, debidamente coordinadas y sincronizadas, ese flujo de fuerza puede provocar reacciones y síntomas patológicos. Esta no quiere decir que quien invoca a Zeus sea, a la vez, un adorador del Príapo, pero sí significa que nadie puede sublimar una disociación. Cuando el canal está libre de obstrucciones, el flujo descendente puede dar vuelta en el nadir y convertirse en un flujo ascendente, factible de ser dirigido hacia cualquier esfera o canal que se desee; pero, agrade o no, el hecho es que se trata de un flujo descendente antes que pueda convertirse en uno ascendente; y si nuestros pies no están firmes sobre la tierra elemental, estallaremos como viejos odres de vino.
      Todo ocultista práctico sabe que Freud ha dicho la verdad, aunque no todas; pero no lo manifiestan por temor de ser acusados de falacismo o de prácticas orgiásticas. Todas las cosas tienen su lugar debido, aunque no en el Templo del Espíritu Santo; negarles su puesto es una locura que la época victoriana debio pagar bien caro con una abrumadora cosecha de psicopatologías.
        Cuando operamos dinámicamente en cualquier plano, estamos actuando en el Pilar derecho del Arbol y extraemos la energía primaria que utilizamos, de la fuerza de Yod de Kjokmah. En este punto debemos mencionar el hecho de que la correspondencia microcósmica de Kjokmah es el lado izquierdo del rostro. La correspondencia macrocósmica y microcósmica desempeñan un papel importantísimo en la práctica. El macrocosmo u Hombre Mayor es, por supuesto, el Universo mismo, mientras que el microcosmo es el humano individual. Se dice que éste es el único ser que tiene una naturaleza cuádruple que corresponde exactamente a los niveles del costado. A los ángeles les faltan los niveles inferiores y a los animales, los superiores.
       Las referencias que se hacen al microcosmos no deben ser tomadas crudamente como si representaran las distintas partes del cuerpo físico, porque tienen relación con el aura y las funciones de las corrientes magnéticas de la misma; siempre debe tenerse presente, como dice el Swami Vivekananda, que lo que en el hombre esta a la derecha se encuentra a la izquierda en la mujer. Además, hay que recordar que lo que es positivo en el mundo físico es negativo en el plano astral, nuevamente positivo en el mental y negativo en el espiritual, como lo indican los entrelazamientos de las dos serpientes, blanca y negra, que forman el caduceo de Mercurio. Si se coloca este caduceo sobre el árbol, cuando éste ha sido preparado para representar los cuatro mundos de los cabalistas, se forma un jeroglífico que revela la operación de la ley de Polaridad en relación con los distintos planos. Este es un joroglífico importantísimo que rinde buenos frutos en la meditación.
       De todo esto podemos deducir que cuando un alma se encuentra encarnada en un cuerpo femenino funcionará negativamente en Assiah y Briah, y positivamente en Yetzirah y Atziluth. En otras palabras, la mujer, física y mentalmente, es negativa, pero psíquica y espiritualmente es positiva, sucediendo lo contrario en el hombre. En los iniciados hay una compensación considerable, porque cada uno aprende la técnica necesaria con respecto a los métodos psíquicos, positivos y negativos. La chispa Divina que constituye el núcleo de toda alma viviente es, por supuesto, bisexual, y contiene aquélla. En las almas más evolucionadas el aspecto comprensador está desarrollado por lo menos hasta cierto punto. La mujer puramente femenina o el hombre puramente masculino están hipersexualizados, juzgándolos por las normas civilizadas, y sólo pueden encontrar un lugar apropiado en las sociedades primitivas, en las que la fertilidad es la exigencia primaria que la colectividad tiene respecto a sus mujeres, y la caza y la guerra la constante ocupación de los hombres.
        Esto tampoco quiere decir que las funciones físicas del sexo estén pervertidas en el iniciado o que en algunas formas se altere la configuración de su cuerpo. La Ciencia Esotérica enseña que la forma física y el tipo racial que el alma asume en cada encarnación están determinados por el destino o karma y que la vida tiene que ser vivida de acuerdo con él. Es muy arriesgado para nosotros tratar de introducir cambios en nuestro cuerpo físicos o tipo racial, y tenemos que aceptarlo como base de nuestras operaciones, utilizando los sistemas adecuados en cada caso. Hay ciertas operaciones y determinadas actividades en una logia para las cuales es más indicado un cuerpo masculino que uno femenino, y cuando hay que realizar trabajos prácticos se eligen los operadores de acuerdo con su tipo. Pero cuando se trata simplemente de realizar los rituales relativos al ejercitamiento de un iniciado entonces se acostumbra dejar que cada uno ocupe por turno los diferentes puestos para que así vaya aprendiendo a manejar los distintos tipos de energías y se vaya equilibrando debidamente.
        Benjamín Kidd, en su estimulante obra "The Sciencie of Power"(La Ciencia del Poder), señala que el tipo más elevado del ser humano que pueda concebir es el que se aproxima al niño. En éste observamos el tamaño relativamente enorme de la cabeza comparando con el peso del cuerpo y que las caractéristicas sexuales secundarias apenas están presentes. En forma modificada, encontramos las mismas tendencias en el adulto civilizado. El tipo humano más elevado no es el del hirsuto gorila ni el de la mujer de opulentos pechos. La tendencia de la civilización es la de crear un tipo que se va aproximando a ambos sexos en lo que concierne a las caracteristicas secundarias del mismo. ¿ Qué porcentaje de varones civilizados podrían dejarse crecer una barba realmente patriarcal? Sin embargo las caracteristicas sexuales primarias deben mantenerse íntegramente, pues de lo contrario la raza perecería rápidamente y no tenemos motivos alguno para suponer que así es el caso aun entre nuestros más modernos epicenos que llenan los tribunales de divorcio con pruebas abundantes de su rebosante filoprogenitividad.
        Podemos comprender perfectamente todas estas cosas cuando se las coloca bajo la luz que arroja el Arbol. Los dos Pilares, el positivo de Kjokmah y el negativo dle Binah, corresponden respectivamente a Ida y Pingala del sistema Yogui. Estas corrientes magnéticas que circulan por el aura, paralelas a la espina dorsal, se llaman las corrientes Solar y Lunar. En las encarnaciones masculinas trabajamos principalmente con la corriente solar, el fertilizador; y en las femeninas utilizamos predominantemente las fuerzas Lunares. Si deseamos trabajar con la fuerza opuesta a la que tenemos, debemos hacerlo utilizando nuestro modo natural como base de la operación, reflejándola. El hombre que quiere utilizar las fuerzas lunares tiene que emplear algún artificio que le permita hacer que sus fuerzas solares naturales "reflejen", y la mujer que desea utilizar las fuerzas solares emplea un procedimiento mediante el cual puede enfocarlas en sí mismas y reflejarlas.
      En el plano físico los sexos se unen; así el hombre que engendra un hijo en la mujer, aprovechando las fuerzas lunares de ésta. La mujer, por su parte, al desear crear y no pudiendo hacerlo por sí propia, seduce al hombre mediante el poder del deseo, hasta que lo conquista, y queda impregnada con sus fuerzas solares.
        En las operaciones mágicas, el hombre o la mujer que desea utilizar fuerzas de cáracter opuesto al que tiene su vehículo físico, lleva su conciencia al plano en el cual éstas tengan la conciencia con la polaridad deseada y ejecuta su obra desde allí. El sacerdote de Osiri algunas veces usa los espíritus elementales para suplementar su propia polaridad y las sacerdotisas de Isis invocan con el mismo fin las influencias ángelicas.
       Como toda manifestación se produce de acuerdo con los pares de opuestos, el principio de polaridad está siempre implícito no sólo en el Macrocosmos, sino en el Microcosmos. Compréndiendolo y sabiendo cómo aprovechar las potencialidades que ofrece, podemos elevar nuestros poderes muy por encima de lo normal. También podemos utilizar el medio circundante como yunque y descubrir las potentes fuerzas de Kjomah en los libros, en las tradiciones raciales, en nuestra religión, en nuestro amigos y asociados. Porque de todos ellos podemos recibir los estímulos que fecundan y nos convierten en creadores, mental, emocional y dinámicamente. Podemos hacer que en nuestro ambiente circundante actúe como Kjokmah sobre nuestro Binah, o inversamente, operar como Kjokmah, sobre su Binah. En los planos sutiles la polaridad no es fija, sino sólo relativa. Lo que es más fuerte que nosotros es positivo con respecto a nosotros mismos y nos torna automáticamente negativos a su respecto. Si somos nosotros los más fuertes, en cualquier sentido, nos hace positivo a ese respecto, pudiendo asumir entonces el papel correspondiente. En todos los trabajos prácticos esta polaridad fluídica, sutil, siempre fluctuante, es uno de los factores más importantes, siempre que la comprendamos perfectamente y seamos capaces de aprovecharla. Entonces podremos hacer cosas muy notables y poner sobre una base muy distinta nuestras vidas y relaciones con nuestro medio ambiente circundante.
