PRIMERA PARTE
CAPITULO I.- EL YOGA DEL OCCIDENTE
CAPITULO I.- EL YOGA DEL OCCIDENTE
Son muy pocos los estudiantes de Ocultismo que sepan algo verdadero acerca de la fuente madre de donde brotó su tradición. Muchísimos de ellos hasta ahora ignoran que existe una Tradición Occidental. Los eruditos o investigadores meramente intelectuales se sienten perplejos ante la multitud de callejones sin salida y otras defensas de que se han valido tanto los iniciados antiguos como los modernos para ocultarse y despistar a los demás, hasta tal punto que muchos de aquellos han concluido por afirmar que los pocos fragmentos que nos ha legado la antigüedad son pura fantasía o han sido fraguados.
Mucho les sorprendería saber que esos fragmentos, completados por ciertos manuscritos, que jamás han salido de manos de los iniciados, y la tradición oral de sus claves han sido transmitidos continuamente en las escuelas de iniciación hasta nuestros días y se emplean como base de todo trabajo práctico por el Yoga del Occidente.
Los adeptos de las razas cuyo destino evolutivo ha sido el de conquistar el plano físico, han creado una técnica yóguica propia que se adapta frecuentemente a sus problemas especiales y a sus necesidades peculiares. Y esta técnica está basada en la nominalmente conocida pero no comprendida Cábala de la Sabiduría de Israel.
Podría preguntarse por qué las naciones occidentales tienen que buscar en la cultura Hebrea su tradición mística. La contestación la comprenderán muy fácilmente todos aquellos que estén familiarizados con la teoría esotérica concerniente a las razas y subrazas. Todo tiene una fuente, un origen. Las diferentes culturas no surgen de la nada. Las simientes de cada nueva fase de la cultura deben surgir necesariamente de la precedente. Nadie puede negar que el Judaísmo fue la matriz de la cultura espiritual europea, si se recuerda que tanto Jesús como Pablo eran judíos. Ninguna otra raza que no fuera judía podía servir de base para la nueva dispensación, porque ninguna otra raza era monoteísta. El Panteísmo y el Politísmo tuvieron su día, y ahora se necesita una cultura nueva y más espiritual. Las razas Cristianas deben su religión a la cultura judía, de la misma manera que las razas budistas del Oriente deben la suya al Indoísmo.
El misticismo de Israel es el que suministró los fundamentos del Ocultismo Occidental, y es el que forma la base teórica sobre la que se desarrolla todo el ceremonial. Su famoso jeroglífico, el Arbol de la Vida, es el mejor símbolo de meditación que poseemos, porque es el más comprensible.
No es nuestra intención escribir un estudio histórico de las fuentes de la Cábala, sino más bien enseñar el uso que se hace de ella por los estudiantes modernos de los Misterios, porque si bien las raíces de nuestro sistema están en la Tradición, no hay razón alguna para que quedemos esclavizados por ella. La técnica que se está practicando actualmente es algo que está en pleno desenvolvimiento porque la experiencia de cada trabajador la va enriqueciendo y se convierte así en parte de la herencia común.
Tampoco es necesario para nosotros hacer ciertas cosas o sostener determinadas ideas porque Los Rabbis que vivieron antes de Cristo hayan tenido ciertos puntos de vista. El mundo ha seguido su marcha desde entonces y nos encontramos bajo una nueva dispensación. Lo que entonces era verdad en principio, lo sigue siendo ahora, y, por lo tanto, es del mayor valor para nosotros. El Cabalista moderno es el heredero de los antiguos Cabalistas, pero tiene que reinterpretar la doctrina y formular nuevos sistemas a la luz de la dispensación actual, si es que la herencia que ha recibido, representa un valor práctico para él.
No proclamamos tampoco que Las enseñanzas Cabalísticas modernas, tal como las hemos aprendido, sean idénticas a la de los Rabbis pre-Cristianos pero sí podemos afirmar que son descendientes legítimas de aquéllos, con el desarrollo que ha sobrevenido después, naturalmente.
Cuanto más cerca nos encontramos de la fuente, tanto mas pura es la corriente. Para descubrir Los primitivos principios no es necesario ir al manantial mismo: un río recibe el caudal de muchos afluentes en su largo curso, y esto no significa, necesariamente, que ellos contaminen Las aguas originales. Si deseamos descubrir si son puras o no, no tenemos más que compararlas con 1a corriente original, y si la prueba es satisfactoria no hay ningún inconveniente en que se mezclen sus aguas y aumenten el caudal de la corriente. Lo mismo ocurre con la tradición: lo que no es antagónico es completamente asimilado. Debemos probar siempre la pureza de una Tradición refiriéndonos a sus primitivos principios, pero también debemos juzgar la vitalidad de la misma comprobando su poder de asimilación y desarrollo. Sólo la fe muerta no es influida por el pensamiento contemporáneo.
La corriente original del Misticismo Hebreo ha recibido muchísimos afluentes. Vemos su culminación entre Los adoradores nómadas, de Los astros, de la antigua Caldea, donde Abraham, en una tienda, rodeado por sus rebaños, oyó la voz de Dios. Pero el mismo Abraham tiene un segundo plano nebuloso en donde se vislumbran vastas formaciones. La misteriosa figura del Gran Rey Sacerdote, "nacido sin padre y sin madre y sin descendencia, que no tuvo ni principio ni fin de su vida", le administra la primera Cena Eucarística de Pan y Vino después de la batalla con Los Reyes en el valle, Los siniestros reyes de Edom, "que gobernaban antes de que hubiera un Rey en Israel, cuyos reinos eran fuerzas desequilibradas".
De generación en generación podemos trazar el intercurso de Los principes de Israel con Los Reyes‑Sacerdotes de Egipto. Abraham y Jacob fueron allí; José y Moisés estuvieron íntimamente asociados con la corte de Los adeptos reales. Cuando leemos que Salomón se dirigió a Hiram, Rey de Tiro, pidiéndole hombres y materiales, y que Daniel fue educado en Los palacios de Babilonia, pensamos también de que Los famosos Misterios de Tiro deben haber sido accesibles a Los iluminados hebreos, y nos damos cuenta de que la sabiduría de Los Magos debe haber influido profundamente en el Esoterismo del pueblo de Israel.
Esta antigua tradición mística de Los hebreos poseía tres escrituras: los Libros de la Ley y Los Profetas, que se conocen como el Antiguo Testamento; el Talmud, o colección de comentarios eruditos sobre aquél y la Cábala, o interpretación mística del mismo. De estos tres libros, Los antiguos Rabbis decían que el primero era el cuerpo de la Tradición, el segundo su alma racional y el tercero su espíritu inmortal. Las personas ignorantes pueden leer con provecho el primero y Los eruditos pueden estudiar el segundo, pero Los sabios son Los que meditan sobre el tercero. Es realmente muy extraño que el Cristianismo no haya buscado Las claves del Antiguo Testamento en la Cábala
En los días de Nuestro Señor existían tres escuelas de pensamiento religioso en Palestina: Los Fariseos y Saduceos, de los que se habla frecuentemente en Los Evangelios, y los Esenios, a Los que nunca se hace referencia. La Tradición Esotérica afirma que el niño Jesús Ben Jose, cuando fué reconocido en todo su valor por Los eruditos doctores de la Ley, que le oyeron hablar en el Templo, a la edad de doce años, fué enviado por ellos a la comunidad de Los Esenios, próxima al Mar Muerto, para ser educado según la Tradición Mística de Israel, donde quedó hasta que fué a Juan para ser bautizado en el Jordán, antes de comenzar su misión, a la edad de treinta años. Sea como fuere, el hecho es que la cláusula final del Padre Nuestro es cabalismo puro. Malkuth14 el Reino; Jod, el Poder, y Nazareth, la Gloria, forman el triángulo básico del Arbol de la Vida, con Yesod, el Fundamento, o receptáculo de Las influencias, como punto central. El que formuló esa oración conocía la Cábala.
El Cristianismo tuvo su esoterismo en la Gnosis, que tanto debía al pensamiento Griego y Egipcio. En el Sistema de Pitágoras vemos una adaptación de Los principios cabalísticos al Misticismo Griego.
La sección exotérica, organizada por el estado de la Iglesia Cristiana, persiguió y aniquiló a la sección esotérica, destruyendo todos Los vestigios de su literatura, tratando de borrar hasta el recuerdo mismo de la Gnosis, de la historia humana. Se recuerda que Los baños y Los hornos de Alejandría fueron alimentados durante seis meses con Los manuscritos de la Gran Biblioteca. Es muy poco lo que nos queda de la herencia espiritual de la Antigua Sabiduria. Todo lo que sobresalía del suelo, por así decirlo, fué completamente arrancado , y sólo excavando Las arenas que cubren Los antiguos monumentos se ha podido recuperar o descubrir Los fragmentos que poseemos.
Sólo hacia el siglo XV, cuando el poder de la Iglesia comenzó a debilitarse , algunos se atrevieron a escribir algo sobre la Sabiduría Tradicional de Israel. Los eruditos declaran que la Cabala fué fraguada en la Edad Media, porque no pueden descubrir retrospectivamente la sucesión de la serie de manuscritos primitivos, pero todos Los que conocen la manera de trabajar de las fraternidades esotéricas saben perfectamente que toda una cosmogonía o psicología puede ser transmitida por medio de algún jeroglífico que no signifique absolutamente nada a Los no iniciados. Estas antiquísimas cartas o imágenes podían ser transmitidas de: generación en generación, dándose la explicación necesaria solo verbalmente, de manera que la verdadera interpretación no se perdiera jamás. Cuando existía alguna duda en la aplicación de algún punto obscuro, se hacía referencia al jeroglífico sagrado, y al meditar sobre él se despertaba todo lo que la meditación de las generaciones anteriores había encerrado en él. Es muy sabido por Los místicos que si una persona medita en un símbolo con el cual hayan sido asociadas ciertas ideas en el pasado, obtendrá acceso a dichas ideas, aunque ese jeroglífico jamás le haya sido explicado por Los que han recibido la tradición de labios a oído.
La fuerza temporal de la Iglesia sirvió para expulsar a todos Los rivales de ese campo y destruir todos sus vestigios. Sabemos muy poco de Las simientes místicas que brotaron para ser tronchadas durante la Edad Negra pero el misticismo es inherente a la raza humana, y aunque la Iglesia hubo destruido todas Las raíces de la Tradición en su Alma‑Colectiva, Los espíritus elevados que quedaron redescubrieron la técnica anímica para aproximarse a Dios y desarrollaron un yoga propio, muy parecido al Bhakti Yoga del Oriente. La literatura católica es muy rica en tratados de teología mística que revela la pobreza de un sistema que carece de la experiencia acumulada en una Tradición.
El Bhakti Yoga de la Iglesia Católica sólo es adecuado para aquellos cuyo temperamento sea de naturaleza devocional y emotiva y que encuentre su más fácil expresión en el sacrificio de sí mismo por el amor. Pero no todos los seres humanos tienen ese temperamento, y es una desgracia que el Cristianismo no pueda ofrecer a sus aspirantes una serie de sistemas adecuados a sus necesidades y aptitudes. Como el Oriente es muy tolerante y sabio, por eso ha creado una serie de sistemas yogui, que cada cual puede seguir con exclusión de todos los demás, sin que por ello pueda negarse que los otros métodos también conduzcan a Dios a aquellos que lo siguen.
A consecuencia de esta limitación deplorable de nuestra teología, los aspirantes occidentales suelen recurrir a los sistemas del Oriente. Para aquellos que puedan vivir en las condiciones que rigen en el Oriente y que puedan practicar bajo la supervisión inmediata de un guru, ese recurso podrá ser satisfactorio; pero rarísimas veces produce resultados cuando se siguen los distintos sistemas sin más guía que un libro o en las condiciones comunes que rigen la vida en el Occidente.
Por esta razón es que recomendamos a las razas blancas se atengan al sistema Occidental Tradicional, que está admirablemente adaptado a su constitución psíquica. Este sistema da resultados inmediatos y, si se practica bajo la supervisión adecuada, no solamente no perturba el equilibrio mental o físico, como ocurre con frecuencia cuando se emplean sistemas inadecuados, sino que aumenta extraordinariamente la vitalidad. Justamente esta vitalidad peculiar de los adeptos es lo que dió origen a la Tradición del Elixir de Vida. En nuestra vida hemos conocido cierto número de personas que podían ser consideradas como Adeptos, y siempre nos llamó mucho la atención la extraordinaria vitalidad que parecían poseer.
Por otra parte, sólo podemos confirmar lo que todos los gurú de la Tradición Oriental han proclamado siempre: todo sistema de desenvolvimiento psíquico‑espiritual sólo puede seguirse con seguridad bajo la dirección personal de un instructor de experiencia. Por esta razón, aunque daremos en estas páginas todos los principios de la Cábala Mística, no creemos que sea de interés dar las claves de su práctica, aunque los términos de nuestras obligaciones nos permitieran hacerlo. Pero, por otra parte, no consideramos justo ni aconsejable introducir intencionalmente errores o velos para despistar a los estudiantes, y en lo que se nos alcanza, todo cuanto hemos escrito es exacto y correcto, aunque pueda, a veces, ser incompleto.
Los treinta y dos Senderos Místicos de la Gloria Oculta son sendas de la vida, y quien quiera descubrir sus secretos debe recorrerlas por sí propio.
De la misma manera que nosotros lo hemos hecho, todos los que estén realmente dispuestos a sujetarse a la disciplina requerida, pueden hacerlo también, y no faltará quien indique el cómo a los verdaderos aspirantes.
