Antes de que podamos comprender el significado de cualquier Sephirah aislado, es necesario que captemos en líneas generales, como conjunto, lo que significa Otz Chaim, el Arbol de la Vida.
Es un jeroglífico, un símbolo compuesto, que tiene por objeto representar al Cosmos en su integridad y, a la vez, el alma del ser humano en relación con aquel. Cuando más estudiamos el jeroglífico, tanto más nos damos cuenta de que constituye una representación perfectamente adecuada del Arbol y que lo podemos utilizar como el ingeniero o el matemático emplean la regla de calcular para investigar y calcular todas las complicaciones de la existencia tanto visible como invisible, así como la Naturaleza externa y las profundidades del alma.
En el diagrama que damos al final se ve que es una combinación de diez círculos arreglados en determinada manera y vinculados entre sí por ciertas líneas. Estos círculos son los Diez Sephiroth Sagrados y las líneas que los conectan entre si representan los Senderos cuyo número es el de 22.
Cada Sephirah (Sephirah, singular de Sephiroth) es una fase de la evolución y en el lenguaje de los rabbis se los denomina las Diez Emanaciones Sagradas. Los Senderos que se encuentran entre ellos son fases de la conciencia subjetiva, las Sendas o Gradas (del latín Gradus, Escalón) por las que pasa el alma en su realización del Cosmos. Los Sephiroth son objetivos; los Senderos son subjetivos.
Recordaremos nuevamente que no estamos exponiendo la Cábala tradicional de los rabbis, como una curiosidad histórica, sino que exponemos la estructura que generaciones de estudiantes, iniciados todos ellos, y algunos adeptos o Maestros, han ido edificando paulatinamente, convirtiendo el Arbol de la Vida en el instrumento de su desenvolvimiento espiritual o de su trabajo mágico.
Esta es la Cábala Moderna o la Cábala Alquímica, como se ha llamado algunas veces, y contiene muchísimas cosas que no pertenecen a la tradición rabínica, como se verá a su debido tiempo.
Consideremos ahora la disposición general y el significado del Arbol. Se verá que los círculos que representan a los Sephiroth están arreglados en tres columnas verticales (Vease el diagrama No. 1) y que a la cabeza de la del centro, que es la más alta de las otras, formando el vertice superior del triángulo de los Sephiroth, está el Sephirah Kether, al que nos hemos referido en el capítulo anterior. Para mencionar nuevamente las palabras de MacGregor Mathers: El Océano Infinito de la Luz Negativa no procede de un centro, porque carece de él, pues se concentra en un centro, que es el número Uno de los Sephiroth manifestados (Kether, la Corona, el Primer Sephirah).
La señora Blavatsky obtuvo de fuentes orientalistas el término "del punto dentro del círculo", para expresar el primer impulso de la Manifestación, y esta idea está también contenida en el término rabínico: Necudah, Bashunah, el Punto Primordial, nombre que se aplica a Kether.
Sin embargo, Kether no representa una posición en el espacio. El Ein Soph Aur ha sido llamado el círculo cuyo centro está en todas partes y cuya circunferencia no está en ninguna, afirmación que, como muchas otras que se hacen en ocultismo, parece inconcebible, pero que, sin embargo, representa una imagen a la mente y sirve perfectamente su propósito. Por lo tanto, Kether, y en realidad todos los demás Sephiroth, son simples estados o condiciones de existencia. Debemos tener siempre presente que los planos no se superponen unos encimas de otros en el Emíreo, como los pisos de un edificio, sino que son estados de existencia de diferente clase y que, aunque se han desarrollado sucesivamente en el tiempo, ocurren simultáneamente en el espacio. La existencia de todas las clases está presente en cada ser separado, lo que no es difícil comprender si recordamos que el ser humano está compuesto por un cuerpo físico, emociones, mente y espíritu, todos los cuales ocupan el mismo espacio al mismo tiempo.
Cualquiera que haya observado una solución a saturación en un líquido caliente y cómo se van formando los cristales cuando se enfría, puede concebir una idea acerca de la naturaleza de Kether. Llenad un vaso de agua muy caliente y divolved en ella todo el azúcar que se puede, a saturación, y luego, cuando la saturación se enfríe, observad cómo van apareciendo los cristales de azúcar. Cuando hagáis esto realmente sin limitaros a leerlo tendréis un concepto que os permitirá pensar acerca de cómo el Primer Manifestado vino a la existencia, emergiendo del Inmanifestado Primordial. El líquido es transparente y no tiene forma, pero dentro de él se produce un cambio y comienzan a aparecer cristales sólidos visibles y de formas definidas. Y de la misma manera podemos concebir que algún cambio ocurre dentro de la Luz Infinita cuyo resultado es que Kether se cristaliza en ella.
Ahora, no nos proponemos hablar profundamente de la naturaleza de los Sephiroth, sino simplemente realizar el bosquejo general del Arbol de la Vida. En el curso de estas páginas trataremos una y otra vez el asunto, hasta alcanzar un concepto comprensivo del mismo, lo cual sólo se puede hacer gradualmente, pues si empleáramos mucho tiempo para tratar algún punto aislado, antes que el estudiante lograra hacerse un concepto general, mucho de ese tiempo sería malgastado, pues no se comprendería la importancia que ese concepto generalmente puede tener para la concepción del bosquejo en conjunto. Los mismos rabbis aplican a Kether la denominación de Secreto de secretos, a la Altura inescrutable, como indicando que la mente humana apenas si puede saber algo acerca de Kether.
Vale la pena hacer notar que el judaísmo exotérico, cuyo heredero, no muy afortunado, es el Cristianismo, no contiene concepto alguno sobre las emancipaciones o desbordamiento de un Sephirah en otro. Declara que Dios hizo el mar, las montañas y las bestias del campo, y visualizamos todo ese proceso, si es que realmente llegamos a visualizarlo, como la obra de artistas celestiales, que modelaban cada frase de la manifestación y ponían el producto terminado en el mundo. Este concepto ha mantenido la ciencia atrasada durante centenares de años, en la Europa occidental, y al final los hombres de ciencia tuvieron que romper con la religión y soportar persecuciones como herejes para poder llevar a la doctrina de la evolución, que era la que explícitamente se enseñaba en la Tradición Mística de Israel, una tradición con la que indudablemente estaban bien familiarizados los que escribieron el Antiguo Testamento, porque su obra está llena de referencias e implicaciones cabalísticas.
La Cábala no concibe que Dios fabricó la Creación etapa por etapa, sino que cree en las diferentes fases de la Manifestación como evolucionando unas de otras, como si cada Sephiroth fuera un lago que, una vez lleno, se desbordara en el lago inferior. Para hablar nuevamente de MacGregor Mathers, "en cada bellota existe una encina con sus bellotas, y oculta en cada una de ellas existe también otra encina con sus bellotas, y así sucesivamente". De la misma manera, cada Sephirah contiene las potencialidades de todo lo que sobreviene despues, en escala de desbordamiento o sucesivas manifestaciones interiores. Kether contiene el resto de los Sephiroth, que son nueve: y el Chokmah (Kjokmah), el segundo, contiene las potencialidades de todos lo que le siguen (y son ocho), así sucesivamente. Pero en cada Sephiroth sólo se desarrolla un aspecto de la manifestación, quedando los demás latentes, y los precedentes se reciben como por reflejo. Cada Sephiroth viene a ser, pues, como una forma de existencia pura en su esencia, siendo la influencia de la fases de precedentes de su Evolución externas, reflejadas en la misma. Estos aspectos por así decirlo, habiéndose cristalizado en las etapas anteriores ya no se encuentran en solución en la corriente que fluye al exterior de manifestación, que siempre procede del Inmanifestado, a través de Kether. Por tanto, cuando deseamos descubrir la naturaleza esencial, la base de manifestación, de cualquier tipo de existencia particular, la obtenemos en la Sephirah correspondiente, meditando sobre ese Sephirah particular en su forma primordial. Porque existen cuatro formas o mundos, en los cuales conciben los Cabalistas el Arbol de la Vida, a los que consideraremos a su debido tiempo. Por ahora sólo nos referiremos a ello, para que el estudiante obtenga bastante fondo como para lograr una perspectiva adecuada.
El estudiante encontrará mucha ayuda recorriendo los capítulos de la obra "La Sabiduría Antigua, de Annie Besant, que tratan de las diversas partes de la evolución, los que arrojan mucha luz sobre el tema de que estamos tratando, aunque el sistema de clasificación no sea el mismo.
Concibamos a Kether como un surtidor que llena su recipiente, y una vez lleno, se derrama sobre otro inferior, el cual, al llenarse a su vez se desborda sobre un tercero más abajo y así sucesivamente. El Inmanifestado va fluyendo siempre a presión por Kether, y llega un tiempo en que la Evolución ha llegado tan lejos como puede hacerlo en la extrema simplicidad de la forma de existencia del Primer Manifestado. Todas las combinaciones posibles se han formado ya y han pasado por todas las mutaciones imaginables. La acción y reacción se han estereotipado y no puede haber nuevos desenvolvimientos más que utilizando las combinaciones entre sí. La Fuerza ha formado todas las unidades posibles; la siguiente fase de desenvolvimiento para estas unidades, es combinarse en estructuras aún más complejas. Cuando esto ocurre, comienza una nueva fase de la existencia más altamente organizada; todo lo que ya había evolucionado permanece pero lo que ahora evoluciona es más que la suma de las partes ya actuantes, porque nuevas capacidades vienen a la existencia. Esta nueva etapa presenta un cambio del modo de existencia. Así como Kether se cristalizó de la Luz Infinita, así también el Segundo Sephirah, Kjokmah se cristalizó de Kether en este nuevo modo de ser, habiendo dejado de ser este nuevo sistema de acciones y reacciones el proceso simple y directo que era y se ha convertido en completo y tangencial. Entonces tenemos dos modos de existencia: la simplicidad de Kether y la relativa complejidad de Kjokmah, pero ambos son tan simples que ninguna clase de vida de la que conocemos podría subsistir allí: sin embargo, fueron los estados precursores de la vida orgánica. Podríamos decir que Kether es la primera actividad de la manifestación ‑ movimiento; es un estado de puro devenir, Rashith ha Gigalim los Primeros Estremecimientos o Vibraciones, el Principio del movimiento Giratorio o Vórtices, según lo llamaban los Cabalistas, o "Primum Móbile" según los Alquimistas. Kjokmath, el Segundo Sephirah, es lo que los Rabbis llaman Mazlohh, la Esfera del Zodíaco. Aquí ya encontramos el concepto del círculo con sus segmentos. La Creación ha avanzado. De este nuevo Primordial ha surgido la Serpiente que sostiene su cola con la boca, según nos cuenta la Señora Blavatsky en su inestimable obra de simbolismo arcaico "La Doctrina Secreta" e "Isis sin Velo".
De parecida manera la que en Kether se desbordó dando origen a Kjokmah, Kjokmah se desbordó en Binah, el Tercer Sephirah. Las sendas seguidas por esas emanaciones en estos desbordamientos sucesivos están representadas en el Arbol de la Vida por un relámpago y en otro diagrama por una Espada Flamígera. Observando el Diagrama número 1 se verá que el relámpago tiene que proceder de Kether hacia afuera y abajo, y a la derecha, para alcanzar a Kjokmah, y luego, gira a nivel hacia la izquierda y procede a igual distancia de Kether sobre ese lado, estableciendo allí a Binah. El resultado de todo esto es un figura triangular en el Jeroglífico, la cual se denomina el Triángulo de los Tres Supremos o Primera Trinidad, y se encuentra separado del resto de los Sephiroth por el Abismo que la conciencia humana no puede cruzar. Aquí están las raíces de la existencia, ocultas a nuestras miradas.
CAPITULO VII.- LOS TRES SUPREMOS
Habiéndose considerado en general el desenvolvimiento de las Tres Primeras Emanaciones Divinas, nos encontramos en situación de obtener ya una percepción más profunda de su naturaleza y significación, porque no es permitido estudiarlos en sus relaciones, unos con otros. Esta es la única manera de estudiar los Sephiroth, porque un Sephirah aislado carece de todo significado, en razón de que el Arbol de la Vida es esencialmente un esquema de relaciones, potencias y reflejos. (Véase el diagrama No. 3 ).