      Tenemos que aprender cuándo podemos funcionar como Kjokmah y engendrar hijos en el mundo, y cuándo podemos actuar mejor como Binah y hacer que nuestro medio ambiente nos fertilice y nos haga productivos. No debemos olvidar jamás que fecundarse a sí propio implica la esterilización en pocas generaciones y que es necesario seamos fecundados una y otra vez por el medio en que estamos operando. Tiene que haber un intercambio de polaridad entre nosotros y lo que nos hayamos propuesto hacer, debiendo estar constantemente alerta para encontrar las influencias polarizadoras, sea en la tradición, en los libros o en los colaboradores de nuestra esfera de actividad, y hasta en la misma oposición, los enemigos y antagonistas porque hay tanta fuerza polarizante en un odio enconado como en el amor, siempre que sepamos cómo usarla. Es necesario que recibamos estímulo si tenemos que crear algo, aunque no sea más que vivir bien nuestra vida. Kjokmah es el estímulo cósmico; todo lo que estimula pertenece a Kjokmah en la clasificación del Arbol, y los sedantes a Binah. Obtenemos una comprensión más profunda de este principio de polaridad cósmica cuando estudiemos Binah, el Tercer Sephirah, porque apenas es posible comprender los efectos de Kjokmah sin referirnos a su opuesto polarizante con el cual funciona siempre. Por tanto, no llevaremos nuestro estudio más adelante en este momento, sino que concluiremos nuestra consideración de Kjokmah refiriéndonos a las cartas del Tarot que se le atribuyen, y reanudaremos nuestra investigación sobre tema tan significativo cuando Binah os haya proporcionado detalles ulteriores.

III

Como lo hicimos notar en el capítulo referente a Kether, las cuatro series de láminas del Tarot corresponden a los cuatro elementos, y los cuatros ases representan las raíces de las potencias de dichos elementos. Los cuatro dos corresponden a Kjokmah y representan la operación polarizada de esos elementos en equilibrio armonioso. De ahí que todas las cartas del dos sean cartas de armonía.
        El Dos de Bastos, que corresponde al elemento fuego, se llama el Señor Dominador. Los bastos son esencialmente un símbolo fálico, masculino, y se atribuyen a Kjokmah, de manera que podemos interpretar esta carta como significativa de polarización: el positivo que ha encontrado su pareja negativa y está en equilibrio. No hay antagonismo o resistencia contra el Dominador, sino que es como si un pueblo satisfecho aceptara contento su dominio, Binah, satisfecha acepta a su esposo.
El Dos de Copa (Agua) se llama el Señor del Amor; aquí encontramos el concepto de la polarización armoniosa.
El Dos de Espada (Aire) es llamado el Señor de la Paz Restablecido, indicando que la fuerza destructiva de la espada está en equilibrio temporal.
El Dos de Oros (Tierra) se llama el Señor del Cambio Armonioso. Aquí, como en las espadas, vemos una modificación de la naturaleza esencial de la fuerza elemental merced a su polaridad opuesta, produciendo nuevamente el quilibrio. La fuerza destructiva de las espadas retorna a la paz, y la inercia, la resistencia terrestre, al polarizarse por la influencia de Kjokmah, se convierte en ritmo equilibrado.
        Estas cuatro cartas indican la fuerza de Kjokmah sobre la polaridad, esto es, el equilibrio esencial del poder tal como se manifiesta en los Cuatro Mundos de los Cabalistas. Cuando aparecen en la adivinación indican siempre poder en equilibrio. No señalan una fuerza dinámica, como podría esperarse de Kjokmah, porque como éste es uno de los Tres Supremos, su fuerza es positiva en los planos sutiles y consiguientemente negativa en los planos de la forma. El aspecto negativo de una fuerza dinámica se representa por el equilibrio, en la polaridad. El aspecto negativo de una fuerza negativa se representa por la destrucción, como podemos verlo, por ejemplo, en Kali, la terrible esposa de Siva con su cinturón de cráneos danzante sobre el cuerpo de su esposo.
      Este concepto nos suministra la clave de otro de los múltiples problemas del Arbol: el concerniente a la polaridad relativa de los Sephiroth. Como ya hemos explicado, cada Sephirah es negativo en su relación con los que le son superiores y de los cuales recibe el influjo de sus emanaciones, y positivo con relación a los que le son inferiores, sobre los que actúa así como su emanador. Sin embargo, algunos de los pares de Sephiroth son más precisamente positivos o más precisamente negativos en su naturaleza. Por ejemplo, Kjokmah es positivo Positivo, y Binah un positivo Negativo. Kjesed un negativo Positivo y Gueburah un negativo Negativo. Netzach (Venus) y Hod (Mercurio) son considerados hermafroditas. Yesod (Luna) es un Positivo negativo y Malkuth (Tierra) un negativo Negativo. Ni Kether ni Tiphareth son predominantemente masculinos o femeninos. En Kether los pares de Opuestos están latentes y no se han declarado o manifestado, y en Tiphareth se encuentran en perfecto equilibrio.
        Hay dos formas en que puede efectuarse la transmutación en el Arbol, las cuales están indicadas por dos de los jeroglíficos que se encuentran superpuestos a los Sephiroth; uno de ellos es el de los Tres Pilares; y el otro el del Rayo Relampagueante. Ya hemos descripto los Pilares; y el Rayo Relampagueante simplemente indica el orden de las emanaciones de los Sephiroth, Zigzagueando de Kjokmah a Binah, de éste a Kjesed, hacia adelante y atrás a través del Arbol. Si la transmutación se efectúa de acuerdo con el Rayo Relampagueante, la fuerza cambia de tipo; y si se hace según los Pilares, permanece del mismo tipo, en un arco superior o inferior según sea el caso.
        Esto podrá parecer muy complejo y abstracto, pero algunos ejemplos servirán para demostrar que son muy simples y prácticos cuando se les comprende bien. Tomemos el problema de la sublimación de las fuerzas sexuales que tanto preocupa a los psico terapeutas y con respecto al cual se habla mucho y no se dice nada. En Malkuth, que en el microcosmos es el cuerpo físico , la fuerza sexual se expresa en términos de óvulos y espermatozoides, en Yesod, que es el cuerpo etérico, se manifiesta como magnetismo, con respecto al cual nada sabe la ciencia o la psicología ortodoxa, pero sobre lo que tendremos mucho que decir cuando tratemos del Sephirah correspondiente. Hod y Netzach están en el plano astral; en Hod vemos que la energía sexual se manifiesta en imágenes visuales, mientras que en Netzach su expresión es bajo la forma de ese tipo peculiar de magnetismo que vulgarmente denominamos "ese algo". En Tiphareth, el Centro Crístico, esa fuerza se expresa como inspiración espiritual, iluminación, el despertar de la conciencia superior. Si es de carácter positivo, se convierte en inspiración Dionisíaca, una especie de ebriedad divina y si es negativa, se transforma en el Amor Impersonal y Omniabarcante del Cristo.
        Cuando la transmutación se opera en los Pilares, quedamos impresionados por la verdad que contiene la conocida frase francesa: "Plus ga change plus c'est la meme chose" (cuando más cambia, tanto más es la misma cosa). Kjokmah, dinamismo puro, estímulo puro, sin expresión formal, se convierte en Kjesed, en el aspecto constructivo y organizador de la evolución; anabolismo, en contradicción con el catabolismso de Gueburah. En Kjesed la fuerza de Kjokmah se transforma en esa peculiar forma sutilísima de magnetismo, que da el poder de dirigir a los demás, y es la raíz de toda grandeza. Y similarmente, en el Pilar Izquierdo, la fuerza restrictiva de Binah se convierte en el destructivo Gueburah y en el productor de las imágenes mágicas, Mercurio Hermes Toth.
        De tiempo en tiempo los símbolos de la Ciencia Oculta se han ido filtrando y convirtiendo en conocimiento público, pero los no iniciados ignoran el sistema de disponer estos símbolos sobre el Arbol y no saben aplicar los principios alquímicos de la transmutación y de la destilación, en los cuales se encierran los verdaderos secretos acerca de su uso.



La Cábala Mística - D. Fortune

sábado, 17 de junio de 2017

Sephirah Kether

CAPITULO XV.- KETHER, EL PRIMER SEPHIRAH




           TITULO : Kether, la Corona, (Hebreo : Beth, Yod, Num, Hé)
IMAGEN MÁGICA : Un viejo Rey antiguo, visto de perfil.
SITUACIÓN EN EL ÁRBOL : A la cabeza del Pilar del Equilibrio, en el Triángulo Supremo.
TEXTO YETZIRATICO : El Primer Sendero es el llamado Admirable o de la Inteligencia Oculta, porque es la luz que da el poder de comprensión, del Primer Principio, que no tiene comienzo; y es la Gloria Primordial, porque ningún ser creado puede alcanzar su esencia.
TÍTULOS DADOS A KETHER : Existencia de existencias. El Secreto de los secretos. El Antiguo de los antiguos. El Antiguo de los Días. El Punto Primordial. El Punto dentro del Circulo. El Altísimo. El Rostro Inmenso. La Cabeza Blanca. La Cabeza que no es. Macroposopos. Amén. Lux Oculta. Lux Interna. El.