CAPITULO II.- ELECCION DEL SENDERO
Nadie realizará progreso alguno en el desenvolvimiento espiritual si anda de sistema en sistema, utilizando ora algunas afirmaciones del Nuevo Pensamiento, ora algunos ejercicios respiratorios del Yoga, luego posiciones física para meditar, para proseguir después con algunas tentativas místicas mediante la oración. Cada uno de esos sistemas tiene su valor, pero ese valor sólo es real si se practica el sistema en su totalidad. Constituyen algo así como una calistenia de la conciencia y su fin es el de desarrollar gradualmente los poderes mentales. Su valor no reside en los ejercicios en sí, sino en los poderes que estos ejercicios despertarán si se los practica con perseverancia. Si decidimos emprender seriamente nuestros estudios ocultos, en vez de hacer de ellos simples lecturas de entretenimiento, es necesario que elijamos un sistema cualquiera y lo prosigamos hasta que lleguemos, si no a su objetivo ultérrimo, por lo menos, hasta ciertos resultados prácticos, y a una expansión definitiva y permanente de nuestra conciencia. Una vez logrado, podemos, con ventaja, experimentar los métodos que se utilizan en otros senderos, formándose así un sistema ecléctico, técnico y filosófico. Pero el estudiante que pretende desde el principio ser un ecléctico, antes de hacerse perito en la materia, nunca será más que un incapaz o un charlatán.
Todo el que tenga experiencia práctica acerca de los distintos sistemas de desenvolvimiento, sabe que los métodos tienen que ser adaptados al temperamento, así como al estado de desarrollo de cada estudiante. En el Occidente, especialmente, aquellos que prefieren el sendero Oculto al Místico, generalmente buscan la iniciación cuando se encuentran en un estado de desenvolvimiento que en el Oriente se juzgaría absolutamente prematuro, esto es, carente de madurez. Todos los sistemas utilizables en el Occidente tienen que tener, en sus grados inferiores, alguna técnica que pueda utilizarse como escalón para esos estudiantes carentes de la necesaria madurez; de otra manera pedirles que se eleven inmediatamente a las alturas metafísicas, es absolutamente inútil, al menos para la inmensa mayoría, lo cual impediría que realmente empiecen por algo.
Todo sistema de desenvolvimiento espiritual aplicable en el Occidente, debe llenar ciertos requisitos bien definidos. Para empezar, su técnica elemental tiene que ser tal, que pueda ser fácilmente comprendida por las mentalidades que no tienen absolutamente nada de místicas; en segundo lugar, las fuerzas que pongan en movimiento han de ser lo suficientemente poderosas como para estimular el desenvolvimiento de los aspectos superiores de la conciencia, concentrándolas como para que puedan penetrar en los vehículos comparativamente densos del occidental, que es completamente incapaz de percibir vibraciones sutiles. En tercer lugar, como son muy pocos los europeos, que debido al Dharma racial de desarrollo material, tienen la oportunidad o la inclinación a llevar una vida recluída, las fuerzas que se empleen deben ser manipuladas en tal forma (especialmente al principio del sendero) que puedan utilizarse en los breves períodos que el hombre o la mujer modernos tienen disponibles o que puedan substraerse a sus ocupaciones diarias. Se debe poseer una técnica que permita concentrar y dispersar rápidamente esas energías, porque es imposible mantener una alta tensión psíquica por algún tiempo en las duras condiciones en que se desenvuelve la vida de los que habitan las ciudades europeas. Regularmente, la experiencia demuestra que los sistemas de desenvolvimiento psíquico efectivos y satisfactorios para los reclusos, producen graves neurosis y colapsos en la persona que los sigue mientras soporta paralelamente el ajetreo de la vida moderna.
¡Tanto peor para la vida moderna!, podrían decir algunos utilizando este argumento como motivo para modificar los sistemas de vida occidentales. Nada más lejos de nosotros que suponer que nuestra civilización sea perfecta, o que la sabiduría haya nacido o muera con nosotros; pero sí es lógico suponer que si nuestro karma (destino) nos ha hecho nacer en un cuerpo de temperamento racial, es porque esa disciplina o sistema es la que los señores del Karma consideran más adecuada para nosotros en esta encarnación, y no adelantaremos nada en nuestra evolución tratando de evadirla. Hemos observado tantos intentos de dedicarse al desenvolvimiento espiritual, que no eran más que tentativas para eludir los problemas de la vida, que no podemos menos que considerar con sospecha todo sistema que implique una ruptura con el Alma Colectiva de la raza. Tampoco nos causa la menor impresión toda dedicación a la vida superior que se manifieste como peculiaridades o excentricidades en la manera de vestir, de conducirse o de cortarse o no cortarse los cabellos. La verdadera espiritualidad jamás se hace propaganda.
El Dharma racial de Occidente es la conquista de la materia densa. Si nos diéremos clara cuenta de esto, nos explicaríamos todos los problemas de las relaciones entre Oriente y Occidente. Para poder conquistar la materia física y desenvolver la mentalidad concreta hemos sido dotados, como herencia racial, de un tipo particular de cuerpo físico y un sistema nervioso adecuado, de manera parecida a la que en las razas mogólicas o negras han sido dotadas de otros tipos distintos.
Es erróneo aplicar a un tipo de construcción psíquico-física los métodos de desenvolvimiento aptos a otra, porque, o bien no producirán resultados, o producirán resultados imprevistos y probablemente indeseables. Decir esto no es condenar los métodos orientales, ni mucho menos, ni menospreciar las constitución de los occidentales, tal como Dios la hizo; sino moralmente declarar que lo dicho en el viejo adagio "lo que es carne para un hombre es veneno para otro", es la pura verdad.
El Dharma de Occidente difiere del de Oriente. ¿Es aconsejable y conveniente tratar de implantar los ideales Orientales en los Occidentales? Huir del plano terrestre no es precisamente su línea de progreso. El Occidental normal y sano no siente el deseo de huir de la vida, sino, al contrario anhela conquistarla y ponerla en orden y armonía. Sólo los tipos patológicos anhelan "morir a la medianoche sin dolor ni pena" y librarse de la rueda de los nacimientos y las muertes. El Occidental quiere vida, más vida.
El Ocultista Occidental busca, precisamente, la concentración de esta fuerza vital en sus operaciones: no trata de huir de la materia hacia el espíritu, dejando a la tierra inconquistada para que se arregle como pueda. Quiere hacer descender a Dios hasta el ser humano y que la Divina Ley prevalezca sobre el Reino de las Tinieblas. Esta es la raíz del motivo para que el Occidente busque la adquisición de poderes ocultos en el Sendero de la Derecha y explica por qué los iniciados no abandonan todo por la Unión Divina, sino que cultivan la Magia Blanca. La Magia Blanca consiste en la aplicación de los poderes ocultos en fines espirituales, y es por medio de ella que se efectúa en gran proporción el desenvolvimiento de los aspirantes Occidentales. Conocemos muchos sistemas, y, en nuestra opinión, la persona que evita el ceremonial trabaja con enorme desventaja. El desarrollo que se consigue en el Occidente sólo por la meditación es lentísimo, porque la substancia mental sobre la que se tiene que operar y la atmósfera mental en medio de la cual se vive, son extraordinariamente resistentes a los cambios. La única escuela de Yoga Occidental puramente meditativa es la de los cuáqueros; y creemos que todos convienen en que ese sendero es para muy pocos. La Iglesia Católica combina el Mantra Yoga con el Bhakti Yoga.
Mediante fórmulas adecuadas el ocultista selecciona y encuentra las fuerzas con las que desea operar. Estas fórmulas están basadas en el Arbol de la Vida Cabalístico, y sea cual fuere el sistema con el que esté trabajando, esto es, las formas de los Dioses de Egipto, o evocando la inspiración de Iacchus (Iakus), con cánticos y danzas, siempre tendrá el diagrama del Arbol de la Vida en su mente. Los iniciados del Occidente se especializan en su simbolismo, porque el Arbol de la Vida suministra el plano fundamental para clasificar todos los demás sistemas. El rayo en el que trabaja el aspirante occidental ha operado y se ha manifestado en diversas culturas, desarrollando una técnica diferente en cada una de ellas. El iniciado moderno utiliza un sistema sintético, empleando algunas veces el Egipcio, otras el Griego, a veces el Druídico, de acuerdo con las diversas necesidades, objetivos y condiciones. En todos los casos, sin embargo, las operaciones que realiza están de estricto acuerdo con el Arbol de la Vida, de que es maestro. Si posee el grado que corresponde al Sephirah Netzach, puede trabajar con la manifestación de la fuerza de la virilidad, conocida por los cabalistas con el nombre de Tetragrammaton Elohim (Elojim), sea cual fuere el sistema con que esté operando. En el sistema Egipcio, sería la Isis de la Naturaleza; en el Griego , Afrodita; en el nórdico, Freya; en el Druídico, Keridwen. En otras palabras, posee los poderes de la Esfera de Venus, sea cual fuere el sistema tradicional que se esté utilizando. Una vez que se logra un grado en un sistema, tiene acceso a todos los grados equivalentes de todos los demás sistemas de la tradición.
Pero, aunque puedan utilizar estos otros sistemas según se presente la ocasión, la experiencia demuestra que la Cábala siempre es el mejor plan fundamental para educar al estudiante antes de que pueda comenzar a experimentar por sí mismo con los sistemas paganos. La Cábala es esencialmente monoteísta : las potencias que clasifica se consideran como los Mensajeros del Unico Dios y no como Sus Compañeros. Este principio establece el concepto de un gobierno central del Cosmos y de la operación de la Ley Divina sobre toda manifestación, un principio muy necesario que conviene que el estudiante de las Fuerzas Arcanas absorba completamente. La Pureza, sanidad y claridad de los conceptos cabalísticos, resumidos en la fórmula del Arbol de la Vida, es lo que hace de ese jeroglífico tan admirable para la meditación y para exaltar la conciencia, lo que justifica el título que le damos : Yoga del Occidente.
CAPITULO III.- EL MÉTODO DE LA CABALA
Hablando del método de la Cábala, uno de los antiguos Rabbis decía que si un ángel viniera a la Tierra tendría que tomar la forma humana para poder conversar con el Ser Humano. El curioso sistema simbólico que conocemos como Árbol de la Vida es una tentativa para poner en forma diagramática cada una de las fuerzas y factores del Universo Manifestado y el Alma Humana, para correlacionar una con otras y revelarlas como en un mapa, mostrando las posiciones relativas en que puede considerarse cada unidad y las relaciones entre ellas. En pocas palabras, el Arbol de la Vida es un compendio de Ciencia, Filosofía, Psicología y Teología.
El estudiante de Cábala trabaja exactamente en forma opuesta a la del estudiante de Ciencias Naturales. Este último se forma conceptos abstractos. Es innecesario decir que antes de que un concepto pueda ser analizado, es indispensable que haya sido compuesto. Alguien tiene que haber pensado primero en los principios que están resumidos en el símbolo que constituyen el objeto de la meditación del cabalista. ¿Quiénes fueron, pues, los primeros cabalistas que idearon ese plan? Los Rabbis están unánimemente de acuerdo en que fueron los ángeles. En otras palabras, que fueron seres pertenecientes a otro reino de la Creación de la humanidad quienes dieron al Pueblo Elegido su Cábala.
Para la mentalidad moderna esto puede parecer tan absurdo como el cuento de que los niños nacen debajo de las coles pero si estudiamos los muchos sistemas del misticismo que se conocen en la religión comparada, encontraremos que todos los iluminados están de acuerdo en ese punto. Todos los hombres y mujeres que hayan tenido una experiencia práctica de la vida espiritual nos dirán lo mismo, esto es, que han sido enseñados por Seres Divinos. Y seríamos muy tontos si negáramos el testimonio de tan numerosos testigos, especialmente si nosotros mismos no hemos tenido ninguna experiencia personal de los estados más elevados de la conciencia.
Algunos psicólogos nos dirán que los Angeles de los Cabalistas y los dioses y los Manús de otros sistemas (mitología, panteones, etc.) son nuestros propios complejos reprimidos.
Hay otros, de visión menos estrecha, que nos dirán que esos seres divinos son las capacidades latentes que existen en nosotros mismos. Para el místico devocional, este no es un punto que tiene importancia. El obtiene resultados, y eso es lo único que le importa. Pero el místico filosófico, el ocultista, piensa sobre la materia y llega a ciertas conclusiones. Sin embargo, estas conclusiones sólo pueden ser comprendidas cuando sabemos lo que quiere decir la realidad y podemos trazar una línea de demarcación definida entre lo subjetivo y lo objetivo. Cualquiera que esté familiarizado con los sistemas filosóficos convendrá que esto es pedir bastante.
Las escuelas indostánicas de metafísica tienen sistemas de filosofía muy detallados y complicados que tratan de definir estas ideas para que se pueda meditar sobre ellas, y aunque muchas generaciones de videntes han dedicado toda su vida a esa tarea, los conceptos siguen siendo todavía tan abstractos que sólo después de seguir un larguísimo curso de la disciplina que en el Oriente se llama Yoga, puede la mente comprenderlos.
El cabalista se pone a la obra de una manera completamente distinta. Ni siquiera trata de elevar su mente en alas de la metafísica hasta el enrarecido aire de la realidad abstracta, sino que se formula un símbolo concreto que el ojo puede ver, para que él represente la realidad abstracta que la mentalidad humana no puede concebir aún.
Sigue exactamente los principios del álgebra. X representa una cantidad desconocida. Y la mitad de X, y Z representa algo que conocemos. Si entonces empezamos a experimentar con Y para encontrar su relación con Z, y en que proporción, pronto dejará de ser algo completamente desconocido; habremos aprendido por lo menos algo acerca de Y, y si somos lo suficientemente hábiles, al final podremos expresar a Y en término de Z, y, luego, podremos comenzar a comprender X.
Existen muchos símbolos que se emplean como objetos de meditación: la Cruz de la Cristiandad; los Dioses del Antiguo Egipto, los símbolos fálicos de otras creencias. Los no iniciados utilizaron estos símbolos como medios para concentrar la mente e introducir en ella ciertos pensamientos, evocando así otras ideas relacionadas con aquellos y estimulando determinados pensamientos. Sin embargo, el iniciado utiliza un sistema simbólico diferentemente; lo que usa como un Algebra mediante la cual podrá descubrir los secretos de las potencias desconocidas. En otras palabras, usa el símbolo como medio para guiar el pensamiento hacia lo Invisible o Incomprensible.
