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viernes, 26 de enero de 2018

La doctrina Teúrgica en el Platonismo de Jámblico

LA DOCTRINA TEÚRGICA EN EL PLATONISMO DE JÁMBLICO


"El llamado "neoplatonismo" fue una escuela filosófica, contemporánea de un mundo que estaba en proceso de transformación, pues el mundo antiguo experimentaba un eclecticismo de ideas y la incorporación de nuevas corrientes culturales como es el cristianismo. En este contexto, la escuela neoplatónica incorpora a su sistema de filosofía elementos provenientes de los llamados cultos mistéricos; como los misterios osiriacos y los misterios celebrados en Eléusis.
      A la tradición filosófica legada por Platón, el cual era depositario de la sabiduría de los antiguos egipcios, se le unen estas prácticas mistéricas e iniciáticas (aunque probablemente era algo que ya estaba en Platón). Esta unión de tradiciones hace que dentro del platonismo se articule una escuela que practicará lo que llamaron Teúrgia, cuyo propósito era la concreción del trabajo de mejoramiento del ser humano en prácticas iniciáticas y rituales celebradas como un culto a la divinidad, con el propósito de permitir una comunicación con seres espirituales a través del perfeccionamiento filosófico del hombre y la participación en estas prácticas rituales.
      La Teúrgia se fundamentará en principios filosóficos sistematizados por Plotino, principalmente en la concepción que tiene del ser humano como ser espiritual, cuya dedicación a la filosofía requiere del desarrollo de la virtud y de una búsqueda interior de las verdades del mundo. Plotino y Jámblico, comparten una noción común de la naturaleza de la divinidad; esta es simple, providente, creadora (se entrega a sí misma) y especialmente en Jámblico, está la idea de una naturaleza viva y animada que se manifiesta en las cosas mismas. Todo tiene algo de espiritual, en todas las cosas materiales la divinidad mora y permite la constitución esencial de cada cosa; esto tendrá como consecuencia en Jámblico la idea de multiplicidad de la expresión del Uno plotiniano, Dios, como dioses. La teúrgia tratará a lo divino como muchos dioses que son expresiones de una realidad única y simple de un mismo ser.
      Las cosas, como enseña Plotino, son resultado de una emanación desde el Uno. Esta emanación constituye tres hipóstasis divinas que son El Uno, la Inteligencia y el Alma; 5 Jámblico agregará que en esta escala de emanación existen inteligencias, seres espirituales en una jerarquía de grados de expresión de la plenitud del Uno, así tenemos las almas (seres humanos), los héroes (almas humanas desprovistas de cuerpo que se han perfeccionado), démones (entidades espirituales) y los dioses (expresiones del Uno). El teúrgo por su trabajo de perfeccionamiento espiritual puede contactar, como resultado de ese trabajo interior, con estas entidades que le ayudarán en su propósito de participar unitivamente con Dios. La teúrgia supone una acción dispuesta a lo sagrado por medio de un ritual teúrgico, que consiste en la utilización de símbolos que representarán a cualidades, potencias espirituales.
      Mediante el símbolo la realidad espiritual del hombre, su interioridad, se logra proyectar en el orden ritual, exterior y de esta manera se hace visible, sensible, lo que mora inmaterialmente en el interior del alma humana. Las prácticas de plegarias, invocaciones, sacrificios, etc. conducirán al iniciado en los misterios de la teúrgia hacia la participación completa de su realidad tanto material como espiritual, en la divinidad. Las plegarias son el modo de acceso a los dioses y el simbolismo es el fundamento del ritual. La experiencia ritual y filosófica es iniciática. El iniciado paso a paso va alcanzando por su trabajo y dedicación, niveles más profundos de verdad y de experiencia espiritual; en este proceso, los seres humanos logran reconocer aquello que son esencialmente, logran conocer su verdad, al hacerlo, pueden ubicar su hacer, su vida, dentro del orden cósmico. Este conocimiento es producto del conocimiento de sí mismo, conocimiento que significará el logro de la libertad, que en su realización unida al conocimiento, permite al hombre una vida feliz. El ser humano busca el conocimiento, en primer lugar conocimiento de sí mismo y también conocimiento del mundo.
      La filosofía es una tendencia natural del hombre, el amor a la sabiduría es obsequio de los dioses, la dedicación a la filosofía hace al hombre libre, apto para desarrollar la virtud y por esto, poder contribuir a la educación y guía de otros seres humanos, para que en un camino de búsqueda interior logren ser plenamente aquello que ya potencialmente son.

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