Los libros rabínicos aplican muchos nombres curiosos a los Sephiroth, y nos es dable aprender muchas cosas de ellos, dado que cada palabra de esos libros tiene un significado importante, y no se emplea ninguna a la ligera, ni por consideraciones literarias o poéticas simplemente, pues todas constituyen términos precisos y científicos.
El significado de la palabra Kether, como ya lo hemos visto es Corona, Kjokmah significa Sabiduría, y Binah, Entendimiento. Pero pendiente entre estos dos últimos Sephiroth existe un Tercero Misterioso, que jamás está presentado en el Arbol de la Vida; es el invisible Sephirah, Daath, Conocimiento, del cual dícese es formado de la conjución de Kjokmah y Binah, estando situado a través del Abismo. Crowley nos dice que Daath está situado en dimensión distinta de los demás Sephiroth y que constituye un vertice de la pirámide, de la cual Kether, Kjokmah y Binah son los tres ángulos básicos. Para nosotros, Daath representa la idea de la realización y de la conciencia.
Dilucidaremos, ahora, los Tres Supremos de acuerdo con el método de la Cábala Mística, consistente en llevar a la mente con todas las correspondencias asignadas a los mismos, dejando que la contemplación haga el resto.
Se observará que estos tres y el misterioso cuarto contienen el simbolismo relativo a la cabeza, la que, en el ser humano arquetípico, representa el nivel de conciencia más elevado. Cuando buscamos en la literatura rabínica cuáles otros nombres pueden serle aplicados, encontramos más y más simbolismos relacionados con la cabeza y Kether, y, aunque no se refieran a los otros dos Supremos, le pueden ser aplicados igualmente, porque no son más que aspectos de Kether en un plano inferior.
Los Rabbis llaman a Kether, entre otras maneras que no necesitamos considerar por el momento : Arik Anpin, el Rostro Inmenso, la Cabeza Blanca, la Cabeza que No Es. El simbolismo Mágico de Kether, según Crowley, es un Antiguo Rey con barba, visto de perfil. MacGregor, a este respecto, dice : "El simbolismo del Rostro Inmenso es el de un perfil, de manera que sólo puede verse uno de sus lados". O, según dice la Cábala : "En El todo es lado derecho". El lado izquierdo, que está hacia lo Inmanifestado, es para nosotros como el lado oscuro de la Luna.
Pero Kether es, ante todo, la Corona; bien, la Corona no es la cabeza, sino que está sobre la cabeza. Por tanto, Kether no puede ser la conciencia, sino la materia prima de la conciencia, considerada microcósmicamente, y la materia prima de la existencia, considerada macrocósmicamente. Porque el Arbol de la Vida puede ser considerado de estas dos maneras: como el Universo y como el alma del ser humano, ya que estos dos aspectos se iluminan mutuamente. En las palabras de la Tabla de Esmeralda de Hermes, se dice: "Como arriba es abajo".
Kether se diferencia de Kjokmah y Binah antes de alcanzar la existencia fenomenal, y a éstos los cabalistas los llaman Abba, el Padre Supremo, y Ama, la Madre Suprema. A Binah se lo llama también el Gran Mar y Shabathai, la esfera de Saturno. Conforme continuemos en nuestro estudio veremos que a los Sephiroth se los denomina sucesivamente como las esferas de los planetas pero Binah es la primera de las Emanaciones a la que se le asigna tal cosa. Kether es el Primer Remolino y Kjokmah es la Esfera del Zodíaco.
Ahora bien: Saturno es el Padre de los Dioses; es el mayor de los viejos dioses que fueron los predecesores de aquellos del Olimpo sobre los que gobernaba Júpiter. En los títulos secretos atribuídos a las láminas del Tarot, el Sendero de Saturno se denomina, según Crowley, el Grande de la Noche de los Tiempos.
Tenemos, pues, a Kether, diferenciándose como una potencia activa, masculina, Kjokmah; y una potencia pasiva, femenina, Binah, estos están colocados a la cabeza de las dos columnas laterales formadas por el alineamiento vertical de los Sephiroth, espaciados en el Arbol de la Vida.
De estas dos columnas, la de la izquierda, que se encuentra bajo Binah, se llama Severidad, mientras que la de la derecha, bajo Kjokmah, se denomina Misericordia. Y la del Medio, bajo Kether, se denomina Suavidad, diciéndose que es la Columna del Equilibrio. Las dos Columnas Laterales son las que se encuentran a la entrada del Templo del Rey Salomón y están representadas en todas las logias de los Misterios, siendo el candidato mismo, cuando se encuentra entre ellas, el Pilar del Medio, el Equilibrio.
Aquí nos encontramos con las ideas expresadas por la señora Blavatsky de que no puede haber manifestación si no hay diferenciación entre Pares de Opuestos. Kether se diferencia en dos aspectos como Kjokmah y Binah, y entonces la manifestación entra en la existencia. Ahora bien, en este triángulo supremo, la Cabeza que No Es, el Padre y la Madre, tenemos la concepción radical de nuestra Cosmogonía, a la que tendremos que volver una y otra vez, bajo innumerables aspectos, y cada vez iremos recibiendo nueva iluminación. Estos primeros capítulos no tratan de agotar los diversos puntos tocados, por razones ya expuestas, porque los estudiantes que no están familiarizados con el asunto --y son poquísimos los que lo están-- no tienen los elementos mentales necesarios o el acopio de hechos suficientes como para que les permita apreciar el significado de un estudio más detallado. En estos momentos nos estamos ocupando, precisamente, de juntar esos elementos, y, a su debido tiempo, trataremos de arreglarlos y disponer en un templo viviente, estudiándolos en detalle.
Binah, la Madre Superior, en contradistinción con Malkuth (la Madre Inferior, la Novia del Microposopos, la Isis de la Naturaleza, el Décimo Sephirah), tiene dos aspectos, los cuales se distinguen como Ama, la Madre Obscura, Esteril y Aima, la Madre Resplandeciente y Fertil. Ya hemos visto que tambien se la llama el Gran Mar, que no sólo significa amargura, sino que es la raíz de Marya o María. Y aquí nos encontramos otra vez con la idea de la Madre, como la primera Virgen, y luego con el niño concebido por obra del Espíritu Santo.
Mediante la asociación de Binah con el Mar se nos recuerda que la vida tuvo sus principios primordiales en las aguas, pues de ellas surgió Venus, la Mujer Arquetípica. La asociación con Saturno nos sugiere la idea de la Edad primordial: "antes de los dioses que hicieron que los dioses bebieran hasta hartarse ..." Y sugiere las rocas más antiguas: "Dentro de la sombría quietud de la cañada... estaba sentado el canoso Saturno, inmóvil como una piedra". Max Heindel habla de los Señores de la Forma entre las fases más tempranas de la evolución. Y una obra inspiradísima que tenemos en nuestro poder, "The Cosmic Doctrine" (La Doctrina Cósmica), habla de los Señores de la Forma como de las leyes de la Geología.
Considerando nuevamente el simbolismo de las dos columnas laterales del Arbol de la Vida, vemos a Kjokmah y Binah como Fuerza y Forma, las dos unidades de toda manifestación.
No nos sería de gran provecho penetrar más profundamente en las infinistas ramificaciones de este simbolismo en estos momentos, porque nos llevaría mucho más allá de los tres Sephiroth que estamos estudiando. Procederemos a una consideración ulterior del misterioso Daath que aparece en el Arbol, al cual nunca se le asigna ni nombre Divino ni hueste angélica de ninguna especie, y que tampoco tiene ningún símbolo mundano, planeta o elemento, como tienen todos los demás puntos o centros del Arbol.
Daath se produce por la conjunción de Kjokmah y Binah, como ya se ha explicado. El Padre Supremo. Abba, se une a la Madre Suprema, Ama, y el resultado es Daath. Ahora bien, los cabalistas dan a Daath algunos nombres curiosos, como veremos.
En el versículo 38 del "Book Concealed" (El Libro Oculto), de la traducción inglesa de Mathers, tomada a su vez de la traducción latina de Knorr von Rosenroth, se dice: "Porque el Padre y la Madre están perpetuamente unidos en Yesod, el Fundamento (Noveno Sephirah), pero oculto por el Misterio de Daath, o Conocimiento". Y en el versículo 40 leemos con respecto a Daath : "El hombre que diga " yo soy el Señor, descenderá... Yod, la decima letra del alfabeto Hebreo, es el Fundamento del Conocimiento del Padre, pero todas las cosas se llaman "Byodo", esto es, que todas las cosas se aplican a Yod, a quien concierne todo este discurso. Todas las cosas se unen en la lengua que está oculta en la Madre. En otras palabras, gracias a Daath, o Conocimiento mediante el cual la Sabiduría se une al Entendimiento, y el Sendero de la Belleza (Tiphareth, el Sexto Sephirah), con su novia la Reina (Malkuth, el Decimo Sephirah); y esta es la idea oculta o alma que compenetra toda la Emanación. Y, como se sabe (este Sendero Oculto) por lo que procede de sí mismo, resulta que Daath es en sí el Sendero de la Belleza pero también es el Sendero Interior, al que se refería Moises, y ese Sendero está oculto dentro de la Madre y es el medio de su conjunción. Si observamos que Yod es identico a Lingan del Sistema Hindú, y que Kether, Daath y el Sendero de la Belleza, Tiphareth y el Sexto Sephirah, se encuentran en la misma línea del Pilar del Centro del Arbol, que equivale a la espina dorsal del ser humano, el microcosmos, y que Kundalini se encuentra enroscado en Yesod, tambien en el Pilar del Medio, veremos que aquí se encuentra una clave para los que tengan el equipo necesario para utilizarla.
En el libro "Greater Holy Assembly" (La Santa Asamblea Mayor), versículo 566, de la traducción de Mathers, puede leerse con referencia a la Cabeza del Macroposopos, cuyo cuerpo entero se considera un jeroglífico del Cosmos : "De la Tercera Cavidad surgen mil veces mil cónclaves y asambleas, en las que está contenido y mora Daath, el Conocimiento". "Y el lugar hueco de esta cavidad está entre las otras dos cavidades, y todos estos cónclaves se llenan por ambos lados. Esto es lo que está escrito en los Proverbios : "Y en el Conocimiento (Daath) serán llenados los cónclaves". "Y esos tres se expanden sobre todo el cuerpo, sobre este lado y aquel lado, y con ellos se une todo el cuerpo y el cuerpo está contenido por ellos por todos lados, y a través de todo el cuerpo se expanden y difunden".
Si recordamos que Daath está situado en el punto en que el Abismo corta el Pilar del Medio, y que sobre el Pilar del Medio está el Sendero de la Flecha, o sea el Camino que sigue la conciencia cuando el psíquico se eleva por los planos, y que aquí tambien está Kundalini, vemos que en Daath se encuentra el secreto, tanto de la generación como de la regeneración, la clave de la manifestación de todas las cosas mediante su diferenciación en pares de opuestos y su unión en un Tercero.
Así es como el Arbol va descubriendo sus secretos a los Cabalistas.
