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sábado, 16 de junio de 2018

La Identidad Secreta del Bíblico Yahveh

La Identidad Secreta del Bíblico Yahveh

-   Se solicita a modo de introducción, que los lectores que tengan un esquema de valores establecido, ligado a una concepción de las religiones a lo largo de toda su vida y que tengan la mente cerrada ante sus propias creencias e ideologías, eviten leer el siguiente artículo y pasen de largo.
Atte: D.L.-




 
En un discurso del 22 de Septiembre de 2002 ante unos visitantes sionistas cristianos, el Primer Ministro israelí Ariel Sharón afirmó:
"Esta tierra es la nuestra... Dios nos dio las escrituras de propiedad..."
Sin embargo, la investigación académica reciente, incluyendo descubrimientos de un equipo arqueológico de la Universidad de Tel-Aviv, no sólo desestructura el bíblico Antiguo Testamento y las historias de la Torá sobre las cuales descansa esta reclamación, sino que da un crédito antes impensable a la afirmación de un historiador de la Antigüedad [Flavio Josefo] de que los israelitas del Éxodo fueron realmente los hicsos, y por lo tanto de origen asiático.

Para rastrear los fundamentos de esta hoguera bíblica en curso, debemos retroceder hasta 1999.

Todo el infierno se desató en Israel en Noviembre de aquel año cuando el catedrático Ze'ev Herzog de la Universidad de Tel-Aviv anunció:
"Los israelitas nunca estuvieron en Egipto, no vagaron por el desierto, no conquistaron la tierra ni la heredaron a las doce tribus".
Además, el dios de los israelitas YHWH tenía una consorte, la diosa Asera.

Su conclusión de que el reino de David y Salomón fue a lo más una pequeña monarquía tribal, y en el peor de los casos un mito total, le ha ganado enemigos en el campo de los sistemas tradicionales de creencia judío y cristiano.

Él afirma:
todas las pruebas demuestran que los judíos no adoptaron el monoteísmo sino hasta el siglo VII a.C., una herejía según la tradición bíblica, que lo remonta hasta Moisés en el monte Sinaí.
La investigación arqueológica de la Universidad de Tel-Aviv en Megiddo y el examen de la puerta hexagonal allí la datan en el siglo IX a.C. y no en el décimo como afirmó el investigador de los años 60 Yigael Yadin que la atribuyó a Salomón.

Herzog además declara que Salomón y David están "completamente ausentes en el registro arqueológico".

Además, un colega de Herzog, Israel Finkelstein, afirma que los israelitas no eran nada más que cananeos nómadas que hacían trueques con los habitantes de las ciudades.

Los estudios del equipo concluyeron que Jerusalén no tuvo ningún status central hasta 722 a.C. en que fue destruida su rival del norte, Samaria.

Sin embargo, lo verdaderamente impactante es el descubrimiento de Herzog de numerosas referencias a Yahweh como teniendo una consorte en la forma de Asera. Las inscripciones, escritas en hebreo por escribas judíos oficiales en el siglo VIII a.C., fueron encontradas en numerosos sitios en toda esa zona.

Para Yahweh, supuestamente el "dios único", haber tenido una consorte y, de entre todas, a la diosa Asera, es dinamita de un significado de gran alcance.

 


La Identidad Secreta de Yahweh

El uso de Yahweh como el nombre de Dios siempre ha alimentado la especulación y el argumento filosófico.

El nombre YHWH es tomado como significando "yo soy" o "yo soy quien soy". También está la intriga de la regla de que su misterioso verdadero nombre no debe ser pronunciado.

La identificación de la diosa Asera (o Aserat) como su consorte en alguna parte dentro de la fe judía original conduce a algunas conclusiones explosivas acerca de la identidad del judeo/cristiano dios del cosmos, el dios monoteísta con quien estamos tan familiarizados en la religión occidental.

Pero antes de mirar a Asera y a lo que ella significa para la identidad de Yahweh, vale la pena echar una mirada a otra diosa, Astarté (Ashtoreth).

Su significado se hará evidente un poco más tarde. Referida como una "abominación" en el Libro 1 de Reyes, Astarté (o Astoret) era una deidad importante en los panteones del Cercano Oriente.

Para los sumerios ella era IN.ANNA (la amada de Anu) y es un personaje importante en las epopeyas sumerias. Para los asirios y babilonios ella era Ishtar; Astoret era su nombre para los cananeos; para los griegos, Afrodita; para los romanos, Venus.

El equivalente más importante sin embargo es la diosa egipcia Hathor, a quien los griegos identificaron con Afrodita. Hathor era la esposa de Horus, el dios de la guerra. Hathor es identificada con el símbolo de la vaca, y las estatuas de ella en la 26ª Dinastía (572-525 a.C.) en Egipto de hecho la representan como una vaca.

Asera (cuyo nombre significa "la que anda en el mar"), supuestamente la consorte del supremo dios El, también era mencionada como Elat (la diosa). Según la tradición de Ugarit, cuyas tablillas de arcilla contienen el más antiguo alfabeto conocido, ella era la consorte de El, y madre de setenta dioses.

Ella también está asociada con Baal y se supone que intercedió ante su marido, el dios supremo, en nombre de Baal, para la construcción de un palacio, a fin de concederle un status igual al de los otros dioses.

En las tablillas cuneiformes de Ras Shamrah (hacia 1.400 a.C.) el líder del panteón era "El"; su esposa era Aserat-del-mar (Asera). Después de El, el dios más grande era Baal, hijo de El y Asera. Curiosamente, la consorte de Baal es su madre, Asera.

En las tradiciones del Líbano, Baal es equiparado con Júpiter.

Esculturas de Asera en Siria la muestran llevando un peinado egipcio. Ella también fue aludida más tarde como "la vaca", una referencia a su gran edad.

Significativamente, Baalat (una importante diosa en Biblos) es representada en las esculturas como teniendo cuernos de vaca, entre los cuales hay una aureola. Baalat es de hecho la forma de Asera cuando ella aparece junto a Baal.