NOMBRE DIVINO : Eheieh
ARCÁNGEL : Metraton
ORDEN ANGÉLICO : Santos Seres Vivientes. Kjaioth ja Kadesh.
CHAKRA MUNDANO : Rashith ha Gilgalim. Primum Móbile. Primeros estremecimientos.
EXPERIENCIA ESPIRITUAL : Unión con Dios
VIRTUD : Realización.
VICIO: --------
CORRESPONDENCIA EN EL MACROCOSMOS: El Cráneo. El Sha Yechidah. La Chispa Divina. El Loto de Mil Pétalos.
SÍMBOLOS : La Corona. La Svástika.
CARTAS DEL TAROT : Los Cuatros Ases.
As de Bastos : La Raíz de los Poderes del Fuego.
As de Copas : La Raíz de los Poderes del Agua.
As de Espadas: La Raíz de los Poderes del Aire.
As de Oros : La Raíz de los Poderes de la Tierra.
COLOR EN ATZILUTH : Brillantez
" BRIAH : Brillantez blanca Purísima
" YETZIRAH : Brillantez blanca Purísima
" ASSIAH : Blanco, moteado de Oro.
Kether, la Corona, está colocada a la Cabeza del Pilar del Medio, el Equilibrio; y más allá de El están los Velos Negativos de la Existencia. Ya hemos escrito algo con respecto al uso de estos Velos Negativos como fondo para el Pensamiento, de manera que no haremos repeticiones inútiles sobre este punto, aunque sí recordaremos al lector que Kether, Primer Manifestado, representa la cristalización primaria de la manifestación, de aquello que antes era inmanifiesto, y por lo tanto, incognoscible para nosotros. Respecto a la raíz de la que surge Kether no sabemos nada pero sí podemos saber algo respecto a Kether mismo. En nuestro actual estado de desenvolvimiento podrá ser para nosotros el Gran Desconocido, pero no es el Gran Incognoscible. La mente del mago puede abarcarlo en sus visiones más elevadas. Según nuestro propia experiencia, en la operación conocida como ascenso a través de los planos, que consiste en elevar la conciencia por el Pilar del Medio, mediante la concentración sobre los sucesivos símbolos y los Senderos, en ocasión en que logramos alcanzar sus fronteras, Kether se nos apareció como una Luz blanca enceguecedora, en la cual quedó aniquilado todo pensamiento.
En Kether no hay forma, sino ser puro. Podríamos decir que es una latencia sólo un grado más acá de la no existencia. Estos conceptos tienen que ser necesariamente vagos y no estamos capacitamos para darle la nitidez que debieran tener, pero es suficientemente que reconozcamos grados de devenir, y que la cruda diferenciación y el Ser y el No Ser no representan los hechos. Con la existencia manifestada aparecen los pares opuestos; pero en Kether mismo no hay semejante división, manifestándose recién cuando se produce la emanación de Chokmah y Binah.
Por consiguiente, Kether es uno, y existía antes de que hubiera ningún reflejo de sí mismo para servirle de imagen en la conciencia y establecer así una polaridad. Debemos creer que trasciende todas las leyes conocidas de la manifestaciones al existir por sí solo sin reacción alguna. Cuando hablamos de Kether debemos recordar que no queremos significar una persona sino un estado de existencia; y ese estado de substancia existente debe haber sido completamente inerte, un puro ser hasta que comenzó la actividad cuya enamación fue Chokmah.
En la mente humana, que no conoce ningún otro modo de existencia que el de la forma y de la actividad, tiene la mayor dificultad en lograr un concepto adecuado de un estado absolutamente informe, de pasividad, que, sin embargo, es muy distinto del no‑ser. No obstante, hay que hacer el esfuerzo si queremos comprender la filosofía cósmica en sus fundamentos. No podemos poner los velos de la Existencia Negativa ante Kether, porque nos condenaríamos a una perpetua dualidad insoluble. Dios y el Demonio lucharán siempre en nuestro Cosmos, y su conflicto no tendrá fin. Debemos acostumbrar la mente a que conciba un estado que sea puramente existencia, sin atributos ni actividades. Podemos pensar en que es una Luz Blanca, enceguecedora, sin diferenciarse en los múltiples rayos del prisma de la forma. O podemos pensar en la obscuridad del espacio interestelar en que no hay nada, y que, sin embargo, es la potencialidad de todas las cosas. Estos símbolos, en los que puede reposar el ojo interior, ayudan mucho a comprender a Kether, mucho más que todas las definiciones filosóficas que pueden hacerse. No podemos definir a Kether: sólo podemos referirnos a su existencia.
Encierra continuas sorpresas y aclara muchos conceptos el descubrimiento de los extraordinarios significados que contiene la tabla de correspondencias y la manera en que van guiando la mente de un concepto a otro. El Primer Sephirah se llama la Corona, no la Cabeza. Ahora bien, la Corona es algo que se pone sobre la cabeza, lo que indica que Kether es de nuestro Cosmos, pero no está en él. También encontramos su correspondencia microcósmica en el Loto de Mil Pétalos, el chakra Sahasrara (Sajasrara), que se encuentra en el aura, inmediatamente por encima de la cabeza. Esto nos enseña claramente que la esencia espiritual más interna que todas las cosas, sea en el ser humano o en el mundo, no está nunca en plena manifestación, sino que permanece en su centro formando la raíz de donde brotan todas las cosas, y perteneciendo, en realidad, a una dimensión distinta, a un orden de cosas diferentes. Este concepto de diferentes tipos de existencia es fundamental para la Filosofía Esotérica y hay que tenerlo siempre presente al considerar los reinos invisibles del mago u ocultismo práctico.
En la Filosofía Vedanta, Kether equivaldría, indudablemente, a Parabrahman, Chokmah a Brahma y Binah a Mulaprakriti. En los demás grandes sistemas del pensamiento humano, Kether equivale al concepto Primario de Padre de todos los Dioses. Si gracias a Ellos surgió el Universo en el espacio, entonces Kether es Dios del Cielo. Si surgió del Agua entonces Kether es el Océano Primordial. En relación con Kether encontramos siempre el sentido de lo amorfo e infinito. Los Dioses de Kether son terribles y son los que devoran a sus propios hijos, porque Kether, aunque es el Padre de todos, reabsorbe el Universo en sí mismo al final de cada época de la Evolución.
Kether es el Abismo de donde todo ha surgido y al cual volverá al final de su época. Por lo tanto, en todos los mitos exotéricos relacionados con Kether, encontramos implícito la idea de no existencia. Sin embargo, esotéricamente comprendemos que ese concepto es erróneo. Kether es la forma de existencia más intensa, puro ser, no limitada ni por la forma ni por la acción, pero es una existencia de otra clase a la que estamos habituados, y por tanto nos parece no existencia, ya que no se conforma a ninguno de los requisitos que estamos acostumbrados a pensar como determinadores de la existencia. Este concepto de otros modos de existencia está implícito en nuestra filosofía y hay que tenerlo siempre bien presente, porque es la clave de Kether, el cual, a su vez, es la clave del Árbol de la Vida.
El texto yetzirático descriptivo de Kether, como todos los dichos del Sepher Yetzirah, es oculto. Llama a Kether "La Inteligencia Oculta", denominación que confirma los demás títulos dados a Kether en la literatura cabalística. Es el Arcano de los Arcanos, la Altura inescrutable, la Cabeza que no es. Aquí encontramos la confirmación de la idea de que la Corona está por encima de la Cabeza del Hombre Celestial Adam Kadmon y que el ser puro está tras toda manifestación y no es absorbido por ella, sino que él emite y proyecta de sí. De la misma manera que nosotros nos expresamos en obra, así también Kether se expresa en la manifestación. Pero tal como las obras del ser humano no constituyen su personalidad, sino que son la expresión de su actividad natural, igualmente ocurre con Kether: su existencia no está manifestada, pero es la causa de la manifestación.
II
Hasta esta hemos considerado a Kether en Atziluth, esto es su esencia primaria; ahora, en cambio, debemos considerar a Kether tal como aparece en los otros tres reinos que determinan los cabalistas.
Cada reino o plano de manifestación tiene su forma primaria. Por ejemplo, la materia con toda propiedad es primariamente eléctrica, cosa que es expresada por los esoteristas con el subplano etérico que está tras los cuatro planos elementales: Tierra, Aire, Fuego y Agua. En otras palabras, los cuatro estados de la materia densa: sólido, líquido, gaseoso y etérico.