El Segundo Triángulo en el Arbol de la Vida está formado por los Sephiroth Chesed (Jesed), Geburah y Tiphareth. Chesed se forma por el derrame o desbordamiento de Binah, y está situado en la Columna Derecha de la Misericordia, inmediatamente debajo de Kjokmah, el ángulo de la Luz Relampagueante, que se emplea para señalar el curso de las emanaciones en el Arbol, se dirige hacia abajo, a la derecha, cruzando el jeroglífico, desde Binah, que está a la Cabeza del Pilar de la Severidad, a Chesed, que ocupa la sección media del Pilar de la Misericordia. Entonces el rayo gira y se dirige horizontalmente a través del jeroglífico en dirección al Pilar de la Severidad, en cuya sección media está el Sephirah Geburah. Hacia abajo y a la derecha se dirige el símbolo de la fuerza de la emanación e indica al Sephirah Tiphareth, que ocupa el centro mismo del Pilar del Equilibrio o de la Suavidad. Estos tres Sephiroth, que constituyen el triángulo funcional que tenemos que considerar, y, aunque no pensemos ahondar mucho en su simbolismo hasta que hayamos terminado con nuestra observación esquemática de todo el sistema, será necesario decir lo suficiente como para dar un vislumbre de su significado a fin de que podamos asignarle un lugar en el concepto que estamos tratando de formar. Este concepto es tan vasto e infinito en su colaboración de detalles que si tratáramos de exponerlo en toda su extensión, desde la A a la Z, no lograríamos más que provocar una gran confusión. Su significado sólo se revela gradualmente al estudiante conforme cada aspecto va interpretando al otro. Quizás nuestro método de exponer esta enseñanza pueda no ser ideal desde el punto de vista del pensamiento metodizado; pero creemos que es el único que despertará el "instinto" del asunto, en el principiante. Nosotros mismos obtuvimos nuestro desenvolvimiento místico sobre el Arbol, y hemos vivido y tenido nuestro ser durante muchísimos años en él, de manera que nos creemos competentes como para trasmitir nuestro punto de vista de misticismo cabalístico, tan intrincado, abstracto y voluminoso, y, sin embargo, tan comprensivo y satisfactorio una vez que se lo ha dominado.
Antes de entrar a considerar el segundo triángulo del Arbol como una unidad, nos es necesario comprender el significado de los Sephiroth que lo componen. Chesed (Jesed) significa Misericordia o Amor, y también se lo llama Gedulah (Guedulah), Grandeza o Magnificencia, asignándosele la Esfera de Júpiter. Geburah (Gueburah) significa Fortaleza y también se lo llama Pachad Temor. Se le asigna la Esfera de Marte. Tiphareth significa Belleza y se le asigna la Esfera del Sol. Cuando se correlacionan los diversos panteones paganos con las Esferas del Arbol de la Vida se ve que todos los dioses que han sido sacrificados, pertenecen invariablemente a la Esfera de Tiphareth. Por esta razón se lo llama el centro crístico de la Cábala cristiana. Ahora ya tenemos material suficiente como para examinar el segundo triángulo. Júpiter, el Regente benefactor y dador de las Leyes, está contrabalanceado por Marte, el Guerrero, la Fuerza ígnea y destructiva, y ambos se encuentran equilibrados en Tiphareth, el Redentor. En el triángulo Supremo, vemos, del Sephirah Primario emanando un par de opuestos que expresan los dos aspectos de su naturaleza : Kjokmah, Fuerza y Binah, Forma, Sephiroth Masculino y Femenino, respectivamente. En el Segundo Triángulo encontramos un par de opuestos que encuentran su equilibrio en un tercero, colocado en el Pilar del Medio del Arbol. De esto deducimos que el Primer Triángulo deriva su significado de aquello que está tras él y que el Segundo Triángulo deriva su significado de aquello que radía o emana. En el Primer Triángulo encontramos una representación de las fuerzas creadoras de la substancia del Universo; en el Segundo tenemos la representación de las fuerzas que gobiernan la vida evolucionante. En Chesed encontramos el sabio y bondadoso rey, el padre de su pueblo, organizando su reino, levantando sus industrias promoviendo la instrucción y dotándolo de todos los beneficios de la civilización. En Geburah tenemos al Rey Guerrero, que conduce a su pueblo a la batalla, defendiendo su reino de los asaltos de los enemigos, extendiendo su fronteras por la conducta, castigando el crimen y destruyendo a los malhechores. En Tiphareth tenemos al Salvador, sacrificado en la Cruz para la salvación de Su pueblo, poniendo así a Geburah en equilibrio con Gedulah, o Chesed. Aquí nos encontramos en la esfera de todos los dioses benéficos, los dioses solares, que curan y sanan. Y así vemos que las misericordias de Gedulah y las severidades de Geburah se unen para sanar a las naciones.
Detrás de Tiphareth, atravensando el Arbol, está Paroketh, el Velo del Templo, que es análogo, en un plano inferior, al Abismo que separa a los Tres Supremos del resto del Arbol. Lo mismo que el Abismo, el Velo señala una ruptura o laguna en la conciencia. El modo de mentación de uno de los lados del Abismo es completamente distinto del modo de mentación que predomina en el otro. Tiphareth es la Esfera más elevada a que puede llegar la conciencia humana normal. Cuando Felipe pidió a Nuestro Señor: "Mostradnos el Padre", Jesús contestó: "El que a Mí me ha visto, ha visto al Padre". Toda mente humana puede conocer a Kether en su reflejo. Tiphareth, el Centro‑Crístico, la Esfera del Sol. Paroketh es el Velo del Templo, que se desgarró en el momento de la Crucifixión.
Ahora en nuestro examen preliminar llegamos al Tercer Triángulo, compuesto por los Sephiroth Netzach, Hod y Yesod. Netzach es la Sephirah básico del Pilar de la Misericordia, Hod (Yod) es la base del Pilar de la Severidad y Yesod se encuentra en el Pilar Medio de la Suavidad o Equilibrio, en alineación directa con Kether y Tiphareth. Así, el Tercer Triángulo es una réplica exacta del Segundo Triángulo, en un arco inferior.
El significado de Netzach es Victoria, y pertenece a la Esfera de Mercurio y el significado de Yesod es Fundamento, y corresponde a la Esfera de la Luna.
Si al Segundo Triángulo se lo puede llamar el Triángulo Etico, el Tercero puede ser denominado Triángulo Mágico; y si atribuimos a Kether la Esfera de los Tres en Uno, la Unidad indivisa, y a Tiphareth la Esfera del Redentor o del Hijo, podríamos justificadamente llamar a Yesod la Esfera del Espíritu Santo, el Iluminador. Esta aplicación de la Trinidad Cristiana cuadra mejor sobre el Arbol que si se la atribuyeramos a los Tres Supremos, lo que colocaría al Hijo en el lugar de Abba, el Padre, y al Espíritu Santo, en el sitio de Ama, la Madre, lo que provocaría innumerables discrepacias en correspondencias y simbolismos.
En esto podemos ver un ejemplo del valor del Arbol como sistema para controlar la Visión o la meditación, pues las atribuciones correctas se ajustan perfectamente en el Arbol, a través de innumerables ramificaciones del simbolismo (como lo hemos visto al considerar a Binah como la Madre), mientras que el simbolismo incorrecto se desintegra y revela sus asociaciones incongruentes a la primera tentativa que se hace para seguir una cadena de correspondencias. Es asombrosa la multitud de ramificaciones concatenadas que pueden seguirse cuando se hacen las atribuciones correctamente. Parecería que sólo la extensión de nuestros conocimientos es lo que limita el largo de la cadena que es posible eslabonar lógicamente. Se extiende lo mismo por la Ciencia, que por el Arte, las Matemáticas o las épocas de la historia, va a través de las éticas, de la psicología y de la fisiología. Probablemente fue este sistema de utilizar la mente, lo que permitió a los antiguos adquirir sus conocimientos prematuros sobre las ciencias naturales, conocimientos que tuvieron que esperar la invención de los instrumentos de precisión, para poder ser debidamente confirmados. También podemos obtener buenas claves para este sistema, en los análisis de los sueños que hace la psicología, que podríamos describir como el poder o la facultad de la mente subconsciente para usar o elaborar símbolos. Un experimento muy instructivo es el de tomar una masa confusa de símbolos en la mente y ver cómo pueden irse ajustando, mediante la meditación sobre el Arbol elevándose en la conciencia por largas asociaciones concatenadas, como los análisis de los sueños.
Netzach es la esfera de la Diosa Naturaleza, Venus; Hod es la Esfera de Mercurio, el Dios Griego similar al egipcio Thoth, Señor de los Libros de la Sabiduría. Al observar su oposición, nos es dable encontrar dos aspectos diferentes representados en ellos, los cuales encuentran su equilibrio en un tercero. Yesod, la Esfera de la Luna. Entonces vemos un Triángulo compuesto por la Señora Naturaleza, el Señor de los Libros y la Señora de la Hechicería. En otras palabras: la subconsciencia y la supraconsciencia se correlacionan en el psiquismo.
Todo el que esté familiarizado con el psiquismo práctico sabe que hay tres senderos que llevan a la supraconsciencia: el Misticismo de la Naturaleza, de la clase embriagadora Dionisíaca, que corresponde a la Esfera de Venus, de Netzach; y el Misticismo intelectual de tipo oculto, que equivale a Hod, la Esfera de Thoth, Señor de la Magia. Como se verá, refiriéndose al diagrama del Arbol, Tiphareth pertenece a un plano superior al de los demás Sephiroth del Tercer Triángulo. Por otro lado, Yesod está muy cerca de la Esfera de la Tierra.
Se asignan a Yesod todas las deidades que tienen a la Luna en su simbolismo, incluyendo a Hécate, con su dominación sobre la Magia Negra, o Yesod en Assiah, como diría un cabalista, con su ciclo de 28 días, corresponde perfectamente con el ciclo reproductivo del ser humano femenino. Si se investigan todos los símbolos de la Luna Creciente en las diversas mitologías o panteones, se verá que todas las deidades asociadas con ese símbolo son femeninas. En confirmación de nuestro aserto de que el Espíritu Santo corresponde a Yesod, podemos mencionar que MacGregor Mathers dice que el Espíritu Santo es una fuerza femenina, pues en su "Kabbalah Unveiled", página 22 dice: "Generalmente oímos decir que el Espíritu Santo es masculino, pero la palabra Ruach, Espíritu, es femenina, como se desprende del siguiente pasaje del Sepher Yetzirah: Achath (no Achad, masculino) ruach Elohim Chaim: Una es Ella, el Espíritu de Elohim (Elojim) de Vida". Y cuando consideramos el Pilar del medio con referencia a los diversos niveles de la conciencia, obtendremos otras confirmaciones de este aserto.
Finalmente, nos queda por considerar el Sephirah Malkuth, el Reino de la Tierra. Este Sephirah se distingue de los demás en varios aspectos. En primer lugar, no constituye parte alguna de ningún triángulo equilibrado, sino el receptáculo de todos los demás. En segundo lugar, es un Sephirah caído, pues fue separado del resto del Arbol por la Caída, y las espiras del Dragón inclinado que surge del mundo de los Cascarones, los Reinos de las Fuerzas desequilibradas, lo separan de sus demás hermanos. Detrás de la espalda de la Reina, la Novia del Microprosopos (Malkuth) levanta la Serpiente su cabeza, y se dice que allí es el lugar de los juicios más severos. La Esfera de Malkuth se extiende hasta los infiernos de los Sephiroth Adversos, o sean los Qliphoth o demonios malignos. Es el firmamento donde los Elohim separaron las aguas supremas de Binah, de las aguas infernales de Leviathan.
A su debido tiempo consideraremos el significado de los Qliphoth: pero, como hemos tenido que referirnos a ellos aquí, para poder explicar la posición de Malkuth, nos vemos obligados a decir algo para que las explicaciones resulten más inteligibles.
Los Qliphoth (singular, Qliphath: mujer inmodesta o prostituta son los Sephiroth Adversos o Malignos, cada uno de los cuales es la emanación de una fuerza no equilibrada de la correspondiente Esfera del Arbol de la Vida.
Estas emanaciones tuvieron lugar durante los períodos críticos de la Evolución, cuando los Sephiroth no estaban en equilibrio. Por esa razón se los llama: los Reyes de la Fuerzas Desequilibradas, los Reyes de Edom "que gobernaron antes que hubiera algún Rey en Israel", según cuenta la Biblia, o bien, para emplear las palabras del Sephirah Dzanioutha, el Libro de los Misterios Ocultos (Traducción de Mather): "Porque antes de que hubiera equilibrio el Rostro no veía Rostro. Y los reyes del antiguo tiempo estaban muertos y sus coronas no se encontraban más y la tierra estaba desolada".
Hemos completado, pues, nuestro examen preliminar del Arbol de la Vida y la colocación de los Diez Sagrados Sephiroth sobre el mismo. Ya tenemos algunas vislumbres acerca de sus significados y hemos hecho un par de insinuaciones acerca de la forma en que opera la mente cuando se utilizan estos símbolos cósmicos en las meditaciones. Por consiguiente, nos encontramos en situación de asignar a cada nuevo conocimiento su posición adecuada en el esquema. Estamos reconstruyendo cuidadosamente el rompecabezas merced al conocimiento de las líneas generales del cuadro. Crowley ha comparado felizmente al Arbol de la Vida con un fichero en el que cada uno de los símbolos es una envoltura o sobre. Es difícil mejorar este símil.
