Universo

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viernes, 26 de febrero de 2016

Tarot y Kabala: ARCANO 1 (El Mago), ARCANO 2 (La Sacerdotisa), ARCANO 3 (La Emperatriz).

ARCANO No. 1
El Arcano No. 1 es el Mago de la Kábala, es obvio que es lo que comienza, cualquier cosa que se inicia en la vida práctica es el Arcano No. 1, es la Unidad.
Resulta fácil comprender que todo comienzo es difícil, hay que trabajar duro, hay que sembrar para poder cosechar, por eso es que en el Arcano No. 1, está la Unidad del Principio Original. Origen, claro está, de toda Unidad porque todo comienza con el No. 1.
La Unidad viene a ser el origen de la Dualidad o del Binario, 1 + 1 = 2, por último en esa Unidad está la síntesis realizadora del Ternario. La Unidad, el “1”, es la Mónada Divina, el Primer Logos, es el Padre que está en secreto, y cada cual tiene su Mónada propia, individual.
       Decía Madame Blavatsky que “hay tantos Padres en el Cielo como hombres en la Tierra”. El Padre a su vez o a sí mismo, se desdobla en la Madre Divina, así que El y Ella son Brahama porque ella viene a ser el aspecto femenino de él. Entonces vemos cómo la Unidad es la raíz del Binario, puesto que éste no existiría sin la Unidad.
Si no existiera La Mónada no existiría La Madre Divina. La Mónada es la raíz de la Dualidad. Hay tantas madres en el Cielo como hombres en la Tierra, cada cual tiene su Dios Interior o su Padre y Madre Celestial particular, propio. Aclarando esto, se comprende mejor, por qué la Unidad es la Síntesis realizadora del Ternario y cómo y por qué se produce.
       Cuando Jesús oraba, oraba al Padre que está en secreto y nos dejó una oración que es el Padre Nuestro, esta oración es mágica ciento por ciento, se lleva un par de horas en Orar bien un Padre Nuestro, porque cada petición que se hace al Padre es Mágica ciento por ciento, el error de las gentes es rezarla en forma mecánica y no tiene ningún resultado. Esa oración hay que desmenuzarla, analizarla, y para ello hay que relajar el cuerpo, que ningún músculo esté en tensión, entonces concentrarse, combinando La Oración con la Meditación.
       Las gentes piensan que el Padre Nuestro que está en los Cielos es un Señor que está ahí sentado. Si reflexionamos profundamente, se descubre la Mónada, el No. 1, el origen de todas las otras Unidades o Mónadas. Claro está que la Mónada necesita algo en la vida para poder Auto-Realizarse. ¿Qué es lo que necesita la Mónada? Lo averiguaremos a la luz del Sánscrito; necesita “Vatrasattwa”; el significado es Alma Diamante. Esta es un Alma que no tiene “Yo”, que eliminó todos los Elementos Subjetivos de las Percepciones; y estos elementos son los Yoes y los Tres Traidores de Hiram-Abiff, o lo que es lo mismo, Judas, el Demonio del Deseo, equivocadamente llamado Cuerpo Astral, Pilatos el Demonio de la Mente que se le confunde con el Cuerpo Mental y Caifás, el Demonio de la Mala Voluntad. ¿Por qué será que todo esto lo ignoran las escuelas seudo-esotéricas?.
       Los Elementos Subjetivos de las Percepciones son los Agregados, los distintos compuestos del ser humano, o los distintos Demonios Rojos que constituyen los Yoes.
Los Elementos Subjetivos de las Percepciones en Psicología se definen como todos los procesos psicológicos del ente humano, definidos como procesos subjetivos del: Inconsciente, Sub-Consciente, Pre-cons-ciente, Infra-Consciente; y todo lo que es de tipo metafísico.
       ¿Qué entienden los Psicólogos Modernos por Objetivo? Lo físico, lo tangible, lo material. Claro que están Totalmente equivocados pues analizando el término Subjetivo significa: Sub = abajo, lo que está por debajo de los límites de Nuestras percepciones. ¿Y qué es lo que está abajo? ¿No son los Mundos Infiernos? ¿No es Subjetivo lo que está en el Físico y por debajo de lo Físico? “Esto es lo verdaderamente Subjetivo lo que está abajo de los límites de nuestras percepciones”.
       Los Psicólogos no saben usar ese término correctamente.
       Objetivo: es la Luz, lo Resplandeciente, es algo que tenga Verdad, Claridad, Lucidez.
Subjetivo: es lo Obscuro, lo Tenebroso, los Elementos Subjetivos de las Percepciones vienen de: “Ver”, “Oír”, “Tocar”, “Olfatear”, “Gustar”. Todo eso son percepciones de lo que vemos en la Tercera Dimensión, por ejemplo: en un cubo sólo vemos, largo, ancho y altura, y la Cuarta Dimensión no la vemos, porque estamos embotellados por el Ego. Los Elementos Subjetivos de las Percepciones están constituidos por el Ego, con todos sus Yoes.
       La Unidad, El Padre, se desdobla a sí mismo en la Madre. A su vez la Madre se desdobla, dando origen al Hijo que lleva en sus entrañas.
       OSIRIS-EL PADRE. ISIS-LA MADRE.
       HORUS-ESPÍRITU DIVINO, ES EL INTIMO DE CADA SER.
       La Unidad es la Síntesis realizadora del Ternario.
       Se dice en el Libro de los Muertos de los Egipcios que Ra entregó a Horus, el niño que la Madre Divina lleva en sus brazos, la Región de “Buto”, esta región es la del Espíritu Puro o sea de Atman-Budhi-Manas.
Seth se transformó en un Jabalí Negro que golpeó el “Ojo de Horus” y éste se quejó con Ra. Yo te curaré, le dijo Ra y para consolarlo le dio la Región de Buto. Esto se aclara de la siguiente manera: “hay que matar al Jabalí Negro, así se restaura el Ojo de Horus, es decir la Clarividencia queda restaurada”.
       Horus puede acabar con el Jabalí Negro, pero él solo no puede sino que tiene que pedir la ayuda de la Madre Divina. Eliminando el Jabalí Negro triunfa Horus y la Esencia que estaba embotellada se libera fusionándose con Horus, con el Alma Diamante, se une con su Padre y Madre, son Tres Llamas que vienen a formar Una sola Llama Realizada. La Esencia es un desdoblamiento de Horus, hay que pedirle a Horus que fortifique nuestros Tres Cerebros. Conforme el Ego muere, Horus se va fortificando, y por eso hay que pedirle que fortifique esos Tres Cerebros.
       Cuando Horus se ha tragado la Esencia, necesita Los Cuerpos Solares y queda un Atomo Germinal de cada uno de los cuerpos.
       CUERPO FÍSICO SOLAR.
       CUERPO ASTRAL SOLAR – PLENA CONCIENCIA.
       CUERPO MENTAL SOLAR – CONOCIMIENTO PLENO.
       CUERPO DE LA VOLUNTAD CONSCIENTE.
       El hombre es hombre y mientras más pequeño y más microscópico se sienta uno, mejor, nosotros hombres debemos pensar que somos hormigas, Dios es Dios porque la Divinidad es la que tiene el Poder, nosotros no somos nadie, somos pobres diablos y aún el hombre siendo Hombre completo es una hormiga comparado con Dios.
       Un Maestro me dijo: “V.M. Samael Aun Weor, la Verdadera Felicidad es tener a Dios adentro. Aunque se esté en el Absoluto o en el Nirvana si no se tiene a Dios adentro, No sería feliz, aunque los que ahí viven ya lo tienen encarnado”. Esas palabras hicieron en mí un impacto tremendo, y fui a consultar al Gran Sabio Saturno, le hice varios saludos Esotéricos y él los contestó todos, pero dijo que “No hay saludo más grande que el del Sello del Corazón”.
       No hubo necesidad de hablar, en silencio me contestó todo diciendo que “ni en el Absoluto, si no tiene uno a Dios adentro, no se es feliz”. Esa respuesta me dejó satisfecho. Esas consultas cuestan dinero y pagué con capital de buenas acciones que son monedas metálicas que representan Dharma.

SÍNTESIS:
Este Arcano, el Mago, representa al Hombre. Es el Principio Masculino.
El No. 1 significa lo que se inicia, lo que empieza.
En el Tarot está contenido todo el trabajo, ahí se desarrollan todos los procesos psíquicos.
La Unidad es la síntesis realizadora del Ternario.
Mientras no nos conozcamos a sí mismos, nada se puede saber de Alma y Espíritu.
Las cuatro condiciones que se necesitan para ser Mago son las siguientes:
SABER SUFRIR.
SABER CALLAR.
SABER ABSTENERSE.
SABER MORIR.