¿Cómo lo hace? Utilizando un símbolo compuesto, porque un símbolo que fuera una unidad aislada no serviría para su propósito. Al contemplar un símbolo compuesto como el Arbol de la Vida, observa que hay relaciones definidas entre sus distintas partes. De alguna de esas partes sabe algo; de otras puede intuir un poco, o quizás, para ponerlo en otras palabras, puede adivinar algo deduciéndolo de los principios primitivos. La mente salta así de algo conocido a algo desconocido, y, al hacerlo, atraviesa cierta distancia, metafóricamente hablando. Es como un viajero que cruza el desierto conociendo la situación de dos oasis y hace una marcha forzada entre ambos. Jamás se habría atrevido a lanzarse al desierto partiendo del primer oasis, si no hubiera conocido la situación del otro; pero al final de su jornada no solamente conoce mucho más acerca de las características del segundo oasis, sino que también ha podido observar el terreno que se encuentra entre ambos. Y así, haciendo marchas forzadas entre oasis y oasis, adelante y atrás, a través del desierto, va explorándolo gradualmente. Sin embargo, el desierto es incapaz de sostener la vida.
Así ocurre también con el sistema de notación de la Cábala. Las cosas que ofrece no son pensables y, sin embargo, al ir de un símbolo a otro, se desenvuelve y piensa en ellos; y aunque tengamos que contentarnos con mirar como a través de un cristal empañado, sin embargo tenemos la esperanza de que, ultérrimamente, podremos ver las cosas cara a cara, porque la mente humana se desarrolla con el ejercicio, crece, se expande, y lo que al principio parece incomprensible como las matemáticas superiores lo son para un niño que no puede ni sumar, finalmente se llega al punto en que se alcanza la plena realización. Pensando sobre una cosa nos formamos conceptos sobre ella.
Se dice que el pensamiento fue la consecuencia del lenguaje y no el lenguaje el resultado del pensamiento. Lo que las palabras son al pensamiento, son los símbolos a la intuición. Por curioso que pueda parecer, el símbolo siempre precede a la elucidación. Y por eso declaramos que la Cábala es un sistema en desenvolvimiento y no un monumento histórico.
Actualmente se puede extraer más de los símbolos cabalísticos que lo que era posible obtener en los tiempos de la antigua dispensación, porque nuestro contenido mental es muchísimo más rico en ideas. Por ejemplo, ¿cuánto más significa hoy el Sephirah Yesod, en el que operan las fuerzas del crecimiento y la reproducción, para el biólogo, que lo que significaba para el antiguo Rabbi? Todo lo que pertenece al crecimiento y la reproducción está resumido en la Esfera de la Luna. Pero esta Esfera, tal como se representa en el Arbol de la Vida, está situada en tal forma que tiene otros senderos que llevan a otros Sephiroth. Por tanto, el cabalista biólogo reconoce que debe hacer ciertas relaciones definidas entre las fuerzas resumidas en Yesod y las representadas por los símbolos asignados a esos senderos. Meditando sobre esos símbolos va obteniendo vislumbres de las revelaciones que no se le manifestarían al considerar solamente el aspecto material de las cosas. Y cuando llega al punto de elaborar esos vislumbres con el material de sus estudios, descubre que allí se encuentran ocultas importantísimas claves. De esta manera, en el Arbol de la Vida, una cosa lleva a la otra, y la explicación de las causas ocultas surge de las proporciones y relaciones existentes entre los varios símbolos individuales que componen este maravilloso jeroglífico sintético.
Cada símbolo, sin embargo, admite diferentes interpretaciones en los diferentes planos, y merced a sus asociaciones astrológicas puede ser asociado con los dioses de cualquier panteón, abriendo así nuevos y vastísimos campos de aplicación por los que la mente puede viajar incesantemente, pues cada símbolo conduce a otro en una ininterrumpida concatenación y asociación. Cada símbolo confirma a otro símbolo, de la misma manera que la unión de todas las ramas al unirse en un jeroglífico sintético, y cada uno de dichos símbolos es posible de interpretación en cualquier plano en que la mente esté operando.
Este maravilloso y omniabarcante jeroglífico del alma humana y del Universo, en virtud de su asociación lógica de símbolos, evoca imágenes en la mente; pero estas imágenes no se desenvuelven de cualquier manera, sino que siguen una línea de bien definidas asociaciones en la Mente Universal. El símbolo del Arbol de la Vida es a la Mente Universal lo que el sueño al Ego individual: un jeroglífico sintetizado de la subconsciencia para representar las fuerzas ocultas.
El Universo, en realidad, es una forma mental proyectada por la mente de Dios. El Arbol Cabalístico puede ser comparado a una imagen onírica que surgiera de la subconsciencia de Dios y dramatizara el contenido subconsciente de la actividad mental del Logos. El Arbol de la Vida es la representación simbólica de la materia prima de la conciencia divina y de los procesos merced a los cuales el Universo vino a la existencia.
Sin embargo, el Arbol no solamente se aplica al Macrocosmos sino también al Microcosmos, el que, como saben todos los ocultistas, no es más que una replica del primero, en miniatura. Por este motivo es posible la adivinación. Este arte tan mal interpretado y profanado tiene como base filosófica el sistema de correspondencias representado por los símbolos. Las correspondencias entre el alma del hombre y el Universo no son arbitrarias, sino que surgen de identidades en desenvolvimiento. Ciertos aspectos de la ciencia se desarrollan en respuesta a ciertas fases de la evolución, y, por consiguiente, involucran los mismos principios, reaccionando, por tanto, a las mismas influencias. El alma del ser humano es como un lago que estuviera en comunicación con el mar por un canal subterráneo. Aunque según todas las apariencias visibles el lago está rodeado de tierra y encerrado por ella, sin embargo, su nivel suba o baja de acuerdo con el flujo y reflujo del mar, a causa de esa comunicación subterránea. Y así pasa igualmente con la conciencia humana. Existe una conexión entre cada alma individual y el Alma Universal, profundamente oculta en las honduras de la subconsciencia, y, por consiguiente, participamos del flujo y reflujo de las mareas cósmicas.
Cada símbolo del Arbol representa una fuerza cósmica o un factor. Cada vez que la mente se concentra en él, se pone en contacto con esa fuerza. En otras palabras, se crea un canal superficial entre la mente consciente del individuo y la fuerza o factor particular del alma universal, y por este canal superficial consciente pasan las aguas del Océano a las del lago. El aspirante que utiliza el Arbol de la Vida como símbolo de sus meditaciones va estableciendo punto por punto la unión entre su alma y el Alma Universal. El resultado inmediato es un tremendo influjo de energías en el alma individual; y justamente éste es el que confiere los poderes mágicos.
Pero así como el Universo debe ser gobernado por Dios, así también la compleja alma humana debe ser gobernada por su dios: el Espíritu del hombre. El Yo Superior tiene que dominar su universo, pues de lo contrario se produciría un desequilibrio energético: cada factor regiría su propio aspecto y se produciría la guerra entre ellos. Entonces tendríamos un gobierno de los Reyes de Edom, cuyos reinos eran las fuerzas desorbitadas.
Es así como vemos en el Arbol de la Vida un jeroglífico del alma del ser humano y del Universo; y en las leyendas asociadas con él está la historia de la Evolución del Alma y el Sendero de la Iniciación.
Hablando del método de la Cábala, uno de los antiguos Rabbis decía que si un ángel viniera a la Tierra tendría que tomar la forma humana para poder conversar con el Ser Humano. El curioso sistema simbólico que conocemos como Árbol de la Vida es una tentativa para poner en forma diagramática cada una de las fuerzas y factores del Universo Manifestado y el Alma Humana, para correlacionar una con otras y revelarlas como en un mapa, mostrando las posiciones relativas en que puede considerarse cada unidad y las relaciones entre ellas. En pocas palabras, el Arbol de la Vida es un compendio de Ciencia, Filosofía, Psicología y Teología.
El estudiante de Cábala trabaja exactamente en forma opuesta a la del estudiante de Ciencias Naturales. Este último se forma conceptos abstractos. Es innecesario decir que antes de que un concepto pueda ser analizado, es indispensable que haya sido compuesto. Alguien tiene que haber pensado primero en los principios que están resumidos en el símbolo que constituyen el objeto de la meditación del cabalista. ¿Quiénes fueron, pues, los primeros cabalistas que idearon ese plan? Los Rabbis están unánimemente de acuerdo en que fueron los ángeles. En otras palabras, que fueron seres pertenecientes a otro reino de la Creación de la humanidad quienes dieron al Pueblo Elegido su Cábala.
Para la mentalidad moderna esto puede parecer tan absurdo como el cuento de que los niños nacen debajo de las coles pero si estudiamos los muchos sistemas del misticismo que se conocen en la religión comparada, encontraremos que todos los iluminados están de acuerdo en ese punto. Todos los hombres y mujeres que hayan tenido una experiencia práctica de la vida espiritual nos dirán lo mismo, esto es, que han sido enseñados por Seres Divinos. Y seríamos muy tontos si negáramos el testimonio de tan numerosos testigos, especialmente si nosotros mismos no hemos tenido ninguna experiencia personal de los estados más elevados de la conciencia.
Algunos psicólogos nos dirán que los Angeles de los Cabalistas y los dioses y los Manús de otros sistemas (mitología, panteones, etc.) son nuestros propios complejos reprimidos.
Hay otros, de visión menos estrecha, que nos dirán que esos seres divinos son las capacidades latentes que existen en nosotros mismos. Para el místico devocional, este no es un punto que tiene importancia. El obtiene resultados, y eso es lo único que le importa. Pero el místico filosófico, el ocultista, piensa sobre la materia y llega a ciertas conclusiones. Sin embargo, estas conclusiones sólo pueden ser comprendidas cuando sabemos lo que quiere decir la realidad y podemos trazar una línea de demarcación definida entre lo subjetivo y lo objetivo. Cualquiera que esté familiarizado con los sistemas filosóficos convendrá que esto es pedir bastante.
Las escuelas indostánicas de metafísica tienen sistemas de filosofía muy detallados y complicados que tratan de definir estas ideas para que se pueda meditar sobre ellas, y aunque muchas generaciones de videntes han dedicado toda su vida a esa tarea, los conceptos siguen siendo todavía tan abstractos que sólo después de seguir un larguísimo curso de la disciplina que en el Oriente se llama Yoga, puede la mente comprenderlos.
El cabalista se pone a la obra de una manera completamente distinta. Ni siquiera trata de elevar su mente en alas de la metafísica hasta el enrarecido aire de la realidad abstracta, sino que se formula un símbolo concreto que el ojo puede ver, para que él represente la realidad abstracta que la mentalidad humana no puede concebir aún.
Sigue exactamente los principios del álgebra. X representa una cantidad desconocida. Y la mitad de X, y Z representa algo que conocemos. Si entonces empezamos a experimentar con Y para encontrar su relación con Z, y en que proporción, pronto dejará de ser algo completamente desconocido; habremos aprendido por lo menos algo acerca de Y, y si somos lo suficientemente hábiles, al final podremos expresar a Y en término de Z, y, luego, podremos comenzar a comprender X.
Existen muchos símbolos que se emplean como objetos de meditación: la Cruz de la Cristiandad; los Dioses del Antiguo Egipto, los símbolos fálicos de otras creencias. Los no iniciados utilizaron estos símbolos como medios para concentrar la mente e introducir en ella ciertos pensamientos, evocando así otras ideas relacionadas con aquellos y estimulando determinados pensamientos. Sin embargo, el iniciado utiliza un sistema simbólico diferentemente; lo que usa como un Algebra mediante la cual podrá descubrir los secretos de las potencias desconocidas. En otras palabras, usa el símbolo como medio para guiar el pensamiento hacia lo Invisible o Incomprensible.
¿Cómo lo hace? Utilizando un símbolo compuesto, porque un símbolo que fuera una unidad aislada no serviría para su propósito. Al contemplar un símbolo compuesto como el Arbol de la Vida, observa que hay relaciones definidas entre sus distintas partes. De alguna de esas partes sabe algo; de otras puede intuir un poco, o quizás, para ponerlo en otras palabras, puede adivinar algo deduciéndolo de los principios primitivos. La mente salta así de algo conocido a algo desconocido, y, al hacerlo, atraviesa cierta distancia, metafóricamente hablando. Es como un viajero que cruza el desierto conociendo la situación de dos oasis y hace una marcha forzada entre ambos. Jamás se habría atrevido a lanzarse al desierto partiendo del primer oasis, si no hubiera conocido la situación del otro; pero al final de su jornada no solamente conoce mucho más acerca de las características del segundo oasis, sino que también ha podido observar el terreno que se encuentra entre ambos. Y así, haciendo marchas forzadas entre oasis y oasis, adelante y atrás, a través del desierto, va explorándolo gradualmente. Sin embargo, el desierto es incapaz de sostener la vida.
Así ocurre también con el sistema de notación de la Cábala. Las cosas que ofrece no son pensables y, sin embargo, al ir de un símbolo a otro, se desenvuelve y piensa en ellos; y aunque tengamos que contentarnos con mirar como a través de un cristal empañado, sin embargo tenemos la esperanza de que, ultérrimamente, podremos ver las cosas cara a cara, porque la mente humana se desarrolla con el ejercicio, crece, se expande, y lo que al principio parece incomprensible como las matemáticas superiores lo son para un niño que no puede ni sumar, finalmente se llega al punto en que se alcanza la plena realización. Pensando sobre una cosa nos formamos conceptos sobre ella.
Se dice que el pensamiento fue la consecuencia del lenguaje y no el lenguaje el resultado del pensamiento. Lo que las palabras son al pensamiento, son los símbolos a la intuición. Por curioso que pueda parecer, el símbolo siempre precede a la elucidación. Y por eso declaramos que la Cábala es un sistema en desenvolvimiento y no un monumento histórico.
Actualmente se puede extraer más de los símbolos cabalísticos que lo que era posible obtener en los tiempos de la antigua dispensación, porque nuestro contenido mental es muchísimo más rico en ideas. Por ejemplo, ¿cuánto más significa hoy el Sephirah Yesod, en el que operan las fuerzas del crecimiento y la reproducción, para el biólogo, que lo que significaba para el antiguo Rabbi? Todo lo que pertenece al crecimiento y la reproducción está resumido en la Esfera de la Luna. Pero esta Esfera, tal como se representa en el Arbol de la Vida, está situada en tal forma que tiene otros senderos que llevan a otros Sephiroth. Por tanto, el cabalista biólogo reconoce que debe hacer ciertas relaciones definidas entre las fuerzas resumidas en Yesod y las representadas por los símbolos asignados a esos senderos. Meditando sobre esos símbolos va obteniendo vislumbres de las revelaciones que no se le manifestarían al considerar solamente el aspecto material de las cosas. Y cuando llega al punto de elaborar esos vislumbres con el material de sus estudios, descubre que allí se encuentran ocultas importantísimas claves. De esta manera, en el Arbol de la Vida, una cosa lleva a la otra, y la explicación de las causas ocultas surge de las proporciones y relaciones existentes entre los varios símbolos individuales que componen este maravilloso jeroglífico sintético.