Los cabalistas piensan que el Árbol existe en cada uno de los cuatro reinos: Atziluth, Espíritu Puro; Briah la Mente Arquetípica; Yetzirah, la Conciencia imaginativa astral, y Assiah, el Mundo Material, incluyendo sus aspectos denso y sutil. Las operaciones de las fuerzas de cada Sephirah se representan en cada mundo bajo la presidencia de un nombre Divino o Palabra de poder y estas palabras dan las claves de las operaciones del ocultismo práctico en los distintos planos. El nombre Divino representa la acción de Sephirah en el mundo de Atziluth espíritu puro. Cuando el ocultista invoca las fuerzas de un Sephirah, por medio del Nombre Divino, es que desea ponerse en contacto con su esencia más abstracta, que está buscando el principio espiritual que anima ese modo de manifestación particular. Es una máxima del ocultismo blanco que toda operación debe comenzar con la Invocación del Nombre Divino de la Esfera en que se va a hacerse la operación, lo que asegura que la operación misma estará en armonía con las leyes cósmicas. No hay que descuidar absolutamente el equilibrio de las fuerzas naturales; ya que es esencial para la seguridad del mago conducir sus operaciones de acuerdo con dichas leyes y, por tanto, tiene que comprender los principios espirituales implícitos en cada problema para obrar acordemente. De consiguiente, toda operación debe tener su unificación o resolución final en Eheieh, nombre Divino de Kether en Atziluth.
La fórmula de toda invocación de divinidad reside en el nombre de Eheieh, esto es, la afirmación del ser puro, Eterno e Inmutable, sin atributos o actividades, que todo lo sustenta y mantiene. Sólo cuando la mente está impregnada con la realización de este Ser Infinito e Inmutable, con intensa concentración puede lograr la realización del Poder ilimitado. Toda energía que se derive de cualquier otra fuente es limitada y parcial; únicamente en Kether se encuentra la fuente pura de toda energía. Las operaciones del mago que tratan de concentrar la energía y todas las operaciones que tengan ese objetivo deben comenzar con Kether, porque allí se encuentra la fuerza surgente del Gran Inmanifestado oculto tras los Velos de la Existencia Negativa, de donde procede todo poder.
Si extraemos poder de cualquier esfera especializada de la naturaleza es como si estuviéramos robando a uno para dar a otro; ese poder ha venido de alguna parte para ir a otra. De manera que ha de ser liquidado al final. He aquí la razón por la que se dice que el mago paga con sufrimiento lo que obtiene por medio de su arte. Esto es verdad si sus operaciones se realizan en cualquiera de la esferas inferiores de la naturaleza. Mas si se inician en Kether de Atziluth, entonces toman fuerzas no manifestadas y las pone en manifestación, con lo que aumenta los recursos del universo, y siempre que pueda mantener las fuerzas en equilibrio no se producirá ninguna reacción exterior ni compensación por medio de sufrimiento a causa de sus poderes mágicos.
Este punto es de grandísima importancia práctica, porque a los estudiantes se le ha enseñado que los Tres Supremos, Kether, Chokmah y Binah, están fuera del alcance de toda obra práctica, mientras estamos encarnados. En verdad, se hallan fuera del alcance de la mera conciencia cerebral, pero son la base esencial de todos los cálculos mágicos, y si no operamos con dicha base no tenemos realmente una fundación cósmica, sino que nos ponemos entre el Cielo y la Tierra y no encontraremos lugar alguno de reposo ni de seguridad, teniendo que mantener continuamente la tensión mágica que sostiene vivas las formas astrales.
La gran diferencia entre la Ciencia Cristiana y sus formas más vulgares de Nuevo Pensamiento y Autosugestión es que aquélla comienza todas sus operaciones con la Vida Divina, y por más irracionales que sean sus tentativas para crear un sistema de filosofía, sus métodos son empíricamente sanos. El ocultista, y especialmente el que practica la magia ceremonial, si no ha sido debidamente instruido en esta disciplina, suele comenzar sus operaciones sin vincularlas con las leyes cósmicas o los principios espirituales. Por consiguiente, las imágenes astrales que forma, son como cuerpos extraños dentro del organismo del Hombre Celestial o Macrocosmos, y entonces todas las fuerzas de la Naturaleza se dirigen espontáneamente a eliminar esa substancia extraña, para restablecer el equilibrio normal de las tensiones. La Naturaleza lucha contra el mago con uñas y dientes y, por lo tanto, todo aquel que ha recurrido a la magia no consagrada no puede deponer jamás la espada, sino que tiene que estar continuamente a la defensiva para conservar lo que haya adquirido. Pero el Adepto que inicia su obra en el Kether de Atziluth, es decir, en el principio espiritual, y opera de arriba abajo para irlo expresando en los distintos planos de la forma, emplea un poder extraído de lo Inmanifestado con ese objeto; ha hecho de su operación una parte intrínseca de los procesos cósmicos y entonces la Naturaleza trabaja con él, en vez de contra él.
No podemos esperar entender la Naturaleza de Kether en Atziluth, pero sí podemos abrir nuestra conciencia a su influencia, y ésta es sumamente poderosa y nos da una extraña sensación de Eternidad y de Inmortalidad. Podemos saber cuánto ha sido efectiva la invocación de Eheieh en su purísima efulgencia nívea, porque nos encontraremos realizando nosotros mismos la completa convicción de nuestra impermanencia e insignificancia en los planos de la forma y la suprema importancia de la Vida Única que lo condiciona todo como la arcilla en las manos del alfarero.
La meditación sobre Kether nos proporciona una realización intuitiva de que el resultado de una operación no importa en lo más mínimo, "Que el sucio juegue con las cosas sucias si le agrada lo sucio". Una vez que hemos logrado esa realización adquirimos el dominio sobre las imágenes astrales y podemos hacer con ellas lo que nos plazca. Sólo cuando el operador pierde todo interés personal en el resultado de la operación en el plano físico es cuando adquiere este completo dominio sobre las imágenes astrales. Sólo le interesa el manejo de las fuerzas y el ponerlas en manifestación por medio de la forma pero no se preocupa por la forma que dichas fuerzas puedan asumir ultérrimamente; eso queda librado a ellas mismas, porque seguramente asumirán la forma que esté en consonancia con su naturaleza, respondiendo así perfectamente a las leyes cósmicas, mientras que probablemente no ocurrirá así si el operador quisiera ajustarlas a un modelo determinado, de acuerdo con sus limitados conocimientos. Esta es la verdadera clave de todas las operaciones, mágicas, y su única justificación, porque no debemos alterar el Universo para ajustarlo a nuestras conveniencias personales. Sólo tenemos justificación cuando trabajamos deliberadamente con la gran marea de la vida evolucionante, con objeto de llegar a la plenitud de esa misma vida, sea cual fuere la experiencia que resulte de esa manifestación. "Yo he venido para que tengáis más vida y que la tengáis más abundante, dijo el Señor. Y ésa debe ser la regla del Mago. La vida, y sólo la Vida, debe ser su palabra de poder, y no las manifestaciones especializadas de la misma como Sabiduría, Poder o Amor.
Los que han seguido atentamente estas páginas, punto por punto, estarán en condiciones ahora de vislumbrar algún significado en las críticas palabras del texto Yetzirático atribuido a Kether. Las palabras "Inteligencia Oculta" sugieren la naturaleza inmanifestada de la existencia de Kether, lo que es confirmado con el aserto de que "ningún ser creado puede alcanzar su esencia”, esto es, ningún ser que utilice como vehículo de conciencia cualquier organismo de los planos de la forma. Sin embargo, cuando la conciencia ha sido exaltada hasta el punto en que puede trascender el pensamiento, recibe de la "Gloria Primordial" el poder de comprender el "Primer Principio", o, en otras palabras "Entonces comprenderemos de la misma manera que somos comprendidos".
III
Eheieh, Yo Soy el que Soy, ser puro, es el Nombre Divino de Kether, y su imagen mágica es la de un antiguo rey, con barba, visto de perfil. El Zohar dice de este antiguo rey barbudo que es todo lado derecho. Nunca vemos toda la imagen mágica de Kether, su plena faz completa, sino sólo parcialmente. Hay un aspecto que debe siempre quedar oculto, como el lado oculto de la Luna. Este lado de Kether ‑es el lado que está hacia lo Inmanifestado y que la naturaleza misma de nuestra conciencia manifestada‑ nos impide comprender, debiendo quedar siempre como un libro sellado para nosotros. Pero aceptando esta limitación podemos contemplar el aspecto de Kether, el perfil del antiguo rey con barba que se nos presente, reflejado hacia abajo, hacia la forma.
Antiguo y anciano es este rey, el Anciano de los Ancianos, el Anciano de los Días, porque El era desde el principio, cuando el rostro no contemplaba rostro alguno. Es un rey, porque rige todas las cosas de acuerdo con su voluntad suprema e indisputada. En otras palabras, la naturaleza de Kether es la que condiciona todas las cosas, porque todas las cosas han surgido de El. Tiene barba, porque, de acuerdo con el curiosísimo simbolismo de los rabbis cada pelo de su barba tiene un significado.
La manifestación de las fuerzas de Kether en Briah, el Mundo de la Mente Arquetípica, se dice que se efectúa por medio del Arcángel Metatron, el Príncipe de las Faces, a quien la tradición le adjudica el papel de instructor de Moisés. El Sepher Yetzirah dice del Décimo Sendero, Malkuth, que "hace que una influencia fluya del Príncipe de las Faces, el Arcángel de Kether, siendo la fuente de iluminación de todas las luces del Universo". Así, pues, vemos claramente que no solamente el espíritu fluye hacia la manifestación externa en la materia, sino que la materia misma, con su propia energía, atrae el espíritu a la manifestación, punto importantísimo para todo aquel que practica la magia, porque le enseña que está justificado en sus operaciones y que no es necesario que el ser humano espere las palabra del SEÑOR, sino que puede invocarlo para que El le escuche.