ARCANO No. 2
El 2 es Negativo. En los antiguos tiempos en los Templos había un Sacerdote y una Sacerdotisa. En la Masonería Primitiva había un Maestro y una Maestra. El Conde Cagliostro intentó fundar la Masonería Egipcia en Inglaterra, pero tuvo muchos enemigos y estableció dos tronos. Giovani Papini conoció al Conde Cagliostro en un barco, se hicieron amigos y le dijo quién era, quiso evitar la Segunda Guerra Mundial y como no le hicieron caso se fue nuevamente al Tíbet diciendo que regresaría 60 años más tarde.
       La Masonería Egipcia fue grandiosa; en los antiguos tiempos cuando existían los Hermafroditas Sagrados, el 1 y el 2 estaban fusionados. En la Epoca Polar cuando la Primera Raza Protoplasmática, la humanidad era Andrógina, entonces la reproducción sexual se verificaba en determinadas épocas del año; se dividía en dos; ese dos era el hijo.
En aquella época cuando nacía alguien, se verificaba un ritual, los seres humanos se podían alargar o empequeñecer al tamaño del átomo. Cuando un Maestro quería hablar en forma dulce ponía el Principio Femenino a flote; cuando quería demostrar su rigidez, afloraba el Principio Masculino, así son los Elohim.
       Cuenta la tradición Latina que Eneas se presentó en el Santuario de Apolo (Eneida Libro IV) y se entrevistó con la Pitonisa quien le profetizó lo que le aguardaba. Eneas solicitó ver a su padre muerto; solicitaba la entrada al Infierno. La terrible Sibila, custodia de los bosques de Hecate Proserpina (tercer aspecto de la Madre Divina), los bosques del Averno, le contesta: “Fácil es la bajada al Averno pero restituirse a la tierra es lo difícil, pocos pudieron lograrlo”.
       Le pidió conseguir un ramo cuyas hojas y tallos son de oro, consagrado a Proserpina; la Madre Divina en su aspecto infernal. Eneas sacrificó unas ovejas negras, luego vio “Dos palomas” que volaban, reconoció en ellas el Héroe las aves de su Madre Divina (símbolo del Espíritu Santo), dicho mensaje lo interpretó inteligentemente, las aves le condujeron al bosque de Proserpina hasta la rama que le permitirá la entrada al Infierno. Eneas sacrificó cuatro vacas negras y la Sibila le condujo por el Averno hasta donde estaba su difunto padre.
       Los Principios Masculino y Femenino se conjugan en el Santo y Misterioso Tetragrammaton, nombre esotérico que no debe pronunciarse en vano y que está relacionado con las letras del Nombre del Eterno en Hebreo: HE VAU HE IOD (símbolos Hebreos que se leen al revés).
       IOD: ETERNO PRINCIPIO MASCULINO.
       HE: ETERNO PRINCIPIO FEMENINO.
       VAU: PRINCIPIO MASCULINO FALICO; EL LINGAM.
       HE: PRINCIPIO FEMENINO, EL UTERO; EL YONI.
       IOD HE VAU HE SE REDUCE A SSSSSSSSSSSSSS.
       Esas cuatro letras son en sí mismas de inmenso poder sacerdotal. Hay que pronunciarlas como el aullido de un ciclón entre los montes o imitando al viento, se pronuncia suavemente cuando se quiera sanar a un enfermo o invocar a un Deiduso, también sirven para meditar. En esas cuatro letras están representados los Dos Principios: Femenino y Masculino del Macrocosmos y Microcosmos: La Vara, Principio Masculino y la Copa, Principio Femenino. En esas cuatro letras está el Principio del Eterno que no se debe pronunciar en vano.
       El Número “2” es vital, en los Templos de Misterios no faltan “2” Altares. No se puede pasar al Templo sin pasar por las Dos Columnas en donde hay Dos Guardianes.
¿Qué sería de la Gran Vida si no existiera el Número “2”? La Matripadma recibe el Fohat rayo Masculino, el Espíritu Santo, esposo de la Madre Divina, se fecunda y viene el Universo.
       ¿Qué sería de la vida sin el otro principio? Antes del amanecer del Mahavantara, el Día Cósmico, no existía nada, los Dioses vivían entre Aquello que no tiene nombre, ni forma, ni sonido, ni silencio, ni oídos para percibirlo.
       Cuando amaneció la vida, cuando vino la Aurora de la Creación, el Primer Logos llamó al Tercer Logos y le dijo: “Id y Fecundad a tu Esposa para que brote la existencia” y comenzó a trabajar con los Siete Espíritus ante el trono y el Ejército de la Voz, y se realizaron los Rituales Masónicos, se hizo fecunda la Materia Caótica, la Matripadma, se fecundo y vino a la existencia el Universo. Cada uno de los Siete Cosmocratores emanó de sí las dos Almas: Buddhi, Alma Femenina y Causal, Alma Masculina, simbolizados por la Constelación de Piscis.
       Estas dos Almas, Esposo y Esposa, practicaron un Maithuna Trascendental, ella separó las Aguas Superiores de las Inferiores para que fueran fecundadas por el Fuego y las proyectaban por medio del Verbo. Los gérmenes de la Matripadma prolificaron, se hinchó como Flor de Loto y fructificó naciendo un Cosmos.
       En la Electricidad está el Eterno Positivo y el Eterno Negativo. En la India el Principio Masculino se representa por un Toro y el Principio Femenino por la Vaca Blanca Sagrada que representa a la Madre Divina y que tiene su antítesis en la Vaca Negra.
Necesitamos Cristificarnos. Ningún ser humano puede retornar al Padre sin haber sido devorado por la Serpiente. Nadie puede ser devorado por ella sin haber trabajado en la Fragua Encendida de Vulcano (el Sexo). La llave de la Cristificación es el Arcano A.Z.F. El Mantram del Gran Arcano es I.A.O.
I IGNIS FUEGO
A AQUA AGUA
O ORIGO PRINCIPIO, ESPÍRITU
       A la Fragua Encendida de Vulcano, bajan, Marte para retemplar su espada y conquistar el corazón de Venus; Hércules para limpiar los establos de Augias, con el Fuego Sagrado; y Perseo para cortar la cabeza de la Medusa.
Recordad, amados discípulos, que nuestra Divina Madre es Nuit y que su palabra es “56”. Este número se descompone kabalísticamente así:
5 + 6 = 11, luego 1 + 1 = 2.
Uno es el Padre, dos, Ella, Nuit, la Divina Madre Kundalini. He aquí la maravilla del número “2”.

SÍNTESIS:
La mujer es el Atanor de la Alquimia Sexual. El Hombre salió del Paraíso por las Puertas del Edén, y el Edén es el mismo “Sexo”.
       La Puerta del Paraíso es el Sexo. La Mujer es la puerta.
       El “Kundalini” es el Fuego Sagrado del Espíritu Santo, es el Fuego de Pentecostés, es la “Serpiente” Ignea de nuestros Mágicos Poderes.
       El Kundalini está encerrado en el Chakra Muladhara situado en el coxis.
       El secreto para despertar el Kundalini es el siguiente: “Introducir el miembro viril en la vagina de la mujer y retirarlo sin derramar el semen”. Esta práctica se hará lentamente.
       El Arcano A.Z.F. Magia Sexual o Maithuna sólo se puede practicar entre esposo y esposa en hogares legítimamente constituidos.
       La práctica del Arcano debe realizarse una sola vez al día, si se practica dos veces al día se cae en lo negativo, violando la Pausa Magnética Recuperadora.

  
ARCANO No. 3
En Kábala todo es Número y Matemáticas. El Número es santo, es infinito, en el Universo todo es medida y peso. Dios es un Geómetra para los Gnósticos. Las Matemáticas son sagradas, en la Escuela de Pitágoras no se admitía a nadie que no supiera Matemáticas, Música, etc. Los Números son sagrados.
       El Sepher Yetzirah, libro Hebraico, sagrado y antiquísimo de los rabinos, describe en forma maravillosa todos los esplendores del mundo y el juego extraordinario de los Sephirotes, en Dios y en el hombre por 32 Sendas de la Sabiduría. En el Misterio de los Sexos se oculta toda la Ciencia de los Sephirotes. En la Ciencia de los Números está la clave secreta del Sepher Yetzirah, cualquiera pensaría en 32 Senderos, en realidad las 32 Sendas de la Sabiduría es igual a “3 + 2 = 5”, igual a la Estrella de 5 puntas, a la Pentalfa, es decir al Hombre, esto significa que los Senderos están en el Hombre, dentro de uno mismo está todo. Se habla en forma muy simbólica, por eso se dicen 32 Sendas.
       Dicen los Kabalistas que el Alma tiene en realidad tres aspectos:
1º. NEPHES – EL ALMA ANIMAL
2º. RUACH – EL ALMA PENSANTE
3º. NESHAMAH – EL ALMA ESPIRITUAL
       El substractum de estos tres aspectos del Alma son los Sephirotes, estos son atómicos.
       1º. Nephes: Se debe distinguir entre Cuerpo Astral y Cuerpos Lunares, estos últimos se mueven durante la noche y después de la muerte, a estos cuerpos se les ha llamado convencionalmente Cuerpo Astral pero no es legítimo. El que quiera darse el lujo de tenerlo debe realizar el trabajo del Maithuna, donde se fabrica el H-Si-12 (H = Hidrógeno; Si = Nota Musical; 12 = 12 Leyes) que vibra en nuestro organismo con la escala musical, si la práctica es intensiva cristaliza en el Cuerpo Astral Solar.
       Al iniciado le toca bajar a los Mundos Infiernos durante 40 días y le toca recapitular todas las maldades y dramas espantosos de pasadas reencarnaciones; poco a poco va saliendo de esas tenebrosas regiones, antes de salir, las tres Almas, Nephes, Ruach y Neshamah son sometidas a pruebas. Que interesante es ver al Alma Animal sometida a prueba, lo mismo al Alma Pensante y a la Esencia que también es sometida a prueba.
La Biblia dice: “Nephes, Nephes, la sangre con sangre se paga”. A través de las palabras hebraicas se esconde la Sabiduría.
       2º. Ruach: Es el Alma Pensante, Emocional, que está metida en Cuerpos Lunares de Deseo.
       3º. Neshamah: Eso que hay de Alma metida entre los principios antes mencionados es sometida a pruebas muy difíciles. Cuando el iniciado triunfa asciende después al Mundo Causal a entrevistarse con Sanat Kumará, un Venerable Anciano nombrado en antiquísimas religiones y que es uno de los Cuatro Tronos de los que habla la Biblia, tres se fueron y quedó uno solo, él empuña la Vara de Aarón, el Cetro de los Reyes, es inefable, tiene relación con Sattva, Rajas y Tamas, las Tres Gunas en equilibrio. Sanat Kumará da la Iniciación Esotérica del Cuerpo Astral Solar.