En el curso de estos estudios comenzaremos a llenar estos ficheros y a descubrir las distintas vinculaciones entre los mismos, lo que está indicado por la aparición del mismo símbolo en otras asociaciones.
CAPITULO VIII.- LOS MODELOS DEL ARBOL DE LA VIDA
Los diez santos Sephiroth pueden agruparse en el Árbol de la Vida de diversas maneras. No se puede decir, sin embargo que un sistema sea correcto y los demás no, porque sirven a diferentes propósitos y arrojan mucha luz sobre el significado de los Sephiroth ndividualmente, revelando a la vez sus asociaciones y su equilibrio.
También tienen su valor porque permiten que el Sistema decimal del Arbol de la Vida pueda correlacionarse con los sistemas de Tres, Cuatro y Siete.
La conformación primaria del Arbol es de tres Pilares. Al referirse a los diagramas veremos enseguida que los Sephiroth se prestan fácilmente a esta división ternaria vertical porque están arreglados en tres columnas, las cuales se denominan: El Pilar de la Misericordia, el de la derecha; el Pilar de la Severidad, el de la izquierda, y el Pilar de la Suavidad o el Equilibrio, el de medio (Véase el diagrama al final.)
Antes de seguir adelante debemos aclarar bien el significado de las columnas derecha e izquierda del Arbol..Contemplando el diagrama vemos a Binah, Gueburah y Hod (Jod) en el lado izquierdo, y a Chokmah, Chesed y Netzach, en el derecho. Esta es la forma en que vemos el Arbol cuando lo utilizamos para representar el Macrocosmos. Pero cuando lo utilizamos para representar el Microcosmos, esto es, nuestro propio ser, nos ponemos como si dijeramos de espaldas a él de suerte que el pilar del medio equivale a la espina dorsal y el pilar que contiene a Binah, Gueburah y Jod, en el lado derecho, mientras que el Pilar que tiene Chokmah, Chesed y Netzach, corresponde al lado izquierdo. Estos tres pilares pueden correlacionarse con el Sushúmna, Ida y Pingala del sistema de Yoga Oriental. Es importantísimo recordar esta reversión del Arbol de la Vida cuando lo usamos como símbolo subjetivo, porque de lo contrario se producirían muchas confusiones.
En la obra más valiosa que se ha escrito sobre la Cábala "The Holy Kabbalah" (la Santa Cábala). Mr. White, en el frontispicio por razones que bien sabrá él mismo, invierte la presentación usual del Arbol; pero puede tenerse la seguridad de que la mayoría de dichas representaciones siempre dan el Arbol Objetivo y no el Subjetivo. Cuando se usa el Arbol para indicar las líneas de fuerza del aura entonces hay que utilizar el Arbol Subjetivo, de manera que Gueburah (Geburah) se correlaciona con el brazo derecho. En todos los casos, por supuesto, el Pilar del Medio queda siempre en su sitio (en el medio).
Se considera al Pilar de la Severidad como negativo femenino, y al Pilar de la Misericordia como Positivo masculino. Superficialmente podría pensarse que estas calificaciones llevan a un simbolismo incompatible, pero el estudio de los Pilares, a la luz de lo que conocemos, concerniente a los Sephiroth individualmente, revelará que las incompatibilidades son puramente superficiales y que el significado profundo del simbolismo es completamente concordante.
Se observará también que la línea que indica el desarrollo sucesivo de los Sephiroth zigzaguea, va de un lado a otro del jeroglifico, y por ese motivo se le ha dado el nombre de "rayo relampagueante". Esto indica gráficamente que los Sephiroth son sucesivamente positivos, negativos y equilibrados. Esta es una representación muchísimo mejor del proceso de la Creación, que si las Esferas se representaran unas encimas de otras en línea recta, porque indica la diferencia de la naturaleza de las Emanaciones Divinas y sus relaciones mutuas, ya que cuando contemplamos el jeroglífico del Arbol, percibimos fácilmente las relaciones existentes entre los distintos Sephiroth y vemos cómo se agrupan, reflejan y reaccionan unos sobre otros.
A la cabeza del Pilar de la Severidad, la columna negativa, femenina, está Binah, la Gran Madre. Ahora bien, a Binah se le asigna la esfera de Saturno y éste es el dador de la forma. A la cabeza del Pilar de la Misericordia está Chokmah, el Padre Supremo, una potencia masculina. Aquí tenemos la oposición de la Fuerza y de la Forma.
En la segunda trinidad tenemos la oposición de Chesed (Júpiter) y Geburah (Marte). Nuevamente tenemos el par de opuestos con el constructivo Júpiter , el gobernador altruísta y bondadoso, con la destructividad de Marte, el guerrero y aniquilador del Mal. Podría preguntarse por qué una potencia masculina como Geburah está colocada en el pilar Femenino. Debe recordarse que Marte es una potencia destructiva, una influencia infortunada según la astrología. EL positivo construye y edifica, el negativo desintegra y destruye; el positivo es una fuerza dinámica, mientras que el negativo es una fuerza estática.
Estos aspectos aparecen nuevamente en Netzach en la base del Pilar de la Misericordia, y Hod (Jod) en la base del Pilar de la Severidad. Netzach es Venus, el Rayo Verde de la Naturaleza Elemental, la iniciación de las emociones. Jod es Mercurio, Hermes, la iniciación del conocimiento. Netzach es instinto v emoción, una fuerza dinámica; Jod es intelecto, pensamiento concreto, la reducción del conocimiento intuitivo a la forma.
Debemos recordar también que cada Sephirah es negativo, esto es, femenino en relación con su precedente el cual emana y recibe la influencia Divina. Por tanto cada Sephirah es bisexual como un imán, uno de cuyos polos debe ser necesariamente negativo y el otro positivo. Quizás podríamos explicar mejor el asunto empleando términos astrológicos y diciendo que un Sephirah en el Pilar Femenino está “dignificado” cuando opera en su aspecto negativo, y "decadente", cuando funciona positivamente invirtiéndose la situación en el Pilar Masculino. Así, pues, Binah está dignificado o exaltado cuando produce estabilidad y resistencia, y en decadencia cuando por exceso de resistencia produce agresividad, obstrucción y excrecencias malignas. Por su parte Chesed, Misericordia, está exaltado cuando ordena y preserva todas las cosas armoniosamente, pero se encuentra en decadencia cuando la misericordia se convierte en sentimentalismo y usurpa la Esfera de Saturno, preservando lo que la ígnea energía de Marte, su opuesto, el Sephirah Geburah, debe eliminar de la existencia.
Los dos Pilares representan, pues, las fuerzas positivas y negativas de la Naturaleza: las activas y las pasivas, las destructivas y las constructivas; las que concretan la forma y la energía que se mueven libremente.
Los Sephiroth del Pilar del Medio pueden tomarse como representación de los niveles de conciencia y de los planos en los que opera. Así Malkuth es la conciencia sensorial; Yesod es el psiquis Astral; Tiphareth es la conciencia iluminada, o sea el aspecto superior de la personalidad que se ha unido a la Individualidad, que es el Estado que constituye realmente la iniciación, la conciencia del yo superior atraída a la personalidad. Es un vislumbre de la conciencia superior que proviene de detrás del velo de Paroketh. Por ese motivo todos los Mesías y Salvadores del Mundo están identificados con Tiphareth en el simbolismo del Arbol de la Vida, porque son los que han traído la luz a la Humanidad. Y todos los que traen fuego del Cielo, tienen que sufrir, como Ellos, la muerte sacrificial en beneficio de la humanidad. Aquí es donde matamos al yo inferior para poder resurgir en el Yo Superior. “In Jesu morimur”
El Pilar del Medio se eleva a través de Daath, el Sephirah Invisible, que, según ya hemos visto y también según los Rabbis, significa Conocimiento, captación consciente de acuerdo con la terminología de los psicólogos. A la cabeza de este Pilar se encuentra Kether, la Corona, la Raíz de todo Ser. La Conciencia, pues, alcanza la esencia espiritual de Kether mediante la realización de Daath, el que lo lleva a través del Abismo hasta la conciencia de Tiphareth, adonde es llevada por el sacrificio del Cristo que desgarra el Velo de Paroketh, siguiendo luego a la conciencia de Yesod, la Esfera de la Luna, y de allí a la conciencia cerebral de Malkuth.
Así es como la conciencia desciende en el curso de la Involución, que es el término aplicado a esta fase de la Evolución que lleva del Primer Manifestado a través de los sutiles planos de existencia hasta la materia densa. Estrictamente hablando, el ocultista debería emplear solamente el término de Evolución cuando describe el ascenso desde la materia hasta el Espiritu, porque entonces es cuando evoluciona lo que se involucionó en el descenso a través de las sutiles fases del desenvolvimiento. Es obvio que nada puede desarrollarse o evolucionar si antes no ha sido arrollado o involucionado EL curso actual de la evolución sigue 1a senda del Rayo relampagueante o Espada Flamígera, desde Kether a Malkuth en el orden de desenvolvimiento de los Sephiroth ya descripto; pero la conciencia desciende plano por plano, y solo comienza a manifestarse cuando los Sephiroth polarizantes se encuentran en equilibrio. De ahí que los modos de conciencia estén asignados a los Sephiroth que se encuentran en el Pilar del Medio, mientras que los poderes mágicos corresponden a los Sephiroth opuestos, cada uno de los cuales se encuentra en el extremo del eje de cada par antagónico.
EL Sendero de la Iniciación sigue las espirales de la Serpiente de la Sabiduría del Arbol de la Vida, pero el Sendero de la Ilumi nación sigue el camino de la flecha que es disparada por el Arca de la Promesa, Qesheth, el arco iris de colores astrales que se extiende como un halo detrás de Yesod. Este es el Sendero del Místico en contradistinción con el del ocultista. Es rápido y directo libre del peligro de la tentación de las fuerzas desequilibradas que se encuentran en los otros dos Pilares, pero no confiere ningún poder mágico más que el del sacrificio en Tiphareth y el psiquismo en Yesod.
Ya hemos anotado las Tres Trinidades del Arbol en nuestra exposición preliminar de los 10 Sephiroth. Vamos a recapitularlo. ahora para una mayor claridad.
Mathers llama a la primera Trinidad de Kether, Chokmah y Binah, el Mundo intelectual; a la Segunda Trinidad de Chesed, Geburah y Tiphareth, el Mundo Moral, y a la Tercera Trinidad de Netzach, Hod y Jesod, el Mundo Material. Según nuestro modo de ver, esta terminología es confusa, porque esos nombres no se ajustan en nuestra mente a lo que significan esos Mundos. EL intelecto es esencialmente la concretación de la intuición y de la captación y, como tal, es un vocablo absolutamente inaplicable al Mundo de los Tres Supernos. Con la denominación de Mundo Moral para Chesed, Geburah y Tiphareh, estamos conformes pues es idéntico con nuestra denominación de Triángulo Etico. Pero la denominación de Mundo Material para la Trinidad de Netzach, Hod y Yesod es completamente inapropiada , porque este término es aplicable pura y exclusivamente a Malkuth. Debemos tener en cuenta que estos tres Sephiroth no son materiales sino astrales, para esta Trinidad propondríamos el término de Astral y Mundo Mágico. No conviene forzar el significado de las palabras y suvertir la significación que les atribuye el diccionario, ni siquiera cuando uno define el uso de ellas, cosa que Mathers tampoco se preocupó de hacer.
La Esfera intelectual no es tanto un nivel sino un Pilar, porque el intelecto, siendo el contenido de la conciencia, es esencialmente sintético. Sin embargo, todos estos términos parecen ser una traducción algo cruda de los Nombres Hebreos adjudicados a los cuatro niveles en que los Cabalistas dividen la manifestación.