Cada símbolo, sin embargo, admite diferentes interpretaciones en los diferentes planos, y merced a sus asociaciones astrológicas puede ser asociado con los dioses de cualquier panteón, abriendo así nuevos y vastísimos campos de aplicación por los que la mente puede viajar incesantemente, pues cada símbolo conduce a otro en una ininterrumpida concatenación y asociación. Cada símbolo confirma a otro símbolo, de la misma manera que la unión de todas las ramas al unirse en un jeroglífico sintético, y cada uno de dichos símbolos es posible de interpretación en cualquier plano en que la mente esté operando.
Este maravilloso y omniabarcante jeroglífico del alma humana y del Universo, en virtud de su asociación lógica de símbolos, evoca imágenes en la mente; pero estas imágenes no se desenvuelven de cualquier manera, sino que siguen una línea de bien definidas asociaciones en la Mente Universal. El símbolo del Arbol de la Vida es a la Mente Universal lo que el sueño al Ego individual: un jeroglífico sintetizado de la subconsciencia para representar las fuerzas ocultas.
El Universo, en realidad, es una forma mental proyectada por la mente de Dios. El Arbol Cabalístico puede ser comparado a una imagen onírica que surgiera de la subconsciencia de Dios y dramatizara el contenido subconsciente de la actividad mental del Logos. El Arbol de la Vida es la representación simbólica de la materia prima de la conciencia divina y de los procesos merced a los cuales el Universo vino a la existencia.
Sin embargo, el Arbol no solamente se aplica al Macrocosmos sino también al Microcosmos, el que, como saben todos los ocultistas, no es más que una replica del primero, en miniatura. Por este motivo es posible la adivinación. Este arte tan mal interpretado y profanado tiene como base filosófica el sistema de correspondencias representado por los símbolos. Las correspondencias entre el alma del hombre y el Universo no son arbitrarias, sino que surgen de identidades en desenvolvimiento. Ciertos aspectos de la ciencia se desarrollan en respuesta a ciertas fases de la evolución, y, por consiguiente, involucran los mismos principios, reaccionando, por tanto, a las mismas influencias. El alma del ser humano es como un lago que estuviera en comunicación con el mar por un canal subterráneo. Aunque según todas las apariencias visibles el lago está rodeado de tierra y encerrado por ella, sin embargo, su nivel suba o baja de acuerdo con el flujo y reflujo del mar, a causa de esa comunicación subterránea. Y así pasa igualmente con la conciencia humana. Existe una conexión entre cada alma individual y el Alma Universal, profundamente oculta en las honduras de la subconsciencia, y, por consiguiente, participamos del flujo y reflujo de las mareas cósmicas.
Cada símbolo del Arbol representa una fuerza cósmica o un factor. Cada vez que la mente se concentra en él, se pone en contacto con esa fuerza. En otras palabras, se crea un canal superficial entre la mente consciente del individuo y la fuerza o factor particular del alma universal, y por este canal superficial consciente pasan las aguas del Océano a las del lago. El aspirante que utiliza el Arbol de la Vida como símbolo de sus meditaciones va estableciendo punto por punto la unión entre su alma y el Alma Universal. El resultado inmediato es un tremendo influjo de energías en el alma individual; y justamente éste es el que confiere los poderes mágicos.
Pero así como el Universo debe ser gobernado por Dios, así también la compleja alma humana debe ser gobernada por su dios: el Espíritu del hombre. El Yo Superior tiene que dominar su universo, pues de lo contrario se produciría un desequilibrio energético: cada factor regiría su propio aspecto y se produciría la guerra entre ellos. Entonces tendríamos un gobierno de los Reyes de Edom, cuyos reinos eran las fuerzas desorbitadas.
Es así como vemos en el Arbol de la Vida un jeroglífico del alma del ser humano y del Universo; y en las leyendas asociadas con él está la historia de la Evolución del Alma y el Sendero de la Iniciación.
CAPITULO IV.- LA CABALA NO ESCRITA
El punto de vista desde el que tratamos la Santa Cábala en estas páginas difiere del adoptado por otros escritores que se han ocupado del asunto, en que para nosotros, se trata de un sistema viviente de desenvolvimiento espiritual, y no una curiosidad histórica. Son muy pocas Las personas que se dan cuenta, aun entre Las que se interesan seriamente del Ocultismo, de que existe una Tradición Esotérica activa y viviente en nuestro propio medio, que se va trasmitiendo mediante manuscritos privados, o de boca a oído. Y aun menos son Los que saben que justamente la Santa Cábala, el sistema de Israel, es lo que constituye la base de esta tradición. ¿ Adónde podríamos recurrir mejor, en busca de inspiración oculta, que a la Tradición que nos dió el CRISTO ?
Sin embargo, la interpretación de la Cábala no se encuentra entre Los Rabbis del Israel externo, Los que son hebreos solamente según la carne y la sangre, sino entre el Pueblo Elegido según el Espíritu; en otras palabras, entre Los Iniciados. La Cábala, tal como la conocemos, tampoco es un sistema puramente hebraico, porque ha sido completado durante el medioevo por muchísimos conocimientos alquímicos y por la Intima asociación y fusión que tuvo con ese maravilloso sistema simbólico como el Tarot.
Por tanto, en la presentación de este estudio no hacemos hincapié en la tradición misma como base de nuestros asertos, pero sí en la práctica moderna que hacen Los que utilizan la Cábala y su sistema de técnica oculta. Se podría reargüirnos que Los antiguos Rabbis nada sabían de algunas de Las cosas que aquí exponemos; pero, sería casi imposible que lo hubiesen sabido, porque estas cosas eran desconocidas en aquellos tiempos, pues el resultado del trabajo posterior es de Los sucesores del Israel Espiritual.
Por nuestra parte, no nos ocuparemos gran cosa de lo que se enseñaba en aquellos días; y en lo tocante a precisión histórica, aceptamos cualquier corrección que quiera hacer alguien mejor informado sobre el asunto (su número es legión) y tampoco nos preocupamos de nada que pueda estorbar el libre desenvolvimiento de un sistema de tanto valor práctico como la Santa Cábala; estamos utilizando el trabajo de nuestros predecesores como si fuera una cantera de donde extraemos Las piedras necesarias para construir nuestro Templo. Y tampoco nos limitamos exclusivamente a esa cantera, sino que extraemos "cedros del Líbano y oro de Ofir" cada vez que ello facilita nuestro propósito.
Por ello, aclararemos desde ya que no pretendemos sea ésta la enseñanza de Los antiguos Rabbis, sino, más bien declaramos que ésta es la práctica moderna de Los Cabalistas, lo que para nosotros es de muchísima y más vital importancia, ya que constituye un sistema práctico de desenvolvimiento espiritual: el Yoga del Occidente.
Para utilizar la Cábala no se necesita absolutamente ningún conocimiento externo del idioma hebreo antiguo; todo lo que se requiere es poder leer y escribir Las letras hebreas. La Cábala moderna se ha naturalizado en Los idiomas occidentales, pero retiene,y debe retener siempre, todos sus Nombres de Poder en hebreo, que es el idioma sagrado del Occidente, así como el sánscrito lo es del Oriente. Hay quienes se oponen al libre empleo de términos sánscritos en la literatura oculta, y sin duda alguna, también se opondrán al empleo de Las letras hebreas; pero su uso es inevitable porque cada letra hebrea es también un número, y la suma resultante de Las letras de cada palabra, o Nombre, es una clave importante de su significado. Además, pueden emplearse para indicar las relaciones existentes entre Las distintas ideas y potencias.
De acuerdo con MacGregor Mathers, en el admirable ensayo que constituye la introducción a su obra, la Cábala se clasifica generalmente, en cuatro maneras:
“La Cábala práctica”, que trata de Los talismanes y de la magia ceremonial.
"La Cábala dogmática", que está compuesta por toda la literatura cabalística.
"La Cábala Literal" , que trata del empleo de Las letras y de Los números.
"La Cábala No-Escrita", que se compone del debido conocimiento acerca de la forma en que están ordenados Los sistemas simbólicos en el Arbol de la Vida, con respecto al cual dice MacGregor Mathers: "Nada más puedo decir sobre este punto, ni siquiera si yo mismo lo he recibido o no". Pero como más tarde Mrs. MacGregor Mathers vuelve a tratar de este punto en su introducción a la nueva edicion de dicho libro. agregando Las palabras siguientes: "Simultáneamente con la publicación de "La Cábala", en 1887, recibió instrucciones de sus Instructores ocultos para preparar aquello que, posteriormente, se transformó en su escuela", puede decirse que él recibió dicha Cábala no-escrita, y durante muchos años permaneció así. Porque después de la querella que hubo entre MacGregor y Alcister Crowley, este último lo publicó todo. Sus libros, sin embargo, ahora son rarísimos y muy difíciles de encontrar y como Los eruditos Los tienen en suma estima su precio ha subido enormemente y es ya casi imposible obtenerlos.
Violar el Juramento de la Iniciación es algo terrible, algo que jamás nos atreveríamos a hacer; sin embargo, nadie puede impedirnos recoger y coordinar todo el material que se halla disperso sobre el tema, interpretándolo lo mejor que nos sea posible. En esta obra nos valemos del sistema dado por Crowley para completar Los puntos sobre Los que mantuvieron completo silencio MacGregor Mathers, Wynn Wescott y A. E. Waite, que son Las principales autoridades modernas de la Cábala .
La esencia de la Cábala no-escrita consiste en el conocimiento del orden en que ciertas series de símbolos han sido arreglados sobre el Arbol de la Vida. Este Arbol Otz Jaim, está compuesto por Los diez Santos Sephiroth, ordenados de cierta manera particular, conectados por lineas que se denominan: Los treinta y dos senderos del Sepher Yetzirah o Emanaciones Divinas. (Véase el "SePher Yetzirah" de Wynn Wescott). Aqui existe uno de Los callejones sin salida, o trampas para Los no iniciados de que tanto se contratulaban Los antiguos Rabbis. Si Los contamos con cuidado, veremos que sólo hay 22 y no 32 senderos en el Arbol, pero, para sus fines, Los Rabbis trataban a Los diez Sephiroth mismos como senderos, lo que desconcertaba a Los no iniciados. Así, pues, Los primeros diez senderos del Sepher Yetzirah están asignados a Los diez Sephiroth, y Los siguientes 22, a Los senderos mismos. Así también se verá que Las 22 letras del alfabeto hebreo pueden correlacionarse con Los senderos sin discrepancia alguna. También estan asociados con ellos Los 22 Misterios Mayores del Tarot, que son Las moradas de Thoth. Concerniente a Los Tarots, hay algunas autoridades contemporáneas, tal es como el escritor francés Dr. Encaus (Papus), A. E. Waite y Los manuscritos de la Orden de la Aurora de Oro (Order of the Golden Dawn), de MacGregor Mathers, que Crowley publicó bajo su propia responsabilidad. Los tres son distintos. Concerniente al sistema en sí. Waite declara que "hay otro método que sólo conocen Los Iniciados", lo cual hace suponer que era el método usado por Mathers. Papus no concuerda con ninguno de estos métodos, pero como su sistema violenta muchas veces correspondencias cuando se Las pone sobre el Arbol, que es la prueba suprema de todos Los sistemas, y como el utilizado por Mathers-Crowley es el que se ajusta admirablemente al mismo, podemos deducir que éste es el que corresponde a la Orden tradicional, y al que nos ajustaremos en estas páginas. Además, Los cabalistas colocaban sobre Los senderos del Arbol de la Vida Los signos del Zodíaco, Los Planetas y Los Elementos.
Ahora bien: hay 12 signos, 7 planetas y 4 elementos, lo que suman 23 símbolos en total. ¿Cómo pueden ajustarse sobre Los senderos? Este es otro reto, pero la solución es muy sencilla: en mundo físico nos encontramos sobre el elemento Tierra, y por eso dicho símbolo no aparece en Los senderos que conducen a lo Invisible. Si sacamos ese Elemento, nos restan 22 símbolos que ajustan perfectamente y que, una vez bien colocados, encontramos que se corresponden absolutamente con Los Misterios del Tarot dilucidando en la forma más notable cada símbolo al siguiente proporcionando, a la vez, las claves de la Astrología Esotérica y de la adivinación por los Tarots.
La esencia de cada Sendero consiste en que conecta entre dos de Los Sephiroth, y sólo es posible comprender su significado teniendo en cuenta la naturaleza de Las esferas así vinculadas en el Arbol. Pero, un Sephirah no puede ser comprendido en un plano, porque su naturaleza es cuádruple. Los Cabalistas lo expresan claramente al decir que hay cuatro Mundos, o sea:
Atziluth, el Mundo Arquetípico, o Mundo de Las Emanaciones, el Mundo Divino.
Briah, el Mundo de la Creación, también denominado Khorsia (Kjorsia), o sea el Mundo de Los Tronos.
Yetzirah ,el Mundo de la Formación y de Los Angeles.
Assiah, el Mundo de la Acción, el Mundo de la Materia.
Véase MacGregor Mathers: "The Kabbalah Unveiled").
Se dice que Los Diez Santos Sephiroth tienen, cada uno; su propio punto de contacto con cada uno de Los Cuatro Mundos de Los cabalistas. En el mundo "Atzilúthico" se manifiestan por Los Diez Santos Nombres de Dios. En otras palabras, el Gran Inmanifestado desde la sombra de Los Tres Velos Negativos de la Existencia pendientes tras la Corona se pone en manifestacion bajo diez aspectos distintos, que serán representandos por Los diferentes Nombres empleados para indicar la Divinidad en Las Escrituras Hebreas. Estos Nombres se dan en distintas formas en la Versión Autorizada, y el conocimiento de su verdadero significado y de Las esferas a que pertenecen es lo que nos permite conocer Los muchos enigmas del Antiguo Testamento.