Los Ángeles de Kether, que operan en el mundo Yetzirático, son las Kjaioth‑ja‑Kadesh, las Santas Criaturas Vivas y su nombre lleva la mente a la visión del Carro Flamígero de Ezekiel y las Cuatro Santas Criaturas ante el Trono. El hecho de que los cuatro Ases del Tarot, asignados a Kether, sean considerados como la representación de los cuatro elementos, Tierra, Aire, Fuego y Agua, confirma igualmente esta asociación. Podemos, pues, considerar a Kether como la fuente primaria de los elementos. Este concepto aclara muchas dificultades metafísicas y ocultas que se presentarían si limitáramos su operación al Mundo Astral y consideráramos a los elementales apenas algo mejor que diablos, como parecen hacerlo ciertas escuelas de pensamiento trascendental.
Toda la cuestión de los Ángeles, archons y elementales es a la vez muy importante y difícil, porque sus aplicaciones prácticas en la magia son inmediatas. El pensamiento cristiano puede tolerar con cierto esfuerzo la idea de los arcángeles, pero los espíritus auxiliares, los mensajeros que son llamas del fuego y los constructores divinos son por completo extraños a su teología. Sólo Dios, y en un instante, hizo los cielos y la tierra. El Gran Arquitecto del Universo es al mismo tiempo el albañil. La Ciencia Esotérica piensa muy diferentemente; el iniciado conoce las legiones de seres espirituales que son agentes de la Voluntad Divina y vehículos de su actividad creadora. Es por intermedio de todos ellos y por gracia del Arcángel dirigente, que obra Dios. Pero no se puede conjurar a ningún Arcángel mediante encanto alguno, por potente que sea. Más bien deberíamos decir que cuando estamos efectuando una operación en la Esfera de un Sephirah particular, el Arcángel opera a través nuestro para realizar Su misión . El arte del mago, por lo tanto, consiste en alinearse con la Fuerza Cósmica para que la operación que desea llevar a cabo se produzca como parte integrante de la operación de las actividades cósmicas. Si se ha purificado y dedicado sinceramente, así ocurrirá con todos sus deseos; y si no lo está, no es un adepto y su palabra no es un Verbo del Poder.
Es interesante notar que en el Mundo de Assiah, el título de la Esfera de Kether es: "Rashith ha Gigalim", o primeros remolinos, evidenciándose así que los rabinos conocían la teoría nebular antes de que la ciencia la descubriera por medio del telescopio. La forma en que los antiguos dedujeron los hechos básicos por medios puramente intuitivos y empleando el sistema de las correspondencias, muchos siglos antes de la invención y perfeccionamiento de los instrumentos de precisión que permitieron al hombre moderno hacer iguales descubrimientos por otros medios, es una cuestión que tiene que dejar perplejo a todo aquel que estudie la filosofía sin fanatismo.
Como arriba es abajo. El microcosmos corresponde al macrocosmos, y, por tanto, tenemos que buscar a Kether en el ser humano, sobre la cabeza que resplandece en una luminosidad blanquísima en Adam Kadmon, el Hombre Celestial. Los rabbis los llamaban Yechidah, la Chispa Divina; los egipcios, Sah, y los indostanos, Loto de Mil Pétalos. No obstante la diversidad de nombres, todos ellos encierran la misma idea: el núcleo de Espíritu que emana, pero que no mora en los planos de la forma, en sus múltiples manifestaciones.
Se dice que, mientras estemos encarnados, jamás podremos elevarnos hasta la conciencia de Kether en Atziluth, y retener intacto el vehículo físico hasta que regresemos. Así como Enoch caminó con Dios y desapareció, así también el ser humano que alcanzara la visión de Kether se desvanece, en lo relativo al vehículo que se servía de encarnación. Esto se explica fácilmente, si nos damos cuenta de que no podemos penetrar en una modalidad de conciencia si no reproducimos esta modalidad en nosotros mismos; de igual manera que la música nada significa ni representa si el corazón no canta al unísono con ella. De consiguiente, si reproducimos en nosotros ese modo de ser que no tiene forma ni actividad es evidente que nos libraremos automáticamente de toda forma y actividad. Si logramos esa realización, aquello que mantenía la forma merced a ese modo de conciencia, desaparece, y la forma retorna a sus elementos. Una vez disuelta, no puede volver a formarse al retornar a la conciencia. Por tanto, cuando aspiramos a alcanzar la visión de Kether en Atziluth, debemos estar preparados para penetrar en la Luz y no salir nunca más de ella.
Esto no significa que el Nirvana sea la aniquilación, como algunos de los traductores de la Filosofía Oriental han enseñado erróneamente a los estudiantes europeos, sino que implica un cambio completo de modo o dimensión. Aquello que seremos cuando estemos al mismo nivel de las Santas Criaturas Vivientes, es cosa que no sabemos, porque ninguno de los que lograron la visión de Kether en Atziluth ha vuelto para decírnoslo. No obstante, la tradición nos declara que hubo quienes lo lograron, y que están íntimamente interesados en la evolución de la humanidad, siendo los prototipos de los superhombres de quienes hablan las tradiciones de todas las razas, tradiciones que, desgraciadamente, en los últimos años, han sido envilecidas por las enseñanzas seudo ocultas. Sea lo que fueren estos seres, puede decirse con seguridad que no tienen forma astral, ni personalidad humana, sino que son como llamas en el Gran Fuego que es Dios. El estado del alma que ha alcanzado el Nirvana puede ser comparado con el de una rueda que hubiera perdido la llanta y cuyos rayos penetran e interpenetran toda la creación; un centro de irradiación a cuya influencia no se le puede poner límite alguno salvo el de su propio dinamismo, y que siempre mantiene su identidad como núcleo de energía.
La experiencia espiritual atribuída a Kether es la unión con Dios. Este es el fin y el objeto de toda experiencia mística, y si buscamos cualquier otro, somos como aquellos que construyen una casa en el mundo de las ilusiones. Todo lo que puede detener al místico en su recto camino hacia la meta, le produce la impresión de un grillete, de una cadena que debe ser rota de inmediato. Todo cuanto sujeta la conciencia a la forma, todos los deseos que no sean ese único deseo, son males para él y, desde ese punto de vista, tiene sobrada razón; si obrase de otra manera, invalidaría toda su técnica.
Esta no es la única prueba que el místico tiene que afrontar. Se le exige que satisfaga las exigencias de los planos de la forma ante de quedar libre para retirarse y escapar de ellos. Existe un sendero siniestro que conduce a Kether: el Kether de los Qliphoth, que es el Reino del Caos. Si holla prematuramente el Sendero Místico, es allí donde irá, y no al Reino de la Luz. Para el ser humano que se siente inclinado naturalmente al sendero místico la disciplina del cuerpo y de la forma le repugna; y una de las tentaciones más sutiles, es abandonar la lucha en la vida de las formas que se resiste a su dominio, y retirarse a través de los planos antes de haber pasado por el nadir y haber aprendido allí las lecciones que debía aprender.
La forma es la matriz donde se encierra la conciencia fluídica hasta adquirir una organización a prueba de toda dispersión, hasta convertirse en una núcleo indestructible de la individualidad diferenciada, extraída del mar amorfo del Ser puro. Si la matriz se rompe prematuramente, antes de que la conciencia fluídica se haya formado como un sistema organizado de tensiones, estereotipado por la repetición, la conciencia se retrae nuevamente a lo amórfico, de la misma manera que la arcilla vuelve al barro original si se la saca prematuramente del molde, antes de que haya tenido tiempo de fraguar. Si existe un místico cuyo misticismo produce incapacidad mundana, o cualquier forma de disociación de la conciencia, entonces podemos decir que el molde se ha roto prematuramente; será necesario que vuelva a la disciplina de la forma, hasta que haya aprendido la lección y su conciencia haya alcanzado una organización coherente y cohesiva, que ni el Nirvana mismo pueda destruir. Que parta leña y acarree agua para el servicio del Templo si lo desea, pero no profane el lugar santo con sus patologías y su falta de madurez.
La Realización es la virtud a Kether, el completamiento de la Gran Obra, para usar un término extraído de la Alquimia. Sin completamiento no puede haber realización, y sin ésta no hay completamiento. Las buenas intenciones pesan poco en la escala de la justicia cósmica, pues somos reconocidos por el completamiento de nuestra obra. Es verdad que tenemos toda la eternidad para completarla, pero debemos hacerlo hasta el Yod final. No hay misericordia alguna en la justicia perfecta, salvo la que nos permite probar una y otra vez.
