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jueves, 28 de mayo de 2020

Tips para el Asana personal. DEMIAN LUCANO

TIPS PARA EL ASANA PERSONAL



(EN MANTENCIÓN)
(EN MANTENCIÓN)
(EN MANTENCIÓN)
(EN MANTENCIÓN)
(EN MANTENCIÓN)
(EN MANTENCIÓN)
(EN MANTENCIÓN)
(EN MANTENCIÓN)
(EN MANTENCIÓN)
(EN MANTENCIÓN)
(EN MANTENCIÓN)
(EN MANTENCIÓN)
(EN MANTENCIÓN)
(EN MANTENCIÓN)


(ESTE TRABAJO SERÁ SUBIDO UNA VEZ QUE SEA REVISADO, DEBIDO A LOS VÍDEOS FUE ACTUALIZADO).



FIN





ESTE TRATADO CONTINUARÁ.



***



Meditación tridimensional de Ramtha (Todo este texto final es un extracto de un seminario de Ramtha)


La clave del maestro: sobreponer la imagen mental

Y llegamos ahora a la habilidad de manipular la ener­gía. Vuestro pasado es tan extenso como la anchura de vuestras bandas. No hay nada que exista fuera del perímetro de esas bandas. Sólo una vasta nada. La ilusión es que crees que puedes ver más allá. No puedes. Lo que haces es ponerte de acuerdo con otras bandas. El pasado entonces no existe realmente más que aquí, ¿no es así?

Ahora, pensad un momento sobre esto: el entrenamiento de transformar aquel a quien llamamos "el aldeano" en un maestro, es enseñarle que cuando ponemos la mesa y no hay nada en ella, y le preguntamos al aldeano si está llena o vacía, ¿cómo la verá siempre el aldeano? (La audiencia responde: Vacía). Y él piensa que el único modo de llenarla hasta rebosar será haciéndolo "masa con masa". ¿Lo entendéis? El estudiante que está estudiando para ser una maestro diría que la mesa está llena. Y ambos se mirarán el uno al otro, y el aldeano, incrédulo dirá: "Ahí no hay nada".

Y el maestro dice: "Pero, ¿qué es lo que eliges ver?" Y el maestro sobrepone a lo material la visión de abundancia. Cuando tomamos el mundo material y el mundo mental y los unimos, tenemos la nueva imagen que se está formando de la realidad. De modo que, ¿quién de los dos va a tener abun­dancia en su vida? (La audiencia responde: el maestro). Más alto. Siempre será así, ese es el entrenamiento.

¿Cuál es la tentación? La tentación es regresar al cerebro intelectual, pero, ¿qué sabe él? Sólo conoce el pasado, y eso no es mucho. Lucha porque se reconozca su opinión y discu­tirá que ahí no hay nada. Yo digo que no hay nada como dis­cutir por tus limitaciones. El maestro lo reprograma y trabaja para cambiarlo. Ahora, no os durmáis. Estoy tratando de explicaros lo milagroso con palabras simples para que todo el mundo lo entienda.

De este modo, cuando te levantas por la mañana, tus pri­meros pensamientos son los que organizan el día, ¿no es así? ¿Cuántos de vosotros estáis de acuerdo? Vuestros primeros pensamientos son los que os organizan, ¿no es cierto? ¿Cuán­tos de vosotros estáis de acuerdo? Absolutamente correcto. ¿Cuántos de vosotros os levantáis sintiéndoos bien hasta que os empezáis a preocupar? Vosotros arreglasteis eso, ¿o no?

Así pues, el estudio de la Gran Obra consiste en manipu­lar la realidad y hacerla evolucionar. Nunca deberíais confor­maros con una mesa vacía. Siempre debería verse abundante. Y nunca deberíamos conformarnos con la carencia, porque la carencia en cualquier forma conlleva holgazanería, compla­cencia y refuerza el pasado y tu forma de pensar.

Mi querida gente, si el cuerpo debe ponerse a dormir para que el cerebro pueda reprogramar las células, y de acuerdo con su naturaleza formar y reconstruir al humano, entonces vosotros debéis pensar cada día para poder reafirmar vuestro presente, vuestra realidad. Y si de la única manera y con el único mecanismo que habéis estado pensando es con vuestra corteza cerebral, vuestro pasado... —aquello que se denomi­na la red neuronal de aquí arriba, la entidad intelectual— si él se ha convertido en el Dios superior que forma la realidad, entonces vuestro cerebro medio está tomando eso y lanzán­dolo hacia delante, y vuestro pasado no sólo es vuestro pre­sente, sino también vuestro futuro. Si la corteza cerebral es vuestro Dios estáis metidos en problemas, porque la energía sólo permanece coagulada de acuerdo con el mensaje que lleva. Ahora es una partícula que llevaba un mensaje. Aquí está la conciencia inextricablemente combinada con energía hasta llegar a un punto en el que colapsan. Colapsan porque eso es lo que se supone que deben hacer. La partícula lleva la información hasta que colapsa. Pensamos que debería colapsar. Y si no lo reafirmamos, ¿qué pasa con ella? Se regresa al espacio libre. No lleva consigo ninguna información; es energía libre.

Esto es entonces lo que formó a la oruga, pero si la oruga no continúa reconociendo su naturaleza, ésta se disolverá. Ésta es la gelatina. Y es justamente aquí donde el sueño comenzó a dirigir y viajar con la energía, y luego se re-formó. Esta partícula lleva el mensaje de la transformación, pero es la misma partícula que estaba aquí. ¿Entendéis? Es impor­tante que entendáis, porque si no tenéis el conocimiento no aceptaréis lo que vamos a hacer. No tenemos que conseguir más energía, sólo tenemos que canjear lo viejo, disolverlo y entonces tendremos toda la energía que queramos. ¿Cuántos de vosotros entendéis esto?
Aquí hay algo más que es extraordinario. Si esto que hay aquí es el pasado, ¿qué partícula debe reafirmarse cada día? Es por esto que tenemos actitudes. Cuando dejamos de enfo­carnos en el pasado —aquí está la clave— enfocamos en un sueño que no está conectado con personas, lugares, cosas, momentos y sucesos. Esa es la clave para la liberación, veis, esta partícula y esta energía están cargadas de conciencia. Esa conciencia es una red neuronal, un plan, una actitud. Si soñá­ramos con la mariposa y después cargáramos esta vieja acti­tud, ¿qué pasaría? Decidlo más alto. No nos disolveríamos. Tie­nes que descargar esto antes de que el sueño se pueda re-formar.

Entonces, aquí estaba la enseñanza. Personas, lugares, cosas, momentos y sucesos, todos ellos son la clave del pro­grama del pasado. Cuando creamos algo nuevo sin nada de lo anterior, estamos liberando la energía del pasado y re-formándola en lo nuevo. Mientras siga apegada a personas, lu­gares, cosas, momentos y sucesos, nunca será liberada. Siempre llevará el virus de la actitud.

Ahora razonad esto y centradle la lógica: la red neu­ronal es la personalidad —es la personalidad—, es la suma total de todos los acontecimientos que han culminado en tu vida. Esa red neuronal está basada en la carencia. ¿Y por qué? Porque hasta la fecha no ha grabado los acontecimientos de maestría completa e ilimitada, ¿no es así? Entonces, ¿por qué buscaríais el consejo de vuestra memoria para cualquier cosa relacionada con vuestra riqueza fabulosa? Es como pedirle consejo a un cerdo, algo que mucha gente hace. Así es como los grandes os ven. No como cerdos, aunque algunos piensan que sois muy sabrosos. Ellos os miran... ¿Por qué descifra­ríais vuestro futuro basándoos en la integridad de vuestro pasado? ¿Por qué debería vuestra personalidad tener dominio sobre vuestros sueños? ¿No creéis que esa sea una pregunta ilustre? Lo es. Pero esto es así: enseñaros a ser un maestro es inevitablemente hastiado por la personalidad, porque ella lo analiza al máximo — ¡al máximo!— y bloquea el momento como un baluarte, y todo está basado en la opinión analítica. Todo está basado en la experiencia pasada que no tiene nada que ver con una mente de maestro totalmente realizada. No tiene nada que ver con ello. Bien, ¿qué tan pequeños os tenéis que volver para poder encontraros con la pequeñez en su pro­pio territorio? Muy pequeños.

Si ésta es vuestra pasión, si este trabajo, la Gran Obra es la mayor obra que está sucediendo en vuestras vidas esta noche, entonces tenéis que preguntaros: "¿Está sucediendo en mi vida? ¿Estoy haciendo el esfuerzo para entender el conocimiento que me está siendo impartido, contemplarlo y después utilizarlo? Si esto trata de mí, entonces yo soy el alquimista así como el metal base, y yo soy quien debe encender el fuego en mi propio crisol y derretirse para ser re­formado. Yo soy el alquimista".

Esto es lo que quiero que sepáis. Si sois sirvientes pasio­nales de la Gran Obra, debéis de estar deseosos de examinar vuestro modo de pensar no con ojos destructivos, sino exami­narlo simplemente como el modo en que pensáis, y ver que no tenéis una opinión del futuro en absoluto porque os basáis completamente en el pasado. Y nunca deberíais de aceptar que vuestro pasado dirigiera vuestro sueño del futuro. Ello significa que vuestro pensamiento pasado no debería cor­romper este momento y debería permitírsele ser puro en el sueño, para que así el sueño pueda manifestarse a partir de la energía de ese pasado.

¿Cómo sabéis que os va a suceder un milagro? Bien, habéis sido un milagro cada día de vuestra vida, porque cada día os habéis reafirmado. Eso es un milagro. No lo sabéis porque estáis muy ocupados simplemente siéndolo. Y no será hasta que cambiemos el modus operandi cuando veamos una pequeña fluctuación y una pequeña diferencia en vuestras vidas. Entonces llamaremos a eso milagroso. Pero la verdad es que has estado reafirmando quién eres cada día. Vuestras elecciones en la reafirmación han sido la mente limitada.

Hay una razón por la cual los grandes seres crean su día. Hay una razón para que ese maestro en el techo del mundo salga cada día, se quite su túnica color azafrán y se siente úni­camente con su taparrabos en un frío que va más allá de nues­tra comprensión, porque él es uno con la vida, y desafía ser uno con la vida; ha manifestado que él está creando su reali­dad. Y su prueba es ¿puede hacer eso? Lo hace cada día.
Los grandes saben que el día depende de ellos; la realidad depende de qué lado del cerebro elijan reafirmarlo, con qué parte de sí mismos escojan reafirmarlo. Los grandes creamos la vida, y no dejamos huellas. ¿Qué quiere decir esto? Hemos disuelto nuestro pasado. Ya no somos eso, ahora somos esto. ¿Entendéis? Y queremos disolver el pasado porque sólo en la disolución del pasado podemos ser formados como inmor­tales. La oruga no puede convertirse en mariposa si reafirma, mientras permanece en el capullo, que sigue pensando en el ayer y sigue pensando en el mañana basado en la opinión del pasado. No puede formar el sueño. Debe abandonarse. Debe abandonar su pasado y saber que no existe nada más que el sueño de lo que será. Entonces esa partícula se puede disolver en energía y el nuevo sueño se creará a partir de la gelatina, a partir de la energía.

Nosotros no queremos un pasado. Todo gran maestro sabe eso, cada estudiante de la Gran Obra que vale la pena sabe eso, que para poder alcanzar los reinos fabulosos que existen al alcance de la mano debemos de estar dispuestos a no ser nada de lo que éramos y todo de lo que queremos ser. Y debemos aprender la disciplina de entender cómo hacer eso. Nosotros creamos la realidad, no es que simplemente suceda.

Escuchad, vosotros nunca desearíais estar lisiados, y no importan cuan glamoroso sea tener estas enfermedades, no las deseéis porque obstruyen el camino hacia una inmor­talidad radiante. Y no me importa cuan triste y desgraciada fue tu niñez, ¿no sabes cuántas has tenido ya? ¿Cuándo podrás decir: ya basta, es suficiente? No me importa, disuél­velo. No existe y no debería traer ningún eco a este momen­to. El pasado es el pasado. Los sucesos son sucesos. La gente del pasado —el pasado en sí es tiempo— y todas las cosas deben abandonarse. Se abandonan intencionalmente en el lóbulo frontal. Entonces se disolverán y se formará lo nuevo. A partir de ahí ocurre el renacimiento.


Toma veintiún días
cambiar la red neuronal

Entonces, ¿sabéis ahora que cada momento de vuestro día es­táis reafirmando ese momento y estáis reafirmando vuestra vida? ¿Y con qué información lo estáis reafirmando? Con la conciencia social. ¿Por qué os preocupáis? ¿De qué os tenéis que preocupar, de mantenerlo todo unido? ¿No es eso una hipocresía con respecto a lo que dices que quieres? ¿No es li­berarte y llenarte de tu propio poder lo que quieres? Enton­ces, ¿por qué estás tratando de que todo esté en su sitio? Hacer eso infringe vuestro derecho a la abundancia y la libe­ración.

El cerebro amarillo es un cerebro carente, simplemente lo es, y es muy feo. Puede excusar sus pensamientos del modo más astuto y deliberado, porque está ahí para hacerte sobre­vivir. El cerebro amarillo nunca ha conocido el futuro; sólo conoce el pasado.



¿Cuántos de vosotros sabéis cuantos días tarda la oruga en pasar la metamorfosis dentro del capullo? Para el ser humano toma veintiún días, veintiún días de enfoque continuo para cambiar la red neuronal. Toma veintiún días de vivir un sueño continuamente, como si fuera el Ahora, antes de que sea acep­tado en un estado de total desintegración. Ahora, eso es para una persona normal, pero la mayoría de ellos no pueden ha­cerlo durante veintiún días, porque levantarse temprano y crear vuestro día durante veintiún días es sencillamente hermoso y noble al principio, pero después de un tiempo se vuelve abu­rrido y tedioso y te cansas de hablar sobre algo que tu cerebro amarillo discute que no existe. Así que la mayoría de los estu­diantes nunca alcanzan veintiún días de aceptación continua del sueño hasta un punto de completa desintegración. Entonces prueban por una semana, no ven ningún resultado y dejan de hacerlo. ¿Y por qué dejan de hacerlo? Porque el cere­bro amarillo está argumentando que no está pasando nada. Mientras el cerebro amarillo siga en pie discutiendo, está dis­cutiendo por vuestras limitaciones. Las está reafirmando.

Ahora bien, como os dije anteriormente, en el día de hoy en vuestro tiempo, vosotros no estáis aquí para aprender a ser criaturas monásticas y religiosas. Estáis aquí para aprender a ser Dios y con ello regresar al principio original, y hacer conocido lo desconocido. Estamos aquí para hacer eso, y no para reafirmar lo conocido. Así pues, el cambio es algo teme­roso para el cerebro amarillo porque no conoce lo que yace del otro lado, y es importante conocer eso para su superviven­cia. Pero cuando sepáis que así es como funciona, no le daréis importancia. No le daréis importancia. Entenderéis que el cambio es elemental y es necesario, y es lo que hemos venido a hacer aquí. Cambiar quiere decir disolver lo viejo y refabricarlo en algo nuevo, no reafirmar lo viejo.

También significa un paso bastante grande e importante en la Gran Obra. Quiere decir que el oro puede venir del plomo, puede venir de la hojalata, puede venir de la tierra. Quiere decir que el carruaje de Cenicienta venía de una ca­labaza, y que los caballos blancos venían de los ratones. ¿Cuántos lo entendéis? Quiere decir que su hermoso vestido venía de sus harapos.


Aprender a moverse
hacia el cerebro medio

Entonces, de esto se trata la nueva lección. Ahora que os he enseñado a cambiar el pasado cambiando el presente, lo que vais a aprender a hacer es —lo habéis hecho muy bien mani­festando masa con masa— manifestar a partir de las cenizas del pasado, y eso quiere decir vuestra energía, vuestro camino. Vuestro camino: estáis caminando en una burbuja, una lágrima, y es un túnel de espejos muy gracioso, porque te da la ilusión de que existen cosas mucho más lejos de lo que en verdad existen, pero no las hay. Estás caminando en círcu­los en una burbuja de energía y todo el mundo está de acuer­do con lo que todos ven. Por eso es importante que todos piensen igual. Cuando todos piensan igual existe una cadena continua de energía, un panorama muy amplio, y así es. Cuando todos están de acuerdo siempre se consigue lo que uno quiere. Tu burbuja de energía contiene todos los mundos, conocidos y desconocidos, y tu burbuja de energía es respon­sable de mantenerlo todo unido y en su sitio. Energía, energía, sin ella no estarías aquí; un diseño deliberado a través del pensamiento.

Quiero enseñaros ahora por qué es tan hermoso no tener un pasado. Quiero enseñaros a manifestar sin el comentario del cerebro amarillo, sobre personas que están aprendiendo a manifestar sin otras personas, sin lugares, sin otras cosas, sin un suceso o acontecimiento —como una rifa, el bingo o la buena suerte—, sin tiempo o la necesidad del tiempo. Cuando eliminamos todo eso tenemos simplemente el momento vir­gen, el vacío puro. Y en ese momento toda la energía es espa­cio libre, porque cuando nos desprendemos de todo eso dejamos de tener carencia. Ya no tenemos carencia, sabemos que todas esas cosas son las que comprenden la carencia. Cuando nos desprendemos de esto no tenemos nada y eso es espacio libre. El espacio libre tiene entonces la habilidad de amoldarse rápidamente a cualquier cosa que elijas.

¿Y cómo sabes que vas a conseguirlo? Porque saldrá de tu propio campo de energía. ¿Cómo sabes que estará en tu camino? Porque tu camino se crea a partir de tu campo de energía. Ambos son la misma cosa. Así que no lo vas a echar de menos, y nadie te lo va a arrebatar, no vas a verlo. Simplemente estará ahí porque proviene de ti. ¿Cuántos de vosotros lo entendéis? ¿De verdad lo habéis entendido?

Ahora bien, esta es una disciplina que merece estudio, participación y paciencia. No es que no funcione. Siempre lo hace. Está funcionando ahora. Lo que tenemos que hacer es entrenar en qué parte del cerebro nos queremos situar. Lo creamos con el cerebro amarillo, pero no queremos su opi­nión. Nos movemos hacia el cerebro medio, el arte de enviar y recibir, lo cual os he enseñado a hacer. El arte de enviar es ser capaz de enviar el mensaje sin la opinión del cerebro amarillo. El cerebro medio es una antena gigante en el futuro, y todo lo que se lance hacia el futuro es un reflejo del pasa­do. No podemos crear el futuro si no cambiamos el pasado en última instancia. Nos estamos echando al río en contra de la corriente.

De modo que el arte de manifestar en un momento es el arte de entrenarse a uno mismo para saber cómo moverse del pensamiento analítico al no-pensamiento. El cerebro medio no piensa; deberíais saber eso. Es incapaz de hacer un juicio analítico. El cerebro medio, o el cerebro psíquico, no juzga, solamente lo hace la corteza cerebral intelectual. El cerebro medio está enviando y recibiendo. Es la antena y el locutor.

Aprender a moverse hacia el cerebro medio se consigue simplemente enfocando en el objeto. Vemos que el objeto está ahí, independientemente de cualquier persona, cualquier lugar. No va a estar en ningún lugar en particular; está despe­gado de un lugar. Está despegado de otra cosa que haga que éste exista y está despegado de un suceso. Si aún podemos sostenerlo y saber que existe, incluso sin tiempo —no va a suceder en ningún momento—, cuando nos desprendemos del tiempo le damos nuestro presente al completo. Cuando podemos hacer eso, nos hemos desprendido literalmente de la opinión y de la red neuronal del cerebro amarillo, e inmedia­tamente se convierte en cerebro medio. Ahora está transmi­tiendo. Eso es lo que va a reafirmar el futuro-Ahora.

Hay una maravillosa enseñanza en esta pequeña frase que dice: "Pedid y se os dará". Pedid y se os dará. Lo milagroso de esta enseñanza es que cuando la gente está teniendo difi­cultades están tratando de resolver la dificultad. ¿Cuántos de vosotros entendéis ahora lo que eso significa, tratar de resol­ver la dificultad? Entonces, ¿quién lo está resolviendo? (La audiencia responde: el cerebro amarillo). ¿Y qué experiencia tiene el cerebro amarillo? (La audiencia responde: el pasado). También, al tratar de resolver, vosotros hacéis planes y esque­mas, e intentáis ser inteligentes, pero, ¿quién está haciendo eso? Y durante todo este tiempo él está tratando de encontrar una solución al problema, y tratará de resolverlo por todos los medios, porque tiene que vivir a la altura de una imagen y está reafirmando esa imagen todo el tiempo.

Bien, ¿y qué es eso tan profundo que hay en la declaración: "Pedid y se os dará"? Que todos los que final­mente piden han reconocido que ellos no poseen la solución conocida. Y es una rendición. Es una rendición. Es algo así como: "Me rindo. No puedo resolver esto. Me rindo; necesi­to ayuda". Ahí es cuando recurrís a vuestro Dios y decís: "Esto te lo encargo a ti. No sé qué hacer". Eso es maravilloso. Deberíais haber hecho eso hace mucho tiempo, porque si hicierais exactamente eso dejaríais de ocupar la corteza cere­bral y os moveríais hacia el cerebro medio. "Necesito ayuda, y no la estoy consiguiendo aquí arriba". Entonces ésta siem­pre llega, porque cuando tú ya no tienes la respuesta y ya no eres lo suficientemente inteligente para resolverlo, tu Dios lo resolverá. ¿Pero no pensáis que debía de haberse hecho hace mucho tiempo?

Así que no es necesario sufrir, nunca lo ha sido. No es necesario. Pero el sufrimiento hace a los mártires, lo cual también puede ayudar a reforzar a la víctima. ¿Cuántos de vosotros lo entendéis?
Ahora bien, rendirse no consiste en emborracharse, no. Eso te hace feliz, pero acarrea sus propios problemas. Consiste en decir simplemente: "Sabes, quiero esto, y en mi experiencia no sé cómo conseguirlo. Estoy pidiéndote ayuda porque yo no lo sé y no quiero interferir. No quiero interferir con mi propia grandeza." Y todos aquellos que piden, recibirán. Simple, ¿no?


El crisol del alquimista

Esto es lo que quiero que hagáis. Quiero que hagáis una carta, y hemos aprendido que uno de los procesos en esta escuela es coagular un modelo de realidad, y eso lo hacemos en las car­tas. Todos hemos aprendido a aceptar de alguna manera que así es como modelamos la realidad. Y es un modo espléndido de hacerlo, toma mucho menos tiempo que hacerlo en tablas de barro o en pieles de animal.
Entonces, quiero que ahora uséis vuestro cerebro amarillo y seleccionéis entre la balsa de su memoria un obje­to que os gustaría manifestar y que esté un peldaño más arri­ba que una pluma o un gancho, algo un poco más sustancial, un objeto. Y quiero que coloreéis ese objeto y que seáis ca­paces de verlo en vuestro cerebro en tres dimensiones, de modo que cuando lo estéis dibujando os podáis mover a su alrededor y ver su parte de arriba, la de abajo y su interior. Quiero que seáis capaces de hacer eso. Pero haced el dibujo y coloreadlo, porque ese es el objeto en el que vais a trabajar. Y le va a poner el anzuelo a vuestro cerebro amarillo porque vino de éste, pero el anzuelo significa que vamos a rescatar­lo del cerebro amarillo, pero no vamos a pedir su opinión. Y aquí está el verdadero entrenamiento. El entrenamiento es que el cerebro amarillo intentará averiguar cómo va a suce­der, pero vosotros decís: "Ninguna persona me dará esto a mí, ni lo voy a esperar en ningún lugar, y no quiero que ningún acontecimiento haga que suceda; además, no lo quiero en ningún momento en concreto. No quiero nada parecido, quiero esto." Entonces, ¿qué va a hacer vuestro cerebro ama­rillo con estas órdenes? Acabáis de eliminar cualquier opinión posible.
Cuando hagáis eso correctamente y después aprendáis a enfocar en ello, lo cual haremos después de que hayamos ter­minado la carta, y sostengáis ese enfoque en el lóbulo frontal, dejad que el cerebro amarillo lo construya y después trasladadlo al cerebro medio para que lo envíe. Tenéis que sacarlo del campo intelectual. Esto no te lo dará ninguna per­sona. No va a suceder en ningún lugar en particular. No está conectado a nada más. Esto es sencillamente lo que quieres, y nada que se le parezca. Y no tiene que ver con el tiempo. Vosotros tenéis que dar esas órdenes muy claramente. Está sucediendo Ahora.
 El objeto en el cual os estáis enfocando debe construirse a partir de esas cosas que están en vuestro campo de energía, que es vuestra realidad, y debe construirse a partir de esas cosas con las cuales no tienes un apego sino que más bien reconoces. Los más grandes maestros de la Gran Obra llevan consigo en sus bolsillos, o en sus bolsas, tres piedras planas que van con ellos a cualquier parte. Y no es que si perdieran una de estas piedras no podría ser reemplazada. Estas piedras no tienen valor para el maestro, pero es a partir de ellas que el maestro las transforma en monedas de oro. Ellos toman pensamiento coagulado, lo liberan y lo re-forman. Y esas tres piedras que llevan consigo las obtuvieron cuando su nivel de aceptación y su conocimiento estaban listos para aceptar su capacidad de hacer el trabajo. De modo que siempre han traí­do las mismas tres piedras.

Y con esto dicho, aquellos de vosotros que tomáis en serio el no tener pasado y entender la metamorfosis de la desintegración, deberíais de llevar en vuestros bolsillos tres cosas significativas para que mientras charléis cotidianamente vuestros dedos se muevan sobre su superficie y las estéis convirtiendo en algo Valioso.








¡No olvidar que la imaginación es el poder de la magia!






Demian Lucano (Felipe De Lucas A.)