En el mundo "Briahtico" Las Emanaciones Divinas se manifiestan por intermedio de diez poderosos Arcángeles cuyos Nombres desempeñan un papel muy importante en la Magia Ceremonial. Los restos gastados y borrosos de estos magníficos Nombres de Poder constituyen esos "Nombres bárbaros" que usaba la magia medieval en sus evocaciones, ninguna de cuyas letras podía ser cambiada. La razón de esto es que, en hebreo, cada letra representa también un número, y Los números de cada Nombre tienen un significado importantísimo.
En el Mundo "Yetzirático", Las Emanaciones Divinas se manifiestan no por intermedio de un solo Ser sino por diferentes tipos de Seres, a Los que llamamos Huestes o Coros Angélicos.
EL Mundo "Assiático" no es, estrictamente hablando, el mundo material si se lo contempla desde el punto de vista de los Sephiroth, pues comprende el plano astral inferior y el etérico, ,juntamente con el físico. En el plano físico, Las Emanaciones Divinas se manifiestan a través de Los que podríamos llamar, con bastante propiedad, Los diez chakras mundanos, porque esos centros de manifestación corresponden en perfecta analogía a Los similares existentes en el cuerpo humano. Estos Chakras son la -Esfera del Zodíaco, Los siete planetas y Los Elementos; tomados en conjunto, diez en total.
Por lo antedicho, se verá que cada Sephirah se compone, primeramente, de su Chakra mundano; en segundo término, de Las Huestes de Seres Angélicos, Devas o Archons, Principalidades o Poderes, segun la terminología que se emplee; en tercer lugar, por la Conciencia Arcangélica o Tronos, y, finalrnente, por un aspecto especial de la Divinidad. Dios, tal como es en su Integridad, está absolutamente oculto detrás de Los Velos Negativos de la Existencia, y es completamente incomprensible para la conciencia humana no iluminada.
Los Sephiroth pueden ser considerados como macrocósmicos mientras que Los Senderos son microcósmicos; Los Sephiroth, tal como puede verse en algunos diagramas antiguos, están conectados entre sí por rayos, como una espada flamígera que representará Las Emanaciones Divinas sucesivas que constituyen la evolución creadora. Los Senderos, sin embargo, representan gradas o etapas sucesivas de desenvolvimiento de realización cósmica, de la conciencia humana. En pinturas muy antiguas suele representarse lo dicho por una serpiente que se enrosca en torno a Las ramas del Arbol.
Esta es la serpiente Nechushtan "que se muerde su propia cola", el símbolo de la Sabiduría y de la Iniciación. Las espiras de esta serpiente, colocadas debidamente en el Arbol, cruzan cada uno de Los senderos en sucesión y sirven para indicar el orden en que se Los debe enumerar. Con la ayuda de este jeroglífico es muy fácil arreglar la tabla de Los símbolos en sus posiciones correctas en el Arbol) siempre que, naturalmente dichos símbolos hayan sido dados en su debido orden en Las tablas.
En ciertas obras modernas que se consideran como autoridades sobre el tema no se da el orden verdadero, pero sus autores aparentemente, han creído que esto no debe ser revelado a los no iniciados. Pero como este orden no se da en ciertas obras mucho más antiguas, así como en la Biblia y otras literaturas cabalísticas, no vemos razón ninguna para dar a Los estudiantes, intencionalmente, enseñanzas que los desoriente.
Rehusarse enseñar algo puede estar absolutamente justificado; pero no encontramos justificación alguna en dar indicaciones con el objeto exclusivo de desorientar a Los demás. Por otra parte, nadie será mayormente perseguido en nuestros días por estudiar ciencias heterodoxas, de manera que el único objeto plausible que existiría en guardar reservadas estas enseñanzas es porque se refieren a la teoría del Universo y a la filosofía que de ella resulta, de ninguna manera a Los métodos de la magia práctica, lo que podría retener el conocimiento que confiere prestigio y poder.
Este egoísmo exclusivista es la ponzoña del movimiento oculto y no su guardián. Es el antiguo pecado de retener el conocimiento de Dios en manos del sacerdocio, negándoselo a Los que se encuentran fuera de la tribu sagrada. Esto podría justificarse cuando las gentes eran bárbaras, pero no en el caso de los estudiantes modernos y cultos.
Porque, para decir la verdad, toda la enseñanza y la doctrina necesaria puede entresacarse de las obras ya publicadas, por todos aquellos que se tomen el trabajo de hacerlo y hasta pueden adquirirla con dinero los que tengan el suficiente como para comprar ciertas obras existentes, pero rarísimas. El hecho de poder disponer de todo el tiempo y del dinero necesario ¿serían pruebas de merecimiento para obtener la Sabiduría Sagrada?
No dudamos que nos exponemos a muchísimas críticas de parte de aquellos que se han constituído a sí propios en guardianes de este conocimiento que puede contener preciosos secretos que no deben ser traicionados.
Pero, a ésto diremos que no pensamos traicionar secreto alguno, sino, simplemente, coordinar los fragmentos que ya se han dado al mundo y que son de naturaleza sencilla y conocida. Cuando por primera vez tuvimos acceso a ciertos manuscritos, creímos que eran absolutamente desconocidos y secretos para el mundo en general; pero, una mayor familiarización con la literatura oculta nos reveló que esas enseñanzas ya habían sido dadas fragmentariamente en otras obras.
En realidad, muchísimas cosas que los iniciados han jurado mantener secretas ya han sido publicadas por Mathers y Wynn Wescott. En 1926 se publicó una edición más de la obra de Mathers, "The Kabbalah" y en esa obra se encontrarán muchas de las tablas que damos en ésta. Como esta descripción de las Jerarquías de Seres fueron dadas al mundo por Isaías, Ezequiel y varios Rabbis de la Edad Media, ya no puede decirse que pertenezcan a ningún autor determinado. Por lo demás, el único autor de todo esto, segun la Cábala misma, sería el Arcángel Mitatrón, y no ninguno de sus comentaristas.
Mucho de lo que en cierto tiempo fué un conocimiento libre y universal, posteriormente fué recogido y confinado al juramento de secreto de los iniciados. Y una de las imputaciones más contundentes de Crowley contra alguno de sus instructores consiste en que lo obligaron a prestar un juramento terrible de guardar el mayor secreto, y luego le entregaron "el alfabeto hebreo para su custodia".
La filosofía de la Cábala es el esoterismo del Occidente. En ella encontramos la misma cosmogonía que existe en las Estancias de Dzyan, que fueron la base de todo el trabajo de la señora Blavatsky. Esta autora encontró en ellas toda la estructura de la enseñanza tradicional que luego expuso en su gran obra "La Doctrina Secreta". Esta cosmogonia cabalística es la Gnosis cristiana; sin ella nos encontraríamos con un sistema incompleto, que por otra parte ha sido siempre la debilidad del cristianismo. Haciendo uso de términos vulgares, diríamos que los padres primitivos de la Iglesia, al tirar el agua del baño, tiraron con ella también el nene.
El más ligero estudio que se haga de la Cábala sirve para mostrarnos que en ella se encuentran las claves de los enigmas de las Sagradas Escrituras en general, y de las obras proféticas en particular (los libros de los Profetas). ¿Existe alguna razón valedera para que los iniciados modernos encierren estos conocimientos en una caja secreta y se sienten sobre la tapa para más seguridad? Si ellos consideraran así las cosas, y pensasen que estamos en un error al dar estos conocimientos que ellos estiman de su incumbencia exclusiva, diriamos que vivimos en un país libre, y que cada cual tiene derecho a tener sus propias opiniones.
El punto de vista desde el que tratamos la Santa Cábala en estas páginas difiere del adoptado por otros escritores que se han ocupado del asunto, en que para nosotros, se trata de un sistema viviente de desenvolvimiento espiritual, y no una curiosidad histórica. Son muy pocas Las personas que se dan cuenta, aun entre Las que se interesan seriamente del Ocultismo, de que existe una Tradición Esotérica activa y viviente en nuestro propio medio, que se va trasmitiendo mediante manuscritos privados, o de boca a oído. Y aun menos son Los que saben que justamente la Santa Cábala, el sistema de Israel, es lo que constituye la base de esta tradición. ¿ Adónde podríamos recurrir mejor, en busca de inspiración oculta, que a la Tradición que nos dió el CRISTO ?
Sin embargo, la interpretación de la Cábala no se encuentra entre Los Rabbis del Israel externo, Los que son hebreos solamente según la carne y la sangre, sino entre el Pueblo Elegido según el Espíritu; en otras palabras, entre Los Iniciados. La Cábala, tal como la conocemos, tampoco es un sistema puramente hebraico, porque ha sido completado durante el medioevo por muchísimos conocimientos alquímicos y por la Intima asociación y fusión que tuvo con ese maravilloso sistema simbólico como el Tarot.
Por tanto, en la presentación de este estudio no hacemos hincapié en la tradición misma como base de nuestros asertos, pero sí en la práctica moderna que hacen Los que utilizan la Cábala y su sistema de técnica oculta. Se podría reargüirnos que Los antiguos Rabbis nada sabían de algunas de Las cosas que aquí exponemos; pero, sería casi imposible que lo hubiesen sabido, porque estas cosas eran desconocidas en aquellos tiempos, pues el resultado del trabajo posterior es de Los sucesores del Israel Espiritual.
Por nuestra parte, no nos ocuparemos gran cosa de lo que se enseñaba en aquellos días; y en lo tocante a precisión histórica, aceptamos cualquier corrección que quiera hacer alguien mejor informado sobre el asunto (su número es legión) y tampoco nos preocupamos de nada que pueda estorbar el libre desenvolvimiento de un sistema de tanto valor práctico como la Santa Cábala; estamos utilizando el trabajo de nuestros predecesores como si fuera una cantera de donde extraemos Las piedras necesarias para construir nuestro Templo. Y tampoco nos limitamos exclusivamente a esa cantera, sino que extraemos "cedros del Líbano y oro de Ofir" cada vez que ello facilita nuestro propósito.
Por ello, aclararemos desde ya que no pretendemos sea ésta la enseñanza de Los antiguos Rabbis, sino, más bien declaramos que ésta es la práctica moderna de Los Cabalistas, lo que para nosotros es de muchísima y más vital importancia, ya que constituye un sistema práctico de desenvolvimiento espiritual: el Yoga del Occidente.
Para utilizar la Cábala no se necesita absolutamente ningún conocimiento externo del idioma hebreo antiguo; todo lo que se requiere es poder leer y escribir Las letras hebreas. La Cábala moderna se ha naturalizado en Los idiomas occidentales, pero retiene,y debe retener siempre, todos sus Nombres de Poder en hebreo, que es el idioma sagrado del Occidente, así como el sánscrito lo es del Oriente. Hay quienes se oponen al libre empleo de términos sánscritos en la literatura oculta, y sin duda alguna, también se opondrán al empleo de Las letras hebreas; pero su uso es inevitable porque cada letra hebrea es también un número, y la suma resultante de Las letras de cada palabra, o Nombre, es una clave importante de su significado. Además, pueden emplearse para indicar las relaciones existentes entre Las distintas ideas y potencias.
De acuerdo con MacGregor Mathers, en el admirable ensayo que constituye la introducción a su obra, la Cábala se clasifica generalmente, en cuatro maneras:
“La Cábala práctica”, que trata de Los talismanes y de la magia ceremonial.
"La Cábala dogmática", que está compuesta por toda la literatura cabalística.
"La Cábala Literal" , que trata del empleo de Las letras y de Los números.
"La Cábala No-Escrita", que se compone del debido conocimiento acerca de la forma en que están ordenados Los sistemas simbólicos en el Arbol de la Vida, con respecto al cual dice MacGregor Mathers: "Nada más puedo decir sobre este punto, ni siquiera si yo mismo lo he recibido o no". Pero como más tarde Mrs. MacGregor Mathers vuelve a tratar de este punto en su introducción a la nueva edicion de dicho libro. agregando Las palabras siguientes: "Simultáneamente con la publicación de "La Cábala", en 1887, recibió instrucciones de sus Instructores ocultos para preparar aquello que, posteriormente, se transformó en su escuela", puede decirse que él recibió dicha Cábala no-escrita, y durante muchos años permaneció así. Porque después de la querella que hubo entre MacGregor y Alcister Crowley, este último lo publicó todo. Sus libros, sin embargo, ahora son rarísimos y muy difíciles de encontrar y como Los eruditos Los tienen en suma estima su precio ha subido enormemente y es ya casi imposible obtenerlos.
Violar el Juramento de la Iniciación es algo terrible, algo que jamás nos atreveríamos a hacer; sin embargo, nadie puede impedirnos recoger y coordinar todo el material que se halla disperso sobre el tema, interpretándolo lo mejor que nos sea posible. En esta obra nos valemos del sistema dado por Crowley para completar Los puntos sobre Los que mantuvieron completo silencio MacGregor Mathers, Wynn Wescott y A. E. Waite, que son Las principales autoridades modernas de la Cábala .
La esencia de la Cábala no-escrita consiste en el conocimiento del orden en que ciertas series de símbolos han sido arreglados sobre el Arbol de la Vida. Este Arbol Otz Jaim, está compuesto por Los diez Santos Sephiroth, ordenados de cierta manera particular, conectados por lineas que se denominan: Los treinta y dos senderos del Sepher Yetzirah o Emanaciones Divinas. (Véase el "SePher Yetzirah" de Wynn Wescott). Aqui existe uno de Los callejones sin salida, o trampas para Los no iniciados de que tanto se contratulaban Los antiguos Rabbis. Si Los contamos con cuidado, veremos que sólo hay 22 y no 32 senderos en el Arbol, pero, para sus fines, Los Rabbis trataban a Los diez Sephiroth mismos como senderos, lo que desconcertaba a Los no iniciados. Así, pues, Los primeros diez senderos del Sepher Yetzirah están asignados a Los diez Sephiroth, y Los siguientes 22, a Los senderos mismos. Así también se verá que Las 22 letras del alfabeto hebreo pueden correlacionarse con Los senderos sin discrepancia alguna. También estan asociados con ellos Los 22 Misterios Mayores del Tarot, que son Las moradas de Thoth. Concerniente a Los Tarots, hay algunas autoridades contemporáneas, tal es como el escritor francés Dr. Encaus (Papus), A. E. Waite y Los manuscritos de la Orden de la Aurora de Oro (Order of the Golden Dawn), de MacGregor Mathers, que Crowley publicó bajo su propia responsabilidad. Los tres son distintos. Concerniente al sistema en sí. Waite declara que "hay otro método que sólo conocen Los Iniciados", lo cual hace suponer que era el método usado por Mathers. Papus no concuerda con ninguno de estos métodos, pero como su sistema violenta muchas veces correspondencias cuando se Las pone sobre el Arbol, que es la prueba suprema de todos Los sistemas, y como el utilizado por Mathers-Crowley es el que se ajusta admirablemente al mismo, podemos deducir que éste es el que corresponde a la Orden tradicional, y al que nos ajustaremos en estas páginas. Además, Los cabalistas colocaban sobre Los senderos del Arbol de la Vida Los signos del Zodíaco, Los Planetas y Los Elementos.