Kether, contemplado desde el punto de vista de la forma, es la corona del Reino del Olvido. A menos que realicemos la naturaleza vital de la Luz Blanca Pura, sentiremos poca tentación de luchar por esta corona que no pertenece en absoluto a este orden de ser; y si logramos esta realización, entonces estaremos libres de todas las limitaciones de la manifestación, y podremos hablar a todas las formas como quien realmente tiene autoridad para hacerlo.


Cábala Mística - D. Fortune




viernes, 2 de junio de 2017

La Sexualidad en el Mundo Antiguo: Grecia y Roma.

LA SEXUALIDAD EN EL MUNDO ANTIGUO: GRECIA Y ROMA.

 


En el presente ensayo se expone una breve discusión comparativa entre las construcciones sociales referentes a género y sexualidades en Grecia y Roma. 
Como menciona Jeffry Weeks en su libro “La invención de la sexualidad”, la expresión generalmente utilizada de "construcción social de la sexualidad" suena dura y mecanicista, pero en realidad es un asunto bastante directo y comprende "las maneras múltiples e intrincadas en que nuestras emociones, deseos y relaciones son configurados por la sociedad en que vivimos" (Cartledge y Ryan, 1983). La sexualidad tiene una historia o, de manera más realista, muchas historias, cada una de las cuales debe comprenderse en su singularidad y como parte de un esquema intrincado; la sexualidad es un resultado de distintas prácticas sociales que dan significado a las actividades humanas, de definiciones sociales y autodefiniciones, de luchas entre quienes tienen el poder para definir y reglamentar contra quienes se resisten (Weeks, 1998). 
Es hoy en día aceptada la creencia de, que en la Antigua Roma, la sexualidad estaba compuesta del más puro libertinaje y diversión sin los límites de lo moral y lo legal. Pero cabe recalcar que estas visiones de la sociedad romana como abiertamente sexual, en honor a la verdad, poseen aspectos verídicos como también erróneos, dichas interpretaciones han sido fomentadas por las múltiples representaciones artísticas y literarias de todos los tiempos, las cuales han estimulado las fantasías más recónditas del hombre y la mujer modernos. El cine por su lado también ha hecho lo suyo, citando por ejemplo los controvertidos films “Calígula” de Tinto Brass (1979), Satiricón de Federico Fellini (1969), entre muchos otros nombres, los que no dejan de deleitar al espectador con una serie de eventos extremos, costumbres, ceremoniales y rituales en honor al sexo que pueden herir la sensibilidad de más de algún cardíaco. Más vale mencionar que, los romanos, vivían realmente con múltiples restricciones de moral y tabúes sexuales. Lo que era considerado socialmente aceptable en la sexualidad, era mayormente desarrollado dentro de las costumbres del matrimonio y era fuertemente influenciado por los sistemas económicos y políticos.  
Refiriéndonos al matrimonio, en el Imperio Romano este formaba parte de una unidad crucial dentro de la estructura de la sociedad, mas no era necesariamente considerado como un reglamento sagrado desde el punto de vista moral o religioso. Pese a que la unión matrimonial acataba rígidas reglas legales, las actividades íntimas de los esposos no eran tan estrictas, y era común y aceptable que un marido buscara satisfacción sexual con otras además de su esposa. Las mujeres, sin embargo, como indicaban los tradicionales epitafios romanos, debían respetar las reglas de fides marita y ser fieles a sus maridos. En Grecia, el hombre se ocupaba de dirigir, cultivar, aplicar técnicas, vender y comprar. El hombre, dueño de sí mismo, también es dueño de la mujer, lo cual tenía sus consecuencias en la cuestión del adulterio pues sólo se interpretaba que la mujer era adúltera. En esto ambas Polis son semejantes.  
James C. Thompson, autor y profesor de historia, sostiene que "el adulterio en Roma, como en todas partes del Mundo Antiguo, era definido como la actividad sexual entre una mujer casada y un hombre que no es su marido". Thomas A.J. McGinn, autor y profesor en la Universidad Vanderbilt, también define adulterio como "la ofensa sexual cometida (por un hombre) con una mujer casada no exenta de su matrimonio". A pesar de la simple definición de adulterio, en muchos casos, las condiciones bajo las cuales se comete el acto, tienen un rol importante. Por ejemplo, "adulterio por parte de una mujer de clase baja no es considerado un problema, mientras que era un serio crimen si venía de cualquier otra". La división de clases decidía cuán importante era la situación. El castigo para esta práctica variaba dependiendo de la situación. En la mayoría de los casos "las penas criminales eran ordenadas para la mujer adúltera y su amante. Aquéllas eran mayormente patrimoniales en naturaleza, dictando la confiscación de la mitad de la propiedad del adúltero, un tercio de la de la mujer, así como la mitad de su dote"(McGinn, 1991). A veces el castigo permitido era que "un marido podía matar a su esposa si la sorprendía cometiendo adulterio; pero ciertamente era requerido que se divorciase". El hecho de que la familia sea manejada por el padre o el hombre mayor, es importante. La implementación del castigo sería la responsabilidad de dicho hombre. En muchos casos, si la muerte no era la pena, "la mujer convicta tenía prohibido volver a casarse" (McGinn, 1991). 
Sobre el concubinato (Latín: contubernium; concubine=concubina, considerado más suave que paelex, que hace referencia a la amante del hombre casado) era la institución practicada en la Roma antigua que permitía a un hombre tener una cierta relación ilegal sin repercusiones, con la excepción del envolvimiento de prostitutas. Esta poligamia de facto —los ciudadanos no podían casarse o cohabitar legalmente con una concubina mientras se tuviera una esposa legal— era "tolerada hasta el punto en que no era una amenaza para la religión e integridad legal de la familia". El título de concubinato no era considerado derogatorio (como puede serlo hoy en día) y era utilizado, muchas veces, en lápidas. 
En Roma, la institución del concubinato tenía una función práctica, proveyendo las únicas relaciones sexuales lícitas fuera del matrimonio; otras eran consideradas ilegales, más notablemente la prostitución. Las Leges Juliae del emperador Augusto dieron el primer reconocimiento legal al concubinato, definiéndolo como la convivencia sin matrimonio. Esta práctica definió muchas relaciones y matrimonios considerados inapropiados bajo la ley romana, como el deseo de un senador de casarse con una esclava liberada, o su convivencia con una exprostituta. Mientras que un hombre podía vivir en concubinato con cualquier mujer que elija en vez de casarse, era requerido que lo anoticiara a las autoridades. Esta tipo de cohabitación variaba poco del matrimonio, excepto en que los herederos de esta unión no eran considerados legítimos. Era la razón usual por la que un hombre de alto rango viviese con una mujer luego de la muerte de su primera esposa; entonces los reclamos de los hijos de su primer matrimonio no podían ser disputados por los de la segunda unión. 
Sobre la relación entre géneros en Grecia, en la mitología griega se concede un papel preponderante a la mujer. Los primeros cretenses —nacía el sexto o quinto milenio antes de nuestra era— profesaban el culto a la gran diosa-madre. La civilización cretense alcanzó un alto grado de desarrollo. La mujer disfrutaba de gran libertad, frecuentando los banquetes y las representaciones teatrales. Jurídicamente era igual al hombre; podía casarse libremente y los pretendientes que solicitaran casarse con ella no esperaban más que la que saliera de sus labios. 
El matrimonio, lazo de unión de toda la vida social, se hallaba situado bajo la invocación directa de Zeus y de la Madre-Tierra. Lo sexual era una necesidad natural satisfecha libremente. Los jóvenes se unían en los campos, sobre la hierba y el trigo recién cortado. 
La forma de unión más primitiva de los aqueos parece ser la que se practicaba en tiempo de los patriarcas hebreos: la esposa aporta consigo una esclava, para convertirla en concubina de su futuro marido en el caso de que ella resulte estéril. La mujer depende en todo del marido y ha sido cedida mediante una dote. A la muerte del marido, su hijo puede disponer de ella, venderla a un nuevo marido o devolverla a su antigua casa. El hombre que es demasiado pobre para poder comprar esposa, puede casarse, pero debe abandonar su casa e instalarse en la de su suegro, pasando a depender de éste. 
Durante la época de Pericles —aunque él no fue precisamente un ejemplo de moralidad matrimonial— triunfó la idea del matrimonio sin complicaciones. En el periodo de la guerra con Esparta, la marcha de los hombres al campo de batalla creó una situación peculiar que fue reflejada por los grandes poetas de la época. Eurípides y Aristófanes defienden a la mujer y el médico Hipócrates la disculpa de sus “desvíos” aludiendo, por primera vez en la historia, a la peculiar constitución fisiológica femenina. Según él, las mujeres no andaban un tanto extraviadas a causa de la guerra, sino a causa de la insatisfacción sexual. 
A partir de esta observación, Hipócrates elabora su teoría del histerismo, según la cual el útero itinerante provoca una excesiva presión en las partes superiores del cuerpo, estado que lleva a la mujer al nerviosismo y a la ansiedad. La derrota de Atenas produjo el abatimiento en los atenienses y la institución matrimonial se resintió. Sócrates y Platón predicaron la igualdad de derechos de la mujer y del hombre dentro del matrimonio, pero sin ningún resultado. 