¿Pero qué dice esto sobre la identidad de Yahweh? La Biblia siempre ha presentado un cuadro confuso de Yahweh. A la luz de los descubrimientos y conclusiones de Herzog de que la consorte de Yahweh era Asera, esto merece un examen más de cerca.

En Éxodo 6:3 dice:
"Y me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob, como El-Shaddai, pero por mi nombre de Yahveh no me di a conocer".
En la versión bíblica King James, "YHWH" es traducido como Jehovah.

El uso de "Dios Omnipotente" es una traducción tradicional de "Shaddai", que se piensa haber significado "Todopoderoso", pero posiblemente podría estar vinculado a la palabra-raíz acádica "Shadu", que significa literalmente "montañas".

Y El-Shaddai es sólo una de las versiones del dios descrito en el Génesis. El-Shaddai literalmente traducido significa "Dios el de las montañas", pero también está el nombre El-Olam (Dios el eterno), El-Elyon (Dios el más alto) y El-Ro'i (Dios de la visión).

La pregunta obvia es ¿por qué YHWH mismo se da a conocer ante los patriarcas como El-Shaddai?

La respuesta está en las tradiciones religiosas de Canaán, donde se dice que Abraham vivió durante un tiempo, y que fueron llevadas allí por los fenicios. (Por su parte, la raíz de la tradición religiosa fenicia es Sumer).

Dios-el-de-las-montañas tiene un equivalente sumerio.

ISH.KUR, el hijo más joven de Enlil, significa,
"Dios el de de las montañas lejanas".
Ishkur también era conocido como Adad o Hadad en hebreo, el hermano de Nannar/Sin, y era el dios preeminente de Canaán, El-Shaddai.

Según eruditos bíblicos que se concentran en la "Fuente P" para el Antiguo Testamento, Yahweh como nombre es usado primeramente con Moisés en el Éxodo, y es indicativo de monolatría (la adoración exclusiva de uno de muchos dioses) más bien que de monoteísmo.

El nombre Yahweh también puede ser traducido como "soy quien soy", literalmente un modo de decir "ocúpate de tus propios asuntos", un modo de disfrazar su verdadera identidad.

Yahweh no aparece sino hasta el Éxodo y, extrañamente, el dios Baal está completamente ausente en el Génesis.
 

Nota: El-Shaddai todavía es venerado en la fe judía en la forma del Teffilin, una de las dos pequeñas cajas de cuero en forma de cubo que contienen textos de la Torá, tradicionalmente para ser llevadas puestas [en la frente] por varones desde los 13 años. Los Teffilin son llevados puestos en una manera para representar las letras shin, daleth y yod, que juntas forman el nombre Shaddai.


En Éxodo 33:2-3 dice:
"Y enviaré un ángel delante de ti; y expulsaré al cananeo, al amorreo, y al hitita, y al perezeo, al heveo y al jebuseo: pero yo no iré entre ustedes a esa tierra que fluye leche y miel; no sea que yo los destruya en el camino, pues ustedes son un pueblo rebelde".
Este Yahweh es propenso a la violencia y parece despreciar a su pueblo elegido.

Él es un perfecto equivalente de ISH.KUR (Hadad), cuya tierra está ocupada por los amorreos y los hititas, y es un conocido manifestador de violencia y de desprecio hacia sus adoradores.

La imagen de ISH.KUR, sus características y sus símbolos corresponden a los de Baal. Él es también anti-babilónico y anti-egipcio, como Yahweh. Y como el de Yahweh, el verdadero nombre del cananeo Baal (Hadad) no debe ser pronunciado.

Sobre la base del descubrimiento de Herzog, de las pruebas dentro de la Biblia misma, de las tradiciones sumerias, fenicias y cananeas, la siguiente es una conclusión lógica y una solución a la identidad del dios judío del Antiguo Testamento:
ISH.KUR = Hadad = El-Shaddai = Baal = Yahweh. (El Baal de los cananeos también era conocido como Moloc, a quien examinaremos luego).
Esto indica, como lo hace el trabajo de Herzog, que el pueblo judío evolucionó desde el politeísmo al monoteísmo con la promoción de un dios que era conocido por una multiplicidad de nombres, hacia un dios supremo, Yahweh (cuyo verdadero nombre no debe ser pronunciado), y que ellos adoptaron para este fin no al supremo dios de los panteones, El, sino a su hijo ISH.KUR, Baal, Hadad, El-Shaddai, una entidad que estaba en abierta rebelión contra su padre El, y finalmente ayudado en esta rebelión por su madre y consorte, Asera, (también conocida como Baalat, Astoret y Elat).

Esta entidad femenina fue posteriormente refundida por las tradiciones griegas y romanas en Afrodita y Venus, y conocida anteriormente por los egipcios como Isis.

Una vez que entendemos esto, la etimología del nombre Israel - Is (Isis o sepulcro), Ra (el principal dios del panteón egipcio) y El (Señor, Baal) - tiene un sentido mucho más obvio que la tortuosa derivación de "Yisrael" de la fe hebrea.

¿Pero qué tiene todo esto que ver con la validez de las "Escrituras de Propiedad" dadas por Dios a las cuales Ariel Sharón se refiere?

Muy lejos de la conclusión obvia de que el dios que dio por hecho haber dado la "tierra prometida" a su pueblo elegido era sólo uno de los dioses de un panteón y no el presunto monoteísta único dios del cosmos, los descubrimientos de Herzog confirman ciertas teorías que han estado circulando "por ahí" durante algún tiempo.

 


Los Hicsos

Como Herzog, el historiador Josefo (c. 37-100 d.C.) negó el relato de los hebreos mantenidos en cautiverio en Egipto, pero él dio un drástico paso más adelante sobre los orígenes raciales de los judíos, que él identificó con los hicsos.