SÍNTESIS:
Nuestros discípulos deben aprender a salir en Cuerpo Astral para visitar todas las Logias Blancas del mundo, donde podrá conversar personalmente con el Cristo y con todos los Maestros de la Logia Blanca.
       Los Átomos de la Pereza son un grave obstáculo para el progreso hacia los Mundos Superiores.
       La Gran Ley es regreso de la vida a los Mundos Superiores.
       Orad y Meditad intensamente. La Divina Madre enseña a sus hijos. La Oración debe hacerse combinando la Meditación con el Sueño. Entonces como en visión de sueños, surge la Iluminación. Llega la Divina Madre al devoto para instruirlo en los Grandes Misterios.



By Samael A. W.

domingo, 21 de febrero de 2016

¿Qué es la Teosofía?


[Artículo por H. P. Blavatsky]

Esta pregunta es tan consuetudinaria y las ideas erróneas al respecto son tan prevalecientes, que los editores de una revista dedicada a la divulgación de la Teosofía en el mundo serían negligentes, si en el primer número publicado, no consideraran estas cuestiones. Sin embargo, el título implica dos interrogantes más, a las cuales contestaremos debidamente, éstas son: ¿Qué es la Sociedad Teosófica? y ¿Qué son los Teósofos?

       Según los lexicógrafos: al término theosophia lo componen dos palabras griegas: theos, "dios" y sophos, "sabio." Hasta aquí está correcto. Sin embargo, las siguientes explicaciones distan mucho de impartir una idea clara de la Teosofía. Webster la define de manera muy original como: "una presunta relación con Dios y los espíritus superiores, permitiendo, entonces, el alcance del conocimiento superhumano mediante procesos físicos, véase las operaciones teúrgicas de algunos antiguos platónicos o los procesos químicos de los filósofos del fuego alemanes."

       Esta es, en pocas palabras, una explicación insuficiente e impertinente. Atribuir tales ideas a seres como Ammonius Saccas, Plotino, Jamblico, Porfirio y Proclo, implica una interpretación errónea intencional o la ignorancia de Webster en lo que concierne a la filosofía y a los motivos de los genios más grandes de la Escuela alejandrina más reciente. Al achacar un propósito de desarrollar sus percepciones psicológicas y espirituales mediante "procesos físicos," a aquellos que, tanto sus contemporáneos como la posteridad, definieron "theodidaktoi," instruídos por dios, implica considerarlos unos materialistas. En lo que concierne al golpe final asestado a los filósofos del fuego, ésto rebota de ellos para repercutir entre nuestros científicos más eminentes, aquellos en cuyas bocas el Reverendo James Martineau coloca la siguiente frase jactanciosa: "todo lo que queremos es la materia, danos exclusivamente átomos y explicaremos el universo."

       La siguiente definición de Vaughan es mejor y más filosófica: "Un Teósofo es aquel que presenta una teoría de Dios o de las obras de Dios, destituida de revelación, en cuanto estriba en una inspiración propia." Según este punto de vista, cada gran pensador y filósofo, especialmente todo fundador de una nueva religión, escuela de filosofía o secta es, necesariamente, un Teósofo. Por lo tanto, el binomio Teosofía y Teósofos existió desde que la primera vislumbre de pensamiento incipiente indujo al ser humano a buscar, instintivamente, los medios para expresar sus opiniones independientes.

       Los Teósofos anteceden a la era cristiana, a pesar de que los escritores cristianos atribuyen el desarrollo del sistema teosófico Ecléctico al primer período del tercer siglo de su Era. Diógenes Laetius hace remontar la Teosofía a una época anterior a la dinastía de los Ptolomeos y menciona como su fundador a un Hierofante egipcio llamado Pot-Amum, patronímico copto que significa un sacerdote consagrado a Amun, el dios de la Sabiduría. Sin embargo, la historia muestra que, Ammonius Saccas, el fundador de la escuela neoplatónica, fue el revividor de la Teosofía. El y sus discípulos se denominaron "Philalethian," amantes de la verdad, mientras otros los llamaban "Analogistas," debido a su método interpretativo empleado en todas las leyendas sagradas, los mitos y los misterios simbólicos, el cual se basaba en la analogía y la correspondencia. Por lo tanto, los eventos ocurridos en el mundo externo los consideraban como la expresión de las operaciones y de las experiencias del alma humana. Ammonius se proponía reconciliar todas las sectas, la gente y las naciones bajo una fe común: una creencia en un Poder Supremo, Eterno, Incognoscible e Innominado, que gobernaba el Universo por medio de leyes inmutables y eternas. Su objetivo consistía en probar un sistema teosófico primitivo que, en sus albores, era esencialmente similar en todos los países, inducir a cada ser a abandonar sus altercados y disputas, uniéndose en propósito y pensamiento como los niños de una misma madre y purificar las antiguas religiones, paulativamente corrompidas y opacadas por la escoria del elemento humano, ensamblándolas y explicándolas recurriendo a principios puramente filosóficos. Por lo tanto, en la Escuela Teosófica Ecléctica, se enseñaban los sistemas buddhistas, vedánticos, de los magos o zoroastrianos, en concomitancia con todas las filosofías griegas, razón por la cual entre los antiguos teósofos alejandrinos se denotan las características, preeminentemente buddhistas e hindúes, del respeto hacia los padres y los ancianos, un cariño fraterno para toda la raza humana y aún un sentimiento compasivo en favor de todos los animales. Ammonius, mientras trataba de establecer un sistema de disciplina moral que infundiera en la gente el deber de vivir conforme a las leyes de sus respectivos países, fomentando sus mentes mediante la búsqueda y la contemplación de la Verdad Absoluta única, su objetivo principal, que según creía, hubiera facilitado el alcance de los demás, consistía en educir, de las varias enseñanzas religiosas, como de un instrumento multicuerda, una completa armonía melodiosa que resonara en cada corazón amante de la verdad.

       Por lo tanto, la Teosofía es la arcaica Religión-Sabiduría, la doctrina esotérica un tiempo familiar en todo país antiguo considerado civil. Según nos muestran todas las escrituras antiguas, esta "Sabiduría" era una emanación del Principio divino cuya clara comprensión está representada en nombres como el hindú Buddh, el babilonio Nebo, el egipcio Thoth, el griego Hermes y también en los patronímicos de algunas diosas: Metis, Neitha, Atena, la Sophia gnóstica y finalmente los Vedas, cuyo nombre deriva del verbo "conocer." Todos los antiguos filósofos orientales y occidentales, los hierofantes egipcios, los rishis de Aryavarta y los theodidaktoi griegos incluían, bajo esta designación, el conocimiento completo de las cosas ocultas y esencialmente divinas. Al Mercavah de los Rabinos judíos, las series seculares y populares, se le designaba simplemente como el vehículo, el recipiente externo que contenía el conocimiento esotérico. Los Magos de Zoroastro recibían su instrucción e iniciación en las cuevas y en las logias secretas de Bactria, los hierofantes egipcios y griegos tenían sus apporrheta o discursos secretos durante los cuales el Mysta llegaba a ser un Epopta: un Vidente.

       Según la idea central de la Teosofía Ecléctica: existe una única Esencia Suprema, Desconocida e Incognoscible. Desde luego: "¿cómo puede uno conocer al conocedor?" pregunta el Brihadaranyaka Upanishad. Tres aspectos distintos caracterizaban el sistema de la Teosofía Ecléctica: la teoría de la Esencia susodicha, la doctrina del alma humana, una emanación de la primera, compartiendo con ella la misma naturaleza y su teurgia, ciencia que ha contribuido, en nuestra era de ciencia materialista, a la interpretación tan errónea de los neoplatónicos. La teurgia es, esencialmente, el arte de aplicar los poderes divinos humanos a fin de subordinar las fuerzas ciegas de la naturaleza; por lo tanto, sus devotos fueron objeto de burla, tildándolos, en primer lugar, de magos, una distorsión del término "Magh" que significa sabio o erudito. Los escépticos del siglo pasado se hubieran equivocado de manera análoga si hubiesen escarnecido la idea de un fonógrafo o de un telégrafo. Por lo general, los seres ridiculizados y motejados como "infieles" de una generación, se convierten en los sabios y los santos de la siguiente.

       En lo que concierne a la esencia Divina y a la naturaleza del alma y del espíritu, la creencia de la Teosofía moderna corresponde a la creencia de la Teosofía de antaño. El Diu popular de las naciones arianas era idéntico al Iao caldeo, hasta al Júpiter del romano menos erudito y filosófico, al Jahve de los samaritanos, al Tiu o "Tiusco" de los nórdicos, al Duw de los bretaños y a Zeus de los tracios. En lo que atañe a la Esencia Absoluta, el Uno y el todo, ésta nos conducirá al mismo resultado ya que se acepte, al respecto, la filosofía pitagórica griega, caldea cabalística o la ariana. La Mónada Primordial del sistema pitagórico, la cual se retira a la oscuridad y es Oscuridad (para el intelecto humano), constituye el cimiento de todas las cosas; idea ésta que es posible encontrar en los sistemas filosóficos de Leibnitz y Spinoza en su integridad. Por lo tanto, si un teósofo concuerda con cualquiera de los siguientes conceptos, éstos nos pueden conducir a la Teosofía pura y absoluta. Nombraremos la Cábala que, hablando de En-Soph, somete la interrogante: ¿quién puede comprenderlo dado que es informe e Inexistente?" Incluiremos el magnífico himno del Rig Veda (número 129, Libro 10):

"¿Quién sabe de donde emergió esta gran creación?
Si su voluntad la creó o se quedó silenciosa.
El lo sabe o tal vez, tampoco El lo sepa."

       Mencionaremos la concepción vedántica de Brahma, cuya representación en los Upanishads es "sin vida, sin mente, puro" e inconsciente, ya que Brahma es "Conciencia Absoluta" y, al final, citaremos los Svabhâvikas de Nepal según los cuales hay únicamente "Svabhâvâta" (substancia o naturaleza) que existe por sí sola sin ningún creador. Esta es la Teosofía que instó a hombres como Hegel, Fichte y Spinoza a estudiar las obras de los antiguos filósofos griegos y a especular sobre la Substancia Unica, la Deidad, el Todo Divino procedente de la Sabiduría Divina que toda filosofía moderna o religiosa consideró incomprensible, desconocido e innominado, excepción hecha por el cristianismo y el mahometismo. Entonces, cada teósofo, ateniéndose a una teoría de la Deidad "desprovista de revelación y cuya base es una inspiración propia," puede aceptar cualquiera de las definiciones anteriores o pertenecer a cualquiera de estas religiones, permaneciendo en las lindes de la Teosofía, ya que ésta es la creencia en la Deidad como Todo, la fuente de toda existencia, el infinito que no puede comprenderse ni conocerse, únicamente el universo Lo revela, mientras algunos prefieren decir "revela a El," atribuyéndole entonces un pronombre masculino personal, antropomorfizándolo, lo cual es una blasfemia. En verdad, la teosofía rehuye la materialización brutal prefiriendo creer que el Espíritu de la Deidad, recogido en sí desde la eternidad, no desea ni crea. Sin embargo, lo que produce todas las cosas visibles e invisibles irradiando de la efulgencia infinita del Gran Centro, es simplemente un Rayo que contiene en sí el poder generador y conceptivo que, a su vez, produce lo que los griegos llamaban Macrocosmos, los cabalistas Tikkun o Adam Karmon, el hombre arquetipo y los arianos Purusha, El Brahm manifestado o el Macho Divino. La teosofía cree también en la Anastasis o existencia permanente y en la transmigración (evolución) o una serie de cambios en el alma,1 abogables y explicables valiéndose de principios filosóficos rigurosos; y sólo distinguiendo entre Paramâtma (alma transcendental suprema) y Jivâtmâ (alma animal o consciente) de los vedantinos.

       A fin de dar una definición exhaustiva de la Teosofía, debemos considerarla bajo cada uno de sus aspectos. El mundo interior no ha sido ocultado a todos por una obscuridad impenetrable. Algunas veces, en cada era y en cada país, el ser humano ha podido percibir las cosas en el mundo interior o invisible mediante esa intuición superior adquirida por la Teosofía o la sapiencia de Dios, la cual trasladaba la mente del mundo de la forma a aquel del espíritu informe. Por lo tanto, aunque el "Samadhi" o Dyan Yog Samadhi de los ascéticos hindúes, el "Daimonion-photi" o iluminación espiritual de los neo-platónicos, la "confabulación sideral del alma" de los rosacruces o filósofos del fuego y los trances extáticos de los místicos y de los mesmeristas y espiritistas modernos, varien en su manifestación, son idénticos en naturaleza. La búsqueda del "ser" más divino en el hombre, que a menudo se ha interpretado tan erróneamente como una comunión individual con un Dios personal, era el objetivo de todo místico. Además, creer en su posibilidad parece remontarse al génesis de la humanidad, aunque cada pueblo le ha dado un nombre diferente. Así, Platón y Plotino llaman "trabajo Noético" lo que el Yogui y el Shrotiya definen Vidya. Según los griegos: "Mediante la reflexión, el autoconocimiento y la disciplina intelectual, el alma puede elevarse a la visión de la verdad, la bondad y la belleza eternas, o sea la Visión de Dios, ésta es epopteia." Porfirio dice: "A fin de unir el alma con el Alma Universal, es menester sólo una mente perfectamente pura. A través de la autocontemplación, la castidad perfecta y la pureza del cuerpo, podemos acercarnos más a Ella, recibiendo, en ese estado, el verdadero conocimiento y una iluminación maravillosa. Swami Dayanand Saraswati, un profundo erudito védico que no ha leído a Porfirio ni a otros autores griegos, en su Veda Bháshya (opasna prakaru ank. 9), dice: "Para obtener Diksh (la iniciación más elevada) y Yog, se debe practicar en conformidad con las reglas [...] El alma en el cuerpo humano puede ejecutar los milagros más grandes conociendo al Espíritu Universal (o Dios) y familiarizándose con todas las propiedades y las cualidades (ocultas) de cada cosa en el universo. Así, un ser humano (un Dikshit o un iniciado), puede adquirir un poder de ver y oír a larga distancia." Finalmente, Alfred R. Wallace, F.R.S., (Miembro de la Sociedad Regia), un espiritista y también un gran naturalista declarado, con impávido candor dice: "Es únicamente el 'espíritu' que siente, percibe, piensa, adquiere conocimiento, razona y aspira [...] no es atípico que en individuos dotados de cierta constitución, el espíritu pueda percibir independientemente de los órganos de los sentidos corporales o sea capaz, completa o parcialmente, de abandonar su cuerpo por un momento, volviendo a éste después [...]; el espíritu [...] se comunica más fácilmente con el espíritu que con la materia." Actualmente, podemos ver como, después de un lapso de millares de años entre la edad de los gimnosofistas2 y nuestra era, altamente civilizada, más de veinte millones de personas creen en esos mismos poderes espirituales, si bien bajo una forma distinta de la que creían los Yoguis y los pitagóricos hace casi tres mil años. Quizá ésto dependa de tal iluminación que infunde su luz radiante en los reinos tanto psicológicos como físicos de la naturaleza. Por ende, al igual que el místico ariano alegaba poseer el poder de solucionar todos los problemas de la vida y de la muerte, una vez obtenida la habilidad de actuar independientemente de su cuerpo a través de Atmân "ser" o "alma" y los antiguos griegos buscaban a Atmu, el Escondido o el Alma-Dios del ser humano con el espejo simbólico de los misterios Themosforianos, los espiritistas actuales creen en la facultad de los espíritus o de las almas de las personas desencarnadas de comunicarse, visible y tangiblemente, con sus seres queridos en la tierra. Todos éstos: los yoguis arianos, los filósofos griegos y los espiritistas modernos, afirman esa posibilidad apoyándose en el hecho de que el alma encarnada y su espíritu que nunca se encarna, el ser real, jamás están separados del Alma Universal o de otros espíritus por el espacio; sino simplemente por la diferenciación de sus cualidades; ya que en la interminable expansión del universo no puede haber ninguna limitación. Tal unión entre espíritus encarnados y desencarnados llega a ser posible sólo cuando se elimina esta diferencia que, según los griegos y los arianos, es viable mediante la contemplación abstracta, produciendo la liberación temporal del alma encarcelada; mientras, según los espiritistas, es mediante la mediumnidad. Razón por la cual los yoguis de Patanjali seguidos por Plotino, Porfirio y otros neo-platónicos, sostenían que varias veces en su vida, durante la hora de extasis, se habían unido con Dios o más bien, se convirtieron uno con El. Como una profusión de grandes filósofos afirmó y afirma esta idea, no se puede arrinconar considerándola totalmente quimérica, no obstante su aparente aspecto erróneo al aplicarla al Espíritu Universal. En el caso de los Theodidaktoi, el único punto controvertible, la mancha lóbrega en esta filosofía extremadamente mística, consistía en su pretensión de incluir lo que es simplemente iluminación extática en la percepción sensoria. Mientras en el caso de los yoguis, la lógica cabal de Kapila refutó sus afirmaciones según las cuales tenían la habilidad de ver Iswara "cara a cara." En lo que concierne a la declaración similar expresada por sus seguidores griegos, por una larga serie de extáticos cristianos y finalmente, en los últimos cien años, por Jacob Böhme y Swedenborg que afirmaban "ver a Dios," tal pretensión se hubiera podido y se hubiera debido cuestionar filosófica y lógicamente, si algunos de nuestros grandes científicos, que son espiritistas, se hubiesen interesado más en la filosofía que en los meros fenómenos del espiritismo.

       Los teósofos alejandrinos se dividían en neófitos, iniciados y maestros o hierofantes. Sus reglas se habían copiado de los antiguos Misterios de Orfeo; el cual, según Herodoto, las había traído de la India. Ammonio obligaba a sus discípulos, bajo juramento, a no divulgar sus doctrinas superiores, exceptuando a aquellos que habían demostrado ser muy dignos e iniciados y que habían aprendido a considerar a los dioses, los ángeles y los demonios de los otros pueblos, según la hyponia esotérica o el significado oculto. Epicuro dice: "Los dioses existen, sin embargo, no son lo que la multitud ignorante supone que sean. Un ateo no es aquel que niega la existencia de los dioses que las masas adoran; sino es aquel que atribuye a estos dioses las opiniones de la multitud." En su momento Aristóteles declara: "Como la Esencia Divina permea todo el mundo de la naturaleza, a lo que se le define como dioses son simplemente los primeros principios."

       Plotino, el discípulo de Ammonio: "aquel que Dios instruyó," nos dice que la gnosis secreta o el conocimiento de la Teosofía, tiene tres grados: opinión, ciencia e iluminación. "Los medios o el instrumento del primero son el sentido o la percepción, del segundo la dialéctica y del tercero la intuición, a la cual está subordinada la razón. La intuición es el conocimiento absoluto que se cimienta en la identificación de la mente con el objeto conocido." Podríamos decir que la teosofía es la ciencia exacta de la psicología. Su relación con la mediumnidad natural, no cultivada, es análoga a la relación que subsiste entre el conocimiento de Tyndall y aquel de un simple estudiante de física. Esta desarrolla en el ser humano una visión directa que Schelling denomina: "una realización de la identidad entre el sujeto y el objeto en el individuo." Por lo tanto, bajo la influencia y el conocimiento de hyponia, el ser contempla pensamientos divinos, ve todas las cosas en su aspecto real y termina "convirtiéndose en el depositario del Alma del Mundo," usando una de las expresiones más hermosas de Emerson, el cual, en su espléndido ensayo sobre El Alma Universal, afirma: "Yo, el imperfecto, adoro lo perfecto que yo soy." Además de este estado psicológico o anímico, la teosofía cultivaba cada rama de las ciencias y de las artes. Estaba profundamente familiarizada con lo que hoy se conoce comúnmente con término mesmerismo. Los teósofos descartaron la teurgia práctica o la "magia ceremonial" que a menudo el clero católico romano emplea en sus exorcismos. Unicamente Jamblicus agregó a la Teosofía la doctrina de la Teurgia, trascendiendo, entonces, a los demás Eclécticos. Cuando el ser humano, ignorando el verdadero significado de los símbolos esotéricos de la naturaleza, propende a calcular erróneamente los poderes de su alma y en lugar de comulgar espiritual y mentalmente con los seres celestiales superiores, los espíritus buenos, (los dioses de los teurgos de la escuela platónica), evoca los poderes malvados y tenebrosos que están latentes en la humanidad, las creaciones macabras de crímenes y de vicios humanos, puede caer de la teurgia (magia blanca) en la goetia (magia negra, hechicería). Sin embargo, el binomio magia blanca y negra no es lo que la superstición popular entiende con estos términos. La posibilidad de "evocar los espíritus" según la clave de Salomón, es el ápice de la superstición y de la ignorancia. Sólo la pureza en la acción y en el pensamiento puede elevarnos a interactuar "con los dioses" y permitirnos el alcance de la meta deseada. La Alquimia, que según muchos había sido una filosofía tanto espiritual como física, perteneció a las enseñanzas de la escuela teosófica.

       Es notorio que Zoroastro, Buddha, Orfeo, Pitágoras, Confucio, Sócrates, y Ammonio Sacas no escribieron nada. La razón de ésto es obvia. La Teosofía es un arma de doble filo e inadecuada para el ignorante o el egoísta. Análogamente a cada filosofía antigua, tiene sus defensores entre los modernos; sin embargo, hasta recientemente, sus discípulos eran un grupo muy exiguo y procedían de las sectas y opiniones más variadas. "Eran completamente especulativos y aunque no fundaron ninguna escuela, lograron ejercer una influencia silenciosa en la filosofía. Indudablemente, en el momento propicio, muchas ideas así tácitamente propagadas, podrán impartir nuevas direcciones al pensamiento humano." Esta observación es de Kenneth R. H. Mackenzie IX, un teósofo y místico, el cual la inserta en su extensa y valiosa obra: La Enciclopedia Masónica Real (artículos: "La Sociedad Teosófica de Nueva York" y "La Teosofía," pag. 731).3 Desde los períodos de los filósofos del fuego, jamás se ensamblaron en sociedades; ya que hasta el siglo pasado el clero cristiano los perseguía como fieras salvajes y, a menudo, ser teósofo equivalía a una sentencia de muerte. Según las estadísticas: en un lapso de 150 años, en Europa se condenaron a las piras a no menos de 90 mil hombres y mujeres por presunta hechicería. En la Gran Bretaña solamente, desde 1640 hasta 1660, 20 años, se aniquilaron tres mil personas por haber sellado un pacto con el "Diablo." Sólo recientemente, en la última parte de este siglo: en 1875, algunos místicos y espiritistas adelantados, insatisfechos por las teorías y explicaciones que los feligreses del espiritismo originaron y discerniendo su gran deficiencia en cubrir el campo completo de la amplia gama de fenómenos, formaron, en Nueva York, América, una asociación que ahora se le conoce mundialmente como la Sociedad Teosófica. Ahora bien, después de haber explicado lo que es la Teosofía, en otro artículo dilucidaremos cuál es la naturaleza de nuestra Sociedad, llamada también la "Hermandad Universal de la Humanidad."


Theosophist, Octubre de 1879


Notas:
1 En una serie de artículos titulados "Los Grandes Teósofos del Mundo," nos proponemos mostrar que desde Pitágoras, el cual obtuvo su sabiduría de la India, hasta nuestros filósofos y teósofos modernos más conocidos: David Hume y el poeta inglés Shilley, incluyendo los espiritistas franceses, muchos creían y aún creen, en la metempsícosis o reencarnación del alma, a pesar de lo rudimental que se considere el sistema de los espiritistas.

2 Muchos escritores griegos y romanos, entre los cuales Strabo, Lucano, Plutarco, Cicero (Tusculano), Plinio, etc., afirmaron la realidad del poder Yoga llamando Gimnosofistas a los Yoguis hindúes.

3 La Enciclopedia Masónica Real, Ritos, Simbolismo y Biografía, cuyo editor es Kenneth R. H. Mackenzie IX (Cryptonymous), Miembro Honrado de la Logia de Canongate Kilwinning, Número 2, Escocia. Nueva York, J. W. Bouton, 706 Broadway, 1877.

Saludos a mis amados hermanos teósofos, fraternalmente Demian Lucano.  

sábado, 13 de febrero de 2016

La Iniciación Egipcia y su relación con el Hombre. JORGE ADOUM

Capítulo IV LA INICIACIÓN EGIPCIA Y SU RELACIÓN CON EL HOMBRE


41. Todo aspirante debe comprender los misterios de la Iniciación antigua para entender y practicar, a conciencia, la verdadera Iniciación moderna. Todos los Misterios Antiguos eran símbolos de hechos futuros que deben suceder. Para comprender la Verdad debemos estudiar los símbolos antiguos que constituyen el camino más directo a la Sabiduría.
42. Los egipcios practicaban la Iniciación en la Gran Pirámide. Ese monumento maravilloso jamás fue tumba de faraón alguno, como pretenden demostrar algunos expertos. La Gran Pirámide es fidelísima copia del cuerpo humano y podemos decir, simbólicamente, que es la tumba del Dios Íntimo que se halla dentro del hombre.
Para volver a la Unidad con el Dios Íntimo, el hombre debe buscar su propia Iniciación en su mundo interno, tal como en los tiempos antiguos el principiante debía penetrar al Interior de la Gran Pirámide en busca de la Gran Iniciación.
Todas las religiones y escuelas materializaban y continúan materializando los misterios, por dos razones: para velarlos a los ojos de los profanos y para facilitar su comprensión por el candidato.
43. Amedes le dice a Sethos, cuando llegan al pie del misterioso Santuario de la Iniciación:
“Sus caminos secretos conducen a los hombres amados por los dioses a un fin que ni siquiera puedo nombrar. Es indispensable que ellos hagan nacer en sí el ardiente deseo de alcanzarlo. La entrada de la Pirámide está abierta a todo el mundo, pero compadezco a quienes tienen que buscar la salida por la misma puerta cuyos umbrales franquearon, no habiendo conseguido sino satisfacer muy imperfectamente su curiosidad y ver lo poco que les es dado contar”.
Sin embargo, el aspirante insiste en su propósito de recibir la Iniciación y escala, detrás de su Maestro, el lado norte de la Pirámide hasta llegar a una puerta cuadrada, siempre abierta, de reducidas dimensiones (tres pies de largo y tres de alto), que da acceso a un pasadizo estrecho.
El discípulo y su guía lo recorren arrastrándose con dificultad. El guía va delante con una lámpara, símbolo del saber humano, que apenas alumbra su camino.
La palabra Pirámide viene de pyr, fuego, o sea espíritu. La Iniciación en la Pirámide equivale a la comunicación con los grandes misterios del Espíritu, “la Unión en el Reino de Dios Interno con el Padre”. El fuego de que se habla aquí no es el fuego material, ni tampoco el fuego o luz de los soles, sino otro fuego, mil veces más excelso: el del Pensamiento.
44. La Gran Pirámide Iniciática, a la que penetraba el candidato, es el símbolo de nuestro propio Cuerpo. En efecto, ¿dónde, si no en él, nos iniciamos, más o menos, a lo largo de la vida y de las vidas?.
En esta Gran Pirámide-Cuerpo nos iniciamos evolutivamente, hasta llegar a la condición de Adeptos Divinos, iniciadores, a nuestra vez, de los seres inferiores a nosotros.
La puerta estrecha de la Pirámide es la misma puerta estrecha del Evangelio, que conduce a la salvación. Está siempre abierta, pero para entrar por ella, el hombre debe inclinarse o doblarse, conduciéndose a sí mismo al mundo Interno con el pensamiento. El pasadizo angosto es el camino abrupto y penoso que conduce al Reino de Dios dentro del cuerpo, porque el camino de la perdición es ancho, dice Jesús; el Guía es el buen deseo o aspiración y el candidato es el hombre.
45. Después de muchas angustias, de breves instantes que le parecen siglos, el aspirante llega a una habitación de regulares dimensiones (dentro de la caja torácica). Allí lo reciben dos Iniciados (dos intercesores: el YO SUPERIOR y el ÁNGEL DE LA GUARDA). Ambos son creados por el propio hombre, con la mejor de sus aspiraciones presentes y pasadas, pero no debe hacerles pregunta alguna. Más, como el aspirante ignora esta prohibición, trata de pedirles explicaciones, pero se le informa que no debe malgastar su tiempo ya que no obtendrá respuesta a nada, pues los intercesores no son sino sus propias criaturas (y solamente el Dios Íntimo puede dar respuestas verdaderas).
Esos dos intercesores llevan el pensamiento al mundo interno y entran en un largo corredor que conduce al borde de un precipicio profundo e insondable (el precipicio de las tentaciones de los deseos, que conduce a la parte inferior del cuerpo físico; el aspirante debe ser tentado con esta prueba y tiene que bajar al pozo oscuro de su propio cuerpo).
46. Una luz, emanada del intelecto, puesta al borde, le permite apreciar el peligro de la espantosa caída (cuando el pensamiento se dirige a ese mundo inferior y en él se deleita). Mirando con atención, el aspirante distingue unas barras colocadas a un lado de la negra cueva y que permiten, aunque no sin riesgo, el descenso (del pensamiento) por ellas, a los hombres de mente firme y ánimo imperturbable.
El aspirante prefiere bajar para no sufrir las dificultades del regreso. A bastante profundidad terminan las gradas (las costillas) sin llegar aún al fondo. En la última grada (la del vientre) busca una solución al terrible problema y entonces encuentra en la pared una abertura o ventana angosta por donde puede entrar a otro corredor, siempre descendente, pero en forma de espiral estrecha. Al fin de ese pasadizo, el neófito tropieza con una sólida puerta. La empuja, ella cede, pero al cerrarse tras de él, golpea en los quicios y produce un fragor infernal.
47. Sigue adelante, mas otra grada le corta el paso. Al aproximarse ve que continúa un corredor bajo y estrecho, sobre cuya entrada brilla una inscripción: “Todos los que recorren esta senda, solos y sin mirar atrás, serán purificados por el fuego, por el agua y por el aire. Si consiguen vencer el miedo (de la mente) a la muerte, saldrán del seno de la tierra (de la profundidad del cuerpo humano), volverán a ver la luz (del Sol, en el corazón) y tendrán el derecho de preparar el alma para recibir la revelación de los misterios de la gran Diosa Isis (los misterios de la naturaleza humana)”.
(Desde su entrada por la puerta de la Pirámide, o por su propio corazón, el aspirante ha tenido que avanzar, hasta aquí, por cuatro corredores que se comunican entre sí mediante aposentos o gradas). El pensamiento, durante esa penetración, tiene que recorrer los cuatro corredores que unen y comunican los cuatro poderosos centros mágicos del cuerpo humano, que llevan a las cuatro etapas inferiores del mundo interno siguiendo las leyes cósmicas de la involución; pero, una vez llegado a la última etapa, comienza nuevamente su ascenso tras haber sido probado, en su evolución, por el fuego, por el agua y por el aire.
48. El aspirante sigue el camino de la Iniciación.
Aunque nadie lo vea, está siempre vigilado por sus intercesores: a la menor debilidad, acudirán presurosos y, por otros pasadizos, lo conducirán a la puerta de entrada para que se reintegre a la Luz y a la vida exterior, no sin haber jurado que a nadie referirá lo ocurrido. El perjuro será terriblemente castigado, porque ese descenso a las etapas ínfimas confieren al aspirante los poderes de las tinieblas y ¡ay de quien se atreva a comunicar a los demás esos poderes o los utilice para fines personales!.
Al final del oscuro corredor, el aspirante encuentra a tres iniciados que tienen la cabeza y el rostro cubiertos con la máscara de Anubis. (Hay tres iniciadores de los tres cuerpos, que nos guían por esas etapas antes de que lleguemos al altar de los Misterios Mayores).
49. Esa puerta es, en la Iniciación, la puerta de la muerte. Uno de los enmascarados dice al aspirante: “No estamos aquí para estorbar tu paso. Puedes continuar si los dioses te conceden el valor que necesitas; sabe, sin embargo, que si traspasado este lugar, llegas al fuego sagrado de tu Divinidad y tratas, en cualquier momento, de retroceder, aquí estamos para impedir que huyas. Hasta ahora eres libre de retroceder; mas, si sigues adelante, perderás la esperanza de salir de estos lugares sin obtener la victoria definitiva. Aún es tiempo: ¡decídete! Si renuncias, aún puedes salir por este corredor (que da hacia el mundo exterior) sin volver la vista atrás; si avanzas, sigue el camino del frente (que te conduce al centro de la médula espinal), por el cual debes subir al cielo. Debes recorrer ese camino sin vacilación (si no quieres ser retenido en tu propio infierno). Escoge”.
50. Tras responder el aspirante que nada le arredrará, los tres guardianes lo dejan pasar, cerrando la puerta (la cuarta). Otra vez queda solo en un largo pasadizo en cuyo extremo advierte un resplandor. A medida que avanza, la luz se vuelve más intensa, hasta ser deslumbradora. Luego llega a una sala abovedada donde, a lado y lado, arden piras enormes cuyas llamas se entrecruzan en el centro (la base de la columna vertebral).
Esa parte está cubierta por un enrejado incandescente. Los clavos le impiden al aspirante poner el pie en un lugar donde no arriesgue quemaduras y, al transponerlo, hay no solamente el peligro de perecer abrasado sino también el de morir asfixiado en ese ambiente irrespirable.
Cerrando los ojos penetra en la habitación ígnea; pero ¡oh increíble encanto!, al tocar los pies el enrejado fino (cuando el pensamiento puro penetra sin temor en el fuego sagrado), las llamas desaparecen, las hogueras se apagan al instante y el paso por ellas se vuelve posible sin temor a que se trate de una mera apariencia: es una realidad tangible. En las entrañas sobremanera misteriosas de nuestro cuerpo, como en las de nuestro planeta, arde, según la física, un gran fuego y duerme, según la metafísica, un fuego más intenso aún: el fuego del pensamiento Cósmico. Esos fuegos, ocultos a la vista del profano que vive fuera del Templo, son vistos y sentidos por el Iniciado.
51. Juan decía a sus discípulos: “Yo os bautizo verdaderamente con agua; pero el que vendrá después de mí os bautizará con fuego y con el Espíritu Santo”. Juan, el asceta, la mente carnal, no puede comunicar a sus discípulos mayor sabiduría que la de los misterios relacionados con el ámbito de la materia, cuyo símbolo es el agua, mientras que la sabiduría que comunicaría Jesús, como Iniciado en los Misterios superiores, era el propio fuego de la Sabiduría, nacido de la verdadera Gnosis o real Iluminación Espiritual.
52. Debemos comprender aquí la naturaleza de ese fuego. Dijimos ya que no se trata del fuego físico sino del aspecto superior de ese elemento. La prueba del Fuego Superior a que se somete al aspirante en la Iniciación Interna, lo pone frente a sí mismo, o sea la naturaleza divina frente a la naturaleza terrena. Es el viaje de regreso, el viaje mental a su propia Divinidad. Debe atravesar para ello las esferas de los Señores de la Llama, así como las atravesó en su viaje de involución o descenso.
El Poder Ígneo del hombre es lo que lleva a la Humanidad a su prosperidad espiritual y material y da origen a los Maestros y Guías de las Naciones.
En esas esferas residen los Señores de la Llama y cuando el aspirante a la vida superior los evoca por la Iniciación Interna, dentro de la parte inferior del cuerpo Sus llamas consumen lo inferior, lo mezquino, lo denso y lo grosero y lo convierten en Dios Omnipotente.
Esas llamas, en el cuerpo humano, constituyen el Fuego Creador y son las emanaciones del Espíritu Santo – Tercer aspecto del Dios Íntimo -; por ellas el hombre se acerca a su Divinidad.
Para poder atravesar el mundo de las llamas divinas son necesarios un pensamiento y un cuerpo puros, castos y fuertes.
El Mundo de los Señores de la Llama tiene siete divisiones, como los demás mundos, pero esas etapas o divisiones se penetran mutuamente. En la parte superior gobierna el Dios Ígneo de la Luz y en la parte inferior domina el demonio del humo.
En la Humanidad actual predomina el elemento ígneo con humo y por ello hay guerras de destrucción, particularmente con fuego e incendios, al paso que los Iniciados tratan de dominar el mundo por medio de la Luz pura y no por medio del Fuego destructor.
El fuego del Sol Central y su representante en la cabeza arden más no queman, a la manera de la zarza de Horeb, mientras que el fuego del sol físico quema y arde por su rebelión contra el Sol Central, como sucede en el cuerpo físico.
53. El pensamiento es un poder que tiene sonido, calor y forma. Una vez dirigido hacia la parte inferior del cuerpo, asciende el fuego sagrado, mas la Pureza del pensamiento y su castidad eliminan del fuego su humo y su calor destructivo y dejan solamente Su Luz, y Dios es Luz. Entonces el Iniciado es elevado por los Ángeles de la Luz al Trono de la Luz.
Todo hombre debe pasar por esas etapas, mas los que toman el camino del regreso, ascendiendo, son los magos blancos o hijos de la Luz, mientras los que se detienen en esas esferas se convierten en magos negros o hijos de las tinieblas.
En ese viaje mental el Pensador procede a la iniciación de sus átomos; únicamente la pureza y la castidad pueden librarlos del Infierno del Fuego y tinieblas para conducirlos al Cielo de la Luz pura, libre de todo humo y ardor.
El hombre que domina sus instintos se hace servir por esos dioses elementales del Fuego.
54. Siguiendo luego por otras galerías, dentro de su propio organismo, el aspirante iba a desembocar en la líquida extensión que invadía toda la amplitud de un subterráneo. En el otro extremo se distinguía, al fin, una escalinata. Era preciso vencer el peligroso obstáculo y, consecuentemente, el aspirante se desnudaba, rápido, y, sosteniendo sus ropas enrolladas en lo alto de la mano con que sujetaba la lámpara, se valía de la otra para nadar y vencer la corriente de las aguas agitadas (de los deseos).
Antes de serle autorizado el ingreso para llevar a término sus deberes de sacerdocio en el mismo santuario, el aspirante debía ser sometido a la prueba del agua. El divino Jesús cumplió esa ley en el Jordán, donde pasó por el rito místico del bautismo de agua. Dícese que entonces el Espíritu Santo descendió sobre Él.
Cuando el aspirante se somete a la prueba del agua siente que se desprende de su cuerpo físico y de sus cinco sentidos; esta separación es parcial, como la que se experimenta en los momentos de entrada al sueño. El hombre, pasando primero por la prueba del fuego y luego por la del agua, sigue la misma evolución del planeta Tierra, que un día fue ígneo y que, al enfriarse por el contacto con el espacio, generó humedad que, al evaporarse, se elevaba y luego caía hasta que llegó a ser agua. De modo que, por la acción del calor y el frío, se formaron los espíritus de la tierra, del agua y del aire que hasta hoy siguen conformando el cuerpo humano. O sea que esos elementales nos acompañan desde la remota edad de nuestra formación física.
Una vez descritos los elementales del fuego, debemos decir algo sobre los del agua, o ángeles del agua, distinguiendo siempre entre el agua física y sus elementales.
55. En la Iniciación interna, después de vencer los elementales del fuego, dominando el instinto, el Iniciado tiene que dominar los elementales del agua o de los deseos. Y es preciso distinguir la diferencia que existe entre el instinto y el deseo.
La prueba del agua es el símbolo del vencimiento del cuerpo de los deseos. Debe advertirse al candidato que, para regresar al Cielo del Padre, a la Unión con Él, tiene que deshacerse de los groseros goces de la carne sin menoscabar su inclinación a los gozos espirituales.
El fuego que radica en la parte inferior del cuerpo es el del instinto; el de los deseos se encuentra en el hígado y ambos influyen en la mente, con participación de ella.
El Aprendiz, después de seguir por otras galerías en su cuerpo, llega al hígado, morada del cuerpo de los deseos.
El Rey elemental del agua reside en esa víscera que dirige sus huestes en el cuerpo por medio de los deseos.
Nuevamente debemos insistir en la necesidad de no confundir el agua con su elemento superior, que es el Deseo, así como no debe confundirse el cuerpo con el Espíritu. El mundo de los elementales del agua es como un vapor diáfano; sus habitantes son seres vivos e inteligentes que intensifican nuestros deseos e impresiones.
Los elementales del agua se apoderan de la sustancia mental para adoptar la forma deseada; sin embargo, al verlos desde adentro, se asemejan a una constelación y por eso los ocultistas llaman mundo astral al mundo de los elementales del agua, por su similitud con los astros.
56. Cuando el Iniciado vence ese mundo y ese cuerpo astral de los deseos en su hígado, puede penetrar en la inteligencia de la naturaleza y levantar el velo de Isis.
El hombre que se entrega a la satisfacción de sus deseos groseros se encuentra asido por estos, como por un pulpo: ellos se apoderan de los átomos mentales para crear formas con las cuales encadenan al hombre.
Esos elementales tienen sus escuelas internas dentro del hombre, aunque dan sus enseñanzas solamente a las personas que los dominan y ese dominio debe basarse en el amor.
Los elementales del agua admiran y respetan mucho a los seres que se sacrifican por los demás y a los que enfrentan el peligro para salvar a los náufragos.
Las siete divisiones de ese mundo están pobladas por elementales de desarrollo diferente. Los inferiores nos incitan a los deseos bajos, mientras que los superiores nos enseñan la sabiduría de las edades pasadas, cuando la chispa Divina del hombre penetraba en la densidad de la materia.
Cuando un hombre domina sus deseos, los elementales del agua acuden a servirle con obediencia, buscando así llegar a la inmortalidad por medio de la energía que reciben de lo Íntimo del hombre.
57. Al llegar a la otra orilla, el neófito se vestía y, tras un breve descanso, comenzaba a subir la escalinata en cuya cima había una plataforma fronteriza y una gran puerta con dos argollas fijas a ella, como llamadores.
Al empujarla, perdía apoyo en el descansillo y el neófito quedaba en el aire, colgado de las manos, sacudido por un furioso vendaval y sin lumbre, por haber dejado caer la que llevaba, para agarrarse a las argollas. Después de algunos momentos de angustia y terror, que debían parecerle eternos, cesaba el viento. El neófito volvía a sentir, bajo sus pies, el terreno firme del descansillo y, ante sus ojos atónitos, se abría la puerta para ponerle delante un magnífico templo intensamente iluminado.
La prueba del aire pertenece al mundo mental.
58. En la región abstracta del mundo de la mente habitan los elementales del aire, que desempeñan un papel importante en la evolución del hombre. Allí se encuentra también nuestra mente propia, heredada de nuestro pasado remoto.
Los elementales superiores del aire poseen la inspiración en cualquier ciencia o arte; los inferiores se interesan mucho por los fenómenos espirituales.
En la Iniciación interna el neófito debe dominar los elementales inferiores para ser servido por los superiores. Una vez dominados los primeros y servido por los otros, el hombre llega a la omnisciencia, pudiendo entonces conocer o, mejor, reconocer las historias del pasado y ver el futuro. Podrá saber, con exactitud, la hora de su muerte y librarse de los tormentos ilusorios y alucinantes de las regiones del Infierno y el Purgatorio.
Los elementales del aire estimulan y guían nuestra mente hacia los pensamientos altruistas y elevados, gracias a la visualización interna.
Con tal visualización podemos concentrar y aprender todas las ciencias y religiones del pasado y, al mismo tiempo, crear nuevas ciencias y religiones de mayor perfección.
59. Cuando un hombre domina el fuego sexual en la prueba del fuego, impregna la región de su mente con sus átomos luminosos, solares, cuyo brillo infunde profundo respeto a los elementales del aire.
Por su omnisciencia llega el Iniciado a saber la razón de las cosas sin necesidad de pensar en ellas, porque ese saber está dentro de nosotros mismos y, para comprenderlo, no debemos vacilar. Entonces el hombre no huye del peligro porque sabe de antemano lo que va a suceder y cómo ha de ponerse en lugar seguro.
Los elementales del aire son los depositarios de los archivos de la naturaleza; todo cuanto desea saber el hombre lo encuentra en los archivos, en manos de esos elementales que habitan dentro de nosotros.
Los elementales del aire son los que leen los pensamientos ajenos y comunican esa lectura al hombre, a quien respetan y sirven. Jamás se manifiestan a la gente orgullosa o vanidosa. Son muy amigos de los simples y humildes y por ello vemos que muchas verdades salen de boca de los niños y de los pobres de Espíritu, como dice el Evangelio. Nos dice también que, después de su tentación en el desierto, Jesús fue servido por ángeles que no eran otros que los elementales superiores del aire. Nadie que sea orgulloso de su mente y su saber humano logra dominar a las Potestades del Aire, como las llama San Pablo, pese a que son muy obedientes a los que alcanzan el dominio mental por la concentración, siempre que esta tenga una finalidad constructiva.
60. El orgullo y la magia negra pertenecen a la división inferior de esos elementales. Muchas veces enloquecen y enferman a sus médiums y producen en ellos perturbaciones mentales. La Legión que fue dominada por Jesús y sacada de los dos locos sensitivos que vivían en los cementerios, era la división inferior de los elementales del aire, porque hay personas que se dedican a la nigromancia y otras ramas de la adivinación, sea por lucro personal o por vanagloria, y caen en las redes de los elementales inferiores al ejercer tales dones de manera inadecuada.
El mundo mental inferior es dominado por el Enemigo oculto en nosotros. Él tiene a sus órdenes a las huestes inferiores del aire, mientras que los elementales superiores son huestes del Pensador Padre de la creación, que los envía al hombre en forma de intuición o de inspiración superior a través del corazón.
Los superiores son defensores de los órganos delicados del cuerpo astral, mientras que los inferiores los rompen para dejar pasar, por las roturas, ciertos conocimientos del más allá.
61. La concentración del Adepto o Santo puede compararse a una evaporación de la Inteligencia para llegar al conocimiento de los misterios ocultos; mas las provocaciones de los espiritistas, hipnotizadores y otros, tienen por objeto la materialización de lo sutil y diáfano para poder juzgar a través de los sentidos físicos. El primer método espiritualiza la materia; el segundo materializa lo espiritual creyendo, de ese modo, poder conocerlo.
Todo discípulo que se vanagloria de sus poderes ahuyenta de sí a los elementales superiores del aire.
62. La mente humana tiene, en sus movimientos, analogía con el aire: así como no se puede retener ni dominar el aire, sólo consigue dominar el pensamiento quien alcanzó, en su Iniciación, los grados superiores.
La finalidad de la Iniciación externa es dar al aspirante un símbolo de la dominación de sus pensamientos después de haber dominado sus instintos y emociones. Esa es la única verdad que lleva a la Unidad.
Una vez terminadas sus pruebas y vencedor en todas, entraba el aspirante en su magnífico Templo Interior, iluminado por la Luz divina.
63. Desde el altar avanzaba el Sacerdote, lo felicitaba por su firmeza y valor, le ofrecía un vaso de agua pura, símbolo de su Iniciación y perfeccionamiento moral. En seguida, se arrodillaba ante la triple imagen de Osiris, Isis y Horus, la Trinidad Sagrada.
Siguiendo ese maravilloso relato en el mundo interno podemos llegar a significados sorprendentes.
Cuando el aspirante triunfa en sus pruebas internas dentro de su propio Templo-Cuerpo iluminado, llega hasta su corazón, el Altar del Dios Íntimo; entonces se adelanta a recibirlo el Gran Sacerdote, el símbolo del Hombre Perfecto, que es el Átomo Nus que vive siempre cerca del Altar Divino en el hombre y está esperando al discípulo en su viaje mental para guiarlo hasta su propia Divinidad. El Átomo Nus, después de felicitarlo, le da de beber el agua de la Vida Eterna como recompensa a su llegada al Reino de su Padre Interno. En seguida, arrodillase frente al Altar, ante las tres representaciones del Dios Íntimo que son: el Poder, el Saber y la Manifestación, la Trinidad Sagrada.
64. Pero todavía no está unido con su Íntimo: se encuentra, apenas, ante sus atributos.
Con esa ceremonia concluía la primera parte material de la Iniciación.
El aspirante tuvo el valor y la fuerza necesarios para su adelanto; pero eso no es todo: aún le falta saber si, no habiéndolo vencido el terror, no lo avasallarán las seducciones del bienestar, de la pasión y del placer.
Para demostrarlo, y sin que el aspirante lo advierta, en el transcurso de su educación iniciática debe ser tentado como Jesús en el desierto, a fin de apresurarse a cumplir sus obligaciones de vida pura y dominio de los apetitos y sensaciones.
Si venciera sería un discípulo de la Iniciación; si, por el contrario, lo venciesen sus apetitos y pasiones, sería sentenciado a permanecer en la categoría inferior hasta que aprenda a vencerse a sí mismo.
65. Durante las pruebas morales y la meditación el aspirante aprende, en las escuelas internas, toda la sabiduría: el significado de las ceremonias religiosas, la simbología, la conciencia y la magia de los números y letras, la relación de la astronomía con su propio cuerpo, que lleva a la astrología hermética. Aprende el poder de la palabra y del pensamiento y sus efectos, manejando el poder magnético e hipnótico, y recibe gradualmente la ciencia de la Magia y el modo de utilizarla.
66. Más, para llegar a la cima del poder, debe preparar sus tres cuerpos: el cuerpo físico, el cuerpo de los deseos y el cuerpo mental, de los cuales salió vencedor en las pruebas.
Domina el cuerpo físico por medio del ayuno y el ascetismo. El ayuno purifica y el ascetismo domina sus sensaciones venciendo la sed, el frío, el calor, el cansancio, el sufrimiento y todas las molestias materiales.
Debe mantener el cuerpo limpio, dormir poco, trabajar mucho; su alimentación debe ser buena y natural y no debe beber sino agua.
67. Domina el alma o cuerpo de los deseos matando las pasiones, la ambición, el ansia de poseer, el bienestar personal, el egoísmo, etc. Debe lograr ser indiferente a las alegrías y los dolores, a los placeres y sufrimientos, de modo que nada altere jamás su tranquilidad de pensamiento. En este periodo tiene que aprender ciertas obligaciones místicas, rituales y costumbres, prácticas y oraciones.
Para dominar su tercer cuerpo, que es el mental, debe dedicar todos sus pensamientos al mundo interno, silencioso en sus meditaciones, enviando su poderosa voluntad a distancia para cumplir ciertos deberes. Desde ese arte puede llegar a los planos superiores de la Vida Espiritual, donde se alcanza la Iluminación y el conocimiento de la verdad.
El dominio de los tres cuerpos es necesario para la última prueba que equivalía al coronamiento de toda la Iniciación. Significaba la renuncia completa a todo lo vulgar y terreno para alcanzar la suprema Luz, que sólo brilla ante los ojos cerrados por la muerte física.
68. Esta última prueba consistía en colocar al discípulo en un sarcófago.
Metido en él, debía pasar, inmóvil, toda la noche, entregado a una meditación profunda y a rezos especiales. En esas condiciones realizaba la proyección del cuerpo astral según los métodos que le habían enseñado, y su cuerpo invisible, arrastrado por las corrientes de los mundos superiores, ascendía a las alturas donde se le decía la última palabra, donde conocía el último secreto de la Verdad absoluta. AI rayar el día siguiente, se levantaba del sarcófago otro hombre: un Adepto, perteneciente a la suprema Jerarquía de la Iniciación. Sus poderes eran indescriptibles, y sus obligaciones y responsabilidades, espantosas.
Nadie sino un Maestro de la Sabiduría Secreta sería capaz de hacerles frente.
69. La entrada al mundo astral exige el dominio de los tres cuerpos arriba indicados: el aspirante debe ser puro en el cuerpo físico, en el cuerpo de los deseos y en el cuerpo de los pensamientos o, en otros términos, puro en pensamientos, deseos y obras.
La Verdad es interna y, para llegar a ella, debemos entrar en nuestro mundo interno y hacer de nuestro cuerpo físico un sarcófago. Gracias a la meditación profunda y a la oración mental, el espíritu penetra en las corrientes divinas y asciende hasta el Padre que “dará al vencedor el maná escondido y le entregará una piedrezuela blanca y, en ella, un nuevo nombre escrito, que nadie conoce sino aquel que lo recibe”.
Al final indicaremos los ejercicios adecuados para estos ensayos.
70. Hay quienes creen que los templos de la Iniciación se extinguieron antes de la Era cristiana. Tal vez sea verdad, pero no debe olvidarse que, si la Iniciación Egipcia desapareció, otras Iniciaciones, más importantes y más prácticas, surgieron del judaísmo y que el Cristianismo nos trajo la más acabada.
Hoy se nos dice que conviene ir a buscar en el Tibet la palabra perdida; que en las cimas inaccesibles del Himalaya está el retiro misterioso de los Maestros. No negamos “la existencia de seres excelsos en esa región, pero debemos comprender siempre que el Himalaya es también un símbolo, igual que la Pirámide de Egipto, de cuanto permanece en el mundo interior del hombre.
La entrada invisible sigue abierta; la senda, hoy como entonces, existe. No la pueden recorrer sino quienes ponen en práctica los cuatro consejos de la Esfinge, guiados por un propósito decidido y desprovisto de curiosidad malsana. Dondequiera que estén, pueden hallar el camino porque los Maestros Internos velan y su atención llega a todas partes.
Hablamos de la Iniciación Egipcia que se celebraba en la Pirámide y de su relación íntima con el cuerpo humano. Ahora hablaremos de la Iniciación Hebraica que, aunque diferente en sus símbolos, tiene el mismo objetivo y la misma finalidad que la primera. (...)

Jorge Adoum - El aprendiz y sus Misterios.
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