            “Una metodología epistemológica de gran valor pues considera que las concepciones y las percepciones de la realidad están determinadas, en gran parte, por las palabras, las ideas y los conceptos que median la experiencia” (Foucault, 1977). Según Foucault, para entender el fenómeno sexual en Grecia, resulta pertinente estudiar la etimología de sus palabras: 1) Aphrodisia: significa el “conjunto de actos/experiencias sexuales”; 2) Chresis: hacer uso adecuado de los placeres; 3) EnkrateiaSophrosyne: dominio y templanza.  Grecia poseía una visión iniciática del dominio de las pasiones para la iluminación intelectual-espiritual. Situación similar al Tantra Hindú, Budista.  
Foucault en “Historia de la sexualidad”, identifica la “estructura de la experiencia moral del uso de los placeres” y ésta consta de cuatro dimensiones: una ontológica, otra deontológica, otra ascética y la última teleológica. La esencia, los deberes, el perfeccionamiento y la finalidad constituyen las cuatro categorías fundamentales para entender cómo los griegos experimentaban la sexualidad (Foucault, 1977). La chresis aphrodision reflejaba la concepción de usar debidamente los placeres. “Todo estaba permitido, pero en su justa medida”. Por un lado, un uso debido de los placeres podía ser entendido al modo animal, es decir, al modo de Diógenes quien propugnaba hacer sexo en público argumentando que no es malo comer y que tampoco, por lo tanto, lo es comer en público (Foucault, 1977). En Grecia, el uso de los placeres estaba fuertemente condicionado por el contexto político-social. Según si se estaba en una posición de poder, una persona tenía más responsabilidades y era su obligación tener la capacidad de resistir a la tentación de los placeres, ya que se consideraba la capacidad del auto-control de uno mismo con la capacidad del control sobre el manejo de una polis.  Enkrateia era la palabra que inmortalizaba el control de los impulsos y los deseos, si el hombre vencía esa fuerza oscura que provenía de las más hondas entrañas de su ser, alcanzaba la Sophrosyne o el más alto escalón iniciático. Foucault en “La Historia de las Sexualidades” profundiza la relación Individuo-deseos con Individuo-Estado. 
Dentro de los amplios parámetros de las actitudes culturales generales, cada cultura clasifica distintas prácticas como apropiadas o inapropiadas, morales o inmorales, saludables o pervertidas (Weeks, 1998). En la Roma imperial la violación ocupaba un lugar importante en la vida sexual, se atropellaba sin vergüenza y se consideraba que el individuo forzado obtenía placer de ello. El modelo de la sexualidad romana era la relación del amo con sus subordinados (esposa, pajes, esclavos), es decir, el sometimiento. El placer femenino era totalmente ignorado o presupuesto. En la moral sexual la oposición era someter/ser sometido. Someter era loable, ser sometido era vergonzoso solamente si se era un varón adulto libre. Si se era mujer o esclavo era lo natural.  
En los comienzos de la República Romana las relaciones homosexuales entre hombres libres estaban penadas incluso con la muerte por la ley Scantinia. No se conocen los términos exactos de la ley, aunque es citada varias veces por leyes posteriores, pero parece que prohibía ciertas formas de contacto sexual, como la pederastia que era considerada una práctica griega degenerada y como tal y generalmente reprobada, y también contra aquellos casos en los que un ciudadano ejercía un papel pasivo en la práctica del sexo anal. Por lo que en realidad no prohibía todas las prácticas homosexuales, no haciendo ninguna restricción legal al uso sexual de los esclavos varones por parte de su dueño, ni aquellos casos en los que el hombre libre ejerciera el papel activo. Las costumbres griegas fueron siendo aceptadas gradualmente por la sociedad romana a finales de la república y principios del Imperio Romano. Sin embargo, las relaciones con el mismo sexo surgieron de una forma bastante diferente de cómo era la homosexualidad en la antigua Grecia. Como los hombres ostentaban, en particular el pater familias, completamente la autoridad en la sociedad romana, las relaciones con el mismo sexo a menudo se establecen como interacciones del tipo amo/esclavo.  
El rol de los hombres tenía un carácter en sociedad de mayor control y dominancia, los romanos creían debían ser los participantes activos en todas las formas de actividad sexual. La pasividad masculina simbolizaba pérdida de control, la virtud más preciada en Roma. Era social y legalmente aceptable para los hombres romanos tener sexo así con mujeres y hombres prostitutos como con esclavos, siempre y cuando el hombre romano fuese el activo. Leyes tales como Lex Scantinia, Lex Iulia y Lex Iulia de vi publica regulaban las actividades de sexo homosexual entre hombres libres y, tanto Lex Scantinia como otras legislaciones especiales de la milicia romana, ponían pena capital a estas prácticas. Un hombre que disfrutaba siendo penetrado era llamado pathicus o catamita o cinaedus, duramente traducido como “pasivo” en sexología moderna, y era considerado como débil y femenino.  
Cabe destacar al joven emperador Heliogábalo, conocido por sus numerosos amantes y que a principios del siglo III siendo adolescente escandalizó a sus contemporáneos casándose públicamente dos veces vestido de mujer, adoptando así explícitamente el papel pasivo en la relación. Sin embargo, estas leyes eran evadidas en un rango desconocido con esclavos y bárbaros a quienes no abarcaban, ya que no eran considerados seres humanos; eran pasivos o activos, aunque cualquier romano que se dejara penetrar era mirado con desdén. Los esclavos eran considerados res (cosas) y podían ser usados libremente para situaciones que serían de otra manera ilegales, aunque, a diferencia de las actividades heterosexuales, las homosexuales con esclavos no era alentadas como una forma de placer sexual. De hecho, esto era más bien una forma de castigo al mal esclavo, intrínsecamente idéntica a los azotes. En general, el papel pasivo se equiparaba con el papel de la mujer, que en una sociedad patriarcal como la romana era muy bajo. Usar a los esclavos para la satisfacción sexual del amo era considerado legítimo, incluso en contra de los deseos del esclavo. Por lo tanto era aceptable que un ciudadano romano adulto penetrara a su esclavo, ya fuera hombre o mujer, pero no estaba bien visto que fuera él el penetrado. El término catamita, joven sirviente sexual pasivo, era usado comúnmente para insultar o ridiculizar a alguien. 
La forma más común de relaciones sexuales entre hombres en Grecia era la paiderastia, combinación de dos vocablos griegos: παιδ- (raíz de παῖς, παιδός, 'niño' o 'muchacho') y ἐραστής (erastēs, 'amante'; cf. erotismo). De este término, que significaba 'amor de niño', proviene la palabra pederastia. La pederastia, tal como se entendía en la antigua Grecia, era una relación entre un hombre mayor y un joven adolescente. En Atenas el hombre mayor era llamado erastés y se encargaba de educar, proteger, amar y dar ejemplo a su amado. El joven era llamado erómeno y su retribución al amante era su belleza, juventud y compromiso. Existían elaborados protocolos sociales para proteger a los jóvenes del deshonor asociado a ser penetrado. Se esperaba que el erómeno respetara y honrara al erastés, pero no que lo deseara sexualmente. Aunque ser cortejado por un hombre mayor era prácticamente una prueba de hombría para los jóvenes, un joven con deseo sexual recíproco para con su erastés debía afrontar un estigma social considerable. 
Los antiguos griegos, en el contexto de las ciudades-estado pederastas, fueron los primeros en describir, estudiar, sistematizar y establecer la pederastia como institución social y educacional. Era un elemento importante de la vida civil, militar, filosófica y artística. Existe cierto debate entre los expertos sobre si la pederastia se daba en todas las clases sociales o si estaba mayoritariamente limitada a la aristocracia. 
La moralidad de la pederastia fue exhaustivamente analizada en la Antigua Grecia, siendo considerados algunos de sus aspectos como infames y otros como lo mejor que la vida podía ofrecer. En el diálogo platónico de las Leyes, la pederastia carnal es descrita como "contraria a la naturaleza"; sin embargo, los interlocutores de este diálogo reconocen que una iniciativa por la abolición de la pederastia sería impopular en la mayoría de las ciudades-estado griegas. 
La primera aparición registrada de una unión emocional profunda entre hombres antiguos en la antigua cultura griega fue en la Ilíada (800 a. C.). Aunque Homero no describe explícitamente la relación entre Aquiles y Patroclo como sexual, al inicio de la antigüedad clásica (480 a. C.) los dos héroes fueron interpretados como iconos pederásticos. Al sentirse los antiguos griegos incómodos con cualquier percepción de Aquiles y Patroclo como adultos en igualdad de condiciones, trataron de establecer una clara diferencia de edad entre ambos. Había desacuerdo en cuanto a quién ejercía de erastés y quién de erómeno, ya que la tradición homérica sugería que Patroclo era mayor pero Aquiles el dominante. Otras opiniones de la antigüedad consideran que Aquiles y Patroclo eran simplemente muy buenos amigos. 
Esquilo, en su tragedia Mirmidones, dibujaba un Aquiles protector, puesto que había vengado la muerte de su amante aun cuando los dioses le hubieran advertido de que le costaría la propia vida. En el Banquete de Platón, de otra parte, se representa a Fedro afirmando que Homero enfatizó la belleza de Aquiles, lo que lo definiría a él, y no a Patroclo, como erómeno. 
En Roma, la pederastia había perdido las restricciones que tenía en su estatus como forma de educación ritual hacía mucho tiempo (el proceso de cambio se había producido ya en los griegos) y en su lugar se convirtió en una forma de satisfacción del deseo sexual y su práctica se generalizó compitiendo con el deseo por las mujeres, aunque los conservadores la condenaban junto con otras formas de obtención de placer. Tácito atacó las costumbres griegas definiéndolas como "gymnasia et otia et turpes amores" (deporte, holgazanería y amores vergonzosos). En cambio, otros escritores no condenaron la pederastia per se, pero censuraron o alabaron varios de sus aspectos. 
En el siglo I Suetonio y Tácito constatan la generalización de matrimonios entre hombres sin trabas, ya que el matrimonio en la sociedad romana era una situación privada. El emperador Nerón fue el primer emperador romano que se casó con otro hombre, un joven eunuco de palacio llamado Esporo y convertido en Sabina por Nerón para reemplazar a su amada y fallecida Popea. Edward Gibbon ya en 1776 confirma que de los doce primeros emperadores solo a Claudio le interesaban exclusivamente las mujeres. Todos los demás tuvieron jóvenes u hombres como amantes. El hecho de que Claudio no tuviera ningún amante masculino fue objeto de crítica por parte de Suetonio en su obra Las vidas de los doce césares. 
Aunque fue la norma en Grecia y Roma que el erómeno, miembro joven de la pareja, fuera el pasivo y el mayor, o erastés, fuera el activo, existen (especialmente en el periodo romano) evidencias de que había hombres mayores que preferían el papel pasivo. Marcial, por ejemplo, describe el caso de un hombre mayor que adoptaba el papel pasivo y dejaba que su joven esclavo ocupara el de activo. La práctica de la pederastia tiene su cenit durante el reinado del emperador de origen hispano y helenófilo Adriano, que comparte la pasión por los muchachos con su antecesor Trajano. Es famoso su amor por el joven griego Antínoo. Tras su prematura muerte ahogado, Adriano erigió templos en Bitinia, Mantineia y Atenas en su honor, y hasta le dedicó una ciudad, Antinoópolis. La aceptación social de las relaciones pederastas y homoeróticas fue decayendo a lo largo de los siglos a medida que se fue implantando el cristianismo. 
Hay citas sobre el gusto hacia varones que no eran adolescentes. Otra vez Suetonio informa que el emperador Galba se ´´derretía por los hombres fuertes y experimentados. Más de una vez hubo informes de que soldados eran sexualmente acosados por algunos de sus oficiales superiores". 
Además de las repetidamente mencionadas relaciones anales también hay muchas evidencias de que el sexo oral era frecuente. Este grafito de Pompeya es inequívoco: "Segundo es un chupapollas muy habilidoso". 
A diferencia de la antigua Grecia, en Roma un pene grande era considerado un signo de atractivo y masculinidad importante, a imagen del dios de la fertilidad Príapo. Petronio describe con admiración cómo un hombre con un pene enorme en un baño público buscaba encuentros excitado. Muchos emperadores romanos son satirizados por rodearse de hombres con grandes órganos sexuales. 
En la Antigua Grecia no se concebía la orientación sexual como identificador social, cosa que sí se ha hecho en las sociedades occidentales en el último siglo. La sociedad griega no distinguía el deseo o comportamiento sexual por el sexo biológico de quienes participaran, sino por cuánto se adaptaba dicho deseo o comportamiento a las normas sociales. Estas normas se basaban en el género, la edad y el estatus social. Por otro lado, existe poco material original sobre cómo consideraban las mujeres la actividad sexual. 
            En los textos satíricos y médicos romanos, los genitales femeninos y la menstruación eran comúnmente discutidos en una manera negativa; hay textos elegíacos donde se hace mención de cambio de roles, en donde una mujer adopta el rol sexual dominante, pero respuestas críticas a estos parecen haber indicado un tabú que rodea al cambio de roles entre hombres y mujeres. Hay poca información acerca del sexo homosexual entre dos romanas, pero la evidencia sugiere que había un tabú mucho más fuerte alrededor del mismo que del de dos hombres. 
            Pocos reportes existen sobre el amor entre mujeres a través de los ojos femeninos, por lo que solamente se tiene el punto de vista masculino. Las mujeres no tenían libertad en su sexualidad porque los hombres consideraban la homosexualidad femenina como algo excitante y morboso, pero no muy hablado por la sociedad, ya que la mujer de entonces solo disponía del papel de ser madre, no de disfrutar o elegir su sexualidad. En Grecia, una mujer que quería ser la pareja activa en una relación sexual era una “tribade”, algo que ha cambiado hoy en día. Safo, poetisa de la isla de Lesbos, escribió numerosos poemas que describían amores entre mujeres y chicas. El amor en estos poemas es en ocasiones correspondido y en otras no. Se cree que Safo escribió unas 12.000 líneas de poesía sobre su amor por otras mujeres. De éstas, tan sólo han sobrevivido unas 600 líneas. Como resultado de su fama en la antigüedad, ella y su tierra se han convertido en símbolo del amor entre mujeres, aunque aparentemente ella era bisexual. 
La prostitución en la antigua Roma era símbolo de vergüenza. La falta de reputación era reflejada en la ley, la cual, en la República Tardía y principios del Principado, la clasifica a sus practicantes como «infames» —traducido como «falta de reputación»—. Los fragmentos de fuentes legales sobre la prostitución son primariamente encontrados en el Cuerpo de Derecho Civil que fue compilado en los primeros años del siglo VI. 
Está certificado que quienes se dedicaban a la prostitución no tenían permitido hablar por otros en una corte. Generalmente tampoco podían realizar acusaciones y no tenían permitido tener candidaturas a magistraturas. Podían ser golpeados, mutilados o violados con impunidad. 
Ahora está claro que el estado de prostituta/o tenía que ser registrado legalmente. A pesar de la probable existencia de tal registro de prostitución, eruditos sugieren que el límite entre prostitutas y mujeres respetables no estaba claro. Por ejemplo, la ley estipulaba la infamia en «no solamente una mujer que practica la prostitución, pero también quien lo ha hecho aunque haya cesado la práctica; la desgracia no es eliminada aunque se discontinúe la actividad». 
Balanceándonos hacia el mundo artístico, vale decir que existen numerosos ejemplos de literatura lírica ensalzando el amor y las relaciones homoeróticas. Los poetas latinos de la época dan por hecho que todos los hombres sienten deseo homosexual en algún que otro momento. Ejemplos de poetas con alguna obra que alaban estas relaciones son Cátulo, Horacio, Virgilio u Ovidio. Esta particularidad artística nos recuerda la actual Teoría Queer, en donde se sostiene que el deseo fluctúa constantemente durante el transcurso de nuestra vida y que en más de una ocasión podemos sentir placer o atracción por personas del mismo sexo. La libido psicoanalítica debe fluir libremente y no debemos imponer nuestro Super-Yo ante su vertiginosa naturaleza.  
Claramente el mundo del Arte jamás se ha quedado inmovilizado o contenido bajo la normatividad de los paradigmas predominantes, eso sería ir en contra de su misma naturaleza inherente. Petronio en su obra “El Satiricón describe la sociedad imperial y sus costumbres y en ella se alude frecuentemente a relaciones homosexuales entre sus personajes. Por su parte Marcial defiende las relaciones pederastas ensalzando el amor hacia el efebo, no su mero uso sexual.  
A modo de conclusión, deseamos enfatizar que en Roma y Grecia, debido a las épocas de las cuales nos referimos (algunas docenas de años A.C y unas docenas de años D.C.), las construcciones sociales estaban compuestas y giraban en torno al sexo y al deseo. Directa o indirectamente. Si bien Grecia trabajo más la filosofía y la espiritualidad ante la concepción de la sexualidad y del placer, no estuvo exenta de poseer extremismos y perversiones de diversa índole. Mientras tanto, Roma, fue la cuna del futuro mundo religioso y predominantemente artístico que hasta hoy en día tiene dominante influencia sobre las naciones del S.XXI, pese a ello, la sociedad de aquellos años tenía una concepción de la moral bastante desviada, en donde las pasiones animales eran realmente bestiales, el masoquismo, las prácticas de sodomización y muchas otras variantes de la psiquis eran pan de cada día, entre las clases altas y los políticos, entre los emperadores desquiciados como Tiberio, Calígula, Claudio, Nerón y más.  
  
BIBLIOGRAFÍA 
-Jeffrey Weeks – Sexualidad (1998) 
-Sue Cartledge y Joanna Ryan (comps.), Sex and Love. New Thouhgts on Old Contradictions, Londres. The Women's Press,1983, p. 1. 
-Foucault – Historia de la sexualidad (1977) 
-McGinn, Concubinage and the Lex Iulia on Adultery; (The Johns Hopkins University Press) 1991:341.