Estos cuatro niveles permiten otra reagrupación de los Sephiroth. EL más elevado de ellos es Aziluth el Mundo Arquetípico compuesto por Kether. EL Segundo, Briah, llamado el Mundo Creador, y se compone de Chokmah y Binah, el Supremo Abba y Ama, Padre y Madre. EL Tercer nivel es el de Yetzirah, el Mundo Formativo, compuesto de los seis Sephiroth centrales, a saber: Chesed, Geburah, Tiphareth, Netzach, Hod y Yesod. EL Cuarto Mundo es Assiah, el Mundo Material, representado por Malkuth.
Los Diez Sephiroth se conforman también en Siete Palacios. En El Primer Palacio están los Tres Supernos; en el Séptimo se encuentran Yesod y Malkuth y permite correlacionar la escala decimal de la Cábala con la escala septenaria de la Teosofía.
También existe una triple división de los Sephiroth que es muy importante en el simbolismo cabalístico. En ese sistema se da a Kether el título de Arik Anpin, el Rostro Inmenso. Este se manifiesta como Abba, el Padre Supremo, Chokmah, y Ama, la Madre Suprema, Binah, siendo éstos los aspectos positivo y negativo del Tres en Uno. Estos dos aspectos diferenciados al unirse, según Mathers, son Elohim, ese curioso nombre divino formado por un nombre femenino al que se ha agregado un plural masculino. Esta unión se realiza en Daath, el Sephirah Invisible.
Los siguientes seis Sephirah se conforman en Zaur Anpin el Rostro Menor o Microposopos, cuyo Sephirah especial es Tiphareth. EL restante Sephirah. Malkuth, suele ser llamado la novia del Microposopos.
Microposopos es también llamado el Rey y Malkuth la Reina. A esta última también se le llama la Madre Menor o Eva Terrestre, para distinguirla de Binah la Madre Suprema.
Estos diferentes sistemas de clasificación de los Sephiroth no se oponen o compiten entre sí, sino que tienen por objeto permitir mas que emplean, sean un ternario, como el Cristianismo, o un septenario, como la Teosofía. Además sirven para indicar las afiliaciones funcionales entre los Sephiroth mismos.
El sistema final de clasificación que debemos notar se encuentra bajo la presidencia de las tres letras madres del Alfabeto Hebreo: Aleph, A; Mem, M, y Shin, Sh. Estas tres letras, según la correspondencia Yetzirática del Alfabeto Hebreo, se atribuyen a los tres elementos: Aire, Agua, Fuego. Bajo la presidencia de Aleph se encuentra la tríada de Kether, en la que está la Raíz del Aire, reflejándose hacia abajo por intermedio de Tiphareth, el Fuego Solar, hasta Yesod, la radiación Lunar. En Binah está la Raiz del Agua (Marah la Gran Mar), reflejándose a través de Chesed en Hod, bajo la presidencia de Mem, la Madre del Agua. En Chokmah está la Raíz del Fuego, reflejándose a través de Geburah en Netzach, bajo la presidencia de Shin, la Madre del Fuego
Hay que tener presente estas agrupaciones porque ayudan grandemente a comprender el significado de los Sephiroth individualmente, en razón de que, como ya hemos dicho en varias oportunidades, cada Sephirah se interpreta mejor por sus afiliados.
CAPITULO IX.- LOS DIEZ SEPHIROTH DE LOS CUATRO MUNDOS
Ya hemos notado la división de los Sephiroth en los Cuatro Mundos de los Cabalistas, porque este es uno de los métodos de clasificación más empleados por esa escuela y de gran valor cuando se estudia la Evolución. Debemos recordar, sin embargo, que el Arbol no es un sistema arbitrario de clasificación, porque una cosa haya sido clasificada de una manera en un sistema, eso no significa que no pueda ser debidamente clasificada bajo otro encabezamiento y en otro sistema. La reaparición del mismo símbolo en diferentes esferas, muchas veces, suministra clave valiosas.
Según otro sistema de clasificación, se considera que los Diez Santos Sephiroth aparecen en cada Mundo Cabalístico sobre todo arco o nivel de manifestación, de manera que así como Ain Soph Aur, la Luz Infinita del Inmanifestado, se concentró en un punto, que era Kether, operando las emanaciones hacia abajo a través de crecientes gradaciones de densidad hasta llegar a Malkuth, así tambien al Malkuth de Atziluth se lo considera como si diera origen a Kether de Briah, y así sucesivamente, a través de los planos, el Malkuth de Briah da nacimiento al Kether de Yetzirah y el Malkuth de Yetzirah al Kether de Assiah, y el Malkkuth de Assiah, que es el aspecto más inferior, desborda ya en los Qliphoth.
Sin embargo, se considera que Atziluth es la esfera natural de los Sephiroth, y por este motivo se le llama el Mundo de las Emanaciones. En este mundo y sólo allí es donde Dios actúa directamente y no por intermedio de Sus Ministros. En cambio en Briah actúa por intermedio de los Arcángeles, en Yetzirah, a través de las huestes Angélicas y, en Assiah, por intermedio de los centros que hemos denominados Chakras Mundanos, planetas, elementos y signos del Zodíaco.
Tenemos, pues, en estos cuatro juegos de símbolos, un sistema completo de notación para expresar el modo de operar de cualquier potencia en un nivel dado, y este sistema de notación es la base de la magia ceremonial con Sus Nombres de Poder y también de la magia talismánica y del sistema adivinatorio del Tarot. Por esta razón se dice de esos "nombres bárbaros de evocación" que no se les puede cambiar ni una letra, porque constituyen fórmulas basadas en el Alfabeto Hebreo, que es el lenguaje Sagrado del Occidente, así como el Sánscrito es el lenguaje Sagrado del Oriente. En hebreo, además cada letra es también un número, de manera que los nombres son fórmulas numéricas, y por otra parte, uno de los más intrincados sistemas de matemática metafísica, llamado Gematría, está basado en este principio enunciado.
Existen algunos aspectos de la Gematría que, según nuestros conocimientos, han sido degradados o no sirven para nada, siendo puras supersticiones, pero la idea básica del sistema de matemáticas cósmicas encierra indudablemente grandes verdades e inmensas posibilidades. Utilizando ese sistema se pueden descubrir las vinculaciones de los factores cósmicos, siempre que se conozca la manera de escribrir correctamente los Nombres de Poder Hebreo, porque esos Nombres fueron formulados de acuerdo con los principios de la Gematría y es ésta la que suministra la clave de los mismos. Sin embargo, por fascinante que sea este tema, no podemos ocuparnos de él ahora.
En el mundo Arquetípico de Atziluth se asignan a los Diez Sephiroth diez formas de los Nombres Divinos. Cualquiera que haya leído la Biblia habrá observado que en ella se menciona a Dios con muchos títulos: como el Señor, el Señor Dios, el Padre y otras denominaciones. Ahora bien; no se trata, como se creería, de recursos literarios para evitar repeticiones, sino de términos metafísicos o exactos, gracias a los cuales según el Nombre que se emplea podemos conocer el aspecto de la Fuerza Divina en cuestión y el Plano en que está operando.
Se dice que en el mundo de Briah los poderosos Arcángeles son los que ejecutan los mandatos de Dios y les dan expresión, y en las Esferas Sephiróthicas del Arbol en el mundo mencionado se encontrarán los nombres de esos diez Poderosos Espíritus.
En Yetzirah se encuentran los coros angélicos, innumerables, que ejecutan los mandamientos de la Divinidad, y también se encontrarán asignados a las correspondientes Esferas Sephirothicas, permitiéndonos conocer así el modo y nivel de su operación o funcionamiento.
Como ya hemos notado en Assiah, ciertos centros de fuerza tienen correspondencias similares. Ya consideraremos todas estas asociaciones cuando lleguemos al estudio detallado de los Sephiroth.
En la exposición simbólica de los Diez Santos Sephiroth, en los cuatro Mundos, hay también otro juego importante de factores que conviene tener en cuenta: son las cuatro escalas de color clasificadas por Crowley como Escala Real, asignadas al Mundo Atzilúthico: la Escala de la Reina, asignada al Mundo Briáthico; la Escala del Emperador, asignada al Mundo Yetzirático, y la Escala de la Emperatriz, asignada al Mundo Assiahtico.
Esta clasificación cuaternaria tiene un significado amplísimo en todas las cuestiones cabalísticas, lo mismo que en la Magia Occidental, que está basada mayormente en la Cábala. Se dice que está bajo la presidencia de las cuatro letras del Tetragrammaton, el Nombre Sagrado exotéricamente expresado como Yejovah (Jehovah). En hebreo, cuyo alfabeto carece de vocales, esa palabra se escribe JHVH, o bien, de acuerdo con el nombre hebreo de cada letra: Yod, Hé, Vau, Hé. Las vocales se indican en hebreo mediante puntos que se insertan dentro o bajo las letras cuadradas de la escritura, la cual se efectúa de derecha a izquierda. Estos puntos vocales fueron introducidos en tiempos comparativamente recientes y las antiguas escrituras hebreas carecen de dichos puntos, de manera que el lector no puede saber la pronunciación de cada nombre por sí mismo, sino que necesita de alguien que lo sepa y se lo comunique... La verdadera pronunciación del Tetragrammaton es uno de los arcanos de los Misterios.
A estas cuatros letras se les adjudican todas las clasificaciones cuaternarias místicas, y por medio de sus correspondencias podemos descubrir todas sus vinculaciones posibles, cosa importantísima en Ocultismo, como veremos más tarde.
Hay cuatro divisiones cuaternarias importantísimas que encuadran en ellas, permitiéndonos ver las relaciones que tienen entre sí. Son ellas los Cuatro Mundos de los Cabalistas, los cuatro elementos de los Alquimistas, la Cuádruple clasificación de los signos del Zodíaco y de los Planetas en Triplicidades, como los usan los astrólogos y los cuatro juegos que forman las láminas del Tarot que se emplean en la adivinación. Estas clasificaciones cuaternarias se parece a la Piedra Roseta que dió la clave de los jeroglíficos egipcios, porque en ella había inscripciones en Egipcio y Griego, y como esta lengua era ya conocida, fué posible descubrir el significado de los correspondientes jeroglíficos egipcios. De cómo se arreglen estos juegos de factores sobre el Arbol depende la clave esotérica real de cada uno de esos sistemas de Ocultismo Práctico. Sin estas claves no tienen base filosófica alguna y se convierten en meras fórmulas literarias y supersticiosas. Por este motivo el ocultista iniciado no quiere saber nada con los adivinadores no iniciados, porque como estos carecen de las claves, todos sus sistemas carecen de valor. De ahí la importancia vital del Arbol en el Ocultismo Occidental. Es nuestra base, nuestro sistema métrico, nuestra obra de texto fundamental.
Para comprender un Sephirah nos es, pues, necesario conocer primeramente sus correspondencias primarias en los Cuatro Mundos, sus correspondencias secundarias en los cuatro sistemas de ocultismo práctico mencionados más arriba y todas las correspondencias que podamos reunir, para que el testimonio de muchas pruebas o testigos nos revele la verdad. Esta reunión de correspondencias puede ser ilimitada, porque todo el Cosmos, en todos los planos, tiene infinitas correspondencias. Si somos buenos estudiantes de la Ciencia Espiritual, continuamente iremos aumentando nuestros conocimientos. No podríamos encontrar ninguna comparación mejor que la del fichero de tarjetas ya mencionado.
Sin embargo, debemos recordar nuevamente que la Cábala es tanto un sistema o método para usar la mente como un sistema de conocimiento. Si poseemos el conocimiento sin haber adquirido a la vez la técnica cabalística de la meditación, no nos servirá de gran cosa. Y en realidad deberíamos decir que no es posible adquirir gran conocimiento hasta haber dominado bien esta técnica mental, porque el Arbol de la Vida no apela a la mente consciente sino a la subconsciente, en razón de que el método lógico de la Cábala es el método lógico de la asociación de los sueños; pero en el caso de la Cábala el soñador es la subconsciencia racial del alma colectiva de los pueblos, el Espiritu Terrestre. El Adepto se pone en comunicación con esta Alma de la Tierra por medio de la meditación de los símbolos prescriptos. Esto es lo que constituye la verdadera importancia del Arbol de la Vida y de sus correspondencias.