Ahora bien: hay 12 signos, 7 planetas y 4 elementos, lo que suman 23 símbolos en total. ¿Cómo pueden ajustarse sobre Los senderos? Este es otro reto, pero la solución es muy sencilla: en mundo físico nos encontramos sobre el elemento Tierra, y por eso dicho símbolo no aparece en Los senderos que conducen a lo Invisible. Si sacamos ese Elemento, nos restan 22 símbolos que ajustan perfectamente y que, una vez bien colocados, encontramos que se corresponden absolutamente con Los Misterios del Tarot dilucidando en la forma más notable cada símbolo al siguiente proporcionando, a la vez, las claves de la Astrología Esotérica y de la adivinación por los Tarots.
La esencia de cada Sendero consiste en que conecta entre dos de Los Sephiroth, y sólo es posible comprender su significado teniendo en cuenta la naturaleza de Las esferas así vinculadas en el Arbol. Pero, un Sephirah no puede ser comprendido en un plano, porque su naturaleza es cuádruple. Los Cabalistas lo expresan claramente al decir que hay cuatro Mundos, o sea:
Atziluth, el Mundo Arquetípico, o Mundo de Las Emanaciones, el Mundo Divino.
Briah, el Mundo de la Creación, también denominado Khorsia (Kjorsia), o sea el Mundo de Los Tronos.
Yetzirah ,el Mundo de la Formación y de Los Angeles.
Assiah, el Mundo de la Acción, el Mundo de la Materia.
Véase MacGregor Mathers: "The Kabbalah Unveiled").
Se dice que Los Diez Santos Sephiroth tienen, cada uno; su propio punto de contacto con cada uno de Los Cuatro Mundos de Los cabalistas. En el mundo "Atzilúthico" se manifiestan por Los Diez Santos Nombres de Dios. En otras palabras, el Gran Inmanifestado desde la sombra de Los Tres Velos Negativos de la Existencia pendientes tras la Corona se pone en manifestacion bajo diez aspectos distintos, que serán representandos por Los diferentes Nombres empleados para indicar la Divinidad en Las Escrituras Hebreas. Estos Nombres se dan en distintas formas en la Versión Autorizada, y el conocimiento de su verdadero significado y de Las esferas a que pertenecen es lo que nos permite conocer Los muchos enigmas del Antiguo Testamento.
En el mundo "Briahtico" Las Emanaciones Divinas se manifiestan por intermedio de diez poderosos Arcángeles cuyos Nombres desempeñan un papel muy importante en la Magia Ceremonial. Los restos gastados y borrosos de estos magníficos Nombres de Poder constituyen esos "Nombres bárbaros" que usaba la magia medieval en sus evocaciones, ninguna de cuyas letras podía ser cambiada. La razón de esto es que, en hebreo, cada letra representa también un número, y Los números de cada Nombre tienen un significado importantísimo.
En el Mundo "Yetzirático", Las Emanaciones Divinas se manifiestan no por intermedio de un solo Ser sino por diferentes tipos de Seres, a Los que llamamos Huestes o Coros Angélicos.
EL Mundo "Assiático" no es, estrictamente hablando, el mundo material si se lo contempla desde el punto de vista de los Sephiroth, pues comprende el plano astral inferior y el etérico, ,juntamente con el físico. En el plano físico, Las Emanaciones Divinas se manifiestan a través de Los que podríamos llamar, con bastante propiedad, Los diez chakras mundanos, porque esos centros de manifestación corresponden en perfecta analogía a Los similares existentes en el cuerpo humano. Estos Chakras son la -Esfera del Zodíaco, Los siete planetas y Los Elementos; tomados en conjunto, diez en total.
Por lo antedicho, se verá que cada Sephirah se compone, primeramente, de su Chakra mundano; en segundo término, de Las Huestes de Seres Angélicos, Devas o Archons, Principalidades o Poderes, segun la terminología que se emplee; en tercer lugar, por la Conciencia Arcangélica o Tronos, y, finalrnente, por un aspecto especial de la Divinidad. Dios, tal como es en su Integridad, está absolutamente oculto detrás de Los Velos Negativos de la Existencia, y es completamente incomprensible para la conciencia humana no iluminada.
Los Sephiroth pueden ser considerados como macrocósmicos mientras que Los Senderos son microcósmicos; Los Sephiroth, tal como puede verse en algunos diagramas antiguos, están conectados entre sí por rayos, como una espada flamígera que representará Las Emanaciones Divinas sucesivas que constituyen la evolución creadora. Los Senderos, sin embargo, representan gradas o etapas sucesivas de desenvolvimiento de realización cósmica, de la conciencia humana. En pinturas muy antiguas suele representarse lo dicho por una serpiente que se enrosca en torno a Las ramas del Arbol.
Esta es la serpiente Nechushtan "que se muerde su propia cola", el símbolo de la Sabiduría y de la Iniciación. Las espiras de esta serpiente, colocadas debidamente en el Arbol, cruzan cada uno de Los senderos en sucesión y sirven para indicar el orden en que se Los debe enumerar. Con la ayuda de este jeroglífico es muy fácil arreglar la tabla de Los símbolos en sus posiciones correctas en el Arbol) siempre que, naturalmente dichos símbolos hayan sido dados en su debido orden en Las tablas.
En ciertas obras modernas que se consideran como autoridades sobre el tema no se da el orden verdadero, pero sus autores aparentemente, han creído que esto no debe ser revelado a los no iniciados. Pero como este orden no se da en ciertas obras mucho más antiguas, así como en la Biblia y otras literaturas cabalísticas, no vemos razón ninguna para dar a Los estudiantes, intencionalmente, enseñanzas que los desoriente.
Rehusarse enseñar algo puede estar absolutamente justificado; pero no encontramos justificación alguna en dar indicaciones con el objeto exclusivo de desorientar a Los demás. Por otra parte, nadie será mayormente perseguido en nuestros días por estudiar ciencias heterodoxas, de manera que el único objeto plausible que existiría en guardar reservadas estas enseñanzas es porque se refieren a la teoría del Universo y a la filosofía que de ella resulta, de ninguna manera a Los métodos de la magia práctica, lo que podría retener el conocimiento que confiere prestigio y poder.
Este egoísmo exclusivista es la ponzoña del movimiento oculto y no su guardián. Es el antiguo pecado de retener el conocimiento de Dios en manos del sacerdocio, negándoselo a Los que se encuentran fuera de la tribu sagrada. Esto podría justificarse cuando las gentes eran bárbaras, pero no en el caso de los estudiantes modernos y cultos.
Porque, para decir la verdad, toda la enseñanza y la doctrina necesaria puede entresacarse de las obras ya publicadas, por todos aquellos que se tomen el trabajo de hacerlo y hasta pueden adquirirla con dinero los que tengan el suficiente como para comprar ciertas obras existentes, pero rarísimas. El hecho de poder disponer de todo el tiempo y del dinero necesario ¿serían pruebas de merecimiento para obtener la Sabiduría Sagrada?
No dudamos que nos exponemos a muchísimas críticas de parte de aquellos que se han constituído a sí propios en guardianes de este conocimiento que puede contener preciosos secretos que no deben ser traicionados.
Pero, a ésto diremos que no pensamos traicionar secreto alguno, sino, simplemente, coordinar los fragmentos que ya se han dado al mundo y que son de naturaleza sencilla y conocida. Cuando por primera vez tuvimos acceso a ciertos manuscritos, creímos que eran absolutamente desconocidos y secretos para el mundo en general; pero, una mayor familiarización con la literatura oculta nos reveló que esas enseñanzas ya habían sido dadas fragmentariamente en otras obras.
En realidad, muchísimas cosas que los iniciados han jurado mantener secretas ya han sido publicadas por Mathers y Wynn Wescott. En 1926 se publicó una edición más de la obra de Mathers, "The Kabbalah" y en esa obra se encontrarán muchas de las tablas que damos en ésta. Como esta descripción de las Jerarquías de Seres fueron dadas al mundo por Isaías, Ezequiel y varios Rabbis de la Edad Media, ya no puede decirse que pertenezcan a ningún autor determinado. Por lo demás, el único autor de todo esto, segun la Cábala misma, sería el Arcángel Mitatrón, y no ninguno de sus comentaristas.
Mucho de lo que en cierto tiempo fué un conocimiento libre y universal, posteriormente fué recogido y confinado al juramento de secreto de los iniciados. Y una de las imputaciones más contundentes de Crowley contra alguno de sus instructores consiste en que lo obligaron a prestar un juramento terrible de guardar el mayor secreto, y luego le entregaron "el alfabeto hebreo para su custodia".
La filosofía de la Cábala es el esoterismo del Occidente. En ella encontramos la misma cosmogonía que existe en las Estancias de Dzyan, que fueron la base de todo el trabajo de la señora Blavatsky. Esta autora encontró en ellas toda la estructura de la enseñanza tradicional que luego expuso en su gran obra "La Doctrina Secreta". Esta cosmogonia cabalística es la Gnosis cristiana; sin ella nos encontraríamos con un sistema incompleto, que por otra parte ha sido siempre la debilidad del cristianismo. Haciendo uso de términos vulgares, diríamos que los padres primitivos de la Iglesia, al tirar el agua del baño, tiraron con ella también el nene.
El más ligero estudio que se haga de la Cábala sirve para mostrarnos que en ella se encuentran las claves de los enigmas de las Sagradas Escrituras en general, y de las obras proféticas en particular (los libros de los Profetas). ¿Existe alguna razón valedera para que los iniciados modernos encierren estos conocimientos en una caja secreta y se sienten sobre la tapa para más seguridad? Si ellos consideraran así las cosas, y pensasen que estamos en un error al dar estos conocimientos que ellos estiman de su incumbencia exclusiva, diriamos que vivimos en un país libre, y que cada cual tiene derecho a tener sus propias opiniones.
CAPITULO V.- EXISTENCIA NEGATIVA
Cuando el esoterista se propone formular su filosofía para comunicársela a Los demás, se encuentra ante el hecho de que este conocimiento de Las formas superiores de la existencia se obtiene por procedimientos distintos del pensamiento, y que estos procesos recién comienzan cuando se supera al pensamiento mismo. Por lo tanto, Las ideas trascendentales y superiores sólo pueden ser conocidas y sólo pueden comunicar esas ideas a Las personas capaces de elevarse hasta esa esfera de conciencia. Cuando tiene que comunicar esas ideas a Los que aún no han experimentado ese modo de conciencia, tiene que cristalizarlas y darles forma o fracasa por completo en dar la impresión adecuada. Todos Los místicos han empleado cuanto símil imaginable han podido concebir, con objeto de transmitir sus impresiones; Los filósofos se han perdido realmente en una maraña de palabras y todo ello de nada ha servido en lo que concierne al alma que aún no ha recibido cierta iluminación. Sin embargo, Los cabalistas emplean otro método. No tratan de explicar a la mente lo que la mente es incapaz de comprender, sino que suministran una serie de símbolos para meditar, Los cuales permiten crear una escala de realización, grado por grado, permtiendo así ascender cuando no se puede volar. La mente es tan incapaz de captar la filosofia trascendente como lo es el ojo para ver la música.
El Arbol de la Vida no representa tanto un sistema como un método, y Los que lo formularon tuvieron presente que para obtener claridad en la visión es necesario circunscribir el campo de la vista. La mayoría de Los filósofos fundaron sus sistemas sobre el Absoluto pero éste no es un fundamento firme, ya que la mente humana no puede ni definir ni captar lo Absoluto. Otros tratan de utilizar una negación para su fundamento, declarando que Absoluto es y debe ser siempre incognoscible. Los cabalistas no hacen ninguna de Las dos cosas sino que se limitan a decir que lo Absoluto es desconocido para el estado de conciencia normal de Los seres humanos.
Por consiguiente, para sus fines, ponen un velo en cierto punto de la manifestación, no porque allí no haya nada, sino porque la mente, como tal, tiene que detenerse allí. Cuando la mente humana haya sido llevada a su más alto grado de desenvolvimiento y la conciencia sea capaz de desprenderse de la misma por así decirlo, quedando por encima de ella, entonces podemos penetrar en Los velos de la Existencia Negativa, según se le llama.
Para todo propósito práctico podemos comprender la Naturaleza del Cosmos si aceptamos Los Velos como convenciones filosóficas y nos damos cuenta de que corresponden a Las limitaciones humanas y no a Las condiciones cósmicas mismas. El origen de Las cosas es inexplicable en términos filosóficos. Por más lejos que alcancemos en nuestra retrospección hacia Los orígenes del mundo de manifestación, siempre encontraremos una existencia precedente. Solamente cuando aceptamos correr un Velo de Existencia Negativa en el sendero que lleva a Los primitivos principios, es cuando logramos un fondo sobre el cual resulta visible la Causa Primera. Y esta Causa Primera no es un origen sin raices, sino meramente la Primera Apariencia en el Plano de la manifestación. La mente no puede ir más allá, aunque, sin embargo debemos recordar que las distintas mentalidades pueden recorrer diferentes distancias, y para algunas el Velo debe ponerse en un sitio y para otras en otro.