Él posteriormente afirmó que ellos no huyeron de Egipto sino que fueron expulsados debido a que ellos eran leprosos.

Se debe decir que Josefo ha sido vilipendiado a través de las épocas, por haber sido un colaborador romano, tanto por eruditos judíos como cristianos, que han sostenido que la datación del éxodo de los "hebreos" desde Egipto en la Biblia descarta absolutamente su identificación como hicsos.

Sin embargo, Jan Assmann, un prominente egiptólogo de la Universidad de Heidelberg, es completamente rotundo en sus escritos en cuanto a que la historia del Éxodo es una inversión de la expulsión de los hicsos y además que Moisés era un egipcio.

Igualmente Donald P. Redford, de la Universidad de Toronto, presenta evidencia contundente de que la expulsión de los hicsos de Egipto fue invertida para construír la historia del éxodo de los esclavos hebreos en la Torá y el Antiguo Testamento. Su libro que argumentó esta teoría, "Egipto, Canaán e Israel en la Antigüedad", fue el ganador del Premio al Mejor Libro Académico en Arqueología de 1993 de la Sociedad Arqueológica Bíblica.

Hay evidencia irrefutable de que los hicsos, un grupo mezclado semítico-asiático que se infiltró en el valle del Nilo, se tomó el poder en el Bajo Egipto en el siglo XVII a.C.. Ellos gobernaron allí desde 1674 a.C. hasta ser expulsados cuando su capital, Avaris, cayó ante Ahmosis alrededor de 1567 a.C..

Los hicsos en Egipto adoraron a Set, a quien, como a ISH.KUR, ellos identificaron como una deidad de la tormenta.

Conforme a la "teoría de la inversión", intelectuales judíos en el siglo VII a.C. cambiaron la historia desde "expulsados" a "escapados", y como un posterior insulto a su enemigo, Ahmosis, cambiaron y mal-pronunciaron su nombre como Moisés, presentándolo como el líder de una rebelión hebrea. Pero hay también una fuerte probabilidad de dos orígenes separados del personaje "Moisés" mezclados en uno, lo que abordaré luego.

El éxito de Ahmosis en 1567 a.C. condujo al establecimiento de la 18a Dinastía en Egipto. Tutmosis III derrocó al faraón travestido Hatshepsut, y bajo Tutmosis IV las conquistas egipcias se extendieron más allá del Sinaí hacia Palestina y Siria, y alcanzaron hasta Babilonia e incluían a Canaán.


Hacia el final de esta expansión, Amenofis III (1380 a.C.) gobernó un Imperio egipcio cuyas provincias y colonias limitaban con lo que es ahora conocido como Turquía.

Este Imperio habría incluido las regiones en las cuales la mayoría de los hicsos expulsados ahora vivían.

Amenofis IV ascendió al trono en 1353 a.C. Él introdujo un nuevo culto monoteísta estableciendo a "Atón" como el dios supremo y luego él se cambió su nombre a Akenatón.

Casado con la misteriosa Nefertiti, Akenatón se declaró a sí mismo un dios en la tierra, intermediario entre el dios único Atón (Ra) y la Humanidad, con su esposa como su compañera, desplazando efectivamente a Isis y Osiris en la enéada egipcia.

Declarando a todos los hombres como los hijos de Atón, los historiadores sospechan que Akenatón planeaba una religión para todo el Imperio. Él prohibió toda la idolatría, el uso de imágenes para representar al dios, y prohibió la idea de que había más de un dios supremo.

Es junto a Akenatón y su padre Amenofis III que encontramos al segundo Moisés.

Una importante figura durante este período fue confusamente llamada Amenofis hijo de Hapu. Él fue el Primer Ministro (Visir) de ambos reyes. Él es generalmente representado como un escriba, agachado y sosteniendo en sus rodillas un rollo de papiro.

Él más que nadie fue responsable de autorizar la religión en la cual los antiguos dioses fueron combinados en un dios viviente, Atón, quien había sido responsable de la creación de la Tierra y de la Humanidad.

El símbolo de este dios, el disco solar, representaba a Ra, Horus y los otros dioses en uno solo. El disco del Sol, en el simbolismo, estaba apoyado entre los cuernos de un toro.

El Hijo de Hapu dice lo siguiente sobre la creación:
"He venido hasta ti, quien reina sobre los dioses, Oh Amón, Señor de las Dos Tierras, pues tú eres Ra, que aparece en el cielo, quien ilumina la tierra con un ojo resplandecientemente luminoso, quien salió del Nou, quien apareció por encima del agua primitiva, quien creó todo, quien generó la gran Enéada de dioses, quien creó su propia carne y dio origen a su propia forma".
El supervisor del rey en la tierra de Nubia era un tal Mermose (pronunciado como Mermose o Merymose en su sarcófago en el Museo Británico).

Según historiadores modernos, en el tercer año de reinado de Amenhotep, Mermose llevó lejos su propio ejército hacia el Nilo superior, supuestamente para reprimir una rebelión menor, pero realmente para asegurar territorios de minería de oro que suministrarían a su rey la más grande riqueza que a cualquier otro gobernante de Egipto.

La erudición reciente ha indicado que Mermose llevó su ejército a la cercanía de la confluencia de los ríos Nilo y Atbara y más allá.

¿Pero quién era este Mermose? Según el historiador Dawn Breasted, la traducción griega de este nombre era Moisés (Moses).

¿Apoya la tradición judía esta identificación? Según la historia judía no incluida en la Biblia, Moisés condujo el ejército de Faraón hacia el Sur, a la tierra de Kush, y alcanzó las cercanías del río Atbara. Allí él atrajo el amor de la princesa de la ciudad-fortaleza de Saba, más tarde llamada Meroe. Ella dejó la ciudad a cambio del matrimonio.

La confirmación bíblica de tal matrimonio se encuentra en Números 12:1.
"Y Miriam y Aarón hablaron en contra de Moisés por causa de la mujer etíope con quien él se había casado: ya que él se había casado con una mujer etíope".
El final del reinado de Akenatón está envuelto en el misterio, y dicha investigación está más allá del alcance de un artículo de esta longitud.