El más elevado de los Cuatro Mundos, Atziluth, el plano de la Divinidad Pura, es lo que llaman los cabalistas el Mundo Arquetípico. En la traducción un tanto nebulosa de MacMathers, se lo denomina también "el Mundo Intelectual". Pero esta denominación desorienta. Sería intelectual sólo en la forma en que ordinariamente entendemos este término, como relativo a la mente, intelecto racional, en lo que respecta al reino de las ideas arquetípicas. Pero estas ideas son completamente abstractas, y sólo puede concebirlas cierta función de la conciencia que está absolutamente fuera del alcance de la mente actual tal como la conocemos. Por lo tanto, llamar a este plano: “el Mundo Intelectual” es desorientar por completo al lector, salvo que, simultáneamente, aclaremos que por intelectual queremos decir algo completamente distinto de lo que dice el diccionario, lo cual es una manera muy pobre de expresar nuestras ideas. Es mucho mejor conformar un nuevo término con un significado preciso y definido, antes que usar uno antiguo que tenga un sentido confuso, como sucede especialmente en el caso de Atziluth. Para éste tenemos un término excelente y ya conocido: Arquetipo, que describe exactamente este mundo.
Los cabalistas dicen que el Mundo de Atziluth está bajo la presidencia del Hod, el Nombre Sagrado del Tetragrammaton. De esto podemos deducir en seguida que, cualquier cosa que en otro sistema cuaternario se diga que está bajo la presidencia del Yod, se referirá indudablemente al Mundo de Atziluth o aspecto puramente espiritual de esa fuerza o substancia. Entre otras asociaciones de las indicadas por distintas autoridades en la materia están los "bastos" del juego de Tarots, que corresponden al elemento Fuego. Para todo aquel que tenga ya algún conocimiento de la Ciencia Espiritual resultará evidente que en cuanto a un elemento se le atribuye un símbolo cualquiera nos es dable gracias a él descubrir cosas que de otra manera nos quedarían ocultas porque nos abre todas las ramificaciones de la Astrología, y, entonces, podemos descubrir sus afinidades astrológicas merced a las triplicidades del Zodíaco y las de los Planetas con aquéllas. Tan pronto como conocemos que asociaciones Zodiacales y Planetarias existen, nos encontramos en situación de explotar el simbolismo correlacionado de cualquier panteón, teniendo en cuenta que todos los Dioses y Diosas de cualquier sistema que la mente humana haya inventado, tienen asociaciones astrológicas. La historias de sus aventuras no son más que parábolas de la operación de las fuerzas cósmicas. A través de toda esa maraña de simbolismo no podríamos encontrar el camino sin auxilio alguno; pero, si podemos asir el extremo de cada cadena de correspondencias a su respectivo Sephirah, entonces tenemos ya la clave que necesitamos. Todos los sistemas de pensamiento esotérico, así como también todas las teologías populares, atribuyen la construcción y presidencia de las diferentes partes del Universo manifestado a la intervención de seres inteligentes y determinados, que trabajan bajo la dirección de la Divinidad. El pensamiento moderno ha tratado de escapar a las implicaciones de este concepto reduciendo la manifestación a una cuestión puramente mecánica. Pero no ha logrado su propósito y ya hay señales bien claras de que no pasará mucho tiempo antes de que se vea forzado a reconocer que la mente es lo que se encuentra en la raíz de toda forma.
Los conceptos de la sabiduría antigua pueden parecer crudos desde el punto de vista de la filosofía moderna; de cualquier manera nos vemos obligados a admitir que las fuerzas causales que hay detrás de toda manifestación son de naturaleza más similar a la mente que a la materia. Dar un paso más allá y personificar a los diferentes tipos de fuerza es una analogía legítima, siempre que nos demos cuenta de que la entidad, que es el alma de esa fuerza, puede ser tan diferente en clase y grado de nuestra propia mente, como nuestros cuerpos son distintos en clase y grado a los cuerpos de los planetas. Estaremos más cerca de una comprensión adecuada de la Naturaleza si tratamos de descubrir la inteligencia que se oculta tras ella, al empeñarnos en rechazar que el Universo visible tiene una estructura invisible: el éter de que hablan los físicos tiene más parecido con la inteligencia que con la materia. El tiempo y el espacio. tal como lo entienden los filósofos modernos, se parece más a modos de conciencia que a medidas lineales.
Los iniciados de la Antigua Sabiduría no fosilizaron su filosofía. Tomaron cada factor de la Naturaleza y lo personificaron, le dieron un nombre y formaron una figura simbólica para representarlo, de la misma manera que los artistas ingleses con su esfuerzo colectivo produjeron el escudo o insignia de Gran Bretaña, una Figura Femenina con un escudo y la bandera de la Unión, un León a sus pies, el Tridente en sus manos, un casco en la cabeza y el Mar en el fondo. Si analizáramos esta figura como lo haríamos con un símbolo cabalístico, comprenderíamos que cada símbolo individual que integra el jeroglífico compuesto, tiene un significado particular. Las diversas cruces que forman la bandera de la Unión se refieren a las cuatro razas que forman el Reino Unido. El casco es el de Minerva, el Tridente el de Neptuno, el León exigiría todo un capítulo para explicar su simbolismo. En realidad, un jeroglífico oculto se parece más a un escudo de armas que a cualquier otra cosa, porque en heráldica cada símbolo tiene un significado preciso, los cuales se combinan en el escudo de armas que representa la familia y la filiación del hombre que lo lleva, indicándonos su posición en la vida. Una figura mágica es como el escudo de armas de la potencia que representa.
Estas figuras mágicas se forman para representar los distintos modos de manifestación de la Fuerza Cósmica en sus diferentes tipos y diversos niveles. Se les dan ciertos nombres y el iniciado piensa en ellas como persona, sin preocuparse de sus fundamentos metafísicos. Por consiguiente, para todo propósito práctico son personas, sean lo que fuere realmente; han sido personificadas y se han construído formas mentales para representarlas en el Mundo Astral. Estas formas, cargadas de energía son de la naturaleza de los elementos artificiales, pero como la energía, de que están cargados es Cósmica, son muchísimos más de lo que ordinariamente entendemos por elementos artificiales, por cuyo motivo las asignamos al Reino Angélico y las llamamos Angeles o Arcángeles, según sea su grado. Por lo tanto, un ser Angélico puede definirse como una Fuerza Cósmica, cuyo vehículo aparente de manifestación para la conciencia psíquica es una forma construída por la imaginación humana. En Ocultismo práctico, estas formas se construyen con infinito cuidado y se presta la mayor atención a todos los detalles del símbolo, empleándose luego para evocar la Fuerza requerida. Todo el que tiene experiencia acerca de su uso, sabe perfectamente que son extraordinariamente efectivas para los propósitos a que están destinadas. Manteniendo la imagen mágica en la mente y haciendo vibrar el nombre tradicional que se le ha asignado, se obtienen resultados notables.
Como ya hemos indicado, es necesario emplear la técnica mental de los cabalistas para sacar algún sentido de la Cábala. La formulación de la imagen y la vibración del nombre correspondiente tiene por objeto poner al estudiante en contacto con las potencias que se encuentran en cada Esfera del Arbol, y cuando se logra ese contacto con las potencias que se encuentran en cada Esfera del Arbol, la conciencia del estudiante es iluminada y toda su naturaleza vitalizada por la Fuerza con que se ha puesto en contacto, obteniendo de esta manera una iluminación notable en la sola contemplación de los símbolos. Estas iluminasiones no constituyen una inundacion general de luz, como en el caso de los misticos Cristianos, sino una energización e iluminación de acuerdo con la naturaleza de la esfera que haya abierto. Hod, por ejemplo, da el entendimiento de las ciencias; Yesed, por su parte, concede el de las fuerzas vitales y la operacion de las mareas.
Cuando nos ponemos en contacto con Hod, nos sentimos llenos de entusiasmo y energia para la investigacion , mientras cuando nos ponemos en contacto con Yesed penetramos profundamente en la conciencia psíquica y tocamos las ocultas Fuerzas vitales de la Tierra y de nuestra propia naturaleza. Pero se trata en ambos casos de experiencias vivientes, y los que saben cómo usar el sistema, conocen, desde luego, el resultado que les da.
Si queremos estudiar un Sephirah, o, en otras palabras, si queremos investigar el aspecto de la Naturaleza a que él se refiere, no solamente tenemos que estudiarlo intelectualmente y meditar sobre él, sino que hemos de tratar de ponernos en contacto psíquico e intuitivo con la influencia de su Esfera. Para ello debemos empezar por arriba y tratar de ponernos en contacto espiritual con el aspecto de la Divinidad que emanó esa Esfera y todo lo que se manifiesta en ella. Si así lo hacemos, las fuerzas pertenecientes a dicha Esfera en los niveles elementales pueden desbocarse y causarnos terribles dificultades. Pero si partimos del Nombre Divino mismo, ningún mal puede acontecernos.
Habiendo adorado al Creador y Sustentador de Todo bajo el amparo de Su Santo Nombre en la esfera que estamos investigando, invocamos en seguida al Arcángel de la Esfera, ese poderoso ser espiritual en quien personificamos las fuerzas que construyen ese nivel de la Evolución y que continúan operando en esa Esfera de la Naturaleza. Pedimos entonces la bendición, suplicando que haga que las Huestes Angélicas de la misma Esfera nos ayuden y auxilien en el Reino de la Naturaleza en que operan. Cuando hayamos llegado hasta ahí ya deberemos encontrarnos perfectamente "sintonizados" con la nota clave de la Esfera que estemos investigando y estar pronto para seguir las ramificaciones de correspondencias entre ese Sephirah y sus símbolos semejantes.
Si procedemos en esta forma encontraremos que las cadenas de asociaciones son muchísimos más ricas en simbolismo que lo que jamás hubiéramos creído posible, y es porque la mente subconsciente se nos ha despertado y una de sus cámaras se abre completamente a nuestro conocimiento, con exclusión de todas las demás. Las cadenas de asociaciones que surgen en la conciencia deben, pues, estar libres de toda mezcla de ideas extrañas.
Primero revisamos mentalmente todos los símbolos que podemos recordar, y conforme se van presentado en nuestra conciencia tratamos de ver su importancia y su papel en los secretos de la Esfera que estamos investigando.
Pero no debemos hacer ningún esfuerzo violento, porque si nos concretamos sobre un símbolo y lo forzamos, por así decirlo, cerramos las mallas del tenuísimo velo que cubre la mente subconsciente. En estas investigaciones, que, desde cierto punto de vista, parcialmente son meditaciones, parcialmente ensueños, tenemos que trabajar en la frontera que separa lo consciente de lo subconsciente, como para inducir a lo subconsciente a cruzar el umbral y entrar en nuestro radio de visión.
Procediendo así, siguiendo las ramificaciones de las concatenaciones, encontraremos que algo parecido a un comentario fluyente de la intuición va acompañando todo el proceso, y una vez que la experiencia ha sido repetida dos o tres veces, sentiremos que conocemos a ese Sephirah en una forma tan íntima al punto de sentirnos allí como en nuestro propio hogar, aunque ese sentimiento sea por completo distinto del experimentado en los demás Sephiroth.
También descubriremos que unos Sephiroth nos son más afines que otros y que obtenemos mejores resultados trabajando con aquéllos, pues en los que no nos son afines las cadenas de asociaciones se rompen a cada rato y las puertas de la subconsciencia rehusan abrirse por más que a ellas llamemos. Uno de nuestros discípulos podía realizar excelentes meditaciones sobre Binah, Saturno y Tiphareth, el Redentor, pero no podía, a pesar de sus esfuerzos, hacerlas con Geburah, Severidad y Marte.
Nunca olvidaremos nuestra primera experiencia cuando pusimos en práctica este sistema. Estábamos trabajando en el trigésimo segundo Sendero, el Sendero de Saturno, uniendo a Malkuth con Yesod, que es un Sendero muy difícil y traicionero. En nuestro horóscopo Saturno no está bien aspectado y hemos sentido muy a menudo su antagonismo en nuestras empresas. Pero una vez que tuvimos éxito en recorrer el Sendero de Saturno y llegamos a hundirnos en la obscuridad azul de lo Invisible, hasta que la Luna de Yesod surgió en el horizonte coloreado de púrpura y de plata, sentimos que habíamos recibido la iniciación de Saturno y que éste ya no era nuestro enemigo, sino un verdadero amigo que, cándido y austero a la vez, nos protegería contra todo error y todo juicio prematuro. Y entonces comprendimos en forma viviente que sus funciones no eran las de un vengador, ni las de un antagonista, sino las del que nos pone a prueba.
Entonces lo experimentamos como el Tiempo con su Guadaña, pero supimos también por qué era llamado en Hebrero Shabbthai, Descanso, "porque él se lo da a sus amadas ovejas". Después de esa experiencia el trigésimo segundo Sendero quedó abierto para nosotros, no solamente en el Arbol de la Vida, sino en la Vida, porque las fuerzas y los problemas simbolizados en ese Sendero y sus correspondencia quedaron armonizados en nuestra alma. Estos dos ejemplos demuestran que las meditaciones sobre el Arbol forman el sistema más práctico y exacto de desenvolvimiento, especialmente valioso porque es equilibrado, ya que los diferentes aspectos de manifestación están bien destacados y se los van tratando por turno, sin olvidar absolutamente nada. Una vez que hayamos recorrido todos los senderos del Arbol habremos aprendido las lecciones de la Muerte y del Demonio, así como las del Angel y del Sumo Sacerdote.
Ya hemos notado la división de los Sephiroth en los Cuatro Mundos de los Cabalistas, porque este es uno de los métodos de clasificación más empleados por esa escuela y de gran valor cuando se estudia la Evolución. Debemos recordar, sin embargo, que el Arbol no es un sistema arbitrario de clasificación, porque una cosa haya sido clasificada de una manera en un sistema, eso no significa que no pueda ser debidamente clasificada bajo otro encabezamiento y en otro sistema. La reaparición del mismo símbolo en diferentes esferas, muchas veces, suministra clave valiosas.
Según otro sistema de clasificación, se considera que los Diez Santos Sephiroth aparecen en cada Mundo Cabalístico sobre todo arco o nivel de manifestación, de manera que así como Ain Soph Aur, la Luz Infinita del Inmanifestado, se concentró en un punto, que era Kether, operando las emanaciones hacia abajo a través de crecientes gradaciones de densidad hasta llegar a Malkuth, así tambien al Malkuth de Atziluth se lo considera como si diera origen a Kether de Briah, y así sucesivamente, a través de los planos, el Malkuth de Briah da nacimiento al Kether de Yetzirah y el Malkuth de Yetzirah al Kether de Assiah, y el Malkkuth de Assiah, que es el aspecto más inferior, desborda ya en los Qliphoth.
Sin embargo, se considera que Atziluth es la esfera natural de los Sephiroth, y por este motivo se le llama el Mundo de las Emanaciones. En este mundo y sólo allí es donde Dios actúa directamente y no por intermedio de Sus Ministros. En cambio en Briah actúa por intermedio de los Arcángeles, en Yetzirah, a través de las huestes Angélicas y, en Assiah, por intermedio de los centros que hemos denominados Chakras Mundanos, planetas, elementos y signos del Zodíaco.
Tenemos, pues, en estos cuatro juegos de símbolos, un sistema completo de notación para expresar el modo de operar de cualquier potencia en un nivel dado, y este sistema de notación es la base de la magia ceremonial con Sus Nombres de Poder y también de la magia talismánica y del sistema adivinatorio del Tarot. Por esta razón se dice de esos "nombres bárbaros de evocación" que no se les puede cambiar ni una letra, porque constituyen fórmulas basadas en el Alfabeto Hebreo, que es el lenguaje Sagrado del Occidente, así como el Sánscrito es el lenguaje Sagrado del Oriente. En hebreo, además cada letra es también un número, de manera que los nombres son fórmulas numéricas, y por otra parte, uno de los más intrincados sistemas de matemática metafísica, llamado Gematría, está basado en este principio enunciado.
Existen algunos aspectos de la Gematría que, según nuestros conocimientos, han sido degradados o no sirven para nada, siendo puras supersticiones, pero la idea básica del sistema de matemáticas cósmicas encierra indudablemente grandes verdades e inmensas posibilidades. Utilizando ese sistema se pueden descubrir las vinculaciones de los factores cósmicos, siempre que se conozca la manera de escribrir correctamente los Nombres de Poder Hebreo, porque esos Nombres fueron formulados de acuerdo con los principios de la Gematría y es ésta la que suministra la clave de los mismos. Sin embargo, por fascinante que sea este tema, no podemos ocuparnos de él ahora.
En el mundo Arquetípico de Atziluth se asignan a los Diez Sephiroth diez formas de los Nombres Divinos. Cualquiera que haya leído la Biblia habrá observado que en ella se menciona a Dios con muchos títulos: como el Señor, el Señor Dios, el Padre y otras denominaciones. Ahora bien; no se trata, como se creería, de recursos literarios para evitar repeticiones, sino de términos metafísicos o exactos, gracias a los cuales según el Nombre que se emplea podemos conocer el aspecto de la Fuerza Divina en cuestión y el Plano en que está operando.
Se dice que en el mundo de Briah los poderosos Arcángeles son los que ejecutan los mandatos de Dios y les dan expresión, y en las Esferas Sephiróthicas del Arbol en el mundo mencionado se encontrarán los nombres de esos diez Poderosos Espíritus.
En Yetzirah se encuentran los coros angélicos, innumerables, que ejecutan los mandamientos de la Divinidad, y también se encontrarán asignados a las correspondientes Esferas Sephirothicas, permitiéndonos conocer así el modo y nivel de su operación o funcionamiento.
Como ya hemos notado en Assiah, ciertos centros de fuerza tienen correspondencias similares. Ya consideraremos todas estas asociaciones cuando lleguemos al estudio detallado de los Sephiroth.
En la exposición simbólica de los Diez Santos Sephiroth, en los cuatro Mundos, hay también otro juego importante de factores que conviene tener en cuenta: son las cuatro escalas de color clasificadas por Crowley como Escala Real, asignadas al Mundo Atzilúthico: la Escala de la Reina, asignada al Mundo Briáthico; la Escala del Emperador, asignada al Mundo Yetzirático, y la Escala de la Emperatriz, asignada al Mundo Assiahtico.
Esta clasificación cuaternaria tiene un significado amplísimo en todas las cuestiones cabalísticas, lo mismo que en la Magia Occidental, que está basada mayormente en la Cábala. Se dice que está bajo la presidencia de las cuatro letras del Tetragrammaton, el Nombre Sagrado exotéricamente expresado como Yejovah (Jehovah). En hebreo, cuyo alfabeto carece de vocales, esa palabra se escribe JHVH, o bien, de acuerdo con el nombre hebreo de cada letra: Yod, Hé, Vau, Hé. Las vocales se indican en hebreo mediante puntos que se insertan dentro o bajo las letras cuadradas de la escritura, la cual se efectúa de derecha a izquierda. Estos puntos vocales fueron introducidos en tiempos comparativamente recientes y las antiguas escrituras hebreas carecen de dichos puntos, de manera que el lector no puede saber la pronunciación de cada nombre por sí mismo, sino que necesita de alguien que lo sepa y se lo comunique... La verdadera pronunciación del Tetragrammaton es uno de los arcanos de los Misterios.
A estas cuatros letras se les adjudican todas las clasificaciones cuaternarias místicas, y por medio de sus correspondencias podemos descubrir todas sus vinculaciones posibles, cosa importantísima en Ocultismo, como veremos más tarde.
Hay cuatro divisiones cuaternarias importantísimas que encuadran en ellas, permitiéndonos ver las relaciones que tienen entre sí. Son ellas los Cuatro Mundos de los Cabalistas, los cuatro elementos de los Alquimistas, la Cuádruple clasificación de los signos del Zodíaco y de los Planetas en Triplicidades, como los usan los astrólogos y los cuatro juegos que forman las láminas del Tarot que se emplean en la adivinación. Estas clasificaciones cuaternarias se parece a la Piedra Roseta que dió la clave de los jeroglíficos egipcios, porque en ella había inscripciones en Egipcio y Griego, y como esta lengua era ya conocida, fué posible descubrir el significado de los correspondientes jeroglíficos egipcios. De cómo se arreglen estos juegos de factores sobre el Arbol depende la clave esotérica real de cada uno de esos sistemas de Ocultismo Práctico. Sin estas claves no tienen base filosófica alguna y se convierten en meras fórmulas literarias y supersticiosas. Por este motivo el ocultista iniciado no quiere saber nada con los adivinadores no iniciados, porque como estos carecen de las claves, todos sus sistemas carecen de valor. De ahí la importancia vital del Arbol en el Ocultismo Occidental. Es nuestra base, nuestro sistema métrico, nuestra obra de texto fundamental.
Para comprender un Sephirah nos es, pues, necesario conocer primeramente sus correspondencias primarias en los Cuatro Mundos, sus correspondencias secundarias en los cuatro sistemas de ocultismo práctico mencionados más arriba y todas las correspondencias que podamos reunir, para que el testimonio de muchas pruebas o testigos nos revele la verdad. Esta reunión de correspondencias puede ser ilimitada, porque todo el Cosmos, en todos los planos, tiene infinitas correspondencias. Si somos buenos estudiantes de la Ciencia Espiritual, continuamente iremos aumentando nuestros conocimientos. No podríamos encontrar ninguna comparación mejor que la del fichero de tarjetas ya mencionado.
Sin embargo, debemos recordar nuevamente que la Cábala es tanto un sistema o método para usar la mente como un sistema de conocimiento. Si poseemos el conocimiento sin haber adquirido a la vez la técnica cabalística de la meditación, no nos servirá de gran cosa. Y en realidad deberíamos decir que no es posible adquirir gran conocimiento hasta haber dominado bien esta técnica mental, porque el Arbol de la Vida no apela a la mente consciente sino a la subconsciente, en razón de que el método lógico de la Cábala es el método lógico de la asociación de los sueños; pero en el caso de la Cábala el soñador es la subconsciencia racial del alma colectiva de los pueblos, el Espiritu Terrestre. El Adepto se pone en comunicación con esta Alma de la Tierra por medio de la meditación de los símbolos prescriptos. Esto es lo que constituye la verdadera importancia del Arbol de la Vida y de sus correspondencias.
El más elevado de los Cuatro Mundos, Atziluth, el plano de la Divinidad Pura, es lo que llaman los cabalistas el Mundo Arquetípico. En la traducción un tanto nebulosa de MacMathers, se lo denomina también "el Mundo Intelectual". Pero esta denominación desorienta. Sería intelectual sólo en la forma en que ordinariamente entendemos este término, como relativo a la mente, intelecto racional, en lo que respecta al reino de las ideas arquetípicas. Pero estas ideas son completamente abstractas, y sólo puede concebirlas cierta función de la conciencia que está absolutamente fuera del alcance de la mente actual tal como la conocemos. Por lo tanto, llamar a este plano: “el Mundo Intelectual” es desorientar por completo al lector, salvo que, simultáneamente, aclaremos que por intelectual queremos decir algo completamente distinto de lo que dice el diccionario, lo cual es una manera muy pobre de expresar nuestras ideas. Es mucho mejor conformar un nuevo término con un significado preciso y definido, antes que usar uno antiguo que tenga un sentido confuso, como sucede especialmente en el caso de Atziluth. Para éste tenemos un término excelente y ya conocido: Arquetipo, que describe exactamente este mundo.
Los cabalistas dicen que el Mundo de Atziluth está bajo la presidencia del Hod, el Nombre Sagrado del Tetragrammaton. De esto podemos deducir en seguida que, cualquier cosa que en otro sistema cuaternario se diga que está bajo la presidencia del Yod, se referirá indudablemente al Mundo de Atziluth o aspecto puramente espiritual de esa fuerza o substancia. Entre otras asociaciones de las indicadas por distintas autoridades en la materia están los "bastos" del juego de Tarots, que corresponden al elemento Fuego. Para todo aquel que tenga ya algún conocimiento de la Ciencia Espiritual resultará evidente que en cuanto a un elemento se le atribuye un símbolo cualquiera nos es dable gracias a él descubrir cosas que de otra manera nos quedarían ocultas porque nos abre todas las ramificaciones de la Astrología, y, entonces, podemos descubrir sus afinidades astrológicas merced a las triplicidades del Zodíaco y las de los Planetas con aquéllas. Tan pronto como conocemos que asociaciones Zodiacales y Planetarias existen, nos encontramos en situación de explotar el simbolismo correlacionado de cualquier panteón, teniendo en cuenta que todos los Dioses y Diosas de cualquier sistema que la mente humana haya inventado, tienen asociaciones astrológicas. La historias de sus aventuras no son más que parábolas de la operación de las fuerzas cósmicas. A través de toda esa maraña de simbolismo no podríamos encontrar el camino sin auxilio alguno; pero, si podemos asir el extremo de cada cadena de correspondencias a su respectivo Sephirah, entonces tenemos ya la clave que necesitamos. Todos los sistemas de pensamiento esotérico, así como también todas las teologías populares, atribuyen la construcción y presidencia de las diferentes partes del Universo manifestado a la intervención de seres inteligentes y determinados, que trabajan bajo la dirección de la Divinidad. El pensamiento moderno ha tratado de escapar a las implicaciones de este concepto reduciendo la manifestación a una cuestión puramente mecánica. Pero no ha logrado su propósito y ya hay señales bien claras de que no pasará mucho tiempo antes de que se vea forzado a reconocer que la mente es lo que se encuentra en la raíz de toda forma.
Los conceptos de la sabiduría antigua pueden parecer crudos desde el punto de vista de la filosofía moderna; de cualquier manera nos vemos obligados a admitir que las fuerzas causales que hay detrás de toda manifestación son de naturaleza más similar a la mente que a la materia. Dar un paso más allá y personificar a los diferentes tipos de fuerza es una analogía legítima, siempre que nos demos cuenta de que la entidad, que es el alma de esa fuerza, puede ser tan diferente en clase y grado de nuestra propia mente, como nuestros cuerpos son distintos en clase y grado a los cuerpos de los planetas. Estaremos más cerca de una comprensión adecuada de la Naturaleza si tratamos de descubrir la inteligencia que se oculta tras ella, al empeñarnos en rechazar que el Universo visible tiene una estructura invisible: el éter de que hablan los físicos tiene más parecido con la inteligencia que con la materia. El tiempo y el espacio. tal como lo entienden los filósofos modernos, se parece más a modos de conciencia que a medidas lineales.
Los iniciados de la Antigua Sabiduría no fosilizaron su filosofía. Tomaron cada factor de la Naturaleza y lo personificaron, le dieron un nombre y formaron una figura simbólica para representarlo, de la misma manera que los artistas ingleses con su esfuerzo colectivo produjeron el escudo o insignia de Gran Bretaña, una Figura Femenina con un escudo y la bandera de la Unión, un León a sus pies, el Tridente en sus manos, un casco en la cabeza y el Mar en el fondo. Si analizáramos esta figura como lo haríamos con un símbolo cabalístico, comprenderíamos que cada símbolo individual que integra el jeroglífico compuesto, tiene un significado particular. Las diversas cruces que forman la bandera de la Unión se refieren a las cuatro razas que forman el Reino Unido. El casco es el de Minerva, el Tridente el de Neptuno, el León exigiría todo un capítulo para explicar su simbolismo. En realidad, un jeroglífico oculto se parece más a un escudo de armas que a cualquier otra cosa, porque en heráldica cada símbolo tiene un significado preciso, los cuales se combinan en el escudo de armas que representa la familia y la filiación del hombre que lo lleva, indicándonos su posición en la vida. Una figura mágica es como el escudo de armas de la potencia que representa.
Estas figuras mágicas se forman para representar los distintos modos de manifestación de la Fuerza Cósmica en sus diferentes tipos y diversos niveles. Se les dan ciertos nombres y el iniciado piensa en ellas como persona, sin preocuparse de sus fundamentos metafísicos. Por consiguiente, para todo propósito práctico son personas, sean lo que fuere realmente; han sido personificadas y se han construído formas mentales para representarlas en el Mundo Astral. Estas formas, cargadas de energía son de la naturaleza de los elementos artificiales, pero como la energía, de que están cargados es Cósmica, son muchísimos más de lo que ordinariamente entendemos por elementos artificiales, por cuyo motivo las asignamos al Reino Angélico y las llamamos Angeles o Arcángeles, según sea su grado. Por lo tanto, un ser Angélico puede definirse como una Fuerza Cósmica, cuyo vehículo aparente de manifestación para la conciencia psíquica es una forma construída por la imaginación humana. En Ocultismo práctico, estas formas se construyen con infinito cuidado y se presta la mayor atención a todos los detalles del símbolo, empleándose luego para evocar la Fuerza requerida. Todo el que tiene experiencia acerca de su uso, sabe perfectamente que son extraordinariamente efectivas para los propósitos a que están destinadas. Manteniendo la imagen mágica en la mente y haciendo vibrar el nombre tradicional que se le ha asignado, se obtienen resultados notables.
Como ya hemos indicado, es necesario emplear la técnica mental de los cabalistas para sacar algún sentido de la Cábala. La formulación de la imagen y la vibración del nombre correspondiente tiene por objeto poner al estudiante en contacto con las potencias que se encuentran en cada Esfera del Arbol, y cuando se logra ese contacto con las potencias que se encuentran en cada Esfera del Arbol, la conciencia del estudiante es iluminada y toda su naturaleza vitalizada por la Fuerza con que se ha puesto en contacto, obteniendo de esta manera una iluminación notable en la sola contemplación de los símbolos. Estas iluminasiones no constituyen una inundacion general de luz, como en el caso de los misticos Cristianos, sino una energización e iluminación de acuerdo con la naturaleza de la esfera que haya abierto. Hod, por ejemplo, da el entendimiento de las ciencias; Yesed, por su parte, concede el de las fuerzas vitales y la operacion de las mareas.
Cuando nos ponemos en contacto con Hod, nos sentimos llenos de entusiasmo y energia para la investigacion , mientras cuando nos ponemos en contacto con Yesed penetramos profundamente en la conciencia psíquica y tocamos las ocultas Fuerzas vitales de la Tierra y de nuestra propia naturaleza. Pero se trata en ambos casos de experiencias vivientes, y los que saben cómo usar el sistema, conocen, desde luego, el resultado que les da.
Si queremos estudiar un Sephirah, o, en otras palabras, si queremos investigar el aspecto de la Naturaleza a que él se refiere, no solamente tenemos que estudiarlo intelectualmente y meditar sobre él, sino que hemos de tratar de ponernos en contacto psíquico e intuitivo con la influencia de su Esfera. Para ello debemos empezar por arriba y tratar de ponernos en contacto espiritual con el aspecto de la Divinidad que emanó esa Esfera y todo lo que se manifiesta en ella. Si así lo hacemos, las fuerzas pertenecientes a dicha Esfera en los niveles elementales pueden desbocarse y causarnos terribles dificultades. Pero si partimos del Nombre Divino mismo, ningún mal puede acontecernos.
Habiendo adorado al Creador y Sustentador de Todo bajo el amparo de Su Santo Nombre en la esfera que estamos investigando, invocamos en seguida al Arcángel de la Esfera, ese poderoso ser espiritual en quien personificamos las fuerzas que construyen ese nivel de la Evolución y que continúan operando en esa Esfera de la Naturaleza. Pedimos entonces la bendición, suplicando que haga que las Huestes Angélicas de la misma Esfera nos ayuden y auxilien en el Reino de la Naturaleza en que operan. Cuando hayamos llegado hasta ahí ya deberemos encontrarnos perfectamente "sintonizados" con la nota clave de la Esfera que estemos investigando y estar pronto para seguir las ramificaciones de correspondencias entre ese Sephirah y sus símbolos semejantes.
Si procedemos en esta forma encontraremos que las cadenas de asociaciones son muchísimos más ricas en simbolismo que lo que jamás hubiéramos creído posible, y es porque la mente subconsciente se nos ha despertado y una de sus cámaras se abre completamente a nuestro conocimiento, con exclusión de todas las demás. Las cadenas de asociaciones que surgen en la conciencia deben, pues, estar libres de toda mezcla de ideas extrañas.
Primero revisamos mentalmente todos los símbolos que podemos recordar, y conforme se van presentado en nuestra conciencia tratamos de ver su importancia y su papel en los secretos de la Esfera que estamos investigando.
Pero no debemos hacer ningún esfuerzo violento, porque si nos concretamos sobre un símbolo y lo forzamos, por así decirlo, cerramos las mallas del tenuísimo velo que cubre la mente subconsciente. En estas investigaciones, que, desde cierto punto de vista, parcialmente son meditaciones, parcialmente ensueños, tenemos que trabajar en la frontera que separa lo consciente de lo subconsciente, como para inducir a lo subconsciente a cruzar el umbral y entrar en nuestro radio de visión.
Procediendo así, siguiendo las ramificaciones de las concatenaciones, encontraremos que algo parecido a un comentario fluyente de la intuición va acompañando todo el proceso, y una vez que la experiencia ha sido repetida dos o tres veces, sentiremos que conocemos a ese Sephirah en una forma tan íntima al punto de sentirnos allí como en nuestro propio hogar, aunque ese sentimiento sea por completo distinto del experimentado en los demás Sephiroth.
También descubriremos que unos Sephiroth nos son más afines que otros y que obtenemos mejores resultados trabajando con aquéllos, pues en los que no nos son afines las cadenas de asociaciones se rompen a cada rato y las puertas de la subconsciencia rehusan abrirse por más que a ellas llamemos. Uno de nuestros discípulos podía realizar excelentes meditaciones sobre Binah, Saturno y Tiphareth, el Redentor, pero no podía, a pesar de sus esfuerzos, hacerlas con Geburah, Severidad y Marte.
Nunca olvidaremos nuestra primera experiencia cuando pusimos en práctica este sistema. Estábamos trabajando en el trigésimo segundo Sendero, el Sendero de Saturno, uniendo a Malkuth con Yesod, que es un Sendero muy difícil y traicionero. En nuestro horóscopo Saturno no está bien aspectado y hemos sentido muy a menudo su antagonismo en nuestras empresas. Pero una vez que tuvimos éxito en recorrer el Sendero de Saturno y llegamos a hundirnos en la obscuridad azul de lo Invisible, hasta que la Luna de Yesod surgió en el horizonte coloreado de púrpura y de plata, sentimos que habíamos recibido la iniciación de Saturno y que éste ya no era nuestro enemigo, sino un verdadero amigo que, cándido y austero a la vez, nos protegería contra todo error y todo juicio prematuro. Y entonces comprendimos en forma viviente que sus funciones no eran las de un vengador, ni las de un antagonista, sino las del que nos pone a prueba.
Entonces lo experimentamos como el Tiempo con su Guadaña, pero supimos también por qué era llamado en Hebrero Shabbthai, Descanso, "porque él se lo da a sus amadas ovejas". Después de esa experiencia el trigésimo segundo Sendero quedó abierto para nosotros, no solamente en el Arbol de la Vida, sino en la Vida, porque las fuerzas y los problemas simbolizados en ese Sendero y sus correspondencia quedaron armonizados en nuestra alma. Estos dos ejemplos demuestran que las meditaciones sobre el Arbol forman el sistema más práctico y exacto de desenvolvimiento, especialmente valioso porque es equilibrado, ya que los diferentes aspectos de manifestación están bien destacados y se los van tratando por turno, sin olvidar absolutamente nada. Una vez que hayamos recorrido todos los senderos del Arbol habremos aprendido las lecciones de la Muerte y del Demonio, así como las del Angel y del Sumo Sacerdote.
(FIN PARTE 2)
No subiré más partes, en realidad, es para contexualizar al lector en CABALA MÍSTICA de Dion Fortune, la idea no es publicar el ejemplar completo por acá. El formato de blog no es para esto y además el libro es largo. Por ende, puede buscarlo en PDF en la web, lo hallará, no hay duda ;).
No subiré más partes, en realidad, es para contexualizar al lector en CABALA MÍSTICA de Dion Fortune, la idea no es publicar el ejemplar completo por acá. El formato de blog no es para esto y además el libro es largo. Por ende, puede buscarlo en PDF en la web, lo hallará, no hay duda ;).