El ser humano ignorante no va más allá del concepto de Dios como un anciano, con una larga barba blanca, sentado en un Trono de Oro, y dando órdenes a la Creación. El hombre de ciencia irá poco más allá antes de verse obligado a tender el Velo que llama éter, y el filósolo irá todavía mucho más allá antes de tender el Velo que llama Absoluto. Pero el Iniciado irá mucho mas allá, porque ha aprendido a pensar por medio de símbolos y los símbolos son para la mente lo que las herramientas son para manos: una aplicación extensiva de sus poderes,
El Cabalista toma como punto de partida Kether, la Corona, el Primer Sephirah, que simboliza la cifra I, la Unidad, el punto dentro del circulo. Detrás de esto, coloca Los Tres Velos de la Existencia Negativa. Esto es muy distinto que tratar de partir del Absoluto y seguir así el trabajo hasta la Evolución. Quizá no conduzca inmediatamente hasta un conocimiento preciso y completo del origen de todas las cosas, pero permite a la mente tener un punto de partida, y si no tenemos un punto de partida, menos podemos esperar tener uno de llegada.
Por lo tanto el Cabalista empieza donde puede, o sea en el punto que está todavia dentro del alcance de la conciencia finita. Kether equivale a la forma o concepto más trascendental que podemos concebir de Dios, cuyo nombre es Ehieh, que la versión autorizada de la Biblia traduce como "Yo Soy", o, más claramente, el Ser Puro, Unico, Existente por Sí Mismo.
Pero estas palabras son palabras y nada más, a menos que sean capaces de transmitir algo a la mente, y en sí mismas no pueden hacerlo. Hay que correlacionarlas con otras ideas antes que se logre ese objeto o tengan algún significado. Sólo empezamos a comprender a Kether cuando estudiamos a Kjokmah (Chokmah), el Segundo Sephirath, su emanación. Y en realidad, sólo cuando vemos todo el desenvolvimiento de Los diez Sephiroth estamos en condiciones de aproximarnos a Kether, haciéndolo con Los datos que nos da la clave de Su Naturaleza. Al trabajar con el Arbol de la Vida es mucho mejor mantenerse siempre en marcha más bien que detenerse en un punto determinado hasta haberlo dominado por completo, porque cada cosa explica la otra, y la iluminación es el resultado de la percepción de Las relaciones entre Los diferentes símbolos. Nuevamente repetimos que el Arbol de la Vida es un método para utilizar la mente y no un sistema de conocimiento.
Sin embargo, por el momento, no nos estamos ocupando del estudio de Las Emanaciones, sino de Los orígenes hasta donde la mente humana es capaz de penetrarlos, y, por paradójico que pueda parecer, entraremos aún mucho más allá tan pronto como tendamos el Velo, mucho más que si tratáramos de penetrar sin él a través de Las tinieblas. Por lo tanto, resumiremos la posición de Kether en una sentencia, que quizá tenga poco o ningún significado para el estudiante que considere por primera vez la materia, pero que, si se conserva en la mente, comenzará a desenvolver su significado vívidamenté más tarde. Al hacerlo así nos atenemos a la antigua tradición esotérica de dar al estudiante un símbolo para que lo geste hasta que lo dé a luz en su mente, en vez de darle instrucciones explícitas, que en realidad no le dirían nada preciso. La sentencia germinal que echamos intencionalmente en la subconsciencia del lector es la siguiente: "Kether es el Malkuth del Inmanifestado". Dice Mathers en la obra citada: "El océano Infinito de la Luz Negativa no procede de un centro, porque carece de él, sino que se concentra en un centro que es el numero Uno de Los Sephiroth manifestados, Kether, 1a Corona, el Primer Sephirah".
Las palabras en sí mismas son contradictorias e incomprensibles. La Luz Negativa no es más que una manera de decir que lo que se describe, aunque tiene ciertas cualidades en común como la Luz, no es, sin embargo, Luz, tal como la conocemos, lo cual en verdad, nos dice muy poco acerca de lo que se nos quiere describir. Por lo tanto se nos dice que no cometamos el error de pensar en ello, como Luz, por la sencilla razón de que la mente no está en condiciones para formar imágenes que la representen y, por consiguiente, debe dejar la cuestión sola, hasta que se produzca el crecimiento indispensable. No obstante, aunque estas palabras no nos digan lo que deseamos saber, transmiten ciertas imágenes a la imaginación, Las cuales se van sumergiendo en mente subconsciente, donde mucho después evocarán ciertas ideas que penetrarán en la mente consciente y que están relacionadas con aquéllas. Así es como el conocimiento va surgiendo cuando se dá al método de la Cábala su aplicación práctica, que es el Yoga del Occidente.
Los Cabalistas reconocen cuatro planos de Manifestación y tres planos de Inmanifestación o Existencia Negativa. Al primero de éstos se le da el nombre de "Ein" (Ain), negatividad; al segundo "Ein Soph", lo Ilimitado, y al tercero "Ein Soph Aur", la Luz llimitada. De esta última se concentra Kether. Estos tres términos son Los Tres Velos de la Existencia Negativa que están tras Kether. En otras palabras, son Los símbolos algebraicos que nos permiten pensar en lo que trasciende al pensamiento y que a la vez ocultan aquello que representan: son como la máscara. Realidades Trascendentales.
Si pensamos acerca de los Estados de existencia negativa en términos de cualquier cosa que conozcamos, cometeremos un error porque sean lo que sean, no pueden ser lo que pensemos, ya que son Inmanifestados.
La expresión "Velos" nos enseña, por lo tanto, que no sirven más que de fondo, carecen de valor en sí mismos, pero nos son útiles en nuestros cálculos, ideas que, de otra manera, serían inconcebibles. Como la esencia del Arbol de la Vida reside en el hecho de que hace que sus símbolos se expliquen unos a otros por medio de sus posiciones relativas, estos Velos sirven como pedestales para el pensamiento, permitiéndonos sostenernos en regiones todavía desconocidas para nosotros. Sin embargo, esos Velos, si bien ocultan lo que representan, nos permiten ver claramente aquello a lo cual sirven de fondo, y esa es su función y objeto.
Son nuestras propias limitaciones las que hacen indispensables esos símbolos insolubles, que se presentan a nosotros, pero la mente disciplinada en la filosofía esotérica, pronto aprende a trabajar dentro de estas limitaciones y acepta como Velos puestos al símbolo de lo que está más allá de su alcance. Así es como recorre el camino de la sabiduria, porque la mente va creciendo con aquello de que se la alimenta, y un buen día, cuando hayamos logrado ascender hasta Kether, podremos tener la esperanza de elevar Los brazos y desgarrar el Velo, y contemplar la Luz Infinita.
El Esoterista no se limita a sí mismo declarando que lo Desconocido es siempre Desconocible, porque sobre todas las cosas es un evolucionista y sabe que lo que hoy no se puede abarcar, puede muy bien ser realizado en el mañana del tiempo cósmico. También sabe que el tiempo evolutivo es un asunto individual en los mundos internos y que se mide, y no se regula, por la revolución de la Tierra sobre su propio eje.
Esos tres Velos: Ein, Negatividad; Ein Soph, Ilimitado, y Ein Soph Aur, la Luz Ilimitada o Infinita, aunque no podamos comprenderlos, sugieren ciertas ideas. Negatividad quiere decir Ser o existencia cuya naturaleza no podemos comprender. No podemos concebir una cosa que es y que sin embargo, no es. Por lo tanto, tenemos que concebir alguna forma de ser de la que jamás hayamos tenido experiencia consciente; la forma de un ser que, según nuestros conceptos de la existencia, no exista y que, sin embargo, si es que podemos decirlo así, exista de acuerdo con su propia idea de la existencia. Para usar Las palabras de un gran sabio podriamos repetir: "Hay muchísimas más cosas en Los Cielos y en la Tierra de Las que podamos soñar en nuestra filosofía".
Pero, aunque digamos que la Existencia Negativa está fuera del alcance de nuestra realización, esto no significa que estemos fuera del radio de su influencia. Si asi fuera, podriamos descartar eso por completo y nuestro interés terminaría definitivamente. Por el contrario, aunque no tengamos acceso directo a su ser, todo cuanto sabemos que existe tiene su raiz en esta Existencia Negativa, de manera que aunque no podamos conocerla directamente, podamos tener experiencia de la misma, aunque remota. En otras palabras, aunque no podamos conocer su naturaleza, conocemos sus efectos, de la misma manera que si bien ignoramos lo que es la electricidad en sí misma, sin embargo podemos hacer que nos sirva en nuestra vida, y de nuestra experiencia de sus efectos podemos llegar a conclusiones ciertas concernientes por lo menos a las cualidades que posee.
Los que han penetrado más profundamente en lo Invisible nos han dado descripciones simbólicas gracias a las cuales podemos dirigir nuestra mente en dirección a lo Absoluto, aunque no podamos alcanzarlo. Han hablado de la Existencia Negativa como Luz: "Ein Soph Aur, la Luz Infinita". También han hablado de la Primera Manifestación como Sonido: "En el Principio era el Verbo".
Recordamos haber oído decir una vez a un hombre a quien consideramos como un gran Adepto, lo siguiente: "Si queréis saber lo que es Dios, puedo decíroslo en tres palabras: Dios es presión". Y de inmediato brotó en nuestra mente una imagen seguida de una realización. Pudimos concebir el flujo de la Vida a través de todos los medios y canales de la existencia. Sentimos que habíamos logrado una verdadera realización de la naturalez de Dios. Y. sin embargo, si nos ponemos a analizar fríamente esas palabras, no hay en ellas absolutamente nada. No obstante, tenía el poder de transmitir una imagen, un símbolo, y la mente, operando en el reino de la intuición, más allá de la razón, alcanzaba una realización, aunque esa realización sólo pudiera reducirse, a la esfera del pensamiento concreto, a una imagen.
Es necesario que nos demos cuenta de que en esas regiones abstractas la mente sólo puede usar símbolos, pero esos símbolos sólo tienen el poder de transmitir realizaciones a la mente que sabe cómo utilizarlos. Esos símbolos son los gérmenes mentales de donde brota la comprensión, aun en el caso de que no seamos capaces de expandir y transformar el simbolo en una realización concreta.
Poco a poco como una marea ascendente, la realización va concretando lo Abstracto, asimilando y expresando en términos de su propia naturaleza cosas que pertenecen a otra esfera, y cometeríamos un gravísimo error si tratáramos de probar con Herbert Spencer que porque una cosa es actualmente desconocida para la mente que poseemos, tiene que permanecer desconocida para siempre. EL tiempo no sólo va aumentando nuestros conocimientos, sino que la Evolución acrecienta nuestras capacidades, y la Iniciación, que es la Evolución forzada, aporta facultades anticipándose a la estación normal y llevando la conciencia del Adepto a una expansión que le permite vastas captaciones, muchísimo más allá de las que puede alcanzar la mente humana común. Estas ideas, aunque el Adepto las comprende perfectamente en su nueva conciencia, no le es posible transmitirlas a otros si no participan de su misma conciencia. Sólo puede expresarlas en forma simbólica, pero todo aquel que haya tenido experiencia más amplia podrá captar esas ideas en su propio plano, aunque no pueda transportarlas a la esfera del pensamiento consciente.
Es de esta manera como en la literatura esotérica se diseminan gérmenes o ideas germinales tales como “Dios es presión”, o "Kether es el Malkuth de la Existencia Negativa". Estas imágenes, cuyo contenido no pertenece a nuestra esfera, son los gérmenes masculinos de pensamiento, que fecundarán el óvulo de la realización concreta. En sí mismos, son incapaces de mantener más que una existencia fugitiva en la conciencia, como un relámpago de realización; pero sin ellos, el óvulo del pensamiento filosófico quedaría estéril. Sin embargo, impregnado por ellos, su substancia es absorbida y se pierde en el acto mismo de la impregnación, y entonces comienza el crecimiento dentro del informe germen mental, hasta que, ultérrimamente, después de la debida gestación la mente da a luz a una idea en el umbral de la conciencia.
Si queremos sacar el mayor partido posible de nuestra mente, es necesario que aprendamos a dejar pasar tranquilamente ese período de latencia, de gestación, después de que haya sido impregnada por algo externo de nuestro plano de existencia, hasta que la gestación culmine su obra más allá del umbral de la conciencia. Las invocaciones de las ceremonias iniciatorias tienen por objeto precisamente atraer esa influencia impregnante sobre la conciencia del candidato.
De ahí que los Senderos del Arbol de la Vida, que son las gradas de la iluminación del alma, estén intimamente asociados con el simbolismo de las ceremonias iniciatorias.
(FIN PARTE 1)
Cuando el esoterista se propone formular su filosofía para comunicársela a Los demás, se encuentra ante el hecho de que este conocimiento de Las formas superiores de la existencia se obtiene por procedimientos distintos del pensamiento, y que estos procesos recién comienzan cuando se supera al pensamiento mismo. Por lo tanto, Las ideas trascendentales y superiores sólo pueden ser conocidas y sólo pueden comunicar esas ideas a Las personas capaces de elevarse hasta esa esfera de conciencia. Cuando tiene que comunicar esas ideas a Los que aún no han experimentado ese modo de conciencia, tiene que cristalizarlas y darles forma o fracasa por completo en dar la impresión adecuada. Todos Los místicos han empleado cuanto símil imaginable han podido concebir, con objeto de transmitir sus impresiones; Los filósofos se han perdido realmente en una maraña de palabras y todo ello de nada ha servido en lo que concierne al alma que aún no ha recibido cierta iluminación. Sin embargo, Los cabalistas emplean otro método. No tratan de explicar a la mente lo que la mente es incapaz de comprender, sino que suministran una serie de símbolos para meditar, Los cuales permiten crear una escala de realización, grado por grado, permtiendo así ascender cuando no se puede volar. La mente es tan incapaz de captar la filosofia trascendente como lo es el ojo para ver la música.
El Arbol de la Vida no representa tanto un sistema como un método, y Los que lo formularon tuvieron presente que para obtener claridad en la visión es necesario circunscribir el campo de la vista. La mayoría de Los filósofos fundaron sus sistemas sobre el Absoluto pero éste no es un fundamento firme, ya que la mente humana no puede ni definir ni captar lo Absoluto. Otros tratan de utilizar una negación para su fundamento, declarando que Absoluto es y debe ser siempre incognoscible. Los cabalistas no hacen ninguna de Las dos cosas sino que se limitan a decir que lo Absoluto es desconocido para el estado de conciencia normal de Los seres humanos.
Por consiguiente, para sus fines, ponen un velo en cierto punto de la manifestación, no porque allí no haya nada, sino porque la mente, como tal, tiene que detenerse allí. Cuando la mente humana haya sido llevada a su más alto grado de desenvolvimiento y la conciencia sea capaz de desprenderse de la misma por así decirlo, quedando por encima de ella, entonces podemos penetrar en Los velos de la Existencia Negativa, según se le llama.
Para todo propósito práctico podemos comprender la Naturaleza del Cosmos si aceptamos Los Velos como convenciones filosóficas y nos damos cuenta de que corresponden a Las limitaciones humanas y no a Las condiciones cósmicas mismas. El origen de Las cosas es inexplicable en términos filosóficos. Por más lejos que alcancemos en nuestra retrospección hacia Los orígenes del mundo de manifestación, siempre encontraremos una existencia precedente. Solamente cuando aceptamos correr un Velo de Existencia Negativa en el sendero que lleva a Los primitivos principios, es cuando logramos un fondo sobre el cual resulta visible la Causa Primera. Y esta Causa Primera no es un origen sin raices, sino meramente la Primera Apariencia en el Plano de la manifestación. La mente no puede ir más allá, aunque, sin embargo debemos recordar que las distintas mentalidades pueden recorrer diferentes distancias, y para algunas el Velo debe ponerse en un sitio y para otras en otro.
El ser humano ignorante no va más allá del concepto de Dios como un anciano, con una larga barba blanca, sentado en un Trono de Oro, y dando órdenes a la Creación. El hombre de ciencia irá poco más allá antes de verse obligado a tender el Velo que llama éter, y el filósolo irá todavía mucho más allá antes de tender el Velo que llama Absoluto. Pero el Iniciado irá mucho mas allá, porque ha aprendido a pensar por medio de símbolos y los símbolos son para la mente lo que las herramientas son para manos: una aplicación extensiva de sus poderes,
El Cabalista toma como punto de partida Kether, la Corona, el Primer Sephirah, que simboliza la cifra I, la Unidad, el punto dentro del circulo. Detrás de esto, coloca Los Tres Velos de la Existencia Negativa. Esto es muy distinto que tratar de partir del Absoluto y seguir así el trabajo hasta la Evolución. Quizá no conduzca inmediatamente hasta un conocimiento preciso y completo del origen de todas las cosas, pero permite a la mente tener un punto de partida, y si no tenemos un punto de partida, menos podemos esperar tener uno de llegada.
Por lo tanto el Cabalista empieza donde puede, o sea en el punto que está todavia dentro del alcance de la conciencia finita. Kether equivale a la forma o concepto más trascendental que podemos concebir de Dios, cuyo nombre es Ehieh, que la versión autorizada de la Biblia traduce como "Yo Soy", o, más claramente, el Ser Puro, Unico, Existente por Sí Mismo.
Pero estas palabras son palabras y nada más, a menos que sean capaces de transmitir algo a la mente, y en sí mismas no pueden hacerlo. Hay que correlacionarlas con otras ideas antes que se logre ese objeto o tengan algún significado. Sólo empezamos a comprender a Kether cuando estudiamos a Kjokmah (Chokmah), el Segundo Sephirath, su emanación. Y en realidad, sólo cuando vemos todo el desenvolvimiento de Los diez Sephiroth estamos en condiciones de aproximarnos a Kether, haciéndolo con Los datos que nos da la clave de Su Naturaleza. Al trabajar con el Arbol de la Vida es mucho mejor mantenerse siempre en marcha más bien que detenerse en un punto determinado hasta haberlo dominado por completo, porque cada cosa explica la otra, y la iluminación es el resultado de la percepción de Las relaciones entre Los diferentes símbolos. Nuevamente repetimos que el Arbol de la Vida es un método para utilizar la mente y no un sistema de conocimiento.
Sin embargo, por el momento, no nos estamos ocupando del estudio de Las Emanaciones, sino de Los orígenes hasta donde la mente humana es capaz de penetrarlos, y, por paradójico que pueda parecer, entraremos aún mucho más allá tan pronto como tendamos el Velo, mucho más que si tratáramos de penetrar sin él a través de Las tinieblas. Por lo tanto, resumiremos la posición de Kether en una sentencia, que quizá tenga poco o ningún significado para el estudiante que considere por primera vez la materia, pero que, si se conserva en la mente, comenzará a desenvolver su significado vívidamenté más tarde. Al hacerlo así nos atenemos a la antigua tradición esotérica de dar al estudiante un símbolo para que lo geste hasta que lo dé a luz en su mente, en vez de darle instrucciones explícitas, que en realidad no le dirían nada preciso. La sentencia germinal que echamos intencionalmente en la subconsciencia del lector es la siguiente: "Kether es el Malkuth del Inmanifestado". Dice Mathers en la obra citada: "El océano Infinito de la Luz Negativa no procede de un centro, porque carece de él, sino que se concentra en un centro que es el numero Uno de Los Sephiroth manifestados, Kether, 1a Corona, el Primer Sephirah".
Las palabras en sí mismas son contradictorias e incomprensibles. La Luz Negativa no es más que una manera de decir que lo que se describe, aunque tiene ciertas cualidades en común como la Luz, no es, sin embargo, Luz, tal como la conocemos, lo cual en verdad, nos dice muy poco acerca de lo que se nos quiere describir. Por lo tanto se nos dice que no cometamos el error de pensar en ello, como Luz, por la sencilla razón de que la mente no está en condiciones para formar imágenes que la representen y, por consiguiente, debe dejar la cuestión sola, hasta que se produzca el crecimiento indispensable. No obstante, aunque estas palabras no nos digan lo que deseamos saber, transmiten ciertas imágenes a la imaginación, Las cuales se van sumergiendo en mente subconsciente, donde mucho después evocarán ciertas ideas que penetrarán en la mente consciente y que están relacionadas con aquéllas. Así es como el conocimiento va surgiendo cuando se dá al método de la Cábala su aplicación práctica, que es el Yoga del Occidente.
Los Cabalistas reconocen cuatro planos de Manifestación y tres planos de Inmanifestación o Existencia Negativa. Al primero de éstos se le da el nombre de "Ein" (Ain), negatividad; al segundo "Ein Soph", lo Ilimitado, y al tercero "Ein Soph Aur", la Luz llimitada. De esta última se concentra Kether. Estos tres términos son Los Tres Velos de la Existencia Negativa que están tras Kether. En otras palabras, son Los símbolos algebraicos que nos permiten pensar en lo que trasciende al pensamiento y que a la vez ocultan aquello que representan: son como la máscara. Realidades Trascendentales.
Si pensamos acerca de los Estados de existencia negativa en términos de cualquier cosa que conozcamos, cometeremos un error porque sean lo que sean, no pueden ser lo que pensemos, ya que son Inmanifestados.
La expresión "Velos" nos enseña, por lo tanto, que no sirven más que de fondo, carecen de valor en sí mismos, pero nos son útiles en nuestros cálculos, ideas que, de otra manera, serían inconcebibles. Como la esencia del Arbol de la Vida reside en el hecho de que hace que sus símbolos se expliquen unos a otros por medio de sus posiciones relativas, estos Velos sirven como pedestales para el pensamiento, permitiéndonos sostenernos en regiones todavía desconocidas para nosotros. Sin embargo, esos Velos, si bien ocultan lo que representan, nos permiten ver claramente aquello a lo cual sirven de fondo, y esa es su función y objeto.
Son nuestras propias limitaciones las que hacen indispensables esos símbolos insolubles, que se presentan a nosotros, pero la mente disciplinada en la filosofía esotérica, pronto aprende a trabajar dentro de estas limitaciones y acepta como Velos puestos al símbolo de lo que está más allá de su alcance. Así es como recorre el camino de la sabiduria, porque la mente va creciendo con aquello de que se la alimenta, y un buen día, cuando hayamos logrado ascender hasta Kether, podremos tener la esperanza de elevar Los brazos y desgarrar el Velo, y contemplar la Luz Infinita.
El Esoterista no se limita a sí mismo declarando que lo Desconocido es siempre Desconocible, porque sobre todas las cosas es un evolucionista y sabe que lo que hoy no se puede abarcar, puede muy bien ser realizado en el mañana del tiempo cósmico. También sabe que el tiempo evolutivo es un asunto individual en los mundos internos y que se mide, y no se regula, por la revolución de la Tierra sobre su propio eje.
Esos tres Velos: Ein, Negatividad; Ein Soph, Ilimitado, y Ein Soph Aur, la Luz Ilimitada o Infinita, aunque no podamos comprenderlos, sugieren ciertas ideas. Negatividad quiere decir Ser o existencia cuya naturaleza no podemos comprender. No podemos concebir una cosa que es y que sin embargo, no es. Por lo tanto, tenemos que concebir alguna forma de ser de la que jamás hayamos tenido experiencia consciente; la forma de un ser que, según nuestros conceptos de la existencia, no exista y que, sin embargo, si es que podemos decirlo así, exista de acuerdo con su propia idea de la existencia. Para usar Las palabras de un gran sabio podriamos repetir: "Hay muchísimas más cosas en Los Cielos y en la Tierra de Las que podamos soñar en nuestra filosofía".
Pero, aunque digamos que la Existencia Negativa está fuera del alcance de nuestra realización, esto no significa que estemos fuera del radio de su influencia. Si asi fuera, podriamos descartar eso por completo y nuestro interés terminaría definitivamente. Por el contrario, aunque no tengamos acceso directo a su ser, todo cuanto sabemos que existe tiene su raiz en esta Existencia Negativa, de manera que aunque no podamos conocerla directamente, podamos tener experiencia de la misma, aunque remota. En otras palabras, aunque no podamos conocer su naturaleza, conocemos sus efectos, de la misma manera que si bien ignoramos lo que es la electricidad en sí misma, sin embargo podemos hacer que nos sirva en nuestra vida, y de nuestra experiencia de sus efectos podemos llegar a conclusiones ciertas concernientes por lo menos a las cualidades que posee.
Los que han penetrado más profundamente en lo Invisible nos han dado descripciones simbólicas gracias a las cuales podemos dirigir nuestra mente en dirección a lo Absoluto, aunque no podamos alcanzarlo. Han hablado de la Existencia Negativa como Luz: "Ein Soph Aur, la Luz Infinita". También han hablado de la Primera Manifestación como Sonido: "En el Principio era el Verbo".
Recordamos haber oído decir una vez a un hombre a quien consideramos como un gran Adepto, lo siguiente: "Si queréis saber lo que es Dios, puedo decíroslo en tres palabras: Dios es presión". Y de inmediato brotó en nuestra mente una imagen seguida de una realización. Pudimos concebir el flujo de la Vida a través de todos los medios y canales de la existencia. Sentimos que habíamos logrado una verdadera realización de la naturalez de Dios. Y. sin embargo, si nos ponemos a analizar fríamente esas palabras, no hay en ellas absolutamente nada. No obstante, tenía el poder de transmitir una imagen, un símbolo, y la mente, operando en el reino de la intuición, más allá de la razón, alcanzaba una realización, aunque esa realización sólo pudiera reducirse, a la esfera del pensamiento concreto, a una imagen.
Es necesario que nos demos cuenta de que en esas regiones abstractas la mente sólo puede usar símbolos, pero esos símbolos sólo tienen el poder de transmitir realizaciones a la mente que sabe cómo utilizarlos. Esos símbolos son los gérmenes mentales de donde brota la comprensión, aun en el caso de que no seamos capaces de expandir y transformar el simbolo en una realización concreta.
Poco a poco como una marea ascendente, la realización va concretando lo Abstracto, asimilando y expresando en términos de su propia naturaleza cosas que pertenecen a otra esfera, y cometeríamos un gravísimo error si tratáramos de probar con Herbert Spencer que porque una cosa es actualmente desconocida para la mente que poseemos, tiene que permanecer desconocida para siempre. EL tiempo no sólo va aumentando nuestros conocimientos, sino que la Evolución acrecienta nuestras capacidades, y la Iniciación, que es la Evolución forzada, aporta facultades anticipándose a la estación normal y llevando la conciencia del Adepto a una expansión que le permite vastas captaciones, muchísimo más allá de las que puede alcanzar la mente humana común. Estas ideas, aunque el Adepto las comprende perfectamente en su nueva conciencia, no le es posible transmitirlas a otros si no participan de su misma conciencia. Sólo puede expresarlas en forma simbólica, pero todo aquel que haya tenido experiencia más amplia podrá captar esas ideas en su propio plano, aunque no pueda transportarlas a la esfera del pensamiento consciente.
Es de esta manera como en la literatura esotérica se diseminan gérmenes o ideas germinales tales como “Dios es presión”, o "Kether es el Malkuth de la Existencia Negativa". Estas imágenes, cuyo contenido no pertenece a nuestra esfera, son los gérmenes masculinos de pensamiento, que fecundarán el óvulo de la realización concreta. En sí mismos, son incapaces de mantener más que una existencia fugitiva en la conciencia, como un relámpago de realización; pero sin ellos, el óvulo del pensamiento filosófico quedaría estéril. Sin embargo, impregnado por ellos, su substancia es absorbida y se pierde en el acto mismo de la impregnación, y entonces comienza el crecimiento dentro del informe germen mental, hasta que, ultérrimamente, después de la debida gestación la mente da a luz a una idea en el umbral de la conciencia.
Si queremos sacar el mayor partido posible de nuestra mente, es necesario que aprendamos a dejar pasar tranquilamente ese período de latencia, de gestación, después de que haya sido impregnada por algo externo de nuestro plano de existencia, hasta que la gestación culmine su obra más allá del umbral de la conciencia. Las invocaciones de las ceremonias iniciatorias tienen por objeto precisamente atraer esa influencia impregnante sobre la conciencia del candidato.
De ahí que los Senderos del Arbol de la Vida, que son las gradas de la iluminación del alma, estén intimamente asociados con el simbolismo de las ceremonias iniciatorias.
(FIN PARTE 1)
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