En resumen, sin embargo, las teorías van desde la muerte de Nefertiti por causa de una plaga, la propia muerte de Akenatón por una peste o asesinato, hasta el exilio.

El registro libre de dudas, en contraste, señala la vuelta de Egipto a la enéada de dioses y un intento sistemático de borrar todos los vestigios de Akenatón y su culto en Egipto.

Mientras tanto, los expulsados hicsos, según varios historiadores, habían estado viviendo en Canaán.

Precisamente aquí aparece una solución al problema cronológico bíblico de vincular a los israelitas con los hicsos.

Al usar la datación del Éxodo bíblico y comparándolo con la cronología egipcia de la expulsión de los hicsos se produce una laguna de aproximadamente 400 años. Usando los sistemas de fechado de los libros de Jueces y Samuel, este lapso puede variar entre 554 y 612 años.

Sin embargo, hay un claro registro histórico del Egipto posterior a los hicsos extendiendo su Imperio hacia Canaán, la tierra en la cual los hebreos entraron y vivieron, según las fuentes bíblicas, durante 400 años antes de establecer el reino de Salomón.

Los hebreos que vivían en Canaán estaban por lo tanto bajo el gobierno egipcio. Es también aquí en Canaán que nosotros podemos hacer una comparación entre Yahweh y el cananeo Moloc (Baal) y extrapolar una polémica inversión de la historia de Faraón ordenando él ahora la muerte de todos los "primogénitos" en el Éxodo.

Los adoradores de Moloc sacrificaban a sus hijos primogénitos a su deidad mediante un asesinato ritual. Los adoradores de Yahweh en Canaán también eran conocidos por realizar sacrificios de niños de vez en cuando, sobre todo en tiempos de privaciones, aunque la inmolación (holocausto, "todo quemado") era supuestamente mirada con malos ojos. El corte de la garganta del niño, sin embargo, era aceptable.

Los sacrificios eran llevados a cabo y los restos [de los cuerpos] eran enterrados en el sitio sagrado conocido como Tofet ["el lugar del asadero"].

A veces - aunque raramente, a juzgar por el enorme predominio de huesos humanos infantiles encontrados en el sitio de Tofet por los arqueólogos - eran sacrificados animales como sustitutos.
 


La Unificación

Las disciplinas históricas modernas que estudian la época bíblica concluyen unánimemente que el libro del Éxodo no pudo haber sido escrito antes del siglo VII a.C., y ciertamente no por el Moisés bíblico, que a lo más es una combinación ficticia de personalidades egipcias.

En Israel mismo, el siglo VII a.C. es el período en el cual la evidencia arqueológica presentada por Herzog sugiere que ocurre la aparición de Jerusalén como un centro cultural.

Por lo que dicen todos los relatos, es un centro cultural que lucha para encontrar una identidad y una nacionalidad para sí y, considerando el descubrimiento de los textos judíos que muestran a Yahweh teniendo una consorte en la forma de Asera, no es difícil hacer calzar estas piezas.

Se sabe que en 639 a.C. Josías, rey de Judá, introdujo amplias reformas religiosas y agregó áreas adicionales de "Israel" bajo su control.

Es durante este período que la "polémica" y la "inversión" de una amplia variedad de fuentes religiosas y culturales fueron reunidas para formar una unidad religiosa y política.

Allí donde la historia no es heroica, como la expulsión de Egipto en la forma de los hicsos, aquella es invertida por los "inquisidores" de Josías.

Allí donde la religión está carente de unidad moral, se entreteje el culto de Atón, satisfaciendo los sistemas de creencia existentes dentro de la región y otorgando al rey Josías la posición del derecho divino mediante la proclamación de un linaje que entronca con Salomón y David - siendo ambos a su vez reemplazos para los ancestros de [el culto a] Atón y su reputación de constructores de templos.

Josías también destruye el templo de Tofet que se dice que ha sido construido por Salomón en el valle de Hinnón, justo fuera de Jerusalén, al sur.

Dentro de este mecanismo de unificación hay obscuridades desconcertantes para justificar los sistemas de creencia existentes, que requieren que el verdadero nombre de Dios sea mantenido en secreto, y para lo cual hay precedentes en los cultos de Baal e ISH-KUR, todo siendo parte de la mezcolanza de la región, y todo diseñado para emparejar las imperfecciones en el nuevo sistema basado en Yahweh.

Se implementa una importante separación de las identidades de Baal-Moloc-Yahweh, aunque la evolución de ISH.KUR a Hadad a Baal y a Yahweh no permanezca encubierta debido a la posterior polémica contra Babilonia redactada bajo la forma del Génesis.

Bien conocido en Egipto, incluso en la época del culto a Atón, era el siguiente pasaje del Libro de los Muertos:
No he robado.
No he codiciado.
No he matado gente.
No he mentido.
No he alterado límites.
No he cometido adulterio.
No he maldecido a un dios.
El proceso de unificación de Josías toma a Moisés, un ideograma que combina al Ahmosis que expulsó a los hicsos y al Mermose que condujo al ejército egipcio a grandes victorias, y lo acredita con la recepción de los Diez Mandamientos en tablillas de piedra.

En realidad, estas leyes son una elaboración a partir de la recién citada declaración.

Agregado a esto está el hecho de que el obscuro "Himno a Atón" del rey egipcio es casi "palabra por palabra" el salmo 104 de la Biblia, con lo que tenemos otra convincente "coincidencia".

Estas y otras "coincidencias" aparentemente convencieron al renombrado psicólogo Sigmund Freud, que escribe su libro "Moisés y el Monoteísmo" en 1939, de que la fe monoteísta judía tenía sus raíces en el culto religioso de Akenatón.

La unificación de Josías desde luego debería ser aplaudida. Proscribió el culto a Moloc y enfatizó la moralidad espiritual de los Diez Mandamientos. La polémica y las inversiones que añadieron un enfoque heroico a la historia de su pueblo son comprensibles y políticamente astutas.

Pero hacia comienzos de 200 [a.C.], en algún punto a lo largo de la línea, y a diferencia del culto a Atón, la supremacía de la raza es añadida a la fe judía.

En resumen, sin embargo, es el descubrimiento de Herzog de la consorte Asera de Yahweh en los textos judíos y su declaración de una ausencia arqueológica de Salomón o David lo que se constituye en el bisturí que rebana a través de todas las ficciones del bíblico Éxodo y su sugestión del derecho y la supremacía divinos.

Por esta razón, Herzog no debe ser olvidado.

Incluso aunque su erudición sea ignorada por la política del Israel actual, ella contiene una lección para el resto del mundo, y en particular para aquellas naciones que apoyan las doctrinas supremacistas de Israel.

El moderno Israel tiene que afrontar el hecho de que no tiene ningún "derecho divino" a la tierra que ocupa. Israel debe confiar en cambio en un asentamiento equitativo a la luz de su innegable colonización y conquista actual - una realidad que sus opositores deben aceptar - pero sin salirse fuera de los límites definidos por la ley internacional, es decir las fronteras de 1967.

Ésta es una posición realista, la cual la mayoría de los países de la civilización occidental ha aceptado, sin reclamar un derecho divino o una supremacía racial.

Ellos han llevado a cabo esto mediante el reconocimiento de derechos humanos y un estándar internacional de la ley que delimita su comportamiento (en la mayoría de los casos).

Considerando el campo de batalla religioso y cultural sobre el cual Israel está ubicado, y su ausencia de reconocimiento de la realidad moderna, en un mundo armado con armamento nuclear, mientras Israel - armado con aquellas armas - no se separe de las doctrinas de "derecho divino" y "supremacía racial", seguirá siendo el caldo de cultivo para una lucha contra la injusticia racial y política - y estará en el centro de los procesos geopolíticos del mundo de nuestros días - que podría llevar a nuestra civilización global entera a la destrucción.

Aquella seguramente, en nombre de la Humanidad, es razón suficiente para finalizar tales obsesiones y dogmatismos "bíblicos". Hacer eso no requiere que abandonemos la fe en Dios.

Nuestra intuición del Creador es tan vieja como la Humanidad y no depende de un viejo tomo polvoriento escrito por hombres ni de palabras de hombres.

martes, 5 de junio de 2018

Fragmentos gnósticos de "Manú, por el Hombre que vendrá" de M.S.




Advertencia para el lector: dejo de manifiesto en este breve mensaje que no soy neonazi, tampoco soy neofascista ni mucho menos, de hecho no soy siquiera un gran adepto a la política. La obra de Serrano me llamó la atención desde muy joven por sus llamativas y extrañas nociones de la existencia. Creo que posee muchos contenidos interesantes de conocerse o ser estudiados, también ciertos aspectos sumamente criticables. Por ser chileno y extravagante lo he aceptado hasta cierto punto, sin embargo, revela el autor conocimientos muy avanzados y evidentes años de estudio de la ciencia mística, también se destaca de sobremanera su realce a la mitología y el espíritu de nuestro país. No obstante, no se debe confundir las cosas, es decir, al lector con el carácter o tendencias del escritor. 


Fragmentos gnósticos:

158. Una suerte de Robot, de Máquina Cósmica, un Golem, que ha perdido el control y ha intentado crear por su cuenta, “a su imagen y semejanza”. Aconteciendo algo así como si sobre una bella pintura de Leonardo se hubiera sobrepuesto una monstruosidad de Picasso. De modo que la existencia de todo el Universo mecánico, de la materia visible, sería una mala copia hecha sobre una hermosa tela original por un plagiador satánico.
159. Contra estas huestes demiúrgicas deberá combatir el Héroe. Además deberá luchar contra los seres que el Demiurgo creara, los robots genéticos, los “repliegues psíquicos” de Jehová.
160. El día en que todos los Dioses sean liberados y redimidos por el combate de los Héroes, el Demiurgo desaparecerá para siempre, tocado por su propia destrucción, en el Big Crunch de su propia inspiración mecánica, inevitable, devorado por su hambre; o bien, succionado por la Implosión Divina.
161. La Guerra ha descendido a la corteza terrestre, y ya no se irá más. El Demiurgo necesita de sus emanaciones y hedores para alimentarse.
162. Las religiones, las prácticas esotéricas, las yogas dela India post-védica han pretendido encontrar una solución en el aniquilamiento del “yo”, por medio de ascetismos y tormentos de todo orden, para volver a fundirse en el Alma impersonal, universal, en el Uno, en Brahma, en lo indiferenciado, en eso que también han llamado Dios. Generaciones de ascetas y de santos cristianos han trabajado en la destrucción del “yo”. En la India son los vedantinos de Shankaracharya y los yogas Bahktis, valiéndose del Samadhi, que en sánscrito significa, precisamente, “unido con el Ser Primordial”, como ya hemos dicho.
Este camino y concepción deberán partir del supuesto de que el “yo” es una caída, que la personalidad es un “pecado”, que hay que corregir, redimir. Y hasta cierto punto tendrían razón, en el sentido de que el “yo” y la individualidad nacen como algo único en todo el Universo, y, quizás, en todos los Universos; algo impensado, jamás soñado y que ha sido hecho posible por la encarnación de una Divinidad, de un Ser de espíritu puro, en el mundo de la carne, corrupto por el Demiurgo.
163. Habrán derrotado la estrategia del Demiurgo, redimiendo y transfigurando solidariamente a la Naturaleza, a los Aiones, en especial a Saturno-Satanás, destruyendo a Jehová-Jahvé, disolviéndolo en su Nada.
164. La mayor parte del mundo se halla hoy perdida en una animalidad sin retorno. Y la verdad es que al Avatara esto no le preocupa ya. El número de los héroes que se fueran con El han dado casi cumplimiento al Destino, Ellos ya no están aquí, se salieron. Sólo los pocos prisioneros que aún puedan liberarse importan.
165. El sexo es la corrupción de Kundalini, la punta visible de su Iceberg, arma poderosa del Demiurgo. Obliga a algunas yoginis tántricas a la actualización de su cognocimiento, con el deseo de poseer su poder y alcanzar la sublimación de su cuerpo por ese Fuego, al cruzar por sus llamas, atravesando por su hoguera transmutante. Aceptan su karma. Esa herencia genética particular de su cuerpo, o predestinación biológica que las impulsa a perder la virginidad física, debiendo cognocer el orgasmo físico, para no perderse en la prosecución de su Destino de Sacerdotisas del Sol Negro y de la Religión de A-Mor.
Deberán, por ello, ser despertadas a la vida del sexo físico y del placer orgásmico, únicamente por su A-Mado. O en su defecto, o ausencia, por el Inca en Machu Picchu, por el Hierofante, o por el Maestro. Mas, nunca sin A-Mor. Para luego cicatrizar la herida, pudiendo retornar en un esfuerzo supremo a la castidad, a la virginidad mágica, que no ha sido perdida, alcanzando un estado orgásmico continuo, de tipo sobrenatural.
Es éste el Camino Húmedo del cognocer femenino, el Camino de las Lágrimas y de la Mano Izquierda de la Iniciación Tántrica. Sólo para algunas Sacerdotisas-Magas de la Orden Negra.
Pero también existe el Camino Seco, de la Mano Derecha, de las Walkirias que no requieren del paso doloroso del despertar y cognocer del sexo físico ni de sus alteraciones profundas, de sus fuegos y tormentos. Esas mujeres divinas llegan aquí por un muy corto tiempo, como liberadas de antemano, de regreso, debiendo alcanzar por otros medios, aun cuando siempre por A-Mor, ese estado de orgasmo continuo y permanente del alma, más allá del orgasmo físico, que nada deja.
166. Tampoco el cristianismo judío cree realmente en supervivencia de ninguna clase, aunque diga y predique lo contrario, afirmando una absurda inmortalidad del alma para todos (como si todos tuvieran un alma). El cristianismo es la más malvada de todas las religiones conocidas, realizando su ansia desmesurada de poder material por medio de la hipocresía y el engaño, siendo sus dignatarios los verdaderos “fariseos”, en el más estricto sentido que ellos han dado a este vocablo.
La inmortalidad no es democrática ni colectiva. Sólo pueden alcanzarla conscientemente los de origen divino, en un Combate aristocrático, en una Guerra muy dura y en la que muy pocos vencen.
167. La yoga tántrica es un camino surcado por peligros mortales, por el filo de una espada. El Sadahka y su Yogini deberían practicar el Maithuna una sola vez y tras larga preparación “idealizante”. Luego se alejarán, separados y unidos para siempre, como Hombre y Mujer Absolutos. Mago y Maga. Existen dos caminos tántricos, el de la Mano Derecha y el de la Mano Izquierda: Dakshinadhara y Vamagara. Ambos llevan al mismo fin, aun cuando el segundo podría personalizar mayormente, más luciferinamente, por los mayores dolores y combates, por los peligros mortales a que expone al oficiante, o iniciado Kaula. Equivalen estas disciplinas a los caminos “Seco” y “Húmedo” dela Alquimia.
168. El héroe re-nacido se ha hecho inmortal con un cuerpo glorioso, de Vajra, de materia indestructible.
169. Es éste el proceso de la idealización mágica de la mujer, que ha sido desacralizada en este mundo por el amor vulgar y profano. Es una “platonización” necesaria para recuperar el Eterno Femenino, para “constelar su Arquetipo”, del Anima, antes del sacrificio último y decisivo del sacramento que en la Misa Tántrica cúmplese en el Maithuna, y en la Iniciación Caballeresca y de los Trovadores en el Asag.
170. Mas, antes de la separación deberá cumplirse un último ritual de esta maravillosa Iniciación: el Intercambio de Corazones. Significa dar un Rostro al alma, porque el rostro de la amada queda grabado en el shakra Anahatha, del Corazón. Se lleva a cabo por un beso profundo, intenso, en que Ella espira (y expira) dentro de El (muere místicamente en El) y El en Ella.
171. Es en la lucidez suprema del Maithuna, o del Asag, en el orgasmo interior, extático, en ese estado orgásmico permanente, continuo, de todo el ser, en la Implosión que viene a significar la reabsorción, la reversión hacia dentro de Bundi, de la eyaculación seminal depositándose en el mar de la propia sangre, donde se alcanza el éxtasis supremamente lúcido, la super-conciencia del Kaivalia, que nada tiene que ver con el sueño del Nirvana, con la pérdida del Samadhi, ni con la inmersión en el Inconsciente Colectivo, ni con el cambio del centro de la individualidad hacia un punto equidistante entre la conciencia y lo inconsciente, que sería el Selbst de Jung. Es el Kaivalia, algo diferente, es el éxtasis tántrico, un estado máximo del Yo, refortalecido por el fuego y la luz radiante del Purusha, que ha venido a cruzar de parte a parte, derrotando al Arquetipo, incapaz ahora de disolver el Yo del Héroe, vencedor del Maithuna y del Asag, transmutado en Dios consciente de Sí Mismo, individuado, personalizado, con el Rostro de la A-Mada, además del Suyo propio.
172. Es en la Albedo, u Opera Blanca dela Alquimia, que continúa a la Nigredo, donde el Yo retorna, resucita. Mas lo hace como Rebis, como la Estrella Venus, de doble rostro. Ha pasado ya por la Muerte Mística de la Nigredo, voluntariamente aceptada y propiciada. Y es el Cuerpo Resurrecto del Héroe, al tercero o noveno día, el mismo cuerpo, sólo que sutilizado, debiendo revestirse de una materia roja, inmortal, en la Rubedo, que sigue a la Albedo; materia “dura como el diamante”, aunque invisible a los ojos de la tierra y que en sánscrito han llamado Vajra. Es este el Cuerpo de la Resurrección del Taoísmo y del Kristianismo Esotérico. Se ve como rojo, sutil, pero es duro como el rubí, como esas estrellas Novas, o esos soles que se han desplomado sobre sí mismo, en el Sí-Mismo, se han hecho enanos, pero pesan más que todo el Universo. Esa “materia” la obtiene el Mago Kula, como premio en su transmutación kaiválica. Y será con ese Cuerpo con el que el Héroe inmortalizado, el Asen, pueda salir de este Universo demiúrgico, liberándose por siempre de su prisión, derrotándolo. Se ha salido, además, del Eterno Retorno, hacia “algo jamás soñado ni por los más grandes utopistas”… Y en la tumba del Mago taoísta no se encontrará un cadáver, sino una Espada, símbolo de su triunfo y resurrección en Vajra.
173. Quien logró salirse dela Prisión demiúrgica, venciendo, se halla en el Nirvana, en Sunya, algo semejante al Vacío, pero que en verdad es el Yo Absoluto. Todos los conceptos del budismo han sido traspolados y falseados. Como hemos dicho, Buda fue un guerrero de la casta Shastriya, de los príncipes, y en nada parecido al santón pacifista y antirracista en que la India vedantina y dravidia, la India mestiza, lo ha transformado, al paso de los milenios. Si el Liberado vuelve, es un Avatara. Lo hace a voluntad, para ayudar a los camaradas que aún permanecen prisioneros, los de su misma estirpe, que han sido envueltos por las redes de la Maya demiúrgica.
174. Este mundo se espiritualizará sincronísticamente con el triunfo del Héroe.
175. Jehová y su Golem se aniquilarán, dentro de su Universo automatizado, junto con la sociedad de las hormigas, que ellos propician. Será el fin del Kaliyuga.
176. He aquí algo diabólico, espantoso, una involución que ya parece imposible de poder detener. Estudiando las abejas, las hormigas, en especial la vida—si así se pudiera llamar— de las termitas, nos espantamos pensando dónde podría llegar el hombre, los animales-hombres, y junto con ellos los Viras prisioneros, los Dioses involucionados. Allí se acabó toda individualidad y hasta la inteligencia y libertad personales. Sólo hay trabajo continuo, reproducción y muerte. Sacrificio obligado y miseria de muchos para la infelicidad de todos. Al final, alimento del Demiurgo. Mas, ¿habrá sido siempre así en las termitas? Se presiente también allí como una inteligencia inicial, que alguna vez fue, como un primer impulso que planificó esa organización perfecta, tal vez de un solo individuo, o de una élite, que luego desapareciera, perdurando nada más que el automatismo. Es posible que las termitas, las hormigas, las abejas, en muchos millones de años, en otros Manvantaras, hayan sido también Dioses, seres divinos, hechos prisioneros por el Demiurgo, involucionando en lo que actualmente son.
177. El Demiurgo no podrá impedir la Resurrección del Héroe, pues carece de fuerza y capacidad en contra del Espíritu.
178. El Héroe tendrá que marchar por el filo de la navaja, venciendo al sexo físico y sobrepasando al pensamiento racionalista, antes de poder alcanzar el Continente sumergido de la Atlántida, la Hiperbórea recuperada, descubriendo las entradas a la Tierra Hueca, interior, en los Oasis dela Antártica, o en el Monte Melimoyu. Tendrá que resucitar el cerebro antiguo para reencontrar el conocimiento de las Runas y el Poder Odil, que lo llevarán al triunfo y a la Resurrección, mutándose en Hombre-Absoluto.
179. Un gran Jefe Guerrero, el depositario de la tradición, del Espíritu de una comunidad de sangre. Pero Manú es una Divinidad que vuelve al reiniciarse un nuevo Ciclo de la Manifestación, a encarnarse otra vez en el hombre. Viene como Legislador y Padre de una Raza-Raíz. (De allí el “Código de Leyes de Manú”). Y es un hombre, una Divinidad hecha hombre; es el hombre que vuelve, “que vendrá” después de la catástrofe, del Crepúsculo de los Dioses y los Héroes, en el Eterno Retorno. El Avatara ha cerrado un Ciclo, un Gran Ciclo, en este caso; Manú viene a abrir un nuevo Manvantara. Y entrega sus Leyes. Nosotros, los que hemos luchado junto al Ultimo Avatara, debemos ahora combatir hasta el final por el Hombre que Vendrá, que retornará algún día, por Manú, para que la esperanza de derrotar definitivamente al Demiurgo no se pierda, dando fin al Eterno Retorno. Será, así, una nueva posibilidad, un nuevo Ciclo recurrente de la Lucha, cuando otra vez un Dios desciende (un Divya, Wotan) para dividirse en toda una tribu, en una raza, en un ejército, tras haber roto su Huevo primigenio.
180. Nuestra Lucha es en más de un plano, como lo fuera la de los Dioses, nuestros ancestros, que llegaron aquí a combatir. Es simultánea, solidaria, “sincronística”. Porque nosotros somos esos Dioses que descendieron al pesado y tenebroso mundo del Demiurgo, para tratar de arrebatárselo. Seguiremos sus ejemplos, aun cuando veamos oscurecerse cada vez más el horizonte.


Miguel Serrano.

sábado, 2 de junio de 2018

La palabra Khairūm, Khūrūm o Hiram

La palabra Khairūm, Khūrūm o Hiram

La palabra Khairūm, Khūrūm o Hiram es una palabra compuesta. Gesenio traduce Khūrūm como noble o nacido libre. Khūr significa blanco, noble.
      También hace referencia a la acción de abrir una ventana y a la cuenca del ojo.
    Khri también significa blanco, o abertura, y Khris, el orbe del Sol en Job VII.13 y X.7. Krishna es el Dios-Sol hindú. Khur, la palabra persa, es literalmente el nombre del Sol.
    De Kur o Khur, el Sol, proviene Khora, topónimo del Bajo Egipto. El Sol, afirma Bryant en su Mitología, era llamado Kur; y Plutarco dice que los persas llamaban al Sol Kūros. Kurios, señor en griego, como Adonai, señor en fenicio y en hebreo, se aplicaba al Sol. Muchos lugares eran consagrados al sol y llamados Kura, Kuria, Kuropolis, Kurene, Kureschata, Kuresta, y Corusia en Escitia. La deidad egipcia llamada por los griegos Horus era Her-Ra, o Har-oeris, Hor o Har, el Sol. Hari es una denominación hindú para el Sol. Ari-al, Ar-es, Ar, Aryaman, Areimonios, significando la raíz AR fuego o llama, son igualmente similares. Hermes o Har-mes, (Aram, Remus, Haram, Harameias), era Kadmos, la Luz Divina o Sabiduría. Mar-kuri, dice Movers, es Mar, el Sol.
   En hebreo, AOOR, es Luz, Fuego, o el Sol. Cyrus, dice Ctesias, fue llamado así por Kuros, el Sol. Kuris, afirma Hesychius, era Adonis. Apolo, el Dios-Sol, era llamado Kurraios, de Kurra, una ciudad en Focia. El pueblo de Kurene, originalmente etíopes o cutitas, adoraban al Sol bajo la advocación de Achoor y Achōr.
    Sabemos, a través de un preciso testimonio en los antiguos anales de Tsūr (o Tiro), que la festividad principal de Mal-karth, la encarnación del Sol en el solsticio de invierno celebrada en Tsūr, era llamada su renacimiento o su despertar, y se celebraba con una pira en la cual se suponía que el dios obtenía, a través de la ayuda del fuego, una nueva vida. Este festival se celebraba en el mes de Peritius o Barith, cuyo segundo día correspondía al actual 25 de Diciembre. Khur-um, Rey de Tiro – afirma Movers – fue el primero que celebró esta ceremonia. Sabemos de estos hechos por Josefo, por los comentarios de Servio sobre la Eneida y por las Dionisíacas de Nono; y a través de una coincidencia que no puede ser fortuita: en el mismo día se celebraba en Roma el Dies Natalis Solis Invicti, el día festivo del Sol invencible. Bajo este mismo título, Hércules, Har-acles, era adorado en Tiro. De esta forma, mientras se erigía el templo, la muerte y resurrección de un Dios-Sol, el Haracles tiriano, era representada anualmente en Tiro por el aliado de Salomón cada solsticio de invierno en la pira de Mal-Karth.
    Aroeris o Har-oeris, el antiguo Horus, proviene de la misma vieja raíz que en hebreo adopta la forma Aūr, o, con el artículo prefijado, Haūr, Luz o la Luz, esplendor, llama, el Sol o sus rayos. El hieroglifo del joven Horus era el punto en un círculo, mientras que el del último Horus es un par de ojos. Y el festival del trigésimo día del mes Epiphi, cuando el Sol y la Luna estaban supuestamente alineados con la Tierra, recibía el nombre de el cumpleaños de los ojos de Horus.
    En un papiro publicado por Champollion, este dios recibe la advocación de “Haroeri, Señor de los Espíritus Solares, el ojo benefactor del Sol”. Plutarco le llamó Har-pocrates, pero no hay rastro de la última parte del nombre en las leyendas de jeroglíficos. Él es el hijo de Osiris e Isis, y se le representa sentado en un trono soportado por leones, dándose la coincidencia de que en antiguo egipcio, la misma palabra significa León y Sol. De esta forma Salomón hizo un gran trono de marfil, recubierto de oro, con seis peldaños, sendos leones en los brazos y un león a cada lado de los peldaños, de forma que resultaban siete leones en cada lado.
     De nuevo, la palabra hebrea חי , Khi, que significa viviente; y ראם , râm, que se traduce por fue, o será elevado. Esto último es lo mismo que, רום , ארום , חרם rūm, arūm, harūm, de donde proviene Aram, referente a Siria, o Aramæa, Tierras Altas. Khairūm, por lo tanto, significaría el que fue elevado a la vida.
   De esta forma, en antiguo arábigo, hrm, una raíz poco habitual, significaba era alto, hecho grande, exaltado, e Hîrm significa buey, el símbolo del Sol en Tauro, el equinoccio vernal o de primavera.
    Por lo tanto, Khurum, impropiamente llamado Hiram, es Khur-om, lo mismo que Her-ra, Her-mes y Heracles, el Heracles Tyrius Invictus, la personificación de la Luz e Hijo, Mediador, Redentor y Salvador. De la palabra egipcia Ra proviene la copta Oūro, y la hebrea Aūr, luz. Har-oeri, es Hor o Har, el jefe o maestro. Hor igualmente significa calor; y hora, temporada u hora, y aquí tienen su origen diferentes nombres del Sol en diversos dialectos africanos: Airo, Ayero, Eer, Uiro, Ghurrah y otros. El nombre real traducido como Faraón era Phra, es decir, Pai-ra, el Sol.
    La leyenda de la competición entre Hor-ra y Set, o Set-nu-bi, - asimilado al dios cananeo Bar o Baal - es más antigua que la lucha entre Osiris y Tifón; tan vieja, al menos, como la decimonovena dinastía. En el Libro de los Muertos es llamada “El día de la batalla entre Horus y Set”, y el mito tardío conecta ya con Fenicia y Siria. El cuerpo de Osiris desembarcó en Gebal o Biblos, sesenta millas al norte de Tiro. No se le pasará por alto a nadie que en el nombre de cada asesino de Hiram se encuentra el del dios del mal Baal.


